Enfermedad renal crónica: rompiendo el silencio

La enfermedad renal crónica (ERC) es una afección de avance silencioso y creciente que afecta a millones de personas en el mundo, causando una gran carga económica y social. Su detección suele ser tardía debido a la falta de síntomas y baja conciencia tanto en pacientes como en profesionales de la salud. La reciente resolución de la OMS insta a los Estados a priorizar la prevención, el diagnóstico precoz y el acceso equitativo a tratamientos asequibles, especialmente controlando factores de riesgo como diabetes e hipertensión. Aunque existen nuevos tratamientos prometedores para ralentizar la progresión de la ERC, se requieren estrategias para reducir los costos de los medicamentos y mejorar la prevención primaria. Implementar estas acciones es clave para reducir las consecuencias adversas y el impacto global de la enfermedad.

El 23 de mayo de 2025 se hizo historia cuando se adoptó la resolución presentada por Guatemala sobre “Reducir la carga de enfermedades no transmisibles mediante la promoción de la salud renal y el fortalecimiento de la prevención y el control de la enfermedad renal” en la 78.ª Asamblea Mundial de la Salud. 1 Todos los países reconocen ahora que la enfermedad renal es un importante problema de salud pública. Al hablar con nefrólogos de entornos de bajos ingresos, se comprende inequívocamente que la carga de la enfermedad renal es alta, los pacientes se presentan tardíamente y la morbilidad y la mortalidad son altas. ¿Por qué ha tardado tanto en que la comunidad sanitaria mundial se dé cuenta de esto? Una razón crucial sigue siendo la escasez de datos sólidos. Incluso en entornos de altos ingresos, la enfermedad renal crónica (ERC) sigue estando gravemente infradiagnosticada, y entre los diagnosticados, solo una fracción recibe la atención adecuada, que ahora puede estabilizar la función renal y retrasar la necesidad de diálisis durante décadas. 2 Sin embargo, en estos entornos, es probable que todas las personas con insuficiencia renal sean diagnosticadas, y la mayoría puede optar por la terapia de reemplazo renal (TRR; es decir, diálisis o trasplante) sin experimentar dificultades económicas. 3 Por el contrario, en entornos de bajos ingresos, el acceso al diagnóstico y al tratamiento temprano, así como el acceso a la TRR, son órdenes de magnitud menores, y el riesgo de un gasto sanitario catastrófico es alto. 4,5 Estas marcadas desigualdades globales han persistido durante décadas a pesar de la disponibilidad de diagnósticos y terapias económicas, y a pesar de que la diálisis y el trasplante se han convertido en terapias rutinarias. Se necesitan datos para documentar y comenzar a revertir estas desigualdades.

las primeras etapas de la enfermedad renal crónica (ERC) suelen ser asintomáticas, y la función renal disminuye progresiva e irreversiblemente a lo largo de meses o años. La naturaleza silenciosa de la ERC es quizás una de las razones por las que, hasta ahora, ha recibido poca atención por parte de los responsables políticos y los organismos sanitarios, en comparación con otras enfermedades no transmisibles. La resolución de la OMS sobre salud renal , adoptada en la 78.ª Asamblea Mundial de la Salud a principios de este año, insta a los Estados miembros a invertir en la prevención, la detección temprana y el tratamiento de la ERC; abordar factores de riesgo clave como la diabetes y la hipertensión; y garantizar el acceso equitativo a una atención renal asequible y de alta calidad. Esta resolución se ha retrasado mucho, y ni la concienciación ni la acción están a la altura de la amenaza que supone para la salud.

La carga de la ERC es sustancial y está creciendo. 788 millones de personas en todo el mundo vivían con ERC en 2023, según las estimaciones de la Carga Mundial de Enfermedades publicadas en The Lancet . Tanto la prevalencia estandarizada por edad como la mortalidad han aumentado desde 1990, con un aumento de la mortalidad por ERC en contraste con muchas otras causas principales de muerte, y el 11,5% de las muertes cardiovasculares ahora son atribuibles a la disfunción renal. La carga económica de la ERC es enorme: un estudio de modelado estimó que los costos directos anuales de la ERC diagnosticada y la terapia de reemplazo renal para 31 países y regiones seleccionados alcanzarían los US$406,7 mil millones para 2027. La enfermedad también supone una enorme carga para los pacientes y sus cuidadores, lo que afecta la calidad de vida, el bienestar psicosocial y la participación en la vida diaria, particularmente para aquellos en diálisis.

La creciente prevalencia mundial de la ERC se debe en parte al envejecimiento de la población, pero también al aumento de las enfermedades metabólicas y la multimorbilidad. En los países de altos ingresos, casi todas las personas con ERC padecen una o más afecciones crónicas, que a su vez se ven agravadas por la insuficiencia renal. Sin embargo, más del 80 % de las personas con ERC viven en países de bajos y medianos ingresos, donde las lesiones renales agudas (causadas por infecciones, deshidratación, toxinas o complicaciones del embarazo) a menudo no se tratan, lo que provoca daño renal permanente. Se debe priorizar la prevención primaria de la ERC mediante el control de la obesidad, la diabetes y la hipertensión, y los esfuerzos para abordar las causas prevenibles de la lesión renal aguda. Con los presupuestos sanitarios cada vez más limitados y la financiación sanitaria mundial en declive, la prevención de la ERC resultaría beneficiosa.

Existe una brecha diagnóstica sustancial en la ERC, agravada por la baja concienciación entre los médicos, los pacientes y el público. Un análisis de cinco países de altos ingresos encontró que entre el 64 % y el 96 % de los casos de ERC en estadio 3 no están diagnosticados. Menos de la mitad de las personas con ERC saben que la tienen y una encuesta a médicos de atención primaria europeos encontró que solo un tercio tenía plena confianza en la detección, el diagnóstico y el tratamiento de la ERC. Las tasas de pruebas de albuminuria , una parte clave del diagnóstico y la estadificación de la ERC, son extremadamente bajas en las personas con diabetes (35 %) o hipertensión (4 %). Detectar la ERC en sus primeras etapas ofrece la oportunidad de actuar, al asesorar a los pacientes sobre cambios en el estilo de vida, optimizar el control de la presión arterial y monitorear la progresión de la ERC, por lo que las pruebas simples, de bajo costo y no invasivas disponibles para la disfunción renal deberían usarse mejor en las poblaciones en riesgo.

Se están logrando avances en el tratamiento médico. MIRO-CKD , un ensayo controlado aleatorizado publicado en The Lancet , demuestra la eficacia de un nuevo antagonista del receptor de mineralocorticoides, la balcinrenona, en combinación con un inhibidor de SGLT2 en una población con ERC con mayor riesgo de progresión de la enfermedad. También se sabe que los agonistas del receptor GLP-1 reducen los eventos renales clínicamente importantes, la insuficiencia renal y los eventos cardiovasculares en pacientes con diabetes tipo 2. Estas nuevas terapias brindan la oportunidad de ralentizar la progresión de la ERC, reducir la necesidad de diálisis y trasplantes, y prevenir las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, se necesitan urgentemente programas para reducir los costos de bolsillo de los medicamentos para la ERC y la terapia de reemplazo renal (que pueden ser catastróficos para las personas con bajos ingresos), y se debe incentivar la producción y dispensación de medicamentos genéricos más asequibles. El uso inmediato de medicamentos económicos para tratar la hiperglucemia, la hipertensión y las infecciones del tracto urinario también reduciría la necesidad de medicamentos más costosos y la demanda de personal nefrológico limitado.

La resolución de la OMS significa que la comunidad sanitaria mundial está tomando conciencia de la amenaza de la ERC. La forma en que se implemente la resolución, y si los Estados miembros proporcionarán suficiente financiación, infraestructura y gobernanza, será crucial. Detectar y tratar la ERC ofrece la oportunidad de frenar la oleada de múltiples consecuencias adversas para la salud, con enormes beneficios económicos potenciales. Es una oportunidad que debemos aprovechar.

En el marco del Mes del Riñón, el Dr. Guillermo Rosa Diez, reconocido especialista en nefrología, advirtió sobre el preocupante panorama de la enfermedad renal crónica en Argentina y la importancia de su detección temprana.

Según datos de la Encuesta Nacional de Alimentación y Salud, el 12,7% de la población argentina padece algún grado de enfermedad renal crónica, lo que equivale a uno de cada ocho argentinos. Sin embargo, la mayoría de los afectados desconoce su condición hasta que la enfermedad alcanza estadios avanzados. Actualmente, unas 30.000 personas en el país requieren diálisis y otras 15.000 están en seguimiento para un trasplante renal.

«La enfermedad renal es silenciosa y progresiva. Muchos pacientes llegan a la diálisis sin haber recibido un tratamiento adecuado en estadios previos, lo que podría evitarse con un mejor seguimiento nefrológico», alertó Rosa Diez, ex Jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Italiano de Buenos Aires y ex presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología.

Barreras y limitaciones relacionadas con la implementación efectiva de programas de detección temprana y prevención en América Latina

Barreras•Desequilibrio en la cobertura de especialistas en las diferentes áreas geográficas•Implementación inadecuada de las directrices a los niveles operativos•Recursos tecnológicos y humanos inadecuados•Escaso conocimiento de la enfermedad y falta de conciencia de los factores de riesgo en los pacientes que buscan tratamiento•Falta de participación activa de los pacientes en la modificación de hábitos de vida negativos asociados al deterioro renal•Falta de oportunidad y continuidad en términos de educación médica continua•Alto costo del tratamiento de la ERC
Limitaciones•Insuficiente aplicación de las directrices en la práctica a pesar de ser claras•Rezago en conocimientos y tratamientos por falta de actualización de las guías•Aptitud o competencia clínica inadecuada del personal de salud en las unidades de atención primaria para identificar y tratar la enfermedad renal temprana, así como los signos de alarma para referir al paciente al nefrólogo con prontitud.•Implementación ineficaz de estrategias de prevención de la salud renal para concientizar a profesionales, pacientes y población sobre la importancia de conocer la función renal•No existe actualización periódica de las GPC o protocolos sobre ERC y su distribución a todos los profesionales implicados•La falsa percepción entre las autoridades de que un programa de salud renal no tiene impacto en la atención primaria

📌 Puntos clave sobre la Enfermedad Renal Crónica (ERC)

  • Problema global creciente: La ERC afecta a millones de personas en el mundo, con un avance silencioso y gran carga económica y social.
  • Detección tardía: Las primeras etapas suelen ser asintomáticas, lo que lleva a diagnósticos tardíos y tratamientos insuficientes.
  • Resolución de la OMS (2025): Se insta a los Estados a priorizar prevención, diagnóstico precoz y acceso equitativo a tratamientos asequibles, especialmente controlando diabetes e hipertensión.
  • Desigualdades marcadas:
    • En países de altos ingresos: mejor acceso a diagnóstico y terapia de reemplazo renal (diálisis/trasplante).
    • En países de bajos ingresos: acceso limitado, alto riesgo de gasto catastrófico y elevada mortalidad.
  • Datos alarmantes:
    • 788 millones de personas vivían con ERC en 2023.
    • El 11,5% de las muertes cardiovasculares se atribuyen a disfunción renal.
    • Costos directos estimados en US$406,7 mil millones para 2027.
  • Nuevos tratamientos:
    • Balcinrenona (antagonista del receptor mineralocorticoide) combinada con inhibidores SGLT2.
    • Agonistas GLP-1 que reducen eventos renales y cardiovasculares en diabéticos tipo 2.
  • Situación en Argentina:
    • 12,7% de la población padece algún grado de ERC (1 de cada 8 argentinos).
    • 30.000 personas requieren diálisis y 15.000 están en seguimiento para trasplante.
    • La mayoría desconoce su condición hasta estadios avanzados.
  • Barreras en América Latina:
    • Escasez de especialistas y recursos tecnológicos.
    • Baja conciencia de la enfermedad y factores de riesgo.
    • Alto costo de tratamientos.
    • Falta de actualización de guías clínicas y capacitación en atención primaria.

🎯 Conclusión

La ERC es una enfermedad silenciosa pero de gran impacto global. La resolución de la OMS abre una oportunidad histórica para mejorar prevención, diagnóstico temprano y acceso equitativo a tratamientos, aunque persisten barreras significativas en países de bajos y medianos ingresos.

Publicado por saludbydiaz

Especialista en Medicina Interna-nefrología-terapia intensiva-salud pública. Director de la Carrera Economía y gestión de la salud de ISALUD. Director Médico del Sanatorio Sagrado Corazon Argentina. 2010-hasta la fecha. Titular de gestión estratégica en salud

Deja un comentario