Dra. Francesca Celletti, PhD1; Jeremy Farrar, MD, PhD2; Luz De Regil, PhD3
JAMA: 1 de diciembre de 2025 doi: 10.1001/jama.2025.24288
Abstract
Importancia: La obesidad es una enfermedad crónica y recurrente que afecta a más de mil millones de personas en todo el mundo y genera una morbilidad, mortalidad y una carga económica considerables. Las terapias con péptido similar al glucagón-1 (terapias GLP-1) proporcionan una pérdida de peso clínicamente significativa y amplios beneficios metabólicos. En respuesta a las solicitudes de los Estados Miembros, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado directrices para adultos con obesidad.
Observaciones Las directrices reconocen la obesidad como una enfermedad crónica y recurrente que requiere atención de por vida y enfatizan el diagnóstico temprano y los enfoques integrados y centrados en la persona que combinan intervenciones conductuales, médicas, quirúrgicas y de otro tipo junto con la prevención y el manejo de las comorbilidades. La OMS recomienda terapias GLP-1 a largo plazo combinadas con terapia conductual intensiva para maximizar y mantener los beneficios. Ambas recomendaciones se calificaron como condicionales , lo que refleja que las terapias GLP-1, con o sin terapia conductual, son efectivas, pero los datos limitados a largo plazo, el costo, la preparación del sistema, la equidad, la variabilidad en las prioridades de los pacientes y la viabilidad específica del contexto siguen siendo consideraciones. La implementación de estas directrices depende del acceso equitativo a terapias asequibles, la preparación del sistema de salud y, lo más importante, la garantía de que la atención esté centrada en la persona, no sea discriminatoria y sea universalmente accesible. Dado el tiempo requerido para implementar estas medidas, una prioridad es un marco transparente, equitativo y basado en la evidencia para identificar a los más necesitados, al tiempo que se permite una expansión gradual de la elegibilidad a medida que evolucionan el acceso, la capacidad y la preparación; este será el próximo enfoque de la directriz de la OMS.
Conclusiones y relevancia: La medicación por sí sola no puede resolver la carga mundial de obesidad. La disponibilidad de terapias con GLP-1 debería impulsar a la comunidad global a construir un ecosistema de obesidad justo, integrado y sostenible. Los países deben garantizar el acceso equitativo no solo al manejo integral de la enfermedad, sino también a políticas e intervenciones de promoción y prevención de la salud dirigidas a la población general y a las personas en alto riesgo.Introducción
La obesidad, como problema de salud pública mundial, es un problema relativamente reciente, pero creciente en todos los países. La obesidad surge de un conjunto de interacciones complejas en los individuos, que incluyen la genética, la neurobiología y los hábitos alimentarios, así como de entornos obesógenos resultantes de cambios en la dieta, la actividad y el estilo de vida, junto con la globalización y la industrialización de la producción y comercialización de alimentos.

Definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad crónica y recurrente, la obesidad es un desafío creciente para la salud pública, con más de mil millones de personas afectadas y casos en aumento en casi todos los países del mundo. 1 En 2024, hubo 3,7 millones de muertes relacionadas con la obesidad por enfermedades no transmisibles, lo que representa el 12 % de todas las muertes por enfermedades no transmisibles en todo el mundo. 2 , 3 Se pronostica que los costos globales serán de US $3 billones por año para 2030 y, en un país con tasas de prevalencia de obesidad del 30 %, la enfermedad podría absorber hasta el 18 % del gasto nacional en salud. 4
Inicialmente desarrolladas para el tratamiento de personas con diabetes, las terapias con péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) y otros medicamentos relacionados han emergido como una innovación importante para abordar el desafío global de la obesidad, ofreciendo beneficios que van más allá de los resultados clínicos individuales. Al actuar sobre los mecanismos que reducen el apetito y mejoran la saciedad, junto con otros efectos fisiológicos, estos agentes proporcionan un tratamiento complementario importante a las intervenciones conductuales tradicionales para el manejo de la obesidad. La aparición de estos medicamentos representa un punto de inflexión en el tratamiento de la obesidad, sus complicaciones y comorbilidades relacionadas . 5-7
Tras la aprobación de varias autoridades reguladoras y en respuesta a las solicitudes de los Estados Miembros, la OMS publica hoy una guía basada en la evidencia sobre el uso de terapias con GLP-1 en el tratamiento de la obesidad en adultos. 8 Esta guía establece una base estratégica para ayudar a los países a acelerar su respuesta a la crisis de obesidad en adultos no gestantes. Reúne la evidencia actual, detalla el proceso de desarrollo y sintetiza las implicaciones para ampliar el acceso equitativo a estos medicamentos, a la vez que configura un ecosistema más integral para el manejo de la obesidad. Terapias GLP-1
Las terapias con GLP-1 fueron aprobadas inicialmente en 2005 por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para el tratamiento de la diabetes tipo 2, basándose en su capacidad para mejorar la secreción de insulina dependiente de la glucosa y suprimir el glucagón. 9 Para 2015, la creciente evidencia de sus efectos sobre el sistema nervioso central, particularmente en las vías hipotalámicas que regulan el apetito, promueven la saciedad y retrasan el vaciamiento gástrico, y la pérdida de peso relacionada con ella condujo a la aprobación de liraglutida 3,0 mg para el control del peso crónico. 5
Desde entonces, el potencial clínico de las terapias con GLP-1 se ha expandido. Estudios recientes, revisiones sistemáticas e investigación traslacional han demostrado beneficios terapéuticos para eventos cardiovasculares mayores, insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada, prevención de la diabetes, presión arterial sistólica y colesterol LDL, apnea obstructiva del sueño, enfermedad arterial periférica, enfermedades renales, esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica y enfermedades neurodegenerativas . 10-18
A partir de octubre de 2025, se han aprobado 12 terapias con GLP-1 para indicaciones en diabetes tipo 2 y/o obesidad, mientras que más de 40 agentes, incluidos agonistas multirreceptores, están en desarrollo activo en varias indicaciones y con diferentes formulaciones. 19 , 20Directriz de la OMS sobre el uso y las indicaciones de las terapias GLP-1 para el tratamiento de adultos con obesidad
Desde 2009, la OMS ha evolucionado continuamente su proceso de elaboración de directrices para mantener su rigor, transparencia y adaptación a diversos contextos. Mediante el enfoque GRADE, se evalúa la evidencia junto con los valores, las preferencias, la viabilidad y la equidad. Los grupos multidisciplinarios de elaboración de directrices (GDG) ponderan todos los elementos de la evaluación GRADE para elaborar recomendaciones inclusivas, aplicables en distintos entornos y sólidas. Cada directriz es revisada por el Comité de Revisión de Directrices y expertos externos, con la aportación de una consulta pública.
Esta guía de la OMS sobre el uso y las indicaciones de las terapias con GLP-1 para adultos con obesidad se basa en el reconocimiento de la obesidad como una enfermedad crónica y recurrente que requiere atención de por vida. Enfatiza la importancia del diagnóstico temprano y la necesidad de enfoques integrales y centrados en la persona que combinen intervenciones conductuales, médicas, quirúrgicas y de otro tipo, junto con la prevención y el manejo de las comorbilidades relacionadas con la obesidad.
En este marco, la OMS recomienda el uso a largo plazo de terapias con GLP-1 para adultos que viven con obesidad, donde «largo plazo» se refiere al tratamiento continuo durante 6 meses o más según la definición regulatoria actual 21 ( Recuadro ). Si bien se realizaron 3 revisiones sistemáticas individuales para liraglutida, semaglutida y tirzepatida, 10-12 el GDG optó por considerar las terapias con GLP-1 como una clase. En una segunda recomendación, la OMS también recomienda combinar la farmacoterapia con la terapia conductual intensiva (IBT), que incluye el establecimiento de objetivos estructurados para el ejercicio físico y la dieta, la restricción de la ingesta de energía, sesiones semanales de asesoramiento y evaluaciones rutinarias del progreso. La IBT representa un componente de un enfoque integral de atención multimodal y puede amplificar y mantener los beneficios terapéuticos de la medicación.Caja.
Directriz de la Organización Mundial de la Salud sobre el uso y las indicaciones de las terapias con péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) para el tratamiento de la obesidad en adultos
Declaración de buenas prácticas 1
- La obesidad es una enfermedad crónica que requiere atención de por vida. Esta debe incluir la detección, el diagnóstico precoz y el manejo de las complicaciones y comorbilidades relacionadas con la obesidad, así como la consideración de tratamientos farmacológicos, quirúrgicos o de otro tipo para controlar la enfermedad y prevenir o tratar las comorbilidades.
Recomendación 1
En adultos que viven con obesidad, las terapias con GLP-1 pueden usarse como tratamiento a largo plazo para la obesidad. (recomendación condicional, evidencia de certeza moderada)
Declaración de buenas prácticas 2
- Las personas con obesidad deben recibir asesoramiento adaptado al contexto sobre cambios de comportamiento y estilo de vida, incluyendo, entre otros, actividad física y hábitos alimentarios saludables, como primer paso hacia intervenciones conductuales más estructuradas. En el caso de las personas a las que se les prescriben agonistas del receptor de GLP-1 o agonistas duales de GLP-1/polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP), se debe brindar asesoramiento sobre cambios de comportamiento y estilo de vida como primer paso hacia una terapia conductual intensiva para potenciar y favorecer resultados óptimos de salud.
Recomendación 2
En adultos que viven con obesidad a quienes se les prescriben terapias con GLP-1, se puede brindar terapia conductual intensiva como parte de un algoritmo clínico multimodal integral. (recomendación condicional, evidencia de certeza baja)
Ambas recomendaciones se calificaron como condicionales, lo que indica que las consecuencias deseables no superan claramente a las indeseables desde las perspectivas del paciente, clínica y de salud pública. En esta guía, la eficacia de las terapias con GLP-1, con o sin IBT, para tratar la obesidad y mejorar los resultados metabólicos y de otro tipo fue evidente. En el caso de la primera, la escasez de datos sobre eficacia y seguridad a largo plazo, titulación, mantenimiento e interrupción, con ensayos aún en curso, junto con el elevado coste actual de las terapias con GLP-1, la insuficiente preparación del sistema sanitario y las posibles implicaciones para la equidad, redujeron la confianza del GDG en que los beneficios de esta intervención superan claramente sus atributos indeseables.
Para la segunda recomendación, la condicionalidad se atribuyó a la baja certeza de la evidencia de que la IBT mejora la eficacia de las terapias con GLP-1 con tirzepatida, semaglutida y liraglutida, así como a la variabilidad en las prioridades de resultados del peso del paciente, los posibles impactos en la equidad en la salud y la viabilidad y el costo específicos del contexto de brindar IBT.
Como se mencionó anteriormente, la OMS elaboró esta guía con el asesoramiento de un GDG compuesto por expertos en las áreas de obesidad, epidemiología, gestión clínica, farmacología, economía de la salud, programas de salud pública y formulación de políticas. El GDG incluyó a personas cuyas experiencias con la obesidad aportaron perspectivas cruciales sobre la necesidad de claridad en cuanto a las indicaciones, los valores y las preferencias, así como al acceso equitativo. La elaboración de la guía siguió los estándares establecidos por la OMS, fundamentados en los principios de las recomendaciones basadas en la evidencia, utilizando la metodología GRADE para evaluar la calidad y la certeza de la evidencia, así como la solidez de las recomendaciones. Los sólidos procedimientos para gestionar posibles conflictos de intereses garantizaron la independencia y la credibilidad.
El proceso también incluyó un marco estructurado de evidencia a la toma de decisiones, que respaldó las deliberaciones del panel sobre beneficios y perjuicios, los valores y preferencias de los interesados, el uso de recursos y la rentabilidad, la equidad en salud, la aceptabilidad y la viabilidad. Este enfoque permitió la elaboración de recomendaciones con relevancia global, adaptadas al contexto y escalables, manteniendo al mismo tiempo el rigor científico y ético. 23
El GDG también consideró los principales desafíos de implementación, reconociendo que una atención eficaz a la obesidad crónica requiere sistemas de salud sólidos que dependen de una capacitación adecuada del personal, cadenas de suministro y sistemas de derivación. La cobertura financiera de la atención médica universal y los sistemas nacionales de seguro también se considera esencial para garantizar la asequibilidad y la equidad. Se acordaron las siguientes prioridades de investigación para fundamentar la evolución de la guía de vida: evaluar los efectos a largo plazo de las terapias con GLP-1 en la enfermedad renal, la cognición, las adicciones y la calidad de vida; evaluar la rentabilidad y los modelos de administración; identificar predictores de la respuesta individual al tratamiento; y, finalmente, comprender los impactos del inicio, la titulación, el mantenimiento y la interrupción de la terapia en la composición corporal y los resultados de salud.
También se evaluó el estado de la propiedad intelectual y el acceso global a las terapias GLP-1, con la aportación técnica del Fondo de Patentes de Medicamentos (que abarca el panorama de patentes, los precios actuales y la disponibilidad en países de ingresos bajos, medios y altos). Las deliberaciones del GDG y el borrador de recomendaciones fundamentaron la inclusión de las terapias GLP-1 en atención primaria en la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS, específicamente para un subgrupo de personas de alto riesgo con obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular o renal establecida. 24El desafío de garantizar que los medicamentos lleguen a quienes los necesitan
La carga de la obesidad afecta actualmente a más de mil millones de personas y se proyecta que aumentará a 2 mil millones para 2030. 2 – 4 El desafío de la necesidad insatisfecha y el imperativo de escala no se limitan a los países de ingresos altos o bajos únicamente, sino que son universales.
Una implementación inclusiva de esta directriz depende críticamente de tres factores clave: primero, el logro de un acceso más amplio y justo a terapias GLP-1 asequibles; segundo, la preparación de los sistemas de salud para brindar atención de la obesidad de alta calidad que integre estas terapias junto con la terapia conductual de manera efectiva; y tercero, y más importante, la garantía de que dicha atención esté centrada en la persona, no sea discriminatoria y esté orientada hacia el acceso universal, asegurando que se llegue a todas las personas necesitadas. 25
Este triple desafío —capacidad de producción, disponibilidad y asequibilidad, preparación del sistema de salud y acceso universal centrado en la persona— enfrenta a la comunidad sanitaria mundial no sólo como un problema técnico sino como un profundo dilema de equidad que se encuentra en el corazón mismo de la salud pública mundial y la búsqueda de la salud para todos.
Incluso en el escenario proyectado más alto actual, la producción de terapias con GLP-1 solo podría cubrir a alrededor de 100 millones de personas. 26 – 28 Si bien es significativo, este número representa menos del 10% de las personas que actualmente viven con obesidad. 2 – 4 Abordar esta escala de necesidad sin precedentes requiere enfoques nuevos y ambiciosos que permitan la acción mientras se construyen las bases para un ecosistema integrado de gestión global de la obesidad.
Los altos costos, la capacidad de producción limitada y las limitaciones en la cadena de suministro siguen siendo importantes obstáculos para el acceso universal a las terapias GLP-1. Tras su incorporación a la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS para las poblaciones de mayor riesgo, la OMS está considerando la precalificación para facilitar una mayor disponibilidad. Sin embargo, la creación de un ecosistema de acceso global requerirá la colaboración entre socios públicos y privados, incluidos los fabricantes de genéricos, especialmente dado que la patente de semaglutida expira en 2026. Estrategias como la habilitación de la producción de genéricos, la adquisición conjunta, la fijación de precios diferenciados, la concesión de licencias voluntarias y la fabricación local serán cruciales. Las formulaciones emergentes, incluidas las terapias orales GLP-1, pueden mejorar aún más la producción, la distribución y el acceso al simplificar la producción, la logística y el almacenamiento. 29
Una prestación eficaz e inclusiva también requiere la integración en plataformas de atención crónica basadas en la atención primaria. Los elementos clave incluyen la capacitación de profesionales de la salud, el establecimiento de registros de pacientes y vías de derivación, el fortalecimiento de los sistemas de adquisición y cadena de frío, y la implementación de marcos de monitoreo sólidos. Las herramientas digitales y la telesalud pueden impulsar la adherencia, el seguimiento y el empoderamiento del paciente, mientras que la participación de las personas con obesidad garantiza una atención culturalmente apropiada y centrada en el paciente. 25
Dado el tiempo necesario para implementar estas medidas, una prioridad urgente es un enfoque transparente, equitativo y basado en la evidencia para la priorización. Este marco debe guiar la identificación y selección de las personas con mayor necesidad, dentro de las limitaciones actuales de suministro y del sistema de salud, y permitir la expansión gradual de la elegibilidad para el tratamiento a medida que evolucionen el acceso, la capacidad y la preparación. Esta será la próxima área de enfoque de la guía de la OMS cuando el grupo GDG se reúna a principios de 2026. En ese momento, el grupo apoyará a la OMS en la definición del qué y el cómo de la priorización, estratificando a las personas con obesidad según el riesgo relacionado con la gravedad de la enfermedad y las comorbilidades (como diabetes, hipertensión, riesgo cardiovascular y otras afecciones metabólicas), y la eficacia esperada en los resultados de salud. Además, dado que la relación costo-efectividad de este tipo de medicamentos sobre la carga general de la obesidad para el individuo, los sistemas de salud y las sociedades aún no se ha demostrado en entornos globales, la OMS apoyará a los Estados Miembros en un análisis de costo-efectividad para la población mundial que actualmente vive con obesidad y para el subgrupo de alto riesgo que identificará la siguiente fase de las guías. El GDG también revisará la evidencia emergente para el manejo de la interrupción, titulación, mantenimiento o reemplazo de las terapias con GLP-1, así como sus implicaciones clínicas y programáticas. Finalmente, se considerará el área emergente de los componentes de algoritmos clínicos multimodales, además de la TCI, como la nutrición terapéutica, el uso de alimentos como medicamentos y la cirugía para mejorar la eficacia de este tipo de medicamentos.
Si bien la introducción de esta clase de agentes terapéuticos es crucial en esta etapa, el tratamiento selectivo y dirigido únicamente con medicamentos no puede resolver una crisis de esta magnitud. Se necesita una respuesta integral y sistémica que aborde la prevención, la atención y los determinantes subyacentes de la obesidad.Hacia un nuevo ecosistema de gestión de la obesidad
Las terapias con GLP-1 representan más que un avance científico. Representan un nuevo capítulo en el cambio conceptual gradual en la forma en que la sociedad aborda la obesidad: de una condición relacionada con el estilo de vida a una enfermedad crónica compleja, prevenible y tratable. Esta promesa de un tratamiento eficaz puede catalizar la transformación más amplia necesaria para construir un ecosistema integrado que redefina la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y la atención con un enfoque en la equidad.
El primer paso urgente es pasar del control de los factores de riesgo a una gestión integral de la enfermedad, utilizando la innovación terapéutica como catalizador para alterar la trayectoria epidemiológica de la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas mediante una atención crónica a gran escala.
Al actuar sobre las vías metabólicas, neuroendocrinas y conductuales, las terapias con GLP-1 abordan un amplio conjunto de morbilidades más allá de la obesidad y proporcionan una base farmacológica para un modelo de atención multidisciplinario. Los programas a gran escala y a largo plazo que integran el tratamiento de la obesidad con intervenciones de prevención y atención en las plataformas de servicios existentes, guiados por la atención primaria de salud y un enfoque a lo largo de la vida, podrían transformar la obesidad en una enfermedad crónica tratable, proteger a las personas del desarrollo de otras afecciones y enfermedades, y frenar el crecimiento de la diabetes y otras afecciones que amenazan la capacidad del sistema de salud.
Sin embargo, construir un ecosistema más amplio para la obesidad requiere más que terapias individuales o programas de atención crónica a gran escala. Los países deben garantizar el acceso equitativo no solo al manejo integral de la enfermedad, sino también a políticas e intervenciones de promoción y prevención de la salud dirigidas a la población general y a las personas en alto riesgo. Lograrlo requiere un marco integrado a largo plazo de intervenciones, vías de acción y compromisos a nivel sistémico, diseñado para que todos los componentes del ecosistema se refuercen y amplifiquen mutuamente. Si bien cada elemento de esta transformación es bien conocido por sí mismo, un cambio significativo solo ocurrirá cuando se implementen de manera conjunta, coordinada y mutuamente complementaria.
Partiendo del concepto de reparto de poder y responsabilidad colectiva, los elementos del ecosistema incluirán una mejor comprensión de las causas subyacentes de la obesidad, incluyendo los determinantes sociales, comerciales y ambientales, así como los factores genéticos, metabólicos y biológicos. Junto con enfoques equitativos y sostenibles impulsados por los sistemas de salud, se deben incentivar soluciones que aborden los determinantes sociales de la obesidad, como los sistemas alimentarios, el diseño urbano y las desigualdades económicas, para lograr un cambio sistémico duradero.
Integrar la prevención y el tratamiento de la obesidad en los marcos de cobertura sanitaria universal, los paquetes de prestaciones de atención primaria, los planes nacionales de seguro y otros esquemas de cobertura financiera será esencial para garantizar un acceso equitativo en todas las poblaciones y entornos. Paralelamente, es necesario impulsar los mecanismos de distribución de medicamentos a gran escala para garantizar que las intervenciones lleguen de forma justa a todos los necesitados y crear una plataforma sólida para integrar las innovaciones a medida que se comercializan. Y lo que es más importante, la introducción programática de estas terapias e innovaciones emergentes requerirá un fuerte enfoque e inversión en las funciones esenciales de los sistemas de salud.
Para mantener el progreso, se requiere un panorama de investigación científica capacitado para desarrollar terapias de nueva generación y tratamientos combinados que no solo sean eficaces, sino también aceptables, viables y asequibles. El desarrollo de colaboraciones sólidas y ágiles entre personas con obesidad y comorbilidades, profesionales sanitarios, investigadores, la industria y los responsables políticos permitirá corregir el rumbo de las estrategias de innovación en tiempo real, garantizando que mantengan su impacto y respondan a las necesidades cambiantes. El ecosistema necesitará objetivos claros, integrados desde el diseño, y mecanismos de seguimiento transparentes, junto con plataformas interconectadas que faciliten el intercambio de datos y la difusión de las mejores prácticas para impulsar la mejora.
Las personas que viven con la enfermedad deben ser cocreadoras de sus propias trayectorias de salud, garantizando que los modelos de atención estén diseñados y centrados en la persona. Involucrar a las comunidades, los educadores, los medios de comunicación, los lugares de trabajo y la industria como socios igualmente responsables fomentará la responsabilidad colectiva y transformará las narrativas y los entornos sociales que sustentan la salud.
El progreso en todas estas áreas, coordinado para lograr un flujo circular de interconexión y amplificación mutua, requerirá un pensamiento político que reemplace la respuesta reactiva con una gobernanza ambiciosa, ágil y anticipatoria.
Si bien su contribución al establecimiento de las condiciones para el cambio es fundamental, la disponibilidad de terapias con GLP-1 también debe impulsar a la comunidad sanitaria mundial a construir el nuevo ecosistema necesario para ofrecer soluciones justas, integradas y sostenibles, adoptando la innovación farmacológica para lograr una transformación del sistema más amplia y holística.
La publicación de las directrices de la OMS marca un primer paso y, con ello, la OMS hace un llamamiento mundial a todos los Estados Miembros y otras partes interesadas para que unan sus fuerzas en un esfuerzo compartido para detener la trayectoria epidemiológica de la obesidad y las enfermedades no transmisibles asociadas y reiniciar el sistema.
Un sistema que, sobre todo, debe garantizar que los servicios para prevenir, tratar y controlar la enfermedad estén universalmente disponibles, accesibles, asequibles y sostenibles. El manejo eficaz y la reversión de la obesidad en todas las edades, con una intervención temprana y sostenida para reducir y posiblemente eliminar las comorbilidades relacionadas, es ahora una perspectiva realista. La forma en que las sociedades respondan a esta oportunidad determinará si este es realmente el comienzo de una nueva era más equitativa o una oportunidad perdida de registrar un éxito histórico en materia de salud mundial