No es una estrategia viable apostar a la inmunidad de grupo.

Apostar a la inmunidad de grupo «no es una estrategia, es una tragedia» – Medscape – 14 de oct de 2020.

«No hay elección posible. En este punto crítico de la pandemia, los países deben implementar medidas prácticas basadas en la evidencia y en la ciencia o muchas vidas estarán en riesgo»,

Proponer la inmunidad de grupo, colectiva o gregaria, como una manera de contener la pandemia de COVID-19 no tiene fundamentos científicos y podría causar un número «inaceptable» de muertes prevenibles, coincidieron este miércoles 14 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y una carta abierta firmada por 80 investigadores en The Lancet.[1]

«La inmunidad de grupo con la infección natural por una enfermedad nunca se ha usado en salud pública, porque el número de personas que van a morir va a ser mucho mayor que el número que se puede tener con distanciamiento social y otras medidas de prevención», dijo el Dr. Jarbas Barbosa, subdirector de la OPS, durante la sesión informativa semanal que brinda el organismo para medios de prensa.

«No es una estrategia, es una tragedia, porque va a producir miles de defunciones que podrían ser evitadas. Es inaceptable desde el punto de vista técnico y ético», expresó.

El Dr. Barbosa también resaltó que el concepto de inmunidad de grupo se usa en general para vacunas y que aún se ignora cuál es la proporción de personas que deberían haber estado expuestas al virus para tener inmunidad colectiva. «Incluso en ciudades como Madrid, con más del 15% de prevalencia de infecciones, ahora tienen una segunda ola», precisó.

En tanto, la carta abierta en The Lancet, bautizada por sus autores como «John Snow Memorandum» (en alusión al médico de York que se conoce como el padre de la epidemiología moderna), afirma que dejar que se infecten la población de bajo riesgo mientras se protege a los más vulnerables, «es una falacia peligrosa que no se apoya en evidencia científica».

«La transmisión incontrolada en las personas más jóvenes aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad en toda la población. Además del costo humano, esto impactaría en la fuerza laboral y excedería la habilidad de los sistemas de salud de proveer una atención aguda y de rutina», señalaron los firmantes, 80 investigadores de 14 países con experiencia en campos tales como la salud pública, la epidemiología, la pediatría, la virología, la infectología, la psicología y los modelados matemáticos.

La carta también será presentada en el 16th World Congress on Public Health, que se celebra de manera virtual entre el 12 y el 16 de octubre.

«Carga inaceptable para los trabajadores de salud y la economía»

Los autores del manifiesto también subrayaron que no hay evidencia de una inmunidad protectora duradera después de la infección por SARS-CoV-2 y que la transmisión endémica resultante de la pérdida de inmunidad podría presentar un riesgo para las poblaciones vulnerables en un futuro indefinido.

«Esa estrategia no terminaría con la pandemia de COVID-19, sino que resultaría en epidemias recurrentes, como fue el caso de numerosas enfermedades infecciosas antes del advenimiento de las vacunas. Y también supondría una carga inaceptable sobre la economía y los trabajadores de salud, muchos de los cuales han muerto por COVID-19 o experimentaron traumas como resultado de practicar medicina de desastre», enfatizaron.

Asimismo, los investigadores señalaron que definir qué población es vulnerable es «complejo»; que el aislamiento prolongado de amplios grupos es «prácticamente imposible y altamente inmoral», y que el enfoque podría exacerbar las inequidades socioeconómicas y las discriminaciones estructurales.

«Japón, Vietnam y Nueva Zelanda, por nombrar unos pocos países, han mostrado que una respuesta robusta de salud pública [incluyendo restricciones de movimientos y actividades, testeos y rastreo de contactos] puede controlar la transmisión, permitiendo que la vida vuelva casi a la normalidad».

«La evidencia es muy clara: controlar la diseminación comunitaria de COVID-19 es la mejor manera de proteger a nuestras sociedades y economías hasta que vacunas y terapias seguras y efectivas lleguen en los próximos meses. No podemos permitirnos distracciones que socaven una respuesta efectiva; es esencial que actuemos de manera urgente basados en la evidencia”, concluyeron.

Las afirmaciones se producen una semana después de que un grupo de expertos publicara la llamada Great Barrington Declaration , en la que reivindicaban la inmunidad de grupo mediante una estrategia de «protección focalizada», aunque luego se reveló que la identidad de varios de los firmantes era falsa.

«La inmunidad de grupo se consigue protegiendo a la gente de un virus, no exponiéndolo a él», rechazó este lunes 12 el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

la propuesta de proteger a los vulnerables y dejar que todos los demás sigan con su vida normal, para que poco a poco tras infectarse se conviertan en inmunes y sirvan de escudo para los demás, «tiene música, suena bien. Pero, desgraciadamente, la solución no es tan fácil».

«En la práctica aparecen profundos problemas. ¿Serían sólo las personas vulnerables las que tendrían que protegerse, o también las personas convivientes y aquellas con los que están en contacto regular? Y todavía más difícil de responder: ¿Cómo se distingue operativamente al vulnerable del sano? Porque no se trata sólo de la edad, dado que se ha demostrado que COVID-19 tiene peores resultados en personas con sobrepeso o que tienen [afecciones] preexistentes de las que ni siquiera son conscientes. En todo caso, creemos que la premisa central de la inmunidad de grupo en esta enfermedad hoy por hoy es escurridiza, por no decir imposible y de principios erróneos», enfatizó.

El dilema entre una estrategia de inmunidad de grupo («no probada, sin evidencias y muy peligrosa») frente al consenso global probado de suprimir la transmisión, testear y rastrear es falso, añadió a Medscape en español otro de los autores de la carta, el Dr. Dominic Pimenta, un cardiólogo que dirige la organización Healthcare Workers Foundation (HEROES), en Londres, Reino Unido, y autor de un libro sobre su experiencia en la primera línea contra la pandemia, Duty of Care

«No hay elección posible. En este punto crítico de la pandemia, los países deben implementar medidas prácticas basadas en la evidencia y en la ciencia o muchas vidas estarán en riesgo»,

Publicado por saludbydiaz

Especialista en Medicina Interna-nefrología-terapia intensiva-salud pública. Director de la Carrera Economía y gestión de la salud de ISALUD

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