Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular Universidad ISALUD.
La crisis del sector médico en los hospitales de Argentina representa uno de los desafíos más urgentes en el sistema de salud del país. No es exclusivamente del área de residencias médicas. Este fenómeno, que ha venido intensificándose en los últimos años, afecta tanto la calidad de la atención médica como las condiciones laborales de los profesionales de la salud. No es exclusivamente un problema de los médicos residentes, sino de los médicos de planta, de los médicos del sector privado, de los que necesitan del multiempleo para sobrevivir, de los honorarios insuficientes, de un valor de consulta vergonzante. Los residentes que están en huelga ahora, porque tocaron piso, son el emergente de un problema muy grave de asignación presupuestaria. El presente artículo examina las causas estructurales y coyunturales de esta crisis, sus efectos en los pacientes y trabajadores, y propone posibles soluciones para mitigar su impacto.
El problema del recurso humano en salud lleva a situaciones de reclamos y huelgas en muchos países, Suecia, Alemania, Francia, Eslovenia, España y Portugal. Las respuestas son escasas y los problemas se cronifican, los médicos y enfermeras migran, pero el problema se intensifica.
El personal médico enfrenta altos niveles de estrés debido a las cargas laborales excesivas y la falta de recursos básicos para realizar su trabajo. Esto no solo afecta su bienestar físico y mental, sino que también disminuye la calidad de la atención que pueden proporcionar.
La crisis del sector médico en los hospitales de Argentina es un problema complejo que requiere una respuesta integral y coordinada entre el gobierno, los profesionales de la salud , financiadores (prepagas y obras sociales ) y la sociedad civil. Invertir en el sistema de salud pública no solo garantiza el derecho fundamental a la salud, sino que también contribuye al desarrollo social y económico del país. Abordar esta crisis con seriedad y compromiso es esencial para construir un futuro más equitativo y saludable para todos los argentinos.
Hay una escasez de médicos y enfermeros. Es un problema de distribución y especialidades que están en déficit entre cargos ofrecidos y concedidos en el concurso único de residentes. En algunas provincias la situación es más crítica que en otras, especialmente en diversas especialidades y porque pagan menos o las condiciones laborales son peores. En La pampa se los ha eximido del pago de ganancias, para que la dedicación no se vea reflejada como ingreso porque es alcanzada por el impuesto a las ganancias. Formar un profesional es un proceso complejo que abarca conocimientos teóricos integrados, cuatro años adicionales de formación luego del grado, intensos y de gran sacrificio, conocimientos complementarios y sinérgicos, que forman criterios y razonamientos epistemológicos y ontológicos en los estudiantes. Un profesional continúa siendo estudiante, enseñando y aprendiendo, escuchando e informando, buscando experiencia y evidencia. Los residentes necesitan maestros, pero cada vez hay menos debido a la falta de remuneración adecuada. Las universidades privadas requieren maestros para enseñar a extranjeros, pero les pagan simbólicamente, mientras que las universidades públicas dan cargos docentes sin ninguna remuneración. Esto lleva a que las provincias compitan para resolver sus problemas pagando más que las provincias de al lado. Ser docente es un placer que cuesta caro, cada vez el conocimiento se reproduce más rápido, las clases deben ser reescritas todos los años y antes de estar parado frente al aula se debe verificar que no hay algo en discusión. Nunca nada fue definitivo. Ahora menos. Tenemos otro cerebro que convocamos y nos ayuda a ser mejores la inteligencia artificial.
Los hospitales que enseñan están creciendo y la experiencia forma equipos necesarios para tratar pacientes complejos. Eso realizan los hospitales escuelas. Los hospitales de alta complejidad, que construyen equidad. Nadie, de los financiadores les reconoce una pequeña diferencia por la calidad, por trabajar en seguridad de pacientes y por estar acreditados. Por tener servicios organizados, médicos de planta que hacen carrera y están todos en relación de dependencia.
El reconocimiento en la sociedad se debiera traducir en condiciones de trabajo, empleo formal y pautas, aunque es limitado y no sobresale la salud en la agenda social. La calidad del trabajo y la seguridad de los pacientes son cruciales, así como la formación continua de los médicos. Las residencias con lo que ahorran en guardias nocturnas se pagan solas y siguen siendo costo efectivas incluso si se aumentara la paga a los residentes al doble. La supervisión de residentes es esencial pero no siempre se remunera adecuadamente, creando desequilibrio entre residentes y médicos experimentados.
Las sociedades científicas, la facultad de Medicina, los Colegios médicos y de especialidades también deben advertir valientemente a las autoridades, no tener miedo, ni entender que defender esto no está entre sus atribuciones, que no solo académicas y deontológicas, sin de las condiciones de trabajo y formación profesional.
La salud pública enfrenta desafíos debido al agotamiento y la falta de recursos adecuados, lo cual afecta la productividad y prestigio del sistema. Aunque hospitales como el Garrahan tienen medios suficientes, el exceso de personal no está en las áreas médicas y de enfermería, y las remuneraciones a los profesionales deben ser ajustadas. Es necesario realizar un diagnóstico adecuado y solicitar informes antes de tomar decisiones abruptas, o dar respuestas ofensivas alejadas de la realidad, para evitar la fuga de profesionales hacia otros países o el sector privado y no aumentar las muertes innecesarias.
Este problema no solo se arregla con más presupuesto, sino con adecuación de valores relacionados con la complejidad de las prestaciones, con la importancia de las tareas, con la modificación de las condiciones de trabajo, el respeto por el sector de la salud pública y privada, con el reconocimiento dentro de la sociedad, entendiendo que el sector de la salud requiere de personas, con conocimiento, remuneración adecuada, mejoras académicas y condiciones en el desempeño profesional. En ellos radica el rol de mejorar la prestación de salud, pero fundamentalmente en quienes la organizamos, que realizamos «ajustes» por «productividad» que es bajar el tiempo que le damos a los profesionales para la consulta o la cantidad de camas que le asignamos a las enfermeras.
Ver lo que está pasando solo por un conflicto con los médicos residentes del hospital Garrahan es un gravísimo error, sino que es un problema que afecta al hospital, a los otros establecimientos e jurisdicción nacional y provincial, el problema de la residencia es la consecuencia de una política deliberada de reducción del estado. Este ajuste compromete el funcionamiento de estos establecimientos que algunos de ellos tienen un rol irremplazable donde están. Esos no se pueden provincializar. Pero otros si. Por supuesto. Debieran pasar por los dos primeros años con presupuesto, o con un presupuesto de funcionamiento decreciente.
La malas condiciones y la escasez de médicos es más que un problema de fuerza laboral: representa un riesgo sistémico para la eficiencia, la equidad y la sostenibilidad de la atención médica. Sin embargo, este desafío también presenta una clara oportunidad: al integrar herramientas digitales, potenciar la atención en equipo y replantear la estrategia de fuerza laboral, los sistemas de salud pueden fortalecer la atención primaria y reducir la dependencia excesiva de los servicios terciarios.
Es hora de actuar, antes de que la presión demográfica y la carga de enfermedades crónicas agraven aún más la brecha. Los sistemas de salud de Argentina deben invertir no solo en más médicos, sino también en apoyar a los ya existentes y aprovechar sistemas que permitan a cada profesional sanitario hacer más con confianza.
Lo que mucho de lo que ha pasado y esta ocurriendo, no hay discusiones reales, hay lamentos, números que muestran los inconvenientes asignativos y la falta de incentivos, se hacen reuniones para decir que esta ocurriendo, pero no porque se llegó a esto, porque los más postergados son los pacientes, beneficiarios y el personal de salud, y cuando esto pasa se forma la mesa de los desconfiados de siempre, que siempre se sientan a discutir preservando intereses o sacando provecho, tratando que la culpa y los cambios no pasen por el sector que están representando.
Se necesitan todos los cerebros a la obra, para enfrentar esta crisis.