Gestión de Crisis en Salud: Un Enfoque Resiliente

Gestión de crisis y resiliencia

La etapa inicial de la investigación académica sobre la resiliencia en los sistemas de salud requiere una exploración matizada de sus elementos fundamentales. Esto implica un examen riguroso de los conceptos de «crisis» y «shock», que con frecuencia actúan como catalizadores que desafían la resiliencia de los sistemas de salud. Estos conceptos no solo simbolizan eventos disruptivos, sino que también funcionan como puntos de referencia para evaluar la solidez y adaptabilidad de las infraestructuras sanitarias. Una «crisis» se define como un período de mayor dificultad, peligro o incertidumbre, a menudo precipitado por eventos imprevistos que alteran los marcos operativos estándar en los entornos sanitarios. Los «shocks», por otro lado, se clasifican como agudos o crónicos según sus características temporales. La mayor parte de la literatura académica sobre la resiliencia de los sistemas de salud se ha centrado predominantemente en los shocks agudos, que suelen caracterizarse por su aparición repentina y una menor duración de su impacto. Los shocks crónicos son aquellos que persisten durante un período prolongado, lo que plantea desafíos específicos para la resiliencia de los sistemas de salud [ 1 ]. Más allá del ámbito sanitario, la disciplina de la gestión de crisis ha sido objeto de investigación académica durante numerosos años y ha encontrado aplicabilidad en un amplio espectro de campos. Sus principios y metodologías se han adaptado e integrado en diversos ámbitos científicos, lo que subraya su relevancia y utilidad universales. En el contexto de los sistemas sanitarios, la adopción de marcos de gestión de crisis representa, por lo tanto, un paso evolutivo en el fortalecimiento de la resiliencia, beneficiándose de un amplio conocimiento interdisciplinario y buenas prácticas. Un sistema de gestión de crisis es un enfoque estructurado que incluye políticas, procedimientos y acciones diseñadas para identificar, evaluar y gestionar riesgos y crisis en diversos entornos. Abarca mecanismos de planificación, comunicación, coordinación de respuestas y evaluación para minimizar los impactos y permitir una recuperación eficiente ante eventos disruptivos [ 2 ]. Dada la utilidad generalizada de los sistemas de gestión de crisis en diversos ámbitos, su papel adquiere una importancia destacada en el contexto de los sistemas sanitarios, que constituyen infraestructuras críticas. En consecuencia, se ha dedicado una atención académica considerable a la incorporación de paradigmas de gestión de crisis en entornos sanitarios en el discurso académico vigente [ 3 ].El concepto de resiliencia sirve como una ampliación fundamental de los paradigmas convencionales de gestión de crisis, transformándolos de modalidades meramente reactivas a marcos más abarcadores y anticipatorios. Al imbuir una dimensión adaptativa y prospectiva en el tejido procedimental de la gestión de crisis, la resiliencia trasciende el ámbito inmediato de las medidas reactivas y la recuperación a corto plazo. Acentúa las facultades proactivas del sistema para anticipar, adaptarse y recuperarse de eventos adversos, ampliando así el alcance epistemológico de la gestión de crisis para abarcar consideraciones de sostenibilidad a largo plazo y robustez sistémica. Esta confluencia de capacidad de respuesta inmediata y resiliencia duradera ha ganado un creciente reconocimiento en el discurso académico, afirmando así su importancia indeleble como componente integral de un enfoque multifacético y eficaz para la gestión de crisis [ 4 ].

2.2 Resiliencia del sistema de salud

El concepto de resiliencia en los sistemas de salud, si bien se mantuvo vigente por un período prolongado, experimentó un aumento sin precedentes en su relevancia académica y práctica tras el brote de ébola en África Occidental. Este evento catastrófico sirvió como catalizador, obligando a las estructuras de gobernanza de la salud mundial a replantear la resiliencia como un paradigma exigente y especializado, indispensable para el fortalecimiento de los sistemas de salud frente a una serie de choques, tanto agudos como crónicos [ 5 , 6 ]. A pesar de su auge en los ámbitos académico y práctico, el término «resiliencia» se ha caracterizado por un grado de ambigüedad terminológica, debido a la ausencia de una definición única y universalmente aceptada dentro de la literatura académica existente. El establecimiento de un marco de definición coherente es, por lo tanto, no solo un ejercicio académico, sino un prerrequisito para el desarrollo de un esquema conceptual unificado que pueda sustentar estrategias e intervenciones orientadas a la resiliencia. Como se documenta en publicaciones revisadas por pares, el léxico pertinente al ámbito conceptual del pensamiento sobre resiliencia dentro del campo de la investigación en atención médica se ha estratificado taxonómicamente en cuatro categorías cardinales: entidades, cualidades intrínsecas, acciones operativas y esferas de preocupación. Predominantemente dentro del cuerpo de trabajo académico existente, la resiliencia se conceptualiza de diversas maneras, ya sea como una característica [ 7 ], una habilidad [ 8 ] o una capacidad [ 9 , 10 , 11 ]. Estas concepciones se aplican a través de una gama heterogénea de entidades, incluyendo pero no limitado a comunidades [ 12 ], sujetos individuales [ 13 ], organizaciones [ 14 , 15 ], cohortes demográficas [ 15 , 16 ] y sistemas de infraestructura [ 13 ], cada uno exhibiendo diversos grados de resiliencia frente a eventos de crisis. Además, en la definición de resiliencia en este contexto, se menciona que las principales acciones para lograr la misma función [ 5 , 6 , 17 ] o control [ 10 , 14 ] ante un choque son la adaptación [ 6 , 10 ], la absorción [ 10 ], la preparación [ 1 , 14 , 18 ], la anticipación [ 7 , 19 ], la transformación [ 16 ], la respuesta [ 17 , 20 ] y la recuperación [ 17 ].La Organización Mundial de la Salud define la resiliencia a nivel de sistema como «la capacidad del sistema de salud para absorber, adaptarse y transformarse ante las perturbaciones para mantener su funcionamiento» [ 21 ]. Este concepto definitorio constituye la base fundamental de nuestro marco analítico. En el marco de esta investigación, la resiliencia sanitaria se conceptualiza como una modalidad que facilita la gestión de crisis al aumentar la capacidad del sistema para resistir las perturbaciones, preservando al mismo tiempo su integridad funcional.

2.3. Marcos de resiliencia en el sistema de salud

En el discurso académico contemporáneo, se han propuesto numerosos marcos para dilucidar la naturaleza de la resiliencia en el sector sanitario. Estas contribuciones académicas buscan no solo proporcionar una comprensión integral de los mecanismos subyacentes que la impulsan, sino también proponer intervenciones y estrategias que puedan fortalecer la solidez y la adaptabilidad de los sistemas sanitarios ante la adversidad. Un tema central, evidente de forma constante en estos artículos académicos, es la naturaleza multidimensional de la resiliencia; sin embargo, surgen divergencias notables en sus enfoques específicos, opciones metodológicas y enfoques interpretativos. Por ejemplo, algunos artículos se centraron en la gobernanza sanitaria [ 22 ], donde el pensamiento sistémico y las teorías de la complejidad se integran sinérgicamente para desarrollar marcos diseñados para reforzar la resiliencia de infraestructuras sanitarias completas. Dichos marcos profundizan principalmente en la dinámica de las políticas y las ramificaciones de las arquitecturas de gobernanza, lo que subraya la necesidad de una perspectiva macro. Divergiendo en su enfoque, Zhong et al. [ 23 ] enfocaron la dimensión organizacional, centrándose específicamente en entornos hospitalarios individuales. El marco propuesto en este artículo utiliza parámetros como la robustez, la redundancia y la rapidez para evaluar la resiliencia de las operaciones hospitalarias en situaciones de crisis agudas. Si bien este alcance puede parecer más limitado que los anteriores, proporciona una perspectiva compleja, invaluable en el contexto de escenarios de respuesta a emergencias. Otros académicos han explorado el ámbito de las perspectivas clínicas, centrándose en marcos orientados al paciente. Sin embargo, las diferencias en sus enfoques metodológicos son evidentes. Agostini et al. ofrecieron un marco basado en resultados clínicos e índices de satisfacción del paciente [ 24 ]. Por el contrario, Förster et al. [ 25 ] destacaron el papel fundamental del liderazgo clínico, la comunicación eficaz y la integración innovadora de la tecnología para fortalecer la resiliencia. En concreto, abogaron por un marco que fusionara sinérgicamente la telemedicina y los historiales clínicos electrónicos para potenciar la resiliencia clínica. Estableciendo paralelismos con las complejidades temáticas observadas en estudios previos, otros artículos han profundizado en el ámbito de la psicología organizacional, explorando explícitamente las dimensiones psicológicas de la resiliencia del sistema de salud. Si bien estos artículos han destacado principalmente el papel fundamental de la inteligencia emocional y la cultura laboral para fortalecer la resiliencia, se aprecian matices en su énfasis [ 26 , 27 ]. Morse et al. priorizaron las facetas de las relaciones interpersonales y la autoconciencia [ 26 ], mientras que Haraldseid-Driftland et al. analizaron críticamente los valores organizacionales y las consideraciones éticas [ 27 ].Como complemento a las perspectivas especializadas de estudios anteriores, han surgido otros estudios que combinan diversas áreas focales. Anderson et al. introdujeron un marco híbrido que entrelaza consideraciones a nivel de sistema con comportamientos individuales y matices de la cultura organizacional [ 28 ]. Al buscar una perspectiva integral, este marco incorpora elementos de diversos marcos presentes en el discurso académico.A pesar de la riqueza de conocimientos que estos artículos ofrecen sobre la resiliencia en la atención médica desde diversas perspectivas —que abarcan desde la psicología organizacional hasta consideraciones a nivel de sistema—, la literatura parece presentar lagunas notables. La mayoría de estos marcos adoptan un enfoque predominantemente teórico. Sin embargo, existe una notable ausencia en la literatura de un marco que no solo sea exhaustivo e integrador, sino también con visión de futuro. Existe una necesidad palpable de investigación que integre holísticamente las diversas dimensiones en un marco integral, garantizando tanto su relevancia actual como su adaptabilidad a los futuros desafíos de la atención médica. En este estudio, nos motivan dos objetivos generales. En primer lugar, mediante la incorporación de estrategias de gestión de crisis, buscamos desarrollar e implementar un marco de procedimientos adaptado al sistema de salud. Se prevé que este marco agilice la implementación de soluciones reactivas, fomentando un entorno propicio para una rápida recuperación a corto plazo. Simultáneamente, nuestro segundo objetivo se orienta hacia el futuro: enfatiza la mejora de las capacidades proactivas del sistema de salud. De este modo, aspiramos a cultivar la resiliencia ante los desafíos inminentes y los cambios futuros. En última instancia, nuestro objetivo es proponer una solución integral, caracterizada por la adaptabilidad, que garantice su perfecta adaptación a las particularidades de cada sistema de salud.

La etapa central de desarrollo de la resiliencia examina las estrategias previamente empleadas por el sistema de salud para resistir las crisis, integrándolas en marcos como la planificación de escenarios o los planes de gestión de crisis. La acumulación de experiencias, información, conocimientos, capacidades, escenarios y planes de gestión, recopilados por el sistema de salud durante las crisis y evaluados después de ellas, sirve como recursos adaptables para situaciones análogas en el futuro, sujetos a las modificaciones necesarias [ 35 , 36 ].Sin embargo, el sistema de salud enfrenta obstáculos al enfrentarse a una amenaza sin precedentes con características únicas, que a menudo exige nuevas adaptaciones o expansiones. En tales circunstancias, es imperativo asegurar que los datos y la información existentes sigan cumpliendo los requisitos derivados de la nueva situación [ 37 , 38 ]. Por consiguiente, el desarrollo de la resiliencia fundamental debe definirse en función de las características de las crisis, los objetivos y los problemas pertinentes a la gestión de la resiliencia prevista. Los hallazgos derivados de este segmento se integran posteriormente durante las etapas de ‘Análisis de la Situación’ y ‘Gestión de Crisis’.

Dada la naturaleza dinámica del sistema de salud, existe una necesidad inherente de acumular una gama diversa de datos, que abarca indicadores de rendimiento, la calidad del servicio, factores ambientales, riesgos, aprendizajes experienciales, capacidades, recursos y similares. Ocasionalmente, surge la necesidad de amalgamar estos datos para obtener información de un nivel superior, como discernir relaciones de causa y efecto, causas raíz, etc. La presencia de fallas o defectos dentro del sistema de recopilación de datos, o la calidad subóptima de los datos adquiridos, precipita el fracaso del procesamiento de datos, requiriendo la detección y rectificación por parte del sistema. En última instancia, tras la ejecución exitosa de la recopilación y el procesamiento de datos, se proporcionan los conocimientos resultantes para las etapas posteriores y acciones adicionales [ 20 , 42 ].

4.4. Análisis de la situación

El análisis situacional es una tarea fundamental en la gestión de la resiliencia en los sistemas de salud ( Figura 5 ). El panorama de alteraciones situacionales se monitoriza y analiza continuamente, con el objetivo de discernir y examinar las condiciones consideradas críticas. El inicio del análisis situacional está marcado por la identificación de indicadores tempranos que señalan la aparición de amenazas potenciales.

La detección de señales comprende la metodología para identificar señales o indicadores de alerta temprana que previenen una posible crisis antes de que se manifieste plenamente. Es fundamental que un sistema de salud distinga con destreza estas señales, ya que esta capacidad facilita la implementación de medidas proactivas y la activación de un plan de respuesta diseñado para atenuar el impacto de una crisis [ 

2 ]. Para una detección eficaz de señales dentro de un sistema de salud resiliente, se requiere un sistema de vigilancia integral capaz de monitorear diversos datos en tiempo real y evaluarlos para detectar posibles indicios de alerta. La selección de los métodos de detección puede verse influenciada por la naturaleza y la complejidad de los datos disponibles, junto con los objetivos de la gestión de la resiliencia en diversos sistemas de salud [ 

8 , 

23 , 

43 ].El análisis situacional vuelve a la normalidad si no se observa ninguna anomalía durante esta fase. Sin embargo, si el sistema detecta alguna anomalía o amenaza, debe describirla en detalle y sus características. A continuación, el sistema debe comparar las irregularidades detectadas con cualquier estado probable en los escenarios anteriores para determinar qué posibilidades describen mejor la situación actual. Si el estado de la situación actual coincide con los escenarios previos del sistema, no es necesario iniciar la anticipación de riesgos. Esto ayuda a evitar un análisis innecesario para determinar los riesgos y problemas potenciales. Los nuevos escenarios deben analizarse con suficiente detalle para proporcionar una descripción bien formulada del problema para su posterior investigación en las etapas posteriores [ 12 , 14 , 44 ].

4.5. Anticipación de riesgos

El grupo de gestión de crisis anticipa los riesgos y autoriza las acciones (siguiente paso) según la situación específica de cada sistema de salud, sus objetivos, limitaciones y restricciones. Esta ventaja de este marco lo hace lo suficientemente adaptable como para implementarse en diversos sistemas de salud con diversas características. En una crisis, el sistema de salud puede sufrir cambios negativos y enfrentarse a diferentes presiones que incrementan el riesgo en varios aspectos como la interrupción del sistema de tratamiento o la disminución de la calidad de los servicios; errores de tratamiento por falta de información, errores cognitivos, agotamiento o fatiga; incidentes que amenacen la vida por exposición a situaciones de riesgo; falta de recursos (humanos, medicamentos, infraestructura, etc.).Es necesario analizar el sistema de salud en relación con los riesgos potenciales vinculados a la expansión de la amenaza ante un nuevo escenario o amenaza [ 45 ]. Luego, se investiga el alcance y las características del riesgo, como su gravedad, su probabilidad correspondiente y su posible desarrollo a corto plazo ( Figura 6 ).

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Hacia sistemas de salud resilientes: un marco para la gestión de crisis

por Seyedeh Gelareh Emami*,Valentina LorenzoniyGiuseppe TurchettiInstituto de Gestión, Scuola Superiore Sant’Anna, 56127 Pisa, Italia

*Autor a quien deberá dirigirse la correspondencia.

Int. J. Environ. Res. Salud Pública 2024 , 

21 (3), 286; 

Presentación recibida: 26 de enero de 2024 / 

Revisado: 27 de febrero de 2024 / 

Aceptado: 27 de febrero de 2024 / 

Publicado: 29 de febrero de 2024

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Notas de versiones

Abstracto

Este estudio aborda la necesidad crucial de contar con sistemas de salud resilientes, puesta de manifiesto por recientes emergencias sanitarias globales como las crisis del ébola y la COVID-19. Identifica una brecha significativa en la literatura actual: la falta de marcos prácticos y viables para la resiliencia en la atención médica. Para subsanar esta deficiencia, la investigación presenta un marco innovador que combina conceptos teóricos de resiliencia con enfoques heurísticos. Este marco, basado en los principios de monitorización, anticipación, reconocimiento y aprendizaje, está diseñado para mejorar la capacidad de gestión de crisis de los sistemas de salud. La metodología implica una revisión exhaustiva de la literatura, combinada con métodos heurísticos, que culmina en un marco con solidez académica y aplicabilidad práctica. Este marco guía a los sistemas de salud a través de las distintas etapas de la gestión de crisis, incluyendo la recopilación de datos, el análisis de la situación, la anticipación de riesgos y la evaluación de la respuesta. Proporciona un enfoque holístico para mejorar la resiliencia en entornos sanitarios. En general, este documento realiza una contribución significativa al campo de la resiliencia de los sistemas de salud, ofreciendo un plan estratégico para mejorar la respuesta y la recuperación ante crisis. Marca un avance importante en la alineación de los conceptos teóricos de resiliencia con las estrategias de implementación práctica, esenciales para abordar los desafíos actuales y futuros de la atención médica.Palabras clave:

resiliencia ; 

gestión de crisis ; 

sistema de salud

1. Introducción

En la sociedad moderna, los sistemas de salud son pilares fundamentales del bienestar comunitario y la infraestructura social. Desempeñan funciones cruciales no solo en el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades, sino también en la atención preventiva, las iniciativas de salud pública e incluso la estabilización económica. La importancia de un sistema de salud eficaz cobra especial relevancia en tiempos de crisis, desde brotes de enfermedades infecciosas hasta desastres naturales y emergencias humanas. Durante estas crisis, un sistema de salud se evalúa en dos frentes principales: su capacidad de respuesta inmediata, que incluye la pronta intervención médica y la asignación de recursos, y su resiliencia tras la crisis, caracterizada por su capacidad de adaptación, recuperación y mejora.La necesidad de sistemas de salud resilientes ha cobrado gran relevancia debido a las recientes emergencias sanitarias mundiales. Eventos como el brote de ébola de 2014 en África Occidental y la pandemia de COVID-19 que comenzó en 2019 no solo han llevado las infraestructuras sanitarias al límite, sino que también han puesto de manifiesto deficiencias y deficiencias que pueden tener repercusiones mucho más allá de los hospitales y las clínicas. Estas deficiencias afectan los resultados de salud pública e incluso pueden influir en la estabilidad económica, tanto a nivel comunitario como nacional. Ante estos desafíos, existe una necesidad imperiosa y urgente de priorizar y reforzar la resiliencia de los sistemas de salud, allanando el camino para una infraestructura de gestión de crisis más robusta, adaptable y eficaz.Se ha dedicado una cantidad considerable de investigación académica a comprender y definir la resiliencia en entornos sanitarios. Estos estudios buscan identificar las principales características de un sistema sanitario resiliente, ofreciendo evidencia empírica y marcos teóricos para explicar cómo funciona la resiliencia y cómo puede fortalecerse. El discurso en torno a la resiliencia sanitaria aborda los desafíos multidimensionales de implementar cambios en diversos contextos sanitarios, desde clínicas rurales hasta extensas redes hospitalarias urbanas.Sin embargo, a pesar de las extensas contribuciones académicas, la literatura actual aún presenta varias lagunas significativas. En particular, existe una marcada desconexión entre el rigor teórico y la aplicabilidad práctica. Muchos marcos existentes para la resiliencia sanitaria ofrecen perspectivas matizadas, pero no proporcionan directrices prácticas que puedan implementarse ampliamente en diversos sistemas de salud. Esta deficiencia nos lleva a una pregunta esencial que permanece en gran medida sin explorar: «¿Cómo podemos traducir eficazmente la comprensión teórica de la resiliencia sanitaria en un marco pragmático y operativo que se adapte a diversos entornos sanitarios?».Este estudio emplea planes de gestión de crisis para integrar un marco conceptual y heurístico que aborde esta cuestión. El objetivo principal de esta investigación es desarrollar un marco sólido que integre el conocimiento teórico con la práctica. Este marco busca guiar a los sistemas de salud en la gestión eficaz de crisis y mejorar su resiliencia ante futuros desafíos, ofreciendo un enfoque adaptable a diversos entornos de salud con diversas características y necesidades.Al interrogar esta brecha fundamental, la investigación busca reconciliar los constructos teóricos con las metodologías aplicadas, facilitando así vías para el discurso académico posterior y las intervenciones pragmáticas que son esenciales para fortalecer los sistemas de atención de la salud.

2. Revisión de la literatura

2.1. Gestión de crisis y resiliencia

La etapa inicial de la investigación académica sobre la resiliencia en los sistemas de salud requiere una exploración matizada de sus elementos fundamentales. Esto implica un examen riguroso de los conceptos de «crisis» y «shock», que con frecuencia actúan como catalizadores que desafían la resiliencia de los sistemas de salud. Estos conceptos no solo simbolizan eventos disruptivos, sino que también funcionan como puntos de referencia para evaluar la solidez y adaptabilidad de las infraestructuras sanitarias. Una «crisis» se define como un período de mayor dificultad, peligro o incertidumbre, a menudo precipitado por eventos imprevistos que alteran los marcos operativos estándar en los entornos sanitarios. Los «shocks», por otro lado, se clasifican como agudos o crónicos según sus características temporales. La mayor parte de la literatura académica sobre la resiliencia de los sistemas de salud se ha centrado predominantemente en los shocks agudos, que suelen caracterizarse por su aparición repentina y una menor duración de su impacto. Los shocks crónicos son aquellos que persisten durante un período prolongado, lo que plantea desafíos específicos para la resiliencia de los sistemas de salud [ 

1 ]. Más allá del ámbito sanitario, la disciplina de la gestión de crisis ha sido objeto de investigación académica durante numerosos años y ha encontrado aplicabilidad en un amplio espectro de campos. Sus principios y metodologías se han adaptado e integrado en diversos ámbitos científicos, lo que subraya su relevancia y utilidad universales. En el contexto de los sistemas sanitarios, la adopción de marcos de gestión de crisis representa, por lo tanto, un paso evolutivo en el fortalecimiento de la resiliencia, beneficiándose de un amplio conocimiento interdisciplinario y buenas prácticas. Un sistema de gestión de crisis es un enfoque estructurado que incluye políticas, procedimientos y acciones diseñadas para identificar, evaluar y gestionar riesgos y crisis en diversos entornos. Abarca mecanismos de planificación, comunicación, coordinación de respuestas y evaluación para minimizar los impactos y permitir una recuperación eficiente ante eventos disruptivos [ 

2 ]. Dada la utilidad generalizada de los sistemas de gestión de crisis en diversos ámbitos, su papel adquiere una importancia destacada en el contexto de los sistemas sanitarios, que constituyen infraestructuras críticas. En consecuencia, se ha dedicado una atención académica considerable a la incorporación de paradigmas de gestión de crisis en entornos sanitarios en el discurso académico vigente [ 

3 ].El concepto de resiliencia sirve como una ampliación fundamental de los paradigmas convencionales de gestión de crisis, transformándolos de modalidades meramente reactivas a marcos más abarcadores y anticipatorios. Al imbuir una dimensión adaptativa y prospectiva en el tejido procedimental de la gestión de crisis, la resiliencia trasciende el ámbito inmediato de las medidas reactivas y la recuperación a corto plazo. Acentúa las facultades proactivas del sistema para anticipar, adaptarse y recuperarse de eventos adversos, ampliando así el alcance epistemológico de la gestión de crisis para abarcar consideraciones de sostenibilidad a largo plazo y robustez sistémica. Esta confluencia de capacidad de respuesta inmediata y resiliencia duradera ha ganado un creciente reconocimiento en el discurso académico, afirmando así su importancia indeleble como componente integral de un enfoque multifacético y eficaz para la gestión de crisis [ 

4 ].

2.2 Resiliencia del sistema de salud

El concepto de resiliencia en los sistemas de salud, si bien se mantuvo vigente por un período prolongado, experimentó un aumento sin precedentes en su relevancia académica y práctica tras el brote de ébola en África Occidental. Este evento catastrófico sirvió como catalizador, obligando a las estructuras de gobernanza de la salud mundial a replantear la resiliencia como un paradigma exigente y especializado, indispensable para el fortalecimiento de los sistemas de salud frente a una serie de choques, tanto agudos como crónicos [ 

5 , 

6 ]. A pesar de su auge en los ámbitos académico y práctico, el término «resiliencia» se ha caracterizado por un grado de ambigüedad terminológica, debido a la ausencia de una definición única y universalmente aceptada dentro de la literatura académica existente. El establecimiento de un marco de definición coherente es, por lo tanto, no solo un ejercicio académico, sino un prerrequisito para el desarrollo de un esquema conceptual unificado que pueda sustentar estrategias e intervenciones orientadas a la resiliencia.Como se documenta en publicaciones revisadas por pares, el léxico pertinente al ámbito conceptual del pensamiento sobre resiliencia dentro del campo de la investigación en atención médica se ha estratificado taxonómicamente en cuatro categorías cardinales: entidades, cualidades intrínsecas, acciones operativas y esferas de preocupación.Predominantemente dentro del cuerpo de trabajo académico existente, la resiliencia se conceptualiza de diversas maneras, ya sea como una característica [ 

7 ], una habilidad [ 

8 ] o una capacidad [ 

9 , 

10 , 

11 ]. Estas concepciones se aplican a través de una gama heterogénea de entidades, incluyendo pero no limitado a comunidades [ 

12 ], sujetos individuales [ 

13 ], organizaciones [ 

14 , 

15 ], cohortes demográficas [ 

15 , 

16 ] y sistemas de infraestructura [ 

13 ], cada uno exhibiendo diversos grados de resiliencia frente a eventos de crisis. Además, en la definición de resiliencia en este contexto, se menciona que las principales acciones para lograr la misma función [ 

5 , 

6 , 

17 ] o control [ 

10 , 

14 ] ante un choque son la adaptación [ 

6 , 

10 ], la absorción [ 

10 ], la preparación [ 

1 , 

14 , 

18 ], la anticipación [ 

7 , 

19 ], la transformación [ 

16 ], la respuesta [ 

17 , 

20 ] y la recuperación [ 

17 ].La Organización Mundial de la Salud define la resiliencia a nivel de sistema como «la capacidad del sistema de salud para absorber, adaptarse y transformarse ante las perturbaciones para mantener su funcionamiento» [ 

21 ]. Este concepto definitorio constituye la base fundamental de nuestro marco analítico. En el marco de esta investigación, la resiliencia sanitaria se conceptualiza como una modalidad que facilita la gestión de crisis al aumentar la capacidad del sistema para resistir las perturbaciones, preservando al mismo tiempo su integridad funcional.

2.3. Marcos de resiliencia en el sistema de salud

En el discurso académico contemporáneo, se han propuesto numerosos marcos para dilucidar la naturaleza de la resiliencia en el sector sanitario. Estas contribuciones académicas buscan no solo proporcionar una comprensión integral de los mecanismos subyacentes que la impulsan, sino también proponer intervenciones y estrategias que puedan fortalecer la solidez y la adaptabilidad de los sistemas sanitarios ante la adversidad. Un tema central, evidente de forma constante en estos artículos académicos, es la naturaleza multidimensional de la resiliencia; sin embargo, surgen divergencias notables en sus enfoques específicos, opciones metodológicas y enfoques interpretativos.Por ejemplo, algunos artículos se centraron en la gobernanza sanitaria [ 

22 ], donde el pensamiento sistémico y las teorías de la complejidad se integran sinérgicamente para desarrollar marcos diseñados para reforzar la resiliencia de infraestructuras sanitarias completas. Dichos marcos profundizan principalmente en la dinámica de las políticas y las ramificaciones de las arquitecturas de gobernanza, lo que subraya la necesidad de una perspectiva macro.Divergiendo en su enfoque, Zhong et al. [ 

23 ] enfocaron la dimensión organizacional, centrándose específicamente en entornos hospitalarios individuales. El marco propuesto en este artículo utiliza parámetros como la robustez, la redundancia y la rapidez para evaluar la resiliencia de las operaciones hospitalarias en situaciones de crisis agudas. Si bien este alcance puede parecer más limitado que los anteriores, proporciona una perspectiva compleja, invaluable en el contexto de escenarios de respuesta a emergencias.Otros académicos han explorado el ámbito de las perspectivas clínicas, centrándose en marcos orientados al paciente. Sin embargo, las diferencias en sus enfoques metodológicos son evidentes. Agostini et al. ofrecieron un marco basado en resultados clínicos e índices de satisfacción del paciente [ 

24 ]. Por el contrario, Förster et al. [ 

25 ] destacaron el papel fundamental del liderazgo clínico, la comunicación eficaz y la integración innovadora de la tecnología para fortalecer la resiliencia. En concreto, abogaron por un marco que fusionara sinérgicamente la telemedicina y los historiales clínicos electrónicos para potenciar la resiliencia clínica.Estableciendo paralelismos con las complejidades temáticas observadas en estudios previos, otros artículos han profundizado en el ámbito de la psicología organizacional, explorando explícitamente las dimensiones psicológicas de la resiliencia del sistema de salud. Si bien estos artículos han destacado principalmente el papel fundamental de la inteligencia emocional y la cultura laboral para fortalecer la resiliencia, se aprecian matices en su énfasis [ 

26 , 

27 ]. Morse et al. priorizaron las facetas de las relaciones interpersonales y la autoconciencia [ 

26 ], mientras que Haraldseid-Driftland et al. analizaron críticamente los valores organizacionales y las consideraciones éticas [ 

27 ].Como complemento a las perspectivas especializadas de estudios anteriores, han surgido otros estudios que combinan diversas áreas focales. Anderson et al. introdujeron un marco híbrido que entrelaza consideraciones a nivel de sistema con comportamientos individuales y matices de la cultura organizacional [ 

28 ]. Al buscar una perspectiva integral, este marco incorpora elementos de diversos marcos presentes en el discurso académico.A pesar de la riqueza de conocimientos que estos artículos ofrecen sobre la resiliencia en la atención médica desde diversas perspectivas —que abarcan desde la psicología organizacional hasta consideraciones a nivel de sistema—, la literatura parece presentar lagunas notables. La mayoría de estos marcos adoptan un enfoque predominantemente teórico. Sin embargo, existe una notable ausencia en la literatura de un marco que no solo sea exhaustivo e integrador, sino también con visión de futuro. Existe una necesidad palpable de investigación que integre holísticamente las diversas dimensiones en un marco integral, garantizando tanto su relevancia actual como su adaptabilidad a los futuros desafíos de la atención médica.En este estudio, nos motivan dos objetivos generales. En primer lugar, mediante la incorporación de estrategias de gestión de crisis, buscamos desarrollar e implementar un marco de procedimientos adaptado al sistema de salud. Se prevé que este marco agilice la implementación de soluciones reactivas, fomentando un entorno propicio para una rápida recuperación a corto plazo. Simultáneamente, nuestro segundo objetivo se orienta hacia el futuro: enfatiza la mejora de las capacidades proactivas del sistema de salud. De este modo, aspiramos a cultivar la resiliencia ante los desafíos inminentes y los cambios futuros. En última instancia, nuestro objetivo es proponer una solución integral, caracterizada por la adaptabilidad, que garantice su perfecta adaptación a las particularidades de cada sistema de salud.

3. Metodología

En nuestro esfuerzo por crear un marco óptimo de resiliencia para los sistemas de salud, reconocimos la necesidad imperiosa de combinar los profundos conocimientos de la literatura existente con las soluciones prácticas que ofrecen las heurísticas. Estas heurísticas, caracterizadas como estrategias algorítmicas o «reglas generales», simplifican los procesos complejos de toma de decisiones, una cualidad especialmente relevante en el dinámico entorno sanitario. Esta síntesis estratégica conecta el profundo conocimiento académico con la aplicabilidad práctica, con el objetivo de ofrecer un enfoque integral y práctico para la mejora de la resiliencia en entornos sanitarios.Se ha demostrado que los marcos heurísticos ofrecen un valor práctico significativo, como lo demuestran distintos hallazgos de investigación, en el ámbito de la atención médica. Por ejemplo, un estudio destaca el uso de la heurística en entornos clínicos, donde los profesionales de la salud emplean simulaciones mentales y heurísticas para gestionar eficazmente procesos complejos de toma de decisiones. Este enfoque reduce significativamente la carga cognitiva, lo que permite una toma de decisiones más eficiente y centrada. Ejemplifica cómo, en escenarios de alta incertidumbre y complejidad, los profesionales clínicos pueden optimizar sus procesos de pensamiento para priorizar la información más crítica, lo que se traduce en mejores resultados [ 

29 ].Otra investigación destaca las ventajas de utilizar heurísticas simplificadas para la toma de decisiones en comparación con los métodos tradicionales de análisis intensivos en información en diagnósticos médicos. Al centrarse en unos pocos predictores clave, estas heurísticas permiten tanto a médicos como a pacientes tomar decisiones mejor informadas, a menudo con mayor rapidez y con un menor gasto de recursos. Este método resulta especialmente eficaz en casos donde un exceso de información puede provocar parálisis del análisis o cuando la rapidez en la toma de decisiones es primordial. Los hallazgos sugieren que, en ciertos contextos sanitarios, menos puede ser más, lo que ofrece un enfoque contraintuitivo, pero muy eficaz, para la toma de decisiones [ 

30 ].El proceso de construcción de marcos conceptuales implica un análisis minucioso de artículos revisados ​​por pares, lo que facilita la identificación de temas, patrones y recomendaciones comunes. Para esta sección, realizamos una revisión exhaustiva de la literatura sobre resiliencia, centrándonos en la literatura pertinente, a través de la cual examinamos 259 artículos [ 

31 ]. Nuestro objetivo fue identificar parámetros que facilitaran a los responsables de la toma de decisiones la formulación de decisiones que contribuyan a aumentar la resiliencia en tiempos de crisis. Cabe destacar que estos marcos son conocidos por sus amplios conocimientos teóricos. Sin embargo, es posible que no proporcionen inherentemente pasos prácticos de implementación, ya que a menudo residen predominantemente en el ámbito teórico.En cambio, el marco heurístico se diseñó deliberadamente para proporcionar directrices sencillas y prácticas. Este diseño garantiza que los profesionales sanitarios puedan mejorar la resiliencia sin enredarse en complejos matices teóricos. Al integrar cuidadosamente los principios heurísticos con los temas y perspectivas más generales extraídos de la literatura, nuestro marco integrado aspira a poseer rigor académico y utilidad práctica. El proceso de investigación concluyó con sesiones de retroalimentación con actores clave de los sistemas sanitarios y aplicaciones piloto del marco, perfeccionando nuestro modelo para garantizar su adaptabilidad y relevancia en la mejora de la resiliencia sanitaria.En nuestra metodología, priorizamos la colaboración con diversos actores del sector salud para garantizar la relevancia y aplicabilidad de nuestro marco. La selección se basó en su experiencia y función, incluyendo personal de primera línea, administradores, legisladores y defensores de pacientes, para captar una perspectiva amplia sobre las necesidades de resiliencia en el sector salud.Inicialmente, realizamos sesiones de retroalimentación estructuradas, presentando a las partes interesadas el marco preliminar. Estas sesiones buscaban obtener críticas exhaustivas, sugerencias y posibles mejoras, animando a las partes interesadas a evaluar la exhaustividad del marco, su adaptación a la práctica clínica y su facilidad de integración en los procesos sanitarios actuales. Tras la retroalimentación, pusimos a prueba el marco en entornos sanitarios seleccionados, en particular dentro de la Red Europea de Referencia (ERN) para enfermedades raras, aprovechando su red colaborativa para el intercambio de conocimientos y la coordinación de tratamientos. Esta fase piloto, supervisada estrechamente por las partes interesadas, permitió la evaluación y el perfeccionamiento del marco, garantizando su mejora continua y su relevancia para aumentar la resiliencia sanitaria.Para discernir las características que contribuyen a mejorar la resiliencia, realizamos un análisis exhaustivo, consultando la literatura sobre resiliencia. Identificamos características esenciales que deben estar presentes continuamente en los sistemas de salud para garantizar la resiliencia durante las crisis, como contar con un sistema de vigilancia capaz de monitorear.Sin embargo, reconocimos que algunas características solo deben mejorarse durante la ocurrencia de crisis, lo cual varía según las particularidades de cada sistema de salud y las consecuencias de estas. Esta distinción es crucial en el proceso de toma de decisiones, respondiendo a preguntas como: «¿Necesita el sistema un cambio en sus capacidades?». Esta constatación es lo que buscamos conectar de lo conceptual a lo heurístico e integrarla.Operacionalizamos las características identificadas de resiliencia en los sistemas de salud manteniendo un equilibrio entre las características constantes y contingentes. Las características continuas son aquellas que están presentes de forma permanente en el sistema, mientras que las contingentes se ajustan en función de las condiciones y especificidades del sistema, con la ayuda de los responsables de la toma de decisiones.Este enfoque metodológico, centrado en las características de resiliencia tanto constantes como contingentes, promueve una comprensión más matizada de la resiliencia del sistema sanitario. Integra los conocimientos teóricos de la literatura con aplicaciones prácticas y heurísticas, lo que permite una implementación más personalizada y eficaz de estrategias para el fomento de la resiliencia en diversos entornos sanitarios. Mediante esta integración, buscamos crear un marco con rigor académico y aplicabilidad práctica, garantizando la adaptabilidad y la relevancia de nuestro modelo para el fomento de la resiliencia sanitaria.Inspirándonos en el marco de resiliencia seminal de Holling para infraestructuras críticas, hemos estructurado arquitectónicamente nuestro marco [ 

32 ]. Este esquema está anclado intrincadamente en cuatro principios fundamentales: monitoreo, anticipación, reconocimiento y aprendizaje ( 

Figura 1 ).

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Figura 1. Cuatro pilares de la resiliencia en infraestructuras críticas.El monitoreo abarca la capacidad del sistema para supervisar y gestionar su estado actual, los factores ambientales, el flujo de información y las interdependencias. Esta capacidad es crucial para mejorar su evaluación y conocimiento de la situación. La anticipación representa la previsión del sistema respecto a los impactos ambientales, las predicciones del comportamiento del sistema y la simulación y evaluación de los desafíos que podría enfrentar ante una crisis. El reconocimiento denota la capacidad del sistema para identificar crisis en curso y emergentes, así como cambios internos o ambientales. Esta capacidad ayuda a evaluar el riesgo de posibles catástrofes, proporcionando información esencial para la toma de decisiones operativas. Finalmente, el aprendizaje implica adquirir conocimientos a partir del reconocimiento fiable de crisis, la exploración de las posibilidades de gestión de crisis, las contramedidas adecuadas y el apoyo a la toma de decisiones. Este proceso dota al sistema de las habilidades, los medios y las medidas necesarios para la gestión de la resiliencia operativa.En 

la Figura 2 se representa el marco de resiliencia del sistema de salud, elaborado de acuerdo con estos cuatro pilares fundamentales.

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Figura 2. Marco de resiliencia para los sistemas de salud.

4. Discusión

4.1. Descripción general

Para iniciar el desarrollo del marco, es necesario definir el proceso de resiliencia dentro del sistema de salud. Este marco se conceptualiza con base en la investigación orientada a procesos, destacando la interacción dinámica entre la resiliencia, el sistema de salud y el entorno [ 

33 ]. Además, la gestión de crisis implica respuestas eficaces ante eventos imprevistos, no solo después del evento, sino también durante y antes del mismo [ 

34 ]. Por ello, incorporamos estas tres fases temporales al definir nuestras etapas.Además, cabe destacar que los límites del sistema de salud están explícitamente delineados y determinados principalmente por sus componentes, funciones, recursos y limitaciones. El marco propuesto ayuda a identificar eventos que podrían afectar al sistema de salud, ya sea de forma predictiva o reactiva, y facilita la toma de decisiones basada en el estado del sistema para ofrecer estrategias de afrontamiento adecuadas.

4.2. Desarrollo de la resiliencia básica

El desarrollo de la resiliencia básica representa un avance fundamental e indispensable para fortalecer la resiliencia dentro del sistema de salud. Este proceso requiere la gestión y el perfeccionamiento meticulosos de las capacidades inherentes y las características distintivas que han fortalecido previamente el sistema en situaciones de crisis ( 

Figura 3 ).

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Figura 3. Diagrama de flujo del desarrollo de la resiliencia central.La etapa central de desarrollo de la resiliencia examina las estrategias previamente empleadas por el sistema de salud para resistir las crisis, integrándolas en marcos como la planificación de escenarios o los planes de gestión de crisis. La acumulación de experiencias, información, conocimientos, capacidades, escenarios y planes de gestión, recopilados por el sistema de salud durante las crisis y evaluados después de ellas, sirve como recursos adaptables para situaciones análogas en el futuro, sujetos a las modificaciones necesarias [ 

35 , 

36 ].Sin embargo, el sistema de salud enfrenta obstáculos al enfrentarse a una amenaza sin precedentes con características únicas, que a menudo exige nuevas adaptaciones o expansiones. En tales circunstancias, es imperativo asegurar que los datos y la información existentes sigan cumpliendo los requisitos derivados de la nueva situación [ 

37 , 

38 ]. Por consiguiente, el desarrollo de la resiliencia fundamental debe definirse en función de las características de las crisis, los objetivos y los problemas pertinentes a la gestión de la resiliencia prevista.Los hallazgos derivados de este segmento se integran posteriormente durante las etapas de ‘Análisis de la Situación’ y ‘Gestión de Crisis’.

4.3. Recopilación y gestión de datos

La recopilación de datos y el análisis de la situación son pasos que deben realizarse de forma simultánea y repetitiva. Estas dos tareas están relacionadas con la capacidad de monitoreo del sistema de salud y del entorno [ 

6 , 

39 ].El objetivo principal de la recopilación y gestión de datos es identificar y reunir los datos y la información necesarios esenciales para la tarea concurrente de análisis de la situación [ 

39 ]. Es imperativo verificar la calidad, el contenido y la disponibilidad de la validación después de la adquisición de datos [ 

40 , 

41 ]. Cualquier falla o desviación encontrada durante la recopilación y el procesamiento de datos debe informarse rápidamente al sistema de control [ 

12 , 

14 ]. Este enfoque diligente garantiza la integridad y confiabilidad de la información, sustentando así un marco sólido para el análisis de la situación ( 

Figura 4 ).

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Figura 4. Diagrama de flujo de recolección y gestión de datos.Dada la naturaleza dinámica del sistema de salud, existe una necesidad inherente de acumular una gama diversa de datos, que abarca indicadores de rendimiento, la calidad del servicio, factores ambientales, riesgos, aprendizajes experienciales, capacidades, recursos y similares. Ocasionalmente, surge la necesidad de amalgamar estos datos para obtener información de un nivel superior, como discernir relaciones de causa y efecto, causas raíz, etc. La presencia de fallas o defectos dentro del sistema de recopilación de datos, o la calidad subóptima de los datos adquiridos, precipita el fracaso del procesamiento de datos, requiriendo la detección y rectificación por parte del sistema. En última instancia, tras la ejecución exitosa de la recopilación y el procesamiento de datos, se proporcionan los conocimientos resultantes para las etapas posteriores y acciones adicionales [ 

20 , 

42 ].

4.4. Análisis de la situación

El análisis situacional es una tarea fundamental en la gestión de la resiliencia en los sistemas de salud ( 

Figura 5 ). El panorama de alteraciones situacionales se monitoriza y analiza continuamente, con el objetivo de discernir y examinar las condiciones consideradas críticas. El inicio del análisis situacional está marcado por la identificación de indicadores tempranos que señalan la aparición de amenazas potenciales.

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Figura 5. Diagrama de flujo del análisis de la situación. La detección de señales comprende la metodología para identificar señales o indicadores de alerta temprana que previenen una posible crisis antes de que se manifieste plenamente. Es fundamental que un sistema de salud distinga con destreza estas señales, ya que esta capacidad facilita la implementación de medidas proactivas y la activación de un plan de respuesta diseñado para atenuar el impacto de una crisis [ 2 ]. Para una detección eficaz de señales dentro de un sistema de salud resiliente, se requiere un sistema de vigilancia integral capaz de monitorear diversos datos en tiempo real y evaluarlos para detectar posibles indicios de alerta. La selección de los métodos de detección puede verse influenciada por la naturaleza y la complejidad de los datos disponibles, junto con los objetivos de la gestión de la resiliencia en diversos sistemas de salud [ 8 , 23 , 43 ].El análisis situacional vuelve a la normalidad si no se observa ninguna anomalía durante esta fase. Sin embargo, si el sistema detecta alguna anomalía o amenaza, debe describirla en detalle y sus características. A continuación, el sistema debe comparar las irregularidades detectadas con cualquier estado probable en los escenarios anteriores para determinar qué posibilidades describen mejor la situación actual. Si el estado de la situación actual coincide con los escenarios previos del sistema, no es necesario iniciar la anticipación de riesgos. Esto ayuda a evitar un análisis innecesario para determinar los riesgos y problemas potenciales. Los nuevos escenarios deben analizarse con suficiente detalle para proporcionar una descripción bien formulada del problema para su posterior investigación en las etapas posteriores [ 12 , 14 , 44 ].

4.5. Anticipación de riesgos

El grupo de gestión de crisis anticipa los riesgos y autoriza las acciones (siguiente paso) según la situación específica de cada sistema de salud, sus objetivos, limitaciones y restricciones. Esta ventaja de este marco lo hace lo suficientemente adaptable como para implementarse en diversos sistemas de salud con diversas características.En una crisis, el sistema de salud puede sufrir cambios negativos y enfrentarse a diferentes presiones que incrementan el riesgo en varios aspectos como la interrupción del sistema de tratamiento o la disminución de la calidad de los servicios; errores de tratamiento por falta de información, errores cognitivos, agotamiento o fatiga; incidentes que amenacen la vida por exposición a situaciones de riesgo; falta de recursos (humanos, medicamentos, infraestructura, etc.).Es necesario analizar el sistema de salud en relación con los riesgos potenciales vinculados a la expansión de la amenaza ante un nuevo escenario o amenaza [ 45 ]. Luego, se investiga el alcance y las características del riesgo, como su gravedad, su probabilidad correspondiente y su posible desarrollo a corto plazo ( Figura 6 ).

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Figura 6. Diagrama de flujo de anticipación de riesgos. En el siguiente paso, se analizan todos los resultados obtenidos en relación con los indicadores de desempeño del sistema de salud para comprender el impacto del riesgo correspondiente en el sistema. Finalmente, se determina si el riesgo es crítico con base en la información obtenida. Si el sistema no detecta criticidad, continúa con sus tareas habituales; sin embargo, si la detecta, continúa aprobando medidas de gestión de la resiliencia [ 46 , 47 , 48 ].

4.6. Autorización de acción

Cada sistema de salud está obligado a tomar decisiones cautelosas basadas en las características, imperativos y demandas únicas que percibe en medio de una crisis. Estas decisiones, fundamentalmente, son acciones organizativas que los sistemas de salud deben implementar para mejorar su resiliencia y gestionar eficazmente las crisis y los shocks. Las características de resiliencia incorporan medidas organizativas que, con una implementación o mejora adecuadas, impulsan significativamente la resiliencia. Este enfoque garantiza que los sistemas de salud estén preparados para afrontar eficazmente las complejidades de los desafíos y las disrupciones. Las investigaciones recientes en este ámbito han dado lugar a una gran cantidad de recomendaciones para dichas acciones, con evidencia empírica que subraya la eficacia de ciertas acciones para permitir que los sistemas absorban, se adapten o se transformen en respuesta a las crisis [ 31 ]. Este conjunto de trabajos, resumido visualmente en la Figura 7 , ofrece una guía completa para los sistemas de salud que buscan adoptar estrategias que han demostrado mejorar las capacidades de gestión de crisis.

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Figura 7. Características de resiliencia del sistema de salud.Sin embargo, fortalecer y centrarse simultáneamente en todas las características identificadas durante choques o crisis resulta poco práctico debido a la variabilidad en el tiempo, los recursos y las demandas. Esta constatación subraya la necesidad de que los sistemas de salud autoricen acciones y tomen decisiones óptimas según sus contextos específicos. Al adaptar sus estrategias a las necesidades particulares y aprovechar las oportunidades disponibles, los sistemas de salud pueden afrontar las crisis con mayor agilidad, priorizando las acciones que se ajusten a sus características y limitaciones únicas.Estas determinaciones varían inherentemente entre los distintos sistemas, lo que impide establecer una guía o protocolo universal aplicable a todos los sistemas o departamentos. En este contexto, resulta fundamental considerar las diversas características descritas en la literatura existente ( Figura 7 ) con el fin de aumentar la eficacia y la resiliencia de los sistemas de salud [ 31 ].Al extraer información de las fases anteriores y reconocer las necesidades y características únicas de cada sector, los responsables de la toma de decisiones en los sistemas de salud tienen una responsabilidad crucial. Cada sistema, con sus objetivos, limitaciones, riesgos identificados, consideraciones geográficas y normas de gobierno distintivos, requiere estrategias a medida para gestionar eficazmente las crisis. Dotados de la autoridad necesaria, los responsables de la toma de decisiones deben priorizar y reforzar las características distintivas, garantizando la adaptabilidad y la capacidad de respuesta ante los desafíos cambiantes [ 47 , 49 ].Adoptar un enfoque matizado y personalizado para la gestión de la resiliencia, basado en la ciencia de la decisión y el análisis coste-beneficio, permite a los sistemas sanitarios abordar sus demandas específicas de forma eficiente, ahorrando tiempo, energía y recursos. Este enfoque elimina la necesidad de marcos y protocolos rígidos y universales, lo que mejora la adaptabilidad.Al adoptar una estrategia holística que considere la diversidad y las complejidades inherentes a los diferentes segmentos de la atención médica, se puede desarrollar un marco más sólido y adaptable. Este marco es vital para abordar los desafíos multifacéticos que se presentan, mejorando así la eficacia y la sostenibilidad general de los sistemas de atención médica en diversos contextos. La integración armoniosa de una comprensión matizada de las necesidades específicas del sistema con acciones autorizadas e informadas es esencial para optimizar la capacidad de cada sistema para gestionar los desafíos emergentes de la atención médica.

4.7. Evaluación

La etapa final implica una evaluación exhaustiva de las intervenciones autorizadas implementadas para abordar las crisis identificadas, junto con una evaluación de sus resultados, como se ilustra en la Figura 8. El objetivo es formular estrategias para mitigar amenazas similares en el futuro. Este proceso de evaluación comienza durante una crisis, inmediatamente después de la autorización e implementación de las acciones, y se extiende más allá del período de crisis para examinar los efectos tanto a corto como a largo plazo. Dados los diversos impactos de las decisiones y las acciones, un enfoque de evaluación multidimensional es esencial para los sistemas de salud. Este enfoque garantiza una comprensión integral de los efectos de las intervenciones e informa el desarrollo de mejores estrategias para desafíos futuros.

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Figura 8. Diagrama de flujo para la etapa de evaluación. La efectividad y eficiencia de las decisiones tomadas sobre la amenaza en expansión se examinan primero utilizando los datos y la información obtenidos del sistema de monitoreo. Además, se evalúa la incertidumbre que surge de diferentes fuentes sobre las acciones autorizadas para determinar la validez de las decisiones. El sistema de salud debe realizar adicionalmente un análisis de costo-efectividad. Esta es una herramienta importante para el sistema de salud, ya que ofrece datos objetivos sobre costos, utilización de recursos, escasez y resultados [ 45 , 49 , 50 ]. Además, dado que el sistema de salud se basa en interacciones humanas, las decisiones deben ser legítimas para ser aceptadas por quienes trabajan en el sistema y los pacientes que reciben servicios. Finalmente, un análisis de riesgo-beneficio ayuda a evaluar el riesgo y los beneficios de las decisiones, acciones y procedimientos para lidiar con la crisis o brindar sugerencias alternativas. Después de confirmar la precisión, los resultados de la fase de evaluación se registran en el sistema de información.

5. Conclusiones

En esta investigación, hemos desarrollado un nuevo marco para mejorar significativamente la resiliencia de los sistemas de salud. Al ir más allá de los modelos existentes de gestión de crisis, este marco está especialmente diseñado para un análisis integral de los sistemas de salud. Hemos identificado un patrón cíclico de mejora de la resiliencia en estos sistemas, analizando no solo el momento de la crisis, sino también sus antecedentes y consecuencias. Nuestro marco busca proporcionar estrategias prácticas en cada etapa de este ciclo, mejorando nuestra comprensión de la resolución de cada incidente, anticipando eventos futuros y enriqueciendo nuestro conocimiento con la perspectiva de eventos anteriores.La toma de decisiones, dentro del marco presentado en nuestro estudio, se basa en características clave que mejoran la resiliencia. En el núcleo de este modelo, las características se organizan en siete bloques fundamentales, diseñados para facilitar su uso e informar los procesos de toma de decisiones. Este enfoque permite la adopción de diversas decisiones adaptadas específicamente a las condiciones y requisitos específicos del sistema. En esencia, estas características guían las estrategias de implementación que permiten al sistema adaptarse y mantener su rendimiento ante crisis o shocks. Al integrar estratégicamente estos elementos en los diferentes sectores del sistema de salud, cada uno con características distintivas, buscamos fomentar la resiliencia de una manera que se ajuste a sus necesidades particulares. Esta metodología conecta eficazmente los conceptos teóricos con la aplicación práctica, minimizando significativamente el riesgo de fallos de implementación.

Publicado por saludbydiaz

Especialista en Medicina Interna-nefrología-terapia intensiva-salud pública. Director de la Carrera Economía y gestión de la salud de ISALUD. Director Médico del Sanatorio Sagrado Corazon Argentina. 2010-hasta la fecha. Titular de gestión estratégica en salud

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