No hay Postcoronavirus, sin solvencia sociosanitaria.

Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular Universidad ISALUD.

La solvencia la da:

Liderazgo. Función de rectoría.

Financiamiento.

Coordinación.

Generar corredores sanitarios y redes sociales.

Comunicaciones y transparencia.

A medida que la pandemia del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) golpea a América, la Unión Europea y el resto del mundo, convergen e interactúa con tres crisis que harán que se propague aún más: gobernanza, economía y pobreza.

Aunque estas crisis tienen raíces diferentes, las tres reflejan la falta de mecanismos para producir y proteger los bienes públicos esenciales para una respuesta política eficaz. Comprender cómo se interrrelacionan estas crisis y el alcance de una posible respuesta nacional a escala es crucial.

Pasando primero a la gobernanza, la pandemia en curso y devastadora está exponiendo los límites no sólo de las políticas nacionales de preparación y mitigación, sino también de los sistemas transnacionales de gobernanza para organizar y administrar los bienes públicos, como el apoyo a la atención de la salud. A medida que el brote de Italia se aceleró, el 26 de febrero de 2020, los líderes del país solicitaron más equipos de protección personal y ventiladores al centro de crisis de la UE, el Centro de Coordinación de Respuesta a Emergencias.

La segunda crisis es económica; la recesión que acompaña a la pandemia del coronavirus dará lugar a picos de desempleo y pérdida de ingresos, especialmente entre los países que ya están en situación precaria. Una década de austeridad tras la crisis financiera de 2007-08 ha tenido efectos perjudiciales para la salud y las redes sociales. y ha hecho que los grupos desfavorecidos sean aún más vulnerables a los impactos socioeconómicos de la pandemia. Hasta la fecha, no existe ningún escudo de protección social a escala de la Argentina ni un piso social mínimo. Además, es posible que quienes tienen más dificultades económicas no puedan adherirse eficazmente al distanciamiento físico, ya que tratan de seguir trabajando, empeorando los riesgos de transmisión del virus. Los sistemas de salud pública de varios países de América, aún con una capacidad reducida debido a las medidas de austeridad, se enfrentan a importantes limitaciones para responder eficazmente a la pandemia.

No hay que pensar más allá antes de superar el presente.

Como el virus no discrimina entre las personas y no conoce fronteras, esta crisis histórica requiere una respuesta global rápida, masiva y coordinada para proteger a todas las personas, salvar vidas y hacer frente a las consecuencias económicas. Ahora es el momento de la solidaridad y el liderazgo internacionales, no del aislamiento; para llegar más internacionalmente, no menos; para proporcionar transparencia y hechos, y contrarrestar la desinformación. La Unión Europea (UE), como el mayor donante del mundo y una potencia económica líder, ya está a la vanguardia de este esfuerzo. La Unión ya ha adoptado una serie de medidas concretas y rápidas para apoyar a nuestros socios. Junto con el tesoro de EE.UU que dijo que aportara diez billones de dólares.

Es llamativo como se empieza a mencionar que pasará con la economía postcoronavirus, si en los países centrales esta en plena ebullición y luego en como el nuestro todavía no empezaron, las proyecciones que hacen los integrantes de mi equipo de trabajo parece que lo que estamos haciendo es llevando el pico de la epidemia en Buenos Aires a Junio, julio, recién desaparecerá lentamente hacia Noviembre, eso no está mal, tendremos una menor cantidad de afectados y de muertos. No habrá economía postcoronavirus en lo inmediato, porque este año está perdido, el ciclo lectivo que recién se habilitará en el mejor de los casos es en junio o julio, en la economía de la producción y los servicios, la recaudación disminuirá estrepitosamente y volverán las cuasi monedas, en el mundo del trabajo, y deberemos pensar que es lo esencial en este mundo globalizado.

La historia parece repetirse, con los médicos que comprenden más de una décima parte de todos los casos DE COVID-19 en España e Italia. Con una escasez mundial proyectada de 15 millones de trabajadores sanitarios para 2030, los gobiernos han dejado al personal esencial expuesto en este momento de necesidad.

La respuesta inequitativa a COVID-19 ya es evidente. La esperanza de vida saludable y las tasas de mortalidad han sido históricamente marcadamente desproporcionadas entre las poblaciones más ricas y las más pobres. Los efectos completos de COVID-19 están aún por verse, mientras que la enfermedad comienza a propagarse por los entornos más frágiles, incluidas las zonas de conflicto, las prisiones y los campos de refugiados. A medida que la economía mundial se sumerge más profundamente en una crisis económica y los programas de rescate del gobierno siguen dando prioridad a la industria, las decisiones de asignación de recursos y fondos escasos deben tener como objetivo reducir las desigualdades en lugar de exacerbarlas.

En pandemias recientes, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio, los médicos eran vectores de transmisión de la enfermedad debido a pruebas inadecuadas y equipos de protección personal.

A pesar de que las salvaguardias de empleo se han aprobado recientemente en algunos países de ingresos altos, como el Reino Unido y los Estados Unidos, los grupos de bajos ingresos desconfían de estas garantías, ya que tienen experiencia en dificultades de larga data para navegar por sistemas de beneficios complejos, y muchos trabajadores (incluidos los trabajadores por cuenta propia) pueden ser omitidos de dichos planes de contingencia. Las implicaciones de una protección financiera inadecuada para los trabajadores con salarios bajos son más evidentes en países con mayores niveles de pobreza del 35%, como la Argentina.

Las estrategias nacionales no serán suficientes, pero si indispensables, ya que las respuestas disfuncionales a las crisis de los gobiernos locales son causadas en parte por la falta de mecanismos supranacionales eficaces para proporcionar bienes públicos. A medida que las fronteras subnacionales, y luego las fronteras nacionales comenzaron a cerrarse y los estados unidos se convirtió en el epicentro de la pandemia, la coordinación nacional, la gobernanza y las medidas distributivas recíprocas ,por ejemplo, para la producción de bienes públicos— son más necesarias que nunca. Un mecanismo de respuesta distributivo del gobierno eficaz y recíproco debe garantizar que los recursos económicos, sociales, tecnológicos y sanitarios se compartan de forma más equitativa y en un espíritu de solidaridad entre los Estados Provinciales especialmente entre Buenos Aires y la Capital.

Debemos superar la crisis el sistema social, de salud, las instituciones deben funcionar, por favor, pandemia no debe impulsar formas de autoritarismo.

Conclusiones

Las medidas especiales y extraordinarias necesarias para contener la pandemia no deben llevar a dar marcha atrás en los valores y principios fundamentales de nuestras sociedades abiertas y democráticas.

Publicado por saludbydiaz

Especialista en Medicina Interna-nefrología-terapia intensiva-salud pública. Director de la Carrera Economía y gestión de la salud de ISALUD

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