En los dirigentes, los representantes, los líderes, los comportamientos sociales, la gestión de la pandemia es claro que no prevalece el sentido común, la racionalidad, entonces quejarse, criticarlos es anodino, no solucionamos el problema de la pobreza, marginalidad, desempleo, inflación. Me preguntó, porque ellos vuelven rápidamente al pasado y al fracaso, porque igual su posición no está en riesgo, son unos retornistas sin haber nunca llegado, usan un recuerdo que da votos pero que no lo son, no piensan en los pobres sino en salvarse, eso explica Porque insisten por el camino de las causas perdidas, tal vez sea por seguir la ley natural de la estupidez. La nuestra por haberlos elegido. O simplemente un castigo.
Se argumenta, por tanto, que hay una clase de movimiento, la «causa perdida», del setentismo que no vivieron, que deriva su sentido del fracaso, combinándolo con la esperanza de un éxito recobrado, y que evoluciona a través del tiempo a partir de este juego conceptual que, gracias a la derrota histórica, prima la legitimidad.
Más allá de este límite solo puede existir un “salto a la fe, a la fe en las causas perdidas, las cuales, desde el ámbito de la sabiduría escéptica, no pueden parecer sino una locura”. Y es que el problema actual radica en que, en nuestra época de crisis y rupturas, esa sabiduría escéptica del sentido común —a la que podemos dar el nombre de cientificismo o de pragmatismo—, no está en condiciones de ofrecer las respuestas que se necesitan. Las «causas perdidas» como una tipología de la reacción se transmite o se transfiere a lo largo del tiempo, y, simultáneamente, ayuda a revelar los supuestos que han acompañado tales vindicaciones, demasiado frecuentemente tomadas como supuesto por quienes se creen ser los más críticos ante sus presunciones ideológicas. En primer lugar, trazar las evocaciones de una «causa perdida» impone una comprensión más profunda de la idea de «reacción» (tanto o igual que el adjetivo derivado «reaccionario»), noción siempre débil por su dependencia de un impulso anterior.
La «reacción» es un concepto oscuro, que se basa mucho más en la percepción externa que en la lógica interna. Dicho clara-mente, no pasa de ser invectiva, por mucho que ésta sea bien merecida. A partir de esta valoración externa y negativa, al mismo tiempo, se ha tomado la categoría «reacción» como válida y se ha consolidado como un juicio de valor que pasa de la política activa a la historia reflexiva, sin verificar jamás su arquitectura interior como posible evocación de la realidad y, muy especialmente, del cambio y sus costes.
Las ideas que han quedado cosificadas deben ser periódicamente revisadas, igual que aquellos objetos de culto Cámpora, Eva, Néstor y Cristina que, oscurecidos por la mugre acumulada por años de devoción, tienen que ser periódicamente limpiados. la restauración de las imágenes veneradas se efectúa ante la protesta de los fieles creyentes, aferrados a la «autenticidad» de la renegrida y vieja costumbre.
Porque esa insistencia por el fracaso.
Porque pretender nivelar todo hacia abajo. Porque escuchan sus propias voces y no las verdaderas interiores, meditadas por el pasado, sino por el resentimiento. Porque no razonan y son dogmáticos.
Tienen tanta desconfianza en los que opinamos distintos, pero no deseamos su fracaso, que no podemos permear en su intelecto, nos cosifican y rotulan.
No todo es una gesta épica. no existe tal lucha por los pobres, o la están perdiendo, por favor rectifiquen el rumbo, en este país estamos todos. No hay que inventar enemigos. Existen logros que exigen más tiempos que los electivos. Hacer hoy para que te elijan alguna vez, no mañana.
Los títulos ya no sirven es necesario el contenido, las vacunas, las camas, el trabajo, la vivienda, el agua, las condiciones de vida. La ejecución. la realización la gestión.
Las concreciones necesitan de La instalación de equipos que trabajen con mística un plan, relacionados con los objetivos estratégicos de un modelo de país para el 2030, no con ministerios loteados, respondiendo a liderazgos de facción y al mismo tiempo minados, llenos de enemigos, de controles que representan las facciones y responden a ellas. No hay que adorar fotos, ni falsas deidades. Sino ideales y valores. Como se naturaliza la pobreza, la inflación, la indigencia, el hambre, la marginalidad, la exclusión. Es un voto desesperanzado asegurado.
¿Estas personas que porvenir piensan?. No quieren que piensen sus ciudadanos. No se puede tomar cerveza a las diez de la mañana en la puerta de tu casa mirando la nada, sin tener ocupaciones. Que solo supongan que sin la Señora no tendrán el plan. No es que no lo necesiten. Lo que requiere esto es que exista una salida laboral. algo en que emplear el tiempo y recuperar la dignidad de la educación, el trabajo, los derechos. Que sea más tentador para un empresario tener un empleado formalizado, que una empresa contratista. invertir mas que especular. Tenemos que volver a las fuentes. Ver los mecanismos de redistribución de la riqueza. Como mejorar las condiciones de vida de los pobres y de la clase media. Clase media con aspiraciones. Pobres que vean el ascenso social como una expectativa de vida más placentera. Emplear el tiempo en hacer algo. Que los jóvenes estudien y trabajen. Que trabajen y estudien.
Cambiemos la agenda por la del desarrollo, no es fácil, pero así por este camino, cada vez será más difícil. Tendremos enfrentamientos sociales e hiperinflación, una mega devaluación. Los pobres cada vez serán más pobres y los que se puedan ir se irán. No será negocio criar animales para exportar, ni sembrar para generar divisas y la tierra no tendrá valor.
Dejemos de defender causas perdidas como forma de oponerse a la falsa opción Liberal: democracia a la derecha y el neoliberalismo. En cada una de estas revoluciones hubo un “momento de redención” que es crucial mantener vivo, a fin de reinventar la revolución de cara a la crisis ecológica que se perfila en el horizonte. Pensemos en el desarrollo independiente con equidad.
El filósofo Zizek, plantea una bella paradoja: “debemos aceptar que, en el plano de las posibilidades, nuestro futuro está perdido, que la catástrofe ocurrirá, que ese es nuestro destino, para, acto seguido, sobre el trasfondo de esa aceptación, llevar a cabo el acto que cambiará el propio destino”.
Estaremos en ese momento o nos despertaremos por las calles de Caracas repeliendo a piedrazos los avances de la Cámpora. Debemos cambiar el destino, por lo que fuimos un país donde había movilidad social ascendente.