Estrategias Clave para Combatir Enfermedades Cardiovasculares

Nathalie ConradA,B nathalie.conrad@kuleuven.be ∙ Kazem Rahimib ∙ John J V McMurrayc ∙ Bárbara Casadei

Nota del blog Este artículo The Lancet de esta semana, es muy conceptual, y su lectura e interpretación trasciende la frontera de lo cardiovascular, que nos sitúa frente al dilema de todo lo que avanzamos en algún aspecto se neutraliza por el aumento de la prevalencia de la obesidad, la hipertensión, la diabetes y el stress, Hicimos que la gente fume menos, coma con menos sal, pero no estamos logrando que no deje de ganar par peso, e instale su enfermedad metabólica con impacto en el hígado, el riñón y el miocardio, entonces que tenemos hacia el futuro que los equipos interdisciplinarios de gestión clínica deben abordar poblaciones desde la juventud, no para medicalizarles la vida, sino para impulsar los hábitos saludables, hasta con incentivos redistributivos de la sociedad, que tanto las administradores de riesgo de trabajo, los municipios, los gobiernos provinciales y nacionales realicen. Sino el esfuerzo de las salas de hemodinamia, la trombólisis, la cirugía cardiovascular, o la disminución de la incidencia del stroke cerebrovascular serán neutralizados por el sedentarismo, el exceso de calorías, de ingerir comida hiperelaborada, de ingerir más alcohol, y la vida medicalizada sin razón.


Los avances en la prevención de las enfermedades cardiovasculares a menudo son aclamados como uno de los principales logros de salud pública de los últimos 50 años. El progreso logrado se basa en los esfuerzos que desafiaron la inevitabilidad de los eventos vasculares, lo que condujo al descubrimiento de factores de riesgo modificables y enfoques sistemáticos para prevenir la exposición de la población. Estos esfuerzos de prevención han dado lugar a reducciones drásticas de la mortalidad y morbilidad vascular prematuras en muchas partes del mundo desde el decenio de 1960.1–3 Sin embargo, esta tendencia a la baja parece haberse estancado o incluso revertido en varios países de ingresos altos.3–6 Esta tendencia también parece ser cierta para la morbilidad cardiovascular, con pocos cambios en el número de personas recién diagnosticadas con enfermedades cardiovasculares desde mediados de la década de 2000, incluso cuando se tiene en cuenta el envejecimiento de la población.7 Se cree que el aumento de la prevalencia de la obesidad, la diabetes y la enfermedad renal crónica sustenta estas tendencias desfavorables.5

Una perspectiva menos discutida es cómo los cambios en los tipos de presentación de enfermedades cardiovasculares podrían afectar la carga general de la población y afectar nuestro enfoque para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

Una serie de estudios recientes a gran escala han aportado nuevos conocimientos a esta perspectiva al investigar las tendencias a largo plazo en diferentes afecciones cardiovasculares.7–14 Estos nuevos estudios muestran que las tendencias generales estables en la morbilidad cardiovascular enmascaran una mezcla cambiante de casos de presentaciones de enfermedades cardiovasculares. Son evidentes las reducciones sostenidas de las tasas de síndromes coronarios agudos y accidentes cerebrovasculares.14–17 y contrasta con las tasas estables o en aumento de afecciones no ateroscleróticas, incluidas las arritmias cardíacas, las enfermedades valvulares y el tromboembolismo venoso.7–12 Como resultado de estas nuevas y variadas tendencias, las afecciones tradicionalmente consideradas las enfermedades cardiovasculares más comunes, como la enfermedad coronaria y el accidente cerebrovascular, ahora representan menos de la mitad de la morbilidad cardiovascular total (figura). Por el contrario, otras afecciones se han vuelto comparativamente más comunes. Por ejemplo, la fibrilación auricular o el aleteo es ahora el problema cardiovascular más común, y el tromboembolismo venoso y el bloqueo cardíaco ahora tienen tasas de incidencia ampliamente comparables a las de los accidentes cerebrovasculares o los síndromes coronarios agudos.7,9,14,16,18

Es probable que el aumento de las tasas de algunas de estas afecciones se deba a una combinación de factores biológicos y relacionados con la práctica (p. ej., una mejor detección con pruebas diagnósticas más sensibles, una mayor concienciación, la corrección del infradiagnóstico histórico y el cambio de las definiciones), así como una mejor supervivencia después de eventos ateroscleróticos que dan lugar a que los pacientes desarrollen afecciones cardiovasculares adicionales durante sus años adicionales de vida. Independientemente de la explicación exacta del cambio observado, el creciente número de individuos con estos problemas tiene implicaciones importantes para los servicios de salud y la carga general de morbilidad en la población.

¿Qué se puede hacer ahora? Debemos reflexionar sobre las estrategias de prevención actuales en el contexto de la contribución cambiante de las diferentes afecciones cardiovasculares. Para muchas afecciones cardiovasculares, como las enfermedades valvulares no reumáticas o la fibrilación auricular, la práctica médica actual sigue centrada en gran medida en el tratamiento de los síntomas y la prevención de las complicaciones relacionadas con la enfermedad.19,20 Las últimas guías de prevención de enfermedades cardiovasculares, tanto de las sociedades clínicas americanas como europeas, siguen centrándose en gran medida en las enfermedades ateroscleróticas, al igual que las puntuaciones de riesgo utilizadas para identificar a los individuos de alto riesgo en la práctica clínica.21,22

Es posible que sea necesario contar con estrategias más integrales para la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares y sus consecuencias, comenzando con mayores esfuerzos de investigación para investigar los mecanismos y los factores de riesgo potencialmente modificables de las cardiopatías no ateroscleróticas e identificar intervenciones efectivas para modificarlos.

Es probable que el estudio de las exposiciones dañinas y los mecanismos potenciales en todo el espectro de las presentaciones cardiovasculares abarque marcadores cardiovasculares bien establecidos, así como otros nuevos. Muchos de los factores de riesgo modificables de la cardiopatía aterosclerótica, como la presión arterial, el tabaquismo o la inactividad física, también están implicados en una serie de otras afecciones cardiovasculares, pero su papel exacto, el tamaño del efecto y las interacciones entre ellos están menos establecidos.23–25 También se han reportado efectos diferenciales, por ejemplo, asociaciones de riesgo inversas entre el colesterol y la fibrilación auricular, la presión arterial y el tromboembolismo venoso, y entre la diabetes y el aneurisma aórtico.25–27 Estas asociaciones inversas merecen ser investigadas con más detalle y, si se confirman, sus implicaciones deben entenderse más a fondo.

Además de los factores de riesgo bien reconocidos para la enfermedad vascular, también se ha demostrado que los descubiertos más recientemente (p. ej., inflamación, afecciones inmunomediadas, senescencia celular y terapias contra el cáncer) contribuyen a una amplia gama de resultados cardiovasculares más allá de la aterosclerosis.28–30 Hasta ahora, el diseño de intervenciones efectivas dirigidas a estos nuevos factores de riesgo ha quedado rezagado con respecto a los factores de riesgo convencionales y merece esfuerzos dedicados a la investigación y la implementación.

Varias intervenciones farmacológicas también han mostrado avances prometedores hacia el objetivo de intervenciones efectivas, con terapias farmacológicas tanto existentes como nuevas que muestran potencial en la prevención de la cardiopatía no aterosclerótica en los últimos años. Por ejemplo, se están investigando enfoques para prevenir o retrasar la progresión de la estenosis aórtica, con nuevos biomarcadores y dianas terapéuticas, como la lipoproteína(a), la vitamina K o el fosfato, que muestran potencial y ensayos en curso.31 Del mismo modo, la fibrilación auricular podría no ser una consecuencia inevitable del envejecimiento, y la prevención primaria podría ser posible a través de tratamientos como la renina-angiotensina o la inhibición de la aldosterona.32,33 Del mismo modo, las terapias existentes, como las terapias hipolipemiantes o reductoras de la presión arterial, tienen un papel en la reducción del desarrollo de afecciones como la insuficiencia cardíaca y los aneurismas aórticos.34,35 Los nuevos agentes, como los inhibidores de SGLT2 y los agonistas del receptor de GLP-1, han mostrado efectos pleiotrópicos que podrían contribuir a la prevención de la insuficiencia cardíaca, las arritmias y la enfermedad valvular, aunque los mecanismos por los que esto se puede lograr aún se están investigando.36,37

Es probable que la ampliación del enfoque de la prevención de las enfermedades cardiovasculares abarque también un cambio de perspectiva en muchos otros aspectos, incluido el pronóstico de riesgos personalizado y a largo plazo para captar un espectro más amplio de eventos con un inicio más temprano de la prevención específica. Es probable que las ecuaciones de riesgo futuras evalúen, de forma dinámica y precisa, el riesgo de un individuo de desarrollar resultados cardiovasculares individuales y recomienden el régimen de tratamiento preventivo más adecuado. Las colaboraciones de riesgo de las sociedades cardíacas europeas y americanas ya han comenzado a considerar una gama más amplia de factores de riesgo y resultados, en una variedad de poblaciones.38,39 Y es probable que sigan más iniciativas.

Se espera que el reconocimiento del espectro cambiante de las enfermedades cardiovasculares impulse el aumento de los esfuerzos de investigación en la prevención de las enfermedades no ateroscleróticas, el desarrollo de puntuaciones de riesgo que consideren y equilibren los riesgos en una serie de resultados cardiovasculares, ensayos clínicos para probar intervenciones novedosas o explorar indicaciones más amplias de las existentes y, en última instancia, directrices de prevención basadas en la evidencia que cubran toda la gama de afecciones que contribuyen cada vez más a la la carga social contemporánea de las enfermedades cardiovasculares.

Anexo no publicado en el trabajo

mortalidad en todo el mundo

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Publicado por saludbydiaz

Especialista en Medicina Interna-nefrología-terapia intensiva-salud pública. Director de la Carrera Economía y gestión de la salud de ISALUD. Director Médico del Sanatorio Sagrado Corazon Argentina. 2010-hasta la fecha. Titular de gestión estratégica en salud

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