Dr. Carlos Alberto Díaz.
Desglose temático exhaustivo de la atención centrada en la persona.
Introducción
La investigación en servicios de salud enfatiza la complejidad, interdependencia y dinámica de los actores involucrados en la prestación de servicios. Esta red se configura como un ecosistema autoajustable en el que la integración de recursos bajo acuerdos institucionales compartidos es fundamental para la creación de valor mutuo. (Los integrantes del sistema de salud siempre ajustan ante las modificaciones como mecanismo adaptativo. Pasman P. 2025. MEGSS.) Este planteo de atención centrada en la persona inicial está lejos de ocurrir en la práctica, enfrentado con las miserias que se observan, a saber: el aumento de las transacciones, los silos del conocimiento, las formas de pago, la transferencia de los riesgos entre financiadores y prestadores, el incremento de la expectativa de vida y la edad de los pacientes, la falta de cobertura en los niños y de marginalidad en la sociedad.
Los financiadores «viven» de que los pacientes no gasten, los prestadores que tengan patologías complejas y consuman recursos, que ellos puedan facturar a valores rentables, y los médicos que le deje un beneficio sus prácticas, al mercado del complejo industrial médico que se consuman nuevas tecnologías, y al final el paciente deseando que lo atiendan como persona, con interés, dignidad y compasión, pero quién se beneficia de esto además.
Se tiene que prodigar conseguir el alineamiento entre prestadores y pacientes. Sin un cambio cultural y en las reglas de juego será en muchos casos un fracaso, una declaración de principios elegantes «atención centrada en la persona», «humanización de la atención» que descansarán en el fraseo de la misión, vacíos de realidades.
Naturaleza del ecosistema en salud
El sistema de salud no es una suma de partes aisladas, sino una constelación de actores y recursos que se articulan para responder a las necesidades de pacientes, familias y comunidades. La interacción entre estos actores da lugar a un entramado complejo y flexible, cuyo buen funcionamiento es clave para el logro de mejores resultados sanitarios. Definiéndolo es un sistema abierto, adaptativo y complejo. Que se abastece de información, datos, conocimientos, habilidades y capacidades. Tiene en su constitución unas quince relaciones de agencia, (Obras sociales nacionales, provinciales, de derechos especiales, prepagas, sistema público: nacional, provincial y municipal. Mercado farmacéutico, droguería, farmacias y droguerías. Médicos y profesiones relacionadas. Pacientes-familia-comunidad. Superintendencia. Ministerio de salud Nacional y Provinciales, mercado de insumos, etc,) este listado que parece interminable realiza fractales de tres integrantes a lo largo del sistema, que se constituyen en toda la cadena de valor del sistema de salud, una decena de actores sociales. Es un entramado complejo de redes con interacciones matriciales, que funcionan con sistemas de principal-equipo de salud, el agente del equipo de salud puede diagnosticar, tratar y prescribir. Luego otro grupo que cuida. Hay otros que son proveedores de información, de logística y mantenimiento de la funcionalidad de la estructura. Es una relación comprador-paciente. Comprador en relación con las necesidades de los pacientes. Por cuenta y orden del financiador.
Esta relación cambiante en el tiempo, se encuentra en la actualidad con experiencias renovadas. La evolución de la experiencia del paciente, viaja desde sus raíces básicas hasta una comprensión sofisticada de las necesidades, sentimientos y perspectivas únicas de cada paciente. Esta transformación fue impulsada por un esfuerzo concertado, que combinó la experiencia de los líderes médicos y de enfermería, con los avances de los médicos generales y los psicólogos, y se enriqueció significativamente con los conocimientos críticos de los pacientes y sus familias. Estos contratos imperfectos de relación de agencia deben considerarse como una relación entre dos expertos.
Centralidad del paciente y la familia
La co-creación de valor reconoce el rol central de pacientes y familias, quienes dejan de ser sujetos pasivos para convertirse en protagonistas activos en la integración y uso de recursos. Su participación directa se complementa con la de otros actores —como proveedores de información, logística, cuidados urgentes, laboratorio, farmacia, imágenes, anatomía patológica, infectología y hemoterapia— cuya articulación conjunta persigue el objetivo de mejorar la atención y los resultados en salud.
Integración de recursos personales, privados y institucionales
Crear valor requiere integrar de manera activa los recursos personales (habilidades, conocimientos) y privados (redes sociales, familiares) de las personas usuarias, junto con los recursos institucionales (equipo clínico, medicamentos, infraestructura) y el soporte de la comunidad y entidades gubernamentales. Esta integración determina la capacidad del sistema para responder a retos complejos y generar resultados sostenibles.
Riesgos de codestrucción de valor
La co-creación de valor también conlleva riesgos: si la integración de recursos es deficiente, se puede producir codestrucción de valor, afectando la experiencia tanto de pacientes como del personal y la comunidad. Reconocer y mitigar estos riesgos es clave para sostener mejoras en el sistema. Todo lo que se construye en una trayectoria institucional puede ser derrumbado por un mal contacto entre el principal y el equipo de salud, entre el paciente y una persona de admisión, o una enfermera que contesta mal, o un médico que no comunica, una prestación que no se cumple. Es muy complejo generar una cultura, una experiencia negativa hace mucho daño.
Importancia de la participación y colaboración institucional
El valor generado depende en gran medida de la colaboración fluida y los acuerdos entre diferentes departamentos y servicios. Modelos como el de Gotemburgo, que estructuran la colaboración en fases bien definidas (iniciar, trabajar y salvaguardar), contribuyen a operacionalizar eficazmente estos principios en la práctica clínica.
El centro es el Centro de Atención Centrada en la Persona (GPCC) de la Universidad de Gotemburgo. Sus fundadores propusieron tres «rutinas simples» para iniciar, integrar y salvaguardar la atención centrada en la persona en la práctica clínica diaria, el modelo GPCC. La primera rutina sirve para iniciar una asociación al obtener la narrativa del paciente, definida como el relato personal de la persona enferma sobre su enfermedad, síntomas y su impacto en su vida. Captura el sufrimiento de la persona en el contexto de su vida cotidiana, a diferencia de las narrativas médicas que reflejan el proceso de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. La segunda rutina sirve para fomentar la colaboración mediante la toma de decisiones compartida, de modo que profesionales, pacientes y, a menudo, sus familiares colaboren para alcanzar objetivos comunes. La tercera rutina sirve para salvaguardar la colaboración documentando la narrativa en forma de preferencias y valores del paciente, así como su participación en la toma de decisiones sobre la atención y el tratamiento. Estas rutinas representan las tareas clínicas que debe realizar el profesional, así como los objetivos cotidianos del paciente y sus familiares
Costo-efectividad y resultados comparativos
La evaluación del modelo de Atención Centrada en la Persona (PCC) muestra que, en la mayoría de los estudios, este enfoque es superior o al menos equiparable en eficiencia a los modelos tradicionales:
- 26 estudios lo reportan como dominante,
- 1 lo señala como rentable,
- 3 destacan su capacidad de ahorro.
Solo 4 estudios encontraron que la atención habitual superaba al PCC. Algunas investigaciones no arrojaron conclusiones claras, y los resultados en medidas como AVAC o CVRS variaron según la métrica empleada.
Impacto en la satisfacción profesional y el clima laboral
Se identificaron mejoras en la satisfacción y retención del personal, menor cantidad de quejas y vacantes laborales, y un clima organizacional más favorable. Sin embargo, se reconoce que el PCC puede requerir mayor dotación de personal y recursos, lo que plantea desafíos para su implementación extensiva.
Análisis económico y sostenibilidad
Los análisis de costo-beneficio, como el de un centro de rehabilitación, muestran que los ingresos generados por el modelo suelen superar los costos de implantación. Estos datos refuerzan la sostenibilidad y viabilidad del PCC, especialmente cuando se consideran los beneficios organizativos y de satisfacción profesional.
Desafíos y limitaciones del modelo PCC
El impacto global del modelo Planetree y otras variantes del PCC sigue siendo motivo de debate internacional, en parte por la falta de métricas estandarizadas y la necesidad de inversiones iniciales considerables. Persiste la necesidad de evaluar de manera sistemática los beneficios clínicos y económicos a largo plazo.
Conclusión general
La evidencia respalda que la calidad, co-creación de valor y la implementación del PCC, cuando son abordadas de manera integral y colaborativa, permiten optimizar resultados en salud, eficiencia organizacional y bienestar tanto de las personas usuarias como del personal. La clave está en la integración activa y consciente de todos los recursos y actores, avanzando hacia sistemas sanitarios más humanos, resilientes y sostenibles.