Matthew C. Dougherty
Universidad Atlántica de Florida
DICIEMBRE 2025
Los CDC estiman que cada año solo en Estados Unidos, 50.000 millones de dólares se destinan a cubrir costes médicos relacionados con lesiones no mortales relacionadas con caídas, con 754 millones adicionales destinados a asuntos relacionados con caídas mortales (National Center, 2020). Florida es el segundo estado con más gastos relacionados con las caídas, con 3.900 millones de dólares, lo que pone de manifiesto cómo la prevención de caídas sigue siendo una de las principales preocupaciones para las iniciativas sanitarias del estado (National Center, 2020). Las caídas también aumentan la duración de las estancias en 5,2 días, lo que pone a los pacientes en mayor riesgo de infecciones adquiridas en atención médica y lesiones por presión (Hasan et al., 2025).
Los programas multicomponentes adaptados a la unidad que combinan cribado de riesgos, herramientas de comunicación junto a la cama, formación del personal y vías estructuradas de escalada son los enfoques más consistentemente efectivos (Heng et al., 2020). Las revisiones sistemáticas y los ensayos aleatorizados informan de reducciones en el total de caídas cuando las intervenciones se agrupan y adaptan a flujos de trabajo locales, como el uso de kits de herramientas para el riesgo de caídas junto al paciente. Es importante destacar que la evidencia indica que intervenciones individuales y aisladas rara vez muestran grandes efectos. En cambio, una estrategia eficaz depende de cómo interactúan los componentes de intervención y de lo bien que se implementan (Morris & O’Riordan, 2017).
Además de las políticas universales de prevención de caídas, las mejoras medioambientales ayudan a prevenir y mitigar las lesiones por caídas al dejar claros los riesgos y reducir las barreras para la movilidad segura. Los estudios describen cómo señales visuales claras, como la señalización en la mesilla de noche y los identificadores de colores, ayudan el personal de primera línea debe ser consciente de los pacientes de alto riesgo (Clemson et al., 2019). Mientras tanto, la iluminación del suelo y del camino, las rutas accesibles para asear y las superficies protectoras como las esterillas de caída reducen el riesgo de movilidad y disminuyen la gravedad de las lesiones cuando ocurren caídas (Shorr et al., 2021). La literatura señala que las soluciones ambientales por sí solas no son tan efectivas sin cambios conductuales y sistémicos concurrentes (Clemson et al., 2019). Por ejemplo, combinar la señalización con un protocolo de respuesta estandarizado da lugar a un mayor éxito en la prevención de caídas que cualquiera de ellos por separado}
Al diseñar programas, también es importante recordar que los pacientes y las familias pueden desempeñar un papel activo en la prevención de caídas proporcionándoles planes de atención individualizados y una educación reflexiva. Los pacientes suelen subestimar la rapidez con la que pueden descondicionarse durante el hospitalización, lo que les lleva a sobreestimar sus capacidades de movimiento (Vonnes & Wolf, 2017). Los acuerdos de seguridad del paciente, los planes de movilidad co-creados y el asesoramiento familiar aumentan la adhesión a los planes de baño y de deambulación (Vonnes & Wolf, 2017). Al redactar estos acuerdos y planes, la literatura enfatiza que el diseño educativo de alta calidad, como el uso de contenido relevante y pasos claros de acción, es lo que más importa (Heng et al., 2020)
Por último, una gran parte de las caídas hospitalarias se agrupan alrededor del uso de baño. El uso proactivo y supervisado del baño es posible mediante rondas programadas, asistencia rápida en el baño y protocolos que prioricen la supervisión sensible a la privacidad (O’Neill et al., 2024). Estos esfuerzos reducen sustancialmente las caídas relacionadas con el baño y permiten una forma orgánica para que el personal de enfermería conecte con los pacientes (Rafferty et al., 2024). Estos momentos de llevar a los pacientes al baño y al baño permiten a las enfermeras reforzar la formación, responder preguntas sobre su plan de atención y ayudar a identificar conceptos erróneos sobre las capacidades de movilidad del paciente (O’Neill et al., 2024).
Marco de Cuidado
Este proyecto DNP estará guiado por el marco de las Seis C del Cuidado de la Hermana Simone Roach, que incluye compasión, competencia, confianza, conciencia, compromiso y comportamiento.
- La compasión es la respuesta emocional y humana que permite a una enfermera estar presente ante el sufrimiento de un paciente y transmitir empatía y amabilidad. Se considera la base de que se preocupa y refleja la capacidad de conectar con los pacientes como seres humanos y no como tareas o condiciones.
- La competencia se refiere a la capacidad de la enfermera para proporcionar una atención segura, eficaz y basada en la evidencia. Incluye competencia técnica, juicio clínico y aprendizaje continuo para mantener estándares profesionales y ofrecer resultados de calidad para los pacientes.
- La confianza es la cualidad que tranquiliza a pacientes y compañeros de que la enfermera es capaz, fiable y segura de sus conocimientos y acciones profesionales. También refleja la confianza en sí misma y la identidad profesional de la enfermera, lo que fortalece las relaciones terapéuticas.
- La conciencia representa la dimensión ética y moral de la práctica de la enfermería. Implica comprender los valores, principios y responsabilidades que guían las decisiones correctas y equitativas, especialmente cuando los pacientes son vulnerables o no pueden defenderse por sí mismos.
- El compromiso es el impulso interno para mantener los estándares profesionales y mantenerse comprometidos con el paciente, la profesión y los objetivos más amplios de la atención sanitaria. Refleja la dedicación continua de una enfermera a la excelencia, la defensa y el servicio.
- El comportamiento se refiere a la presencia profesional: cómo un enfermero se comporta a través de su actitud, apariencia, comunicación y comportamiento. Comunica respeto, integridad y autodisciplina, reforzando la imagen de la enfermería como una profesión de confianza (Roach, 2022).
Al equilibrar la compasión con la competencia, este marco proporciona un enfoque muy relevante para evaluar la política de prevención de caídas de un hospital, ya que subraya la importancia de una atención holística y ética al paciente que priorice tanto la seguridad como la dignidad (Roach, 2022). Incorporando estos principios fundamentales, el proyecto busca evaluar con qué eficacia la política actual no solo reduce el riesgo de daño físico, sino que también promueve un entorno compasivo y de apoyo tanto para pacientes como para el personal.
El marco de Six C se alinea perfectamente con este proyecto, ya que cada componente fomenta una cultura de seguridad y excelencia. La compasión y el compromiso inspiran la dedicación a reducir El paciente cae asegurando que el personal permanezca atento a las vulnerabilidades de las personas hospitalizadas. La competencia y la confianza dotan a los cuidadores de las habilidades necesarias y la seguridad necesarias para implementar eficazmente estrategias de prevención de caídas. La conciencia apoya la toma de decisiones éticas, especialmente en el equilibrio entre los protocolos de seguridad y el respeto a la autonomía del paciente. Por último, la actitud encarna el profesionalismo y la atención necesarios para mantener un entorno clínico vigilante, receptivo y compasivo.

Fig. 1. Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. (2024). Marco para la Evaluación de Programas. [digital]. Recuperado de https:// www.cdc.gov/healthy-youth/php/program-evaluation/index.html
Los hallazgos de esta evaluación del programa tienen implicaciones significativas para la práctica de enfermería, la seguridad del paciente y la mejora de la calidad organizativa. Al evaluar sistemáticamente la eficacia de la política de prevención de caídas de AdventHealth Orlando, el proyecto proporciona información basada en la evidencia sobre cómo las intervenciones actuales influyen en los resultados de los pacientes y en la adhesión del personal.
La reducción de las tasas de caídas de 549 a 528 demuestra avances hacia una mayor seguridad; Sin embargo, la brecha entre los resultados actuales y el punto de referencia interno del hospital de 374 indica la necesidad de esfuerzos sostenidos y dirigidos.
Estos hallazgos subrayan el papel fundamental de las enfermeras en la prevención de caídas y refuerzan la necesidad de una implementación coherente de políticas, una evaluación proactiva de riesgos y una colaboración interdisciplinar para lograr reducciones medibles en las caídas de pacientes.
Desde el punto de vista de la práctica, la evaluación pone de manifiesto oportunidades para perfeccionar flujos de trabajo y protocolos para apoyar mejor al personal de primera línea. Estrategias como el uso estandarizado de herramientas de prevención de caídas, el uso proactivo y supervisado del baño, el uso de cinturones de marcha y esterillas de caída, y las señales visuales mejoradas para pacientes en riesgo representan medidas tangibles y basadas en la evidencia que pueden integrarse en las rutinas diarias de enfermería.
Incorporar estas prácticas en planes de atención individualizados y reforzar la educación de pacientes y familias fortalecerá aún más los esfuerzos de prevención de caídas. El proyecto también subraya la importancia de una respuesta oportuna con luz de llamada, una comunicación clara y una documentación coherente dentro del historial electrónico de salud para mejorar la rendición de cuentas y la coordinación de la atención. Al integrar estas prácticas en los protocolos de enfermería y la formación del personal, el hospital puede crear un entorno más seguro y receptivo que minimice el daño al paciente y fomente una cultura de vigilancia.