Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular de la Universidad ISALUD.
La epidemia se transmite no por los determinantes sociales, sino por susceptibilidad del huésped humano y las comorbilidades para empeorar los resultados. Requerimos un comportamiento muy solidario. No trasgresores, ni tan omnipotentes.
Siendo toda la población susceptible, la enfermedad puede afectar a más del 50 por ciento de la población, para evitar la transmisión del virus por tener inmunidad y con ello evitar la transmisión. Esto permitiría establecer que hay una cantidad importante de individuos que deben pasar asintomáticamente la enfermedad, pero con capacidad de infectar, por ello debe ser difícil evitar su propagación en Italia, y España a pesar de las medidas realizadas con firmeza. Existen pocas dudas (en realidad, ninguna) sobre que la pobreza, la ausencia de servicios de saneamiento, de agua potable, el hacinamiento, la prostitución, etc., influyen notablemente sobre el desarrollo epidémico de las enfermedades infecciosas (por ejemplo, cólera, tuberculosis, SIDA, ébola) y las no infecciosas (por ejemplo, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes e incluso muchos tipos de cáncer).
La letalidad del SARS Co V 2 que tanto aterra a la población, se centra en personas con edad avanzada o con condiciones crónicas preexistentes. Esto es lo que inicialmente llevó a Boris Johnson y Donald Trump a adoptar estrategias de mitigación, rápidamente en dos semanas esta diseminación controlada en población susceptible de menor riesgo, se dieron cuenta la porosidad que tenían estas medidas, y también afectó a los ancianos, con dos episodios de alta mortalidad en lugares asilares de ancianos. El supuesto de no aplanar la curva exponencial inicial de crecimiento, hasta llegar a la inmunidad comunitaria, preservando las estructuras productivas y mitigando la caída del PBI, las quiebras en masa, pero las cosas no volverán a ser como antes.
¿En qué porcentaje de población está la inmunidad comunitaria? No se sabe. Posiblemente más de la mitad de la población mundial. Tampoco se conoce si este coronavirus presentará estacionalidad.
Esto además puede desbordar los servicios de salud, que no bastarán para contener los casos.
No todas las actuaciones exitosas de Singapur, de Wuhan, de Corea, Japón son trasladables y estamos a medio camino, mitigación y eliminación se aproximan. Tomar la decisión de muestreo masivo y aislamiento, dato objetivo y aislar al enfermo hasta que se cure.
Hasta cuando nuestro sistema de salud va a poder tolerar los desplazamientos de un trabajo a otro buscando su sustento, requerir de sectores paralizados, o de especialidades no requeridos, dermatólogos, neurólogos, reumatólogos etc., no porque no sean útiles, por el contrario en esta guerra hacen falta internistas, intensivistas, infectólogos, enfermeros, kinesiólogos, personal administrativo en general. Recordemos que los enfermeros profesionales de nuestros hospitales no tienen un solo empleo, que si trabajan más y ganan más son alcanzados injustamente por el impuesto a las ganancias, como si fuera una ganancia arriesgar su vida para atender pacientes o preservar la salud de las personas, teniendo una familia, afectos, que tienen miedo, que no tiene asegurado su sustento, su jubilación y su riesgo, la sociedad debe dar una respuesta. Una respuesta contundente, que establezca de una vez la meritocracia social, que jerarquice a los educadores, vigilancia y personal de la salud. No queremos aplausos, sino que nos dejen trabajar, que nos den insumos, respiradores, cargos, que liberen reactivos, determinaciones, insumos, que los proveedores dejen de especular, que se vea realmente donde esta afectada la cadena productiva en salud, cuyo principal cuello de botella es que faltan enfermeras, y médicos en las especialidades centrales, porque para lograr un beneficio que le permita subsistir dignamente es que se buscaron estos años segundas especialidades e hiperespecializaciones para cobrar por su saber diferenciado más dinero. Entonces tenemos pocos Internistas, terapistas intensivos, neonatólogos, terapistas pediátricos, porque es más rentable hacer otras especialidades que no hacen guardia. Además muchas trabajadoras mujeres, profesionales abnegadas, madres, con niños fuera de las clases y tienen que desarrollan su actividad profesional, haciendo triage de pacientes con coronavirus, poniendo en riesgo a su persona y su familia, como haremos con eso. Estamos poniendo en riesgo nuestra vida, lo único que pido, y ruego que valga la pena, que no nos pase lo mismo, que con la guerra de las Malvinas, que nos dimos cuenta las mentiras. No hacen falta nuevos hospitales, los que tenemos reconvertidos es el camino más corto, dotarlos de materiales para atender, nuevas estructuras no tenemos tiempo, no tenemos tiempo.
Suspender la actividad quirúrgica programada, visitas a los médicos para chequeos innecesarios, no dan turnos en especialidades no centrales para esta pandemia. Repeticiones anodinas de recetas.
Las plagas se combaten con decencia dijo en su libro la peste de Albert Camus.