Los gobiernos deben lograr un equilibrio sano y posible, como ha dejado claro el director médico de National Health Service, Chris Whitty. Entre la oferta estructural y los seres humanos, profesionales, que tienen vocación, que se comprometen, son altruistas, y que cuando termine estar guerra, recibirán un reconocimiento tenue, los políticos se sentarán a la mesa de negociación a distribuirse el nuevo poder mundial y regional, quién será la nueva potencia económica que regirá los destinos de los mortales. Los sanitarios de siempre volverán al transporte público, a pasar carencias, pagar costos internos en sus familias, mientras habrá festejos, y al final los que están en el poder ejecutivo tendrán su redito.
Los «soldados» de esta guerra, que tendrá muchas bajas, amputados, mentalmente más comprometidos, volverán a examinar pacientes, tratar shock hipovolémicos o síndromes de respuesta inflamatoria sistémica, Contarán en Congresos Médicos los factores pronósticos del COVID, índices de gravedad, que modalidad ventilatoria utilizaron, algunos pronaran cada cuatro otros cada seis, etc. y retrospectivamente porque murieron, los que están en el cementerio, y veremos como periodistas cuales fueron los factores pronósticos. Aunque las nuevas medidas deberían reducir la demanda en el sistema de salud, también van a diezmar la oferta a medida que el personal se queda en casa porque ellos o su familia tienen síntomas. Esto ya esta ocurriendo. Nosotros, los que hacemos gestión, como planificamos la crisis y que resultados tuvimos, imposibles de agregar y trasladar. Contaremos como nos fue en la guerra.
Existe una necesidad urgente de aumentar la capacidad instalada y para ello necesitamos los trabajadores sanitarios de primera línea, con todos los elementos y cuidados, ellos deberán tener a su disposición especialmente una prueba serológica rápida para mostrar quién ha tenido la infección y es inmune y, por lo tanto, capaz de volver al trabajo de forma segura.
Los médicos Más jóvenes y los residentes necesitan liderazgo, coach, uniformes, alimentos y reconocimientos y Lockers para poner su ropa de casa y trabajar con ropas que quede en el hospital. el personal de salud necesitan recursos para ayudarles a proteger y apoyar a sus equipos.
Los médicos necesitan una guía clara sobre la mejor manera de manejar a los pacientes a medida que cambian a la prestación de más atención por teléfono y video llamadas, intercambian conocimientos con colegas.
Los intensivistas necesitan apoyo para tomar decisiones difíciles sobre qué pacientes gravemente enfermos deben priorizar. Todo el personal necesita compasión, comida y lugares para descansar y recuperarse
La atención sanitaria ya está cambiando como resultado de la covid-19 de alguna manera positiva: el público por fin está aprendiendo autocuidarse; intensificar el lavado de manos está en primera línea; la tecnología se está adoptando; Monitoreo y modalidades ventilatorias, teléfono y telemedicina están reemplazando las consultas presenciales; hay un impulso a través de las clínicas; las personas están trabajando en todas las divisiones tradicionales de atención primaria, secundaria y terciaria y el voluntariado para ser desplegados desde especialidades más tranquilas o jubilación en áreas de necesidad.
Como escribe Matt Morgan, «Los problemas difíciles que han dormido en las bandejas durante años se estarán resolviendo»
. Hace unos días, en España, la gente se aferraba a aplaudir a sus médicos y enfermeras, que emergieron parpadeando en el aire antes de volver rápidamente a las tareas que tenemos a mano. En la Argentina también. Para ellos y sus colegas de todo el mundo, puede haber más certeza a medida que avanzan las semanas, pero como dicen Shreena Unadkat y Michael Farquhar, este es un maratón no un sprint
Los médicos y las enfermeras son similares a los bomberos que se encuentran intentando apagar, en lugar de alejarse del edificio en llamas. Sólo si nosotros y nuestros gobiernos les damos nuestro apoyo incansable esto no esta ocurriendo aún, nosotros, como país, superaremos esta crisis.
Quisiera expresar que hay que formar recursos, ver personal de otras áreas para capacitar, lo mejor sería concertar con voluntarios, no con cualquiera, asignarles tareas cercanas, funciones de proximidad y que puedan hacer, los cardiólogos es más probable que puedan ser terapistas intensivos, también los anestesistas muy bien formados en las terapias ventilatorias, especialmente si tenemos que usar mesas de anestesia, pero y espero equivocarme, y solicitar disculpas, pero no creo que puedan brindar un servicio a la comunidad, porque han mercerizado mucho su trabajo, siendo los que más cobran, los que siempre cobran, los que si no cobran no prestan, los otros profesionales tienen deudas de varios meses, con valores muy bajos. También podrían brindar un servicio internistas. las personas tienen que entregarse en plenitud, con mística a su vocación, sino no será posible. Tiene que haber un reconocimiento económico para que ese esfuerzo tenga un reflejo en una mejor calidad de vida, no son momentos de reclamos, ni de cuestiones mercantilistas o peseteras, sino de dar desinteresadamente por los necesitados. Es muy difícil saber si se esta haciendo lo correcto. Es muy difícil este momento en la humanidad, volátil, incierto, complejo y ambiguo, porque apareció un cisne negro, el coronavirus, que exige una resiliencia compleja en las organizaciones que viven décadas comportándose como burocracias profesionales, jefes de servicio, de departamento, de sala, divididos por salas o hospitales se necesitan cuidados progresivos. es una enfermedad en vivo, de tiempo presente, que puede aparecer en pocos meses un antiviral que pueda mejorar los resultados, o una vacuna, para inhibir su propagación y asi salir de esta situación de contar muertos, pacientes en asistencia respiratoria mecánica y estudios realizados, de ver desbordados los dispositivos asistenciales o bien desbordes que exigen triage. Cambiar las costumbres, romper las barreras de segmentación, de la fragmentación del sistema de salud argentino, mejorarán los hospitales públicos, se renovarán los respiradores, cambiará la organización de la terapia intensiva, mejorarán los elementos barrera de protección personal, los departamentos de control de infecciones por procedimientos o actos médicos, los cuidados, los sistemas cerrados de aspiración, el abastecimiento de insumos, de medicamentos y esquemas organizativos de trabajo descanso.
Es un momento de gestores hospitalarios, es el momento, que sepan manejar «fierros«, que dimensiones de cuidados integrados en longitudinalidad fundamentalmente se necesitan, aprovechas que los que se están por recibir salgan marcados por esta epidemia, y encuentren la importancia de la medicina, de la atención de la salud, tan olvidada por el positivismo de la sociedad, en un momento de una enfermedad que se cura con solidaridad y empatía. No con individualismo y modalidad líquida.
Del total de los enfermos el 20 % se internarán, requerirán 5% terapia intensiva y solo irán a ella, los pacientes que requerirán ventilación mecánica, prolongando la estancia , los consumos de oxigeno, requerimiento de enfermeros, médicos, kinesiólogos que sepan de cuidado respiratorio.
No se sabe a ciencia cierta que pasará, cuanto durará, cuantos casos serán, cuantos internados, cuantos se curarán en su domicilio.
Supongamos un pequeño ejercicio teórico que nos permita planificar con que contamos la epidemia durará 16 semanas (fin de junio), con un pico indescifrable y un ritmo de crecimiento diario de 32%, un modelo de 160.000 casos, de los cuales se internarán unos 40.000 casos, 2500 en unidades críticas, que consumirán 25 días camas por caso, y esto llevaría a requerir unas 700 camas de UTI en Buenos Aires y Conurbano que ventilen pacientes. Esta disponibilidad existe, pero luego tendremos que asegurar ahora un ejercito de 1750 enfermeras más un 15% ausentismo 2012 (Margen de error 20%) enfermeras capaces de atender estos pacientes. Recordando que intentar aumentar la productividad a 3 ventilados una enfermera, lleva un incremento significativo de la mortalidad. También los médicos y los kinesiólogos que las unidades necesitarán. Un médico especialista por cada 10-12 camas. se necesitarán unos 70 médicos día. Mas coordinadores y médicos de planta. En un corte diario, se requerirán en esa gran terapia intensiva, 80 médicos. más los de coordinadores de procesos. esto es igual a unas 200.000 horas médicas. 7800 guardias médicas, cada médico puede ofrecer durante la epidemia entre 36-48 hs médicas por semana y entre 160 horas por mes, unas 700 horas durante la crisis, se necesitarían unos 300 médicos que puedan ventilar a esos pacientes.
si en cambio en un modelo epidemiológico tradicional debería afectar al 60 % de la población, para cortar la curva epidémica, dando unos números muy altos como un millón de personas, 50.000 requerirían unidades de cuidados intensivos, que lleva a 5000 camas de uti en total, con una mortalidad esperada de 20 %, de estos pacientes pero esto es muy relativo y dependiente de las otras acciones.
Siguiendo al mismo tiempo Aislamiento social, contención, mitigación, cambio del modelo prestador y medidas se sostén formal.
Son dos extremos de una misma realidad, llena de incógnitas, y modelos matemáticos, que no serán los que la realidad nos impondrá, solo nos resta con algunos elementos planificar a dos días, con un pronostico que diga que va a pasar los próximos siete, sabiendo que los pronósticos en modelos de tantos factores que influyen y algunos vectores o funciones que no conocemos la realidad cambiará, el sistema de salud se transformará y nosotros también cada día, cada semana, cada mes.
Sepamos estar a la altura de esta circunstancia donde por primera vez la salud en este país luego de Juan Domingo Perón y Ramón Carrillo, esta por encima de la economía por comprender que la única libertad que gozan los hombres es cuando tienen salud, como decía Amartya Sen, y recordar que los cementerios están llenos los imprescindibles, pero como decía
Bertolt Brech:
Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchas muchos años y son mejores.
Pero hay los que luchan toda la vida estos son los imprescindibles.
Fragmento de un poema de KO Meara:
Y cuando el peligro terminó.
Y la gente se encontró de nuevo.
Lloraron por los muertos.
y tomaron nuevas decisiones.
y soñaron nuevas visiones.
y crearon nuevas formas de vida completamente.
Tal y como ellos fueron curados.
Poema escrito en el 1800 durante la epidemia de peste
Gracias, Carlos, por estar entre ‘los que luchan toda la vida’
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Dr Carlos Diaz: admirable tu artículo. No solo por el contenido teórico sino por la emoción subjetiva que transmite.
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