Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular de la Universidad ISALUD.
Planteo y preguntas sin respuesta:
En los ámbitos que uno se desenvuelve surge una pregunta ¿Qué sistema de salud queremos luego de la pandemia?
Pero las respuestas están imbuidas de los resabios de proyectos frustrados en el pasado por la implementación y los factores de poder corporativos, que impusieron el statu quo vigente por encima de las reformas, haciéndolas fracasar mediante errores de implementación y fallas de gestión. (ni siquiera repensamos si lo estamos planteando seriamente).
Las incertidumbres que nos invadieron parecen implacables y que nos multiplican las preguntas sin respuestas a saber:
¿cuánto durará la transmisión en la sociedad argentina del virus?, ¿hasta Diciembre?, ¿cuándo se producirá el pico y de que magnitud será?,
¿volverá el próximo invierno la epidemia?,
¿alcanzarán las camas de terapia intensiva?,
¿se complementarán el sector público y el privado cuando estemos en crisis de camas y respiradores?
¿cuánto durará la inmunidad?, ¿si la inmunidad de rebaño es más celular que humoral?,
¿cómo hay que tratar estos pacientes Covid?,
¿cómo se evita el colapso del sistema de salud?,
¿cómo se aumenta la capacidad de respuesta de este?, especialmente en el sector público,
¿hacen falta más test de PCR? ¿Qué significa el número: ¿Realizar test masivos a la población?
¿Está aumentando la mortalidad por otras patologías mientras estamos todos ocupados por la epidemia?
No resisto la tentación, aun teniendo tantas preguntas sin respuesta, de proponerme recapacitar sobre el particular,a quienes vacunaremos si tenemos pocas dosis, desde los sesenta años, con el incentivo que una crisis que me ocupa todos los días: la epidemia, ¿es una oportunidad para el cambio? No lo tengo claro, ni me animaría a afirmarlo. Apriorísticamente respondería con el clásico “Si, pero”: Cuidado, que los cambios no siempre son para mejor, pueden ser para peor, o para beneficio de algunos pocos
Entiendo que existen aportes aislados desde diferentes corrientes de opinión, de especialistas, sanitaristas, gestores, sectores políticos y sociales, lobistas, exministros (que cuando estuvieron en el cargo no hicieron nada y hacen gira por los programas de televisión diciendo el deber ser, cuando el silencio sería prudente) Esos aportes hacen a la confusión generalizada que este momento de crisis, de la recuperación de la rectoría, de la fuerte ayuda económica al sostén de las obras sociales y con ello también a los prepagos, algunos suponen que son instancias para plantearse una reforma al sistema de salud. Reformas se necesitan, sin dudas, pero la mayoría de las Naciones se están planteando transiciones en lugar de reformas, opción que parece luego de los intentos fracasados entre la década del noventa y principios del dos mil, en el cual nosotros participamos e invertimos sin dejar más que conocimiento ilustrado, sobre el programa de reforma de las obras sociales y otro de los hospitales.
Planteo y preguntas sin respuesta:
En los ámbitos que uno se desenvuelve surge una pregunta ¿Qué sistema de salud queremos luego de la pandemia?
Pero las respuestas están imbuidas de los resabios de proyectos frustrados en el pasado por la implementación y los factores de poder corporativos, que impusieron el statu quo vigente por encima de las reformas, haciéndolas fracasar mediante errores de implementación y fallas de gestión. (ni siquiera repensamos si lo estamos planteando seriamente).
Las incertidumbres que nos invadieron parecen implacables y que nos multiplican las preguntas sin respuestas a saber: ¿cuánto durará la transmisión en la sociedad argentina del virus?, ¿hasta Diciembre?, ¿cuándo se producirá el pico y de que magnitud será?, ¿volverá el próximo invierno la epidemia?, ¿alcanzarán las camas de terapia intensiva?, ¿se complementarán el sector público y el privado cuando estemos en crisis de camas y respiradores? ¿cuánto durará la inmunidad?, ¿si la inmunidad de rebaño es más celular que humoral?, ¿cómo hay que tratar estos pacientes Covid?, ¿cómo se evita el colapso del sistema de salud?, ¿cómo se aumenta la capacidad de respuesta de este?, especialmente en el sector público, ¿hacen falta más test de PCR? ¿Qué significa el número: ¿Realizar test masivos a la población? ¿Está aumentando la mortalidad por otras patologías mientras estamos todos ocupados por la epidemia?
No resisto la tentación, aun teniendo tantas preguntas sin respuesta, de proponerme recapacitar sobre el particular,a quienes vacunaremos si tenemos pocas dosis, desde los sesenta años, con el incentivo que una crisis que me ocupa todos los días: la epidemia, ¿es una oportunidad para el cambio? No lo tengo claro, ni me animaría a afirmarlo. Apriorísticamente respondería con el clásico “Si, pero”: Cuidado, que los cambios no siempre son para mejor, pueden ser para peor, o para beneficio de algunos pocos
Entiendo que existen aportes aislados desde diferentes corrientes de opinión, de especialistas, sanitaristas, gestores, sectores políticos y sociales, lobistas, exministros (que cuando estuvieron en el cargo no hicieron nada y hacen gira por los programas de televisión diciendo el deber ser, cuando el silencio sería prudente) Esos aportes hacen a la confusión generalizada que este momento de crisis, de la recuperación de la rectoría, de la fuerte ayuda económica al sostén de las obras sociales y con ello también a los prepagos, algunos suponen que son instancias para plantearse una reforma al sistema de salud. Reformas se necesitan, sin dudas, pero la mayoría de las Naciones se están planteando transiciones en lugar de reformas, opción que parece luego de los intentos fracasados entre la década del noventa y principios del dos mil, en el cual nosotros participamos e invertimos sin dejar más que conocimiento ilustrado, sobre el programa de reforma de las obras sociales y otro de los hospitales.
Por lo tanto, deberíamos acordar, consensuar, establecer un pequeño listado de acciones, para generar una hoja de ruta, de este espacio social ampliado en cada uno de los sectores: públicos, provinciales, municipales, nacionales, obras sociales, prepagas, mercado farmacéutico, legisladores, jueces, sindicatos, sanatorios, empresas de diagnóstico, farmacias el que se acuerde para mejorar la calidad, la solidaridad, la equidad, disminuir el gasto de bolsillo, y de los hospitales, con centros de salud asociados.
- Comienzo por proponer sobre que debe ser un sistema de salud sustentable financieramente
Que asegure con sus recursos las prestaciones, para ello tendríamos que definir cuáles son los fondos que se requieren, y no simplemente una descripción de ingresos, y una carga sanitaria que se formó por aposición de un desorden legislativo, de disposiciones, de normativas y de amparos judiciales que amplían la cobertura sin financiamiento.
- Mejorar la calidad política reguladora
Son las pautas a partir de las cuales se establece el funcionamiento del sistema, fundamentalmente enviando señales claras de incentivos, que la dirección que se quiere para la transición tenga claramente definidos los incentivos. Que las leyes promulgadas sobre enfermedades respondan a un programa de salud y tengan financiamiento, y no resulten de la presión de la innovación tecnológica. Que provoque aumento de los costos en la salud y no en la calidad de las prestaciones.
- Homogeneizar los desembolsos entre las jurisdicciones
En la actualidad la dispersión del gasto por cápita es de 3,5 a 1 entre provincias extremas, debiendo reducirse por lo menos a mitad de ese valor, que mejoró en los últimos años, pero debe ser ese camino continuado. Esta construcción de equidad requerirá un esfuerzo federal particular que nivele las diferencias entre las provincias, y no solo transferir fondos, sino medición de resultado, impacto y desempeño.
- Un servicio de salud de calidad que tiene a igualar hacia arriba: acceso, equidad, desempeño sectorial y disminución del gasto de bolsillo.
Que la misma está relacionada con aspectos de calidad técnicos, de efectividad, eficiencia, seguridad, continuidad, personalización, percepción (experiencia comparativa), no está relacionada con el confort o con un amplio listado de médicos de una cartilla que nadie conoce.
Se confunde calidad con confort hotelero y elección en un gran listado de profesionales, que en general los afiliados no conocen, y no tienen tampoco un médico de cabecera.
- Generar redes en el sector público, privado y de la seguridad social, que no tengan una trama de tecnología de diagnóstico y tratamiento, con un recorrido personalizado, trazado por el conocimiento acabado de las necesidades de los pacientes
El proceso de atención es un continuo, que debe ser personalizado, capacitado para identificar y detectar las necesidades de las personas.
- Que es necesario nominalizar a la población
Generar una identificación de las personas y asignarles una referenciación asistencial que se responsabilice por su cuidado, que asegure mediante un compromiso de gestión controles periódicos anuales de las personas, su derivación y acompañamiento.
- Saber dónde habita. En qué condiciones lo hace. Sus hábitos. Los servicios que cuenta. Las enfermedades que tienen.
Esto incorpora la importancia de los contactos, los servicios, las condiciones, la polución a la que está expuesto, la alimentación que recibe, las posibilidades de contención social y cual es su accesibilidad geográfica a los centros que se le asignan para la atención.
- Unificar por grupos familiares los aportes, que confluyan en una cobertura. Con esos datos asignarle a un prestador.
Esto mejora los ingresos al grupo poblacional y disminuye la fragmentación de la cobertura.
- Que la transferencia de la coparticipación esté vinculada a un incentivo que relacione este aspecto de la salud
Colocar incentivos de atención de salud específicos en la población en un plan estratégico de salud federal Argentina 2030.
- Con compromisos de gestión renovados cada año de los hospitales públicos, que los centros de atención primaria trabajen en red con hospitales de adultos, maternidades y pediátricos se les identifique el producto y se relacione este con los presupuestos.
Revertir la tendencia de asignación de presupuestos históricos. Por un pago por producto.
- Definir un listado de cápitas diferenciadas por el riesgo
Realizar un trabajo pormenorizado para definir las cápitas diferenciadas por el riesgo.
- Mejora progresiva de las condiciones de trabajo del equipo de salud, e impulsar una carrera e incentivos para que se formen médicos en determinadas especialidades
Efectuar un estudio sobre la carrera profesional hospitalaria, acompañada de beneficios por desempeño de la tarea y el logro de determinados objetivos con los pacientes, en los servicios de internación. Cómo así también generar condiciones favorables para el desempeño de la tarea y la trayectoria asistencial, la docencia y la investigación en algunas especialidades: terapia intensiva, adulto, pediátrica y neonatal, internistas, generalistas, especialistas en medicina familiar. Pero esto sin un mercado de trabajo que reinserte y le dé condiciones contractuales adecuadas.
- Solicitar a los institutos provinciales que unifiquen la prestación municipal, provincial, y de la obra social de la misma jurisdicción.
Las obras sociales provinciales que deberían recibir contribuciones y aportes del salario de los empleados públicos en general son “disciplinadas” en función a un presupuesto, e instrumento de ajuste de las cuentas públicas deficitarias. Los afiliados, que en términos comparativos con el resto del mercado laboral no son bajos salarios, aspiran a desregular a un prepago, pero su afiliación es compulsiva, motivo por el cual no pueden elegir.
- Desarrollar redes integrales e integradas de atención, de manera formal.
Es muy frecuente observar en la práctica que las redes públicas y privadas de salud, funcionan reactivamente, inician la búsqueda luego de expresada la demanda, no con un método de logística de flujo tenso. Esto lleva a que la mayoría funcione con voluntarismo y venciendo barreras. Acumulando los casos a lo largo del día, sin una regionalización por capacidad real instalada. No existen incentivos para la recepción de casos. Es necesario la incorporación del concepto de regionalización, de territorialización, de corredores, de redes de complejidad y complementación. La concreción afectiva de esta iniciativa son las Redes Integradas de Servicios de Salud, que han sido afectadas por financiamiento de reformas, que nunca se llevaron efectivamente adelante.
- Que hay que modificar el régimen simplificado del monotributo con respecto a la salud, que pueda involucrar a su grupo familiar
El régimen tributario simplificado del Monotributo para autónomos tiene un incentivo que es un pago por aseguramiento individual de su salud, que no involucra a su grupo familiar. Ese momento es inferior al 50% de la cápita media del sistema y del valor del programa médico obligatorio.
La porción del monotributo destinado a la salud en la actualidad cubre menos del 50% del costo estimado por la universidad ISALUD-PROSANITAS, del PMO, por lo tanto, si se quiere mantener vigente este régimen el resto para cubrir el costo lo debería aportar el Estado.
- Modificar “la libre elección” Que la transferencia de los aportes a los prepagos implique que un porcentaje quede en la obra social de origen
Esta proposición de modificar la libre elección está dirigida a que los prepagos y las personas de mayores salarios, al llevarse todo el aporte afectan la solidaridad del sistema y disminuyen el valor del ingreso medio de la obra social. Se debería impulsar además planes superadores de las obras sociales que puedan satisfacer las exigencias de los afiliados que buscan otras alternativas. Esto ha pasado también en la Obra Social de la Policía Federal, que atiende a los agentes de la fuerza que sufren politraumatismo, y el resto de la atención de su grupo familiar los hace mediante la desregulación a una prepaga. Afectando la sostenibilidad del Presupuesto de la Superintendencia de Bienestar de la Policía Federal, responsable administrativa del Complejo Hospitalario Churruca Visca.
- El PAMI debería transferir un valor de cápita que asegure el costo de las prestaciones que requiere un adulto mayor. Programas de prevención eficaces para la tercera edad.
Porque en general el déficit del instituto que lleva a pagar por debajo del costo de producción, la cantidad de cápitas que tienen los médicos de cabecera, y la falta de incentivos de las obras sociales para desarrollar acciones preventivas, al tiempo de recuperar las inversiones por esos esfuerzos.
Como en otras instituciones de nuestro sistema de salud, se podría plantear desde la teoría la existencia de una entidad que asista exclusivamente a personas de edad avanzada, que concentran una carga de enfermedad y sanitaria mayor.
Se estima que el costo en este grupo podría superar en cuatro veces la cápita media del sistema. Ese debería ser su presupuesto. Además, se debiera analizar su estructura de personal, y objetivar o bien potenciar su utilidad puesta al servicio de los afiliados y de una mejor prestación.
- Que se intente recuperar la solidaridad y la equidad
Como principios fundacionales de un sistema de salud, fuertemente arraigado, antes de las reformas de los años noventa, que pudieron haber traído algunas mejoras al sistema, como la profesionalización y gestión técnica de algunas obras sociales. Que desarrollaron modelos de prestación que fueron exitosos, por caminos totalmente diferentes como lo fue la obra social de UPCN, Unión Personal, de FAECYS, OSECAC y de la UOCRA, OSPECON.
- El sistema de obras sociales tiene entidades que tienen menos de cien mil afiliados, que deberían agruparse, sin perder identidad gremial, o de filiación, y el estado nacional asignarles para que lleguen al punto de equilibrio, afiliados, como se efectuó en la reforma de salud del Uruguay.
Es imposible desde el punto de vista político, de sistemas de presiones corporativas decir que se van a cerrar obras sociales. Siempre cuando ocurren estas cuestiones, se agrupan y se hace una defensa sectorial, sino que estas soluciones deberían surgir del propio seno de la seguridad social, que debería elaborar un plan mediante el cual se produzcan agrupaciones sin pérdida de identidad gremial y capacidad o competencia de laudar en los convenios colectivos de trabajo y las discusiones paritarias, o en los beneficios sociales.
- Que todos los habitantes tengan cobertura formalizada primero municipal en atención primaria o especializada si tiene efector, y provincial en el resto del plan de salud
Disponer de una cobertura formal que implique que las personas tengan acceso a un plan de salud, integral, que implique cobertura de un programa integral.
- Tener un sistema de compras centralizada, que fije precios, para los medicamentos de más alto costo.
Que este sistema compre para el Estado Nacional, las Provincias y los municipios, las obras sociales y todas las entidades prestadoras de salud que quieran sinergizar sus negociaciones, especialmente en fármacos de alto costo y dispositivos.
- Actuar para disminuir la judicialización de las prestaciones que no tienen indicación en los medicamentos y en dispositivos, mediante los amparos.
- Que algunos aspectos de la discapacidad no corresponden que lo financie la salud: educación y transporte.
Lograr que esto se haga cargo el Ministerio de Bienestar Social, porque es un área que tiene las competencias instaladas, y reconoce la condición del ciudadano discapacitado como un sujeto de derecho. No es un enfermo, ni un paciente del sistema de salud, salvo cuando lo requiere.
- Que exista una agencia de evaluación de tecnologías.
- Que se determine un valor de referencia del programa médico obligatorio, que se actualice cada seis meses.
Establecer valores de referencias en las seis regiones económico-sociales de la argentina, un valor capital-amba, centro, cuyo, Patagonia, noreste, noroeste, y poder establecer una referencia como piso de una recaudación mínima para solventar los servicios de salud. Las variaciones principales son en los mismos componentes los costos son diferentes. No para convalidar excesos sino referencias reales.
- Impulsar un avance en la digitalización de las prestaciones de salud.
La pandemia de la Covid-19 ha confirmado un importante atraso en materia de transformación sanitaria Este gobierno ha realizado importantes mejoras en ese aspecto, pero debería ser una línea también de ciencia y tecnología.
- Que existan programas de la enfermedad crónica.
Es sustantivo generar tres líneas de trabajo, en gestión de las enfermedades crónica, de los pacientes con polipatología y multimorbilidad, y los que requieren gestión de casos y cuidado paliativo.
- Desarrollo de una industria nacional para provisión de insumos básicos de calidad que eviten la dependencia ante situaciones de emergencia.
Establecer que insumos son estratégicos para el sostenimiento de la salud de la población y defender los derechos del común de la población.
- Desarrollar espacios de Salud en Todas las políticas, para mejorar las condiciones de hábitat de las personas, la provisión de agua y cloacas, electricidad, gas y accesos a los servicios de salud
Impulsar desde el Ministerio de Salud políticas transversales de obra pública, de infraestructura, laborales y sociales para mejorar el estado de salud de la población, lo que se conoce como principios de Salud en Todas las Políticas.
Son las condiciones básicas en las cuales tiene que funcionar y gestionar un sistema de salud, que son los determinantes sociales de la salud: acceso a servicios y saneamiento, hábitat, polución ambiental, acceso a educación formal, niveles de ingreso formal y su distribución. Las instituciones y sus actores. Los patrones de prevención y conductas saludables.
- Sostenimiento de los derechos de las minorías y la diversidad sexual.
- Impulsar la acreditación de las obras sociales, de las redes hospitalarias, de los hospitales, de los equipos profesionales
La acreditación es un proceso que moviliza a la mejora continua a las organizaciones. Debe fortalecerse en los diferentes ámbitos públicos, sociales, para que se evolucione a la calidad mediante la gestión por procesos.
- Implementar programas de digitalización, informatización, telemedicina, teleconsulta, interacción remota entre servicios de dilatada trayectoria con otros para establecer puentes del conocimiento.
El salto cualitativo que tuvo el Sistema de salud en cuanto a la digitalización es importante y por ello se debe sostener desde un marco regulatorio, normativo de la rectoría de los Ministerios de Salud.
- Aprovechar el conocimiento instalado en el Ministerio de Salud y avanzar en el desarrollo de las Farmacopolíticas, en forma coordinada con los financiadores, los grandes compradores, con la superintendencia de salud, las obras sociales
El papel de las obras sociales en el sistema sanitario argentino es el de gestionar los recursos provenientes de aportes patronales y contribuciones salariales, definiendo estrategias para lograr la cobertura del PMO identificando redes de servicios, ejerciendo la coordinación entre prestadores, eligiendo los métodos de pago y reembolso.
- Impulsar un cambio en el modelo prestador y de atención, estratificando el riesgo poblacional, por uno de continuidad de cuidado.
Un modelo gestión de la enfermedad crónica, que abarque la enfermedad crónica, la polipatología, la multimorbilidad, la discapacidad, la dependencia, y lo paliativo. Un modelo como implementa la Kaiser permanente y como lo ha realizado el país vasco.
- Revisar el enfoque sobre las enfermedades poco frecuentes.
Revisar precios de los medicamentos, alternativas, cantidades, indicaciones, respaldo científico y negociaciones, para su aprobación, indicaciones off label y reglamentar el uso compasivo.
- Coordinación y nominalización de los diferentes programas entre sí, porque las personas en realidad raramente tengan una sola patología, y existe un desorden manifiesto entre un ordenamiento por ciclo de vida, y otro por patología.
Se requiere que se utilicen los recursos existentes en el sector, a partir de la reorientación de las conductas de los actores y de las instituciones, que constituye uno de los mayores desafíos en el nivel macro y meso del sistema de salud, como también el gobierno de las instituciones.
- Consolidar el sistema de información unificado en el Ministerio de Salud Nacional y Provinciales.
Entonces estamos frente a un menú de opciones, que para cada una de ellas tendríamos que elaborar alternativas, y significan unas treinta transformaciones profundas, pero no son momentos, y gran parte de estas excede el tiempo del gobierno, por ello se debería construir como una política estratégica de Estado en un recorrido.
Transiciones no reformas.
En general las reformas producen aumento de los costos[1] que viene incurriendo los sistemas, se dice que para reformar sistemas de salud hay que invertir.
Además, en America Latina en la última década se hicieron tres líneas de reformas: una basada en el aseguramiento, la mercantilización y managed care, otra la de sistemas únicos y públicos, en el caso de gobiernos progresistas y Brasil. El tercero la integración del sistema de salud, para la nominalización de todos los actores y respeto de la propiedad de origen de los efectores mutualistas o prestadores públicos. El aseguramiento con paquetes explícitos de servicios no ha cumplido sus propósitos en Colombia o Chile, hacia la universalización de la cobertura, si en el ámbito de ganancias de los aseguradores y prestadores privados de salud.
Reformas se han abandonado al final de la década del noventa, ahora estamos embarcados en transiciones, aumentan los costos las coberturas universales o las reformas porque siempre hay una demanda oculta o no expresada, y un sistema que tiende a la equidad o universalizada, primero recoge esta población y luego logra corregir. Deberíamos pensar con especial atención en temas de diseño de los sistemas de salud, financiamiento y gobernanza de los sistemas de salud.
Solidaridad y equidad, ese debe ser el horizonte.
Los sistemas no tienden espontáneamente a la solidaridad y la equidad, menos en quien provee el servicio, requiere un fuerte control regulatorio, promoviendo enérgicamente la menor participación del gasto de bolsillo, que debe acompañarse de esquemas que premien e incentiven las eficiencias asignativas. Los primeros que reciben el servicio son los que tienen capacidad para financiar el precio que propone el oferente de tecnología.
En el financiamiento del sistema de salud argentino intervienen diversas fuentes y orígenes de fondos, impuestos y tasas recogidas por tesoros nacionales, provinciales y municipales, hasta una parte significativa alimentada por aportes y contribuciones de la seguridad social, a su vez que el sistema de seguros prepagos se nutre de pagos directos de los hogares.
“A diferencia de otras naciones, el modelo federal nacional brinda gran autonomía a las provincias (y en algunos casos, incluso a los municipios), para establecer la estrategia de cuidados de la salud de sus habitantes. Ello implica que las profundas diferencias en la distribución del ingreso se trasladan directamente al cuidado de la salud, a través de la atención de los grupos de por sí más expuestos, que son aquellos que recurren a la cobertura pública como fuente principal de cuidado (Maceira, 2018)”.
La situación macroeconómica del país y la caída estrepitosa del PBI genera que haya menos recursos destinados a la salud, la producción de salud estará siempre dolarizada en insumos y en medicamentos, en cambio estará precarizada en cuanto a longitudinalidad del cuidado, integración[1], y reconocimiento al recurso humano, la calidad y la seguridad del paciente. Al mismo tiempo que la cronicidad, el envejecimiento, la polipatología y la multimorbilidad, las nuevas tecnologías, la fragmentación del sistema, el modelo prestador, la segmentación, y la transferencia de riesgo agudizarán la falta de recursos.
Ocurrirá una caída fenomenal en la recaudación de la seguridad social, que perderá por lo menos unos 500.000 aportantes, fundamentalmente del sector de servicios hoteles, gastronomía, pequeñas industrias, comercio y la construcción, debiendo analizar cómo se podrá reactivar, y como se debería profundizar las vías, los incentivos, y la motivación para formalizar relaciones laborales.
La productividad del sistema de salud es débil, por un listado interminable y agotador de razones, que entre otros aspectos se observan inconvenientes en la gestión clínica de los servicios públicos hospitalarios, la organización de los procesos, en conocer que genera valor, en el cuidado de los pacientes crónicos, entrenamiento, tipos de contratos, disponibilidad de evidencias, problemas con la calidad y la seguridad de los pacientes, el multiempleo, la falta de dedicaciones extendidas, escasa conciencia en los pacientes de lo importante que son sus aportes en el cuidado, para evitar el sedentarismo, el sobrepeso, la modificación de hábitos alimenticios y que tiene todo depositado en la medicalización, las remuneraciones, los beneficios para que generen planes de afinidad con el hospital, primordialmente en cuanto a jerarquía curricular y de puntaje de antecedentes como existe en el Uruguay.
El advenimiento de las nuevas tecnologías (matizado en cuanto a equipamiento, pero si con potencia excluyente en las nuevas drogas, que se tratan de imponer a través de los especialistas) es aditivo no es sustitutivo, y en general es inflacionario. Los intereses de los colectivos tampoco contribuyen en la productividad.
La salud dejará de ser una prioridad para la sociedad luego de este ciclo de epidemia y le cederá el protagonismo a la pobreza, la decadencia institucional, la inseguridad, el desempleo, la decadencia, la violencia de género, etc. Volverá a su lugar en la agenda social de los argentinos y entonces no habrá oportunidades para las mejoras, o bien costarán más, por eso tal vez el momento sea ahora.
[1] La integración, en este sentido, debe ser entendida como un medio para mejorar el desempeño del sistema, más que como un fin en sí mismo. (Vázquez Navarrete, M.L., et. al. 2005)
[1] Los sistemas de salud son gasto expansivos, aditivos en cuanto a la tecnología, el envejecimiento de la población, la incorporación de tecnologías y medicamentos cada vez más costosos. Con indicaciones forzadas de tecnologías para asegurar su financiamiento.