Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular Universidad ISALUD. Gerente Médico del Sanatorio Sagrado Corazón. Organización que merece ser vivida.
Agradecimiento a todos los directivos e integrantes de la organización, sin ellos los sueños de muchos no se convierten en una realidad.
Aquí va mi Propuesta:
Introducción:
Cuando empezó esta pandemia en varios posteos de este blog, que intenta trasuntar un compromiso con la equidad, la gestión y el cambio para mejor, se expresó que había que proteger a las personas, que se le estaba pidiendo mucho, cuando se los olvidó por varias décadas, el mercado laboral público, hospitales, centros de atención primaria, los sanatorios, clínicas privadas, los prepagos y las obras sociales.
Supuestos explícitos que deben ser superados para el cambio:
- Los trabajadores si no se los vigila no trabajarán con responsabilidad.
- Los trabajadores trabajan por dinero.
- Si se le paga más la gente trabajará más
- Ponen los intereses propios por encima de la organización.
- Se desempeñan mejor y son más productivos si tienen que cumplir una tarea simple y repetitiva.
- No quieren ser responsables de sus actos.
- No son capaces de tomar buenas decisiones sobre asuntos importantes.
- Se debería compensar siempre a los trabajadores de salud por acto médico.
- Son piezas intercambiables, se va un médico tengo diez haciendo cola.
- Es necesario decir a los trabajadores que deben hacer, cuando hacerlo y cómo.
Solo el 13% de los trabajadores están involucrados en el propósito organizacional:
Esta falta de involucramiento del personal y de compromiso es muy importante, según el estudio State of the global Workplace, realizado por la consultora Gallup solo el 13 % de la gente está involucrada y están comprometido con su trabajo y dispuesto a dar contribuciones positivas a sus organizaciones. Lo que quiere decir que uno de cada ocho empleados está feliz con lo que hace. El 64% de las plantillas no se encuentra comprometido con sus puestos de trabajo. El 24% se declara infeliz, dice Ana Moreno 2018. Esto habla de la cantidad importante de las personas que no está satisfecho en su trabajo, no tiene motivación, no ve expectativas para su desarrollo, para poner todo su esfuerzo en disminuir los costos y aumentar la calidad. Esto es un problema que debe ser priorizado porque con tanto nivel de desencanto y rechazo poco es lo que se podrá hacer. No se debe olvidar que de discursos y promesas la gente está cansada, que en todo momento ve aumentar la frustración. Fundamentalmente por la interacción y la interfase con los pacientes, porque si los enfermeros y los médicos no están comprometidos con el proceso evolutivo, y no sienten que se están realizando, no atenderán bien a sus pacientes, porque estarán preocupados en otras cosas. Esta hipótesis, debe ser verificada en la práctica. Para que no se traduzca felicidad o un mejor ambiente de trabajo, en una disminución de la productividad. Es importante que aumente el tiempo que médicos y enfermeros pasan con los pacientes.
En una publicación de Deloitte insight 2017 dice que el 13 por ciento, tiene lo que llamamos «la pasión del explorador», lo que significa que no solo buscan desafíos difíciles, sino que están comprometidos a lograr un impacto significativo y se conectan regularmente con otros para obtener las habilidades y conocimientos necesarios para hazlo. La falta de pasión por abordar problemas desafiantes existe en todos los niveles y tipos de trabajo, y el 64 por ciento de todos los trabajadores encuestados, incluida la mitad de los ejecutivos y la alta gerencia, no son ni apasionados ni comprometidos.
Esto remeda en parte lo que se observa en las empresas de salud, que las personas están atrapadas por la rutina, monotonía y el destrato de sus directivos o de la sociedad hacia los integrantes del núcleo operativo asistencial, de la gente que está en la emergencia, en los cuidados críticos, por las carencias del sistema, de los bajos salarios, las cantidad de horas que trabajan y el multiempleo, para poder subsistir, el bajo reconocimientos, los riesgos a lo que se exponen diariamente siendo las caras visibles de la organización, frente a las necesidades de la población.
En un ciclo actual de infravaloración, salarios magros, escaso reconocimiento, menoscabo de motivación, lleva a la falta de compromiso, a la desmotivación, a estar esperando que se termine su jornada de trabajo. Entonces la consecuencia es que un porcentaje mayor al esperado no se comporta como uno quiere en la vocación de servicio, expresado con aumento de ausentismo o licenciamientos, en momentos de crisis pandémicas.
En general se está a una gran distancia temporal, ideológica y de las prioridades políticas de lo que voy a escribir, en argentina, que la gente disfrute haciendo su trabajo especialmente en áreas de salud, educación y otros servicios públicos, esto de ser médica-o, maestra-o, enfermera-o profesor-a, integrante de las fuerzas de seguridad o de las fuerzas armadas se ha postergado en la consideración social, salarios, condiciones de trabajo, elementos para desempeñarse. Que vivificante resultaría ver a nuestros trabajadores de salud no teniendo horarios, y que el día se les pase sin darse cuenta. Esto en la organización que dirijo en el momento de escribir este libro, se ha empezado a caminar. Por ejemplo un grupo importante vivimos lo que resulta Sentirse responsables por un trabajo bien hecho y no trabajar por un sueldo. La confianza debe trascender las horas de trabajo. Lo primero que tendríamos que superar, por lo menos en un núcleo duro, personas con dedicación extendida, mejor remuneradas y con carrera dentro de la institución, que la renovación, quede del lado del deseo de la realización como individuos de nuestros trabajadoras y trabajadores. Cuando la confianza aumenta, engendra responsabilidad, autoorganización productiva, empoderamiento y sensación de autoeficacia. La emulación y la presión de las otras enfermeras y los otros médicos, o camilleros o mucamas, regula el sistema mejor que cualquier otra jerarquía, la exigencia de tus propios compañeros de trabajo, respaldo mutuo y la cooperación. Eso, a veces, en estos tiempos es valorado negativamente, como que se está a favor de la patronal. Por ello debe demostrarse que no hay patrones, sino diferentes responsabilidades, diferentes riesgos, produciendo mejores atenciones, estancias y relacionamiento con los pacientes, las familias, los financiadores. Desarrollémoslo, no es costoso, y altamente redituable, porque lograr una atención diferente, que no se consigue en otro lado es valorado por los pacientes.
Los más apasionantes avances revolucionarios del siglo XXI no ocurrirán por la tecnología, sino por un concepto expansivo de aquello que implica ser humano. John Naisbitt.
Sin entrar en definiciones elaboradas las organizaciones deben destilar vidas, de trabajadores y pacientes.
Escasa valoración de las personas:
Es notorio que en las empresas sanitarias no se valore al recurso humano, cuando son por excelencia empresas del conocimiento y el mismo está en los cerebros y el sentido común de los profesionales. La escasa apreciación al recurso más importante, las personas, los que tienen el conocimiento, el saber hacer técnico, ocasiona desmotivación y baja productividad, también altos niveles de ausentismo e incumplimiento de las horas.
“las organizaciones no se transforman, son las personas las que se transforman para cambiar las organizaciones” Peter Senge.
El conocimiento es el bagaje que tienen las personas, desde un conocimiento general, especialmente de gestión, pero especializado. Nunca hacer las cosas solo. Sino en el seno de equipos. No hay que personalizar el cambio. Sino cambio es la consecuencia de la adaptación del conjunto y de las convicciones. Inducir a la gente con el cambio. La gestión del cambio es lo que se necesita. Las personas es la importante en la empresa.
La gente se tiene que sentir valorizada, tener libertad para aplicar el talento, y realizarse. Se deben valorar los equipos de personas, porque es tan importante lo individual y lo colectivo.
Ni siquiera las trayectorias vocacionales son inmunes al desencanto. Esto les ocurre a los médicos y más a las enfermeras desde hace mucho tiempo. Las escuelas de medicina y enfermería preparan egresados para un mundo que no existe. Ideal. No de mezquindad, de falta de trabajo en equipo e intereses contrapuestos. De esta forma terminamos con empresas de salud desprovistas de mística y de alma. Hemos transformado los hospitales en instituciones frías y burocráticas, que despojan a los trabajadores su capacidad de cuidar desde el alma o el corazón.
Un número cada vez mayor de gerentes, directores o managers intentan crear organizaciones llenas de vida, especialmente aquellas que atienden y dan servicio a los pacientes. El futuro de nuestras empresas está en el presente, en lo que se haga hoy, lenta e ininterrumpidamente. Son tiempos para aumentar racionalmente la productividad para bajar los costos por egreso, pero mejorar el ingreso de las personas, consolidar vocaciones y disminuir la rotación de personal, no solo de pelear por aranceles, por cobrar más las prestaciones o tener mayor presupuesto. Además, lo tenemos que hacer porque los desfasajes en la cadena de valor se han demostrado, por la inflación incesante de los costos. Las organizaciones gremiales también deben comprometerse en ayudar a bajar los gastos variables en insumos, para reclamar una parte del ahorro en sus salarios.
Las prácticas más importantes de estas organizaciones vivientes no estarán en la estrategia, los procesos, el presupuesto y el control, sino en la interfase humana del momento de verdad de la atención de los pacientes, la efectividad, la eficiencia y la humanidad que se ponga en ello, tener más tiempo para los pacientes, menos tiempo en reuniones, discusiones y tareas administrativas.
Gestionar las organizaciones desde un nivel de conciencia más elevado. Se trata de romper los esquemas. Se encontrarán muchas resistencias. Pero los principales socios, serán los trabajadores. Allí está la esencia. Esto es con ellos, y para ellos, los trabajadores. Para los pacientes, con los pacientes y sus familias. Para aumentar la productividad, sin aumentar el esfuerzo y bajar los costos. Eliminar los desperdicios de los procesos que ocupan tiempo, recursos y esfuerzos de los equipos o centros de responsabilidad. Que se encuentren soluciones más orgánicas y simples. Pueden tildarse de estas ideas como utópicas, pero en realidad son desafiantes del orden instituido. Personas comprometidas para cambiar la realidad, las formas de hacer las cosas. Empresas libres de politiqueos, de burocracia o disputas internas, libres de estrés y fatiga innecesaria, de resignación, de apatía. Librarse de las poses directivas. De tanta máscara dando vuelta. De despachos innecesarios. Que alejan a los jefes del núcleo operativo, de los momentos de verdad. De sentir el sufrimiento y el agradecimiento del prójimo.
Para que surjan espontáneamente los talentos ocultos que tienen muchas personas en nuestra empresa y que no se lo dejamos o permitimos expresar, porque los maniatamos con las reglas, con los códigos, cuando lo importante es lo volitivo, el alma, el propósito evolutivo de la organización.
La empresa de salud del futuro debe ser un Hospital inteligente
Serán lugares de trabajo llenos de vida, aunque se mueran personas, lo harán dignamente y con la satisfacción, que cuando no teníamos mucho por hacer, tenemos mucho por dar. Eliminar los egos innecesarios, que son expresiones de inseguridad. Posicionar la culpa en los otros. Tener móviles políticos. Difundiendo rumores parasitarios. La creatividad humana es ilimitada, y las innovaciones disruptivas o de mejora continua, surgen de los lugares, las visiones, las opiniones más inesperadas. Allí se tiene una fuente de recursos hasta el momento malgastado, en empresas mano de obra intensivas, que adolecen de viejos esquemas, trasladados encima de la producción industrial. Es momento de reinventarnos de pensar en que las decisiones más importantes se toman dentro de los quirófanos, de los consultorios, de la atención de la emergencia, de la realización de estudios que tienen la obligación de cada vez ser más precisos y concernientes a la integralidad del paciente, y no seguir mirando por un pequeño espacio de visión que nos ofrece un pedido de otro profesional, que no esta viendo dentro del cuerpo como hace el especialista en imágenes. De la prescripción de fármacos, pero no medicalizar la vida de las personas.
Estimado Carlos, muy buen artículo. Coincido con tus palabras y justamente por eso creo que la Telesalud está para eso.
Gracias
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En la gestión, como en otras cosas no existen las balas mágicas, ni sirve saber o tratar de imponer una sola cosa, como se dice «si solo sabes manejar martillos todas las cosas les parecerán clavos.
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