Preparándose para la próxima ola. Como dilapidamos la ventana de oportunidad.

Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular Universidad ISALUD.

Hemos perdido seis meses, en los enfrentamientos, en la falta del liderazgo de la máxima autoridad de la República Argentina, como en los países que tuvieron mas éxito a acceder a las vacunas, inclusive con una disponibilidad excedente de EE.UU de veinte millones de vacunas y de no tener recursos económicos para adquirirlas, el incumplimiento de las promesas precontractuales, desde los cuales se hicieron anuncios que no se pueden sostener, ni materializar que es lo peor. Vacunando el 1% de la población y gastando la mitad de los recursos presupuestados para comprar la vacuna de Oxford. Cerramos la ventana de oportunidad. Nos enfrentamos a lo peor de esta pandemia, con un Ministerio intervenido, mirado con Lupa, lo que actúan y pidiendo permiso para tomar decisiones. Un presidente que no preside y ministros que no funcionan, esta polinomial da negativa, muy negativa, y no lo deseo ciertamente, siento impotencia y dolor, porque muchas de las cosas que vuelco en este portal, hace más de un año, vienen aconteciendo, cierto es que es mucho más fácil escribir que la gestión pública, que tiene los avatares propios de las internas, de las disputas de coalición, del ejercicio del esquive del fuego amigo, del plan del «vamos viendo». No hace falta explicar mucho cual será el resultado, tendremos el triple de casos, y con ello incremento de las muertes, con el comienzo de la sonda ola con los primeros fríos, en el mes de abril, sin tener aún a la población mayor de sesenta vacunada. Sin tener inmunización disponible, sin tener más terapéutica que corticoides, plasma, y suero equino, en determinadas circunstancias, esperando que algún monoclonal o biotecnológico nos ofrezca una alternativa para poder disminuir la tormenta inflamatoria en los pacientes graves. Dejamos atrás que el sistema de salud está preparado. Porque ahora tenemos al equipo de salud cansado, preocupado, mal remunerado, defraudado, viendo como los políticos intentan enfrentarse con la justicia, definiendo prioridades que no son del vulgo, que necesita sustento, que frenen la inflación que tengan trabajo, que puedan salir a trabajar sin que los roben, que dejen de pensar en las elecciones y piensen en disminuir la pobreza y la indigencia. Son ejemplos para observar Uruguay y Chile, con comportamientos ejemplares, y que siendo gobiernos de derecha, no han tenido barreras ideológicas tontas para comprar vacunas. Ahora no podemos nosotros criticar lo que nos está pasando cuando con ese comportamiento nefasto de argentinos creídos damos la espalda a lo único que triunfa el capitalismo inclusive en Rusia y China.

Ha pasado un año desde que la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia COVID-19 una pandemia mundial el 11 de marzo de 2020. Casi 100 millones de personas se han enfermado en todo el mundo, más de 2 millones han muerto y muchos sobrevivientes están experimentando síntomas a largo plazo. A pesar de los avances en la vacunación y el manejo clínico de los pacientes con COVID-19, el final de la peor crisis de salud pública en un siglo aún no está a la vista

Existe paralelamente una sensación de logro científico, y que la comunidad mundial de investigación se ha elevado colectivamente al desafío impuesto por la pandemia. En ningún otro momento de la historia de la ciencia se ha generado, compartido y desplegado tanta información tan rápidamente para hacer frente a una amenaza para la humanidad. Por otro lado, es la comprensión de que ninguna cantidad de investigación y desarrollo científico puede compensar el liderazgo ineficaz y la falta de coordinación dentro de los gobiernos y la cooperación internacional entre los países. Más que nada, la crisis del COVID-19 ha sido un fracaso de la gobernanza.

Tenemos una clara sensación de que prepararse para la próxima pandemia requerirá una profunda inmersión en esos fracasos y reconocer lo que hicimos, entendiendo lo que salió mal y trabajando para mejorar la arquitectura de la gobernanza de la seguridad de la salud, un punto hecho por John Nkengasong.

Un mapa de cómo se pueden desarrollar paquetes de servicios esenciales de salud en entornos limitados por recursos, basándose en su experiencia en el desarrollo de estos paquetes en Etiopía. 

El fracaso de la gobernanza también se ha manifestado a través de una proliferación de desinformación y desconfianza en los profesionales de la ciencia y la salud y una posterior falta de cumplimiento de las medidas de salud pública que pueden salvar vidas y reducir una pandemia.

El mundo todavía está más o menos en medio de una crisis, y se podría argumentar que es demasiado pronto para empezar a hablar de prepararse para futuras pandemias. No estamos de acuerdo: creemos que ahora es el momento adecuado para hablar del futuro y de los cambios que deben producirse para mejorar la capacidad mundial para responder a crisis sanitarias de esta magnitud. La experiencia del pasado reciente ha demostrado repetidamente que los recursos, la financiación y el capital político tienden a disminuir a medida que ocurre un brote.

El verdadero impacto del COVID-19, sin embargo, tanto en términos de salud como económicos, es probable que supere la duración de la fase aguda de la pandemia, abriendo una ventana de oportunidad para un cambio duradero mientras el virus todavía está en la mente de las personas. Esta ventana de oportunidad no debe desperdiciarse.

La pandemia COVID-19 debería revivir una comprensión compartida de las emergencias humanitarias y la resolución de crisis, abriendo la puerta a un cambio transformador en las respuestas humanitarias. Pero también ha revelado oportunismo político y malas estructuras de presentación de datos, de respuestas y protección del recurso humano médico, siendo en Argentina la salud, social y privada, el único sector no subvencionado, cuando atiende al 70% de la población Argentina. Inclusive se postergaron ingresos por actualización que son inadmisibles para los costos actuales. Como la actualización del monotributo y de la actualización de la cobertura de las tecnologías tuteladas.

Publicado por saludbydiaz

Especialista en Medicina Interna-nefrología-terapia intensiva-salud pública. Director de la Carrera Economía y gestión de la salud de ISALUD

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