Dr. Carlos Alberto Díaz Profesor Titular Universidad ISALUD.
La experiencia de haber transcurrido la residencia, con esfuerzo ingente y abandonando otros aspectos de la vida personal, la jefatura de las mismas, que luego te queda como un título nobiliario, las formaciones posteriores en la Universidad, y la docencia de más de 25 años, llevan a mirar esta estrategia formativa con romanticismo y cierta melancolía. No para defenderla tal cual era, sino para instalar un debate, inmediato y nacional, para innovar y fortalecer el régimen formativo de los médicos, que debe ser mejor en todo sentido (económico, capacitador en habilidades duras y blandas, de formación de carrera profesional y más jerarquizado), y cubrir las especialidades deficitarias en los requerimientos de instituciones públicas y privadas. Si no lo corregimos van a faltar médicos en argentina, agravando la equidad del sistema de salud progresivamente.
Este año 2022 se inscribieron al examen unificado para medicina 3212 aspirantes, en el 2019 fueron 4109 postulantes, casi 900 menos. Esto implica que de todos los postulantes, ingreso a una residencia menos de la mitad: el 47,1%. Este porcentaje depende de cada especialidad. Por ejemplo, en clínica médica ingresaron el 56,2% de los postulantes, en diagnóstico por imágenes el 28,6% y en oftalmología el 8,06%.
«En Argentina existen 36 facultades de medicina, 13 de ellas públicas, con autonomía y libertad de enseñanza pero que se ajustan a los requisitos de acreditación del Comité Nacional de Evaluación y Acreditación, que garantiza la calidad de la educación a través de un mínimo de formación y práctica. se divide en 3 ciclos: el ciclo biomédico, el ciclo clínico y el internado rotativo anual. Anualmente se gradúan entre 4.600 y 5.500 estudiantes de medicina. El título de las facultades de medicina públicas y privadas habilita a los egresados para desempeñarse profesionalmente en todo el territorio nacional. La especialidad se obtiene por diferentes vías (internado, práctica de formación supervisada formal o informal, título de especialización, formación en sociedades científicas) siendo el internado el mejor sistema de formación médica que se inició en Argentina en 1946. En la última década se ha producido un importante incremento en el número de vacantes para el sistema de pasantías que fueron parcialmente cubiertas. La recertificación médica es voluntaria y requiere que los médicos vuelvan a realizar la prueba cada 5 años. Distintas leyes y resoluciones ministeriales establecen el marco legal para la formación de los estudiantes de grado,»
«Los jóvenes médicos, cuando eligen especializarse, apuntan a inscribirse en los
concursos que ofrece el Ministerio de Salud, y participan en los diferentes exámenes en
los lugares que se les ocurran para la especialidad que les interese, tanto en el ámbito de la salud pública como privada. Estas especializaciones tienen sus propias reglas y su
propia dinámica que trasciende el plano educativo. Dicha dinámica es fundamental para
entender la formación de recursos humanos en Salud en este país y la composición para
el financiamiento y formación de dichos recursos humanos. La formación de grado de
los médicos y la necesidad por especializarse para ejercer en determinada área de interés o en búsqueda de una posición económica mejor, entre otras razones, los obliga a formar parte de este sistema.
Aún más, cuando los médicos aplican para las residencias, al no existir
restricciones sobre las aplicaciones, la gran mayoría intenta acceder a alguna institución en la región donde se concentra la mayor cantidad de egresados»
En las especialidades como Medicina Interna concursaron 530 egresados para 624 puestos, en Medicina general concursaron 188 para 538 cargos, en terapia intensiva 133, para 292 cargos. En pediatría, neonatología y terapia intensiva infantil, la diferencia fue casi la mitad. Este fue el peor año de los últimos diez para el sistema de residencias médicas.
La residencia Médica no es aspiracionalmente para los médicos lo que era antes, esto tuvo un quiebre luego del Covid 19, no es un trayecto elegido para completar su formación médica superadoramente. Las dudas que me planteo son, si:
Esto está en crisis por su duración de cuatro años y tendría que volver a tres,
por el costo de oportunidad que le genera al médico joven, que con dos guardias de emergencia y una concurrencia ad honorem, percibiría más ingreso e igual formación,
la ampliación de los cupos de residencia en instituciones no tradicionalmente formativas con menos docentes, que bastardean la residencia
formar recurso humano para un mercado que no existe en terapia intensiva, neonatología, cirugía infantil, terapia intensiva pediátrica, psiquiatría.
la paga es muy baja, con funciones asistenciales regulares asignadas, lo que los convierte en mano de obra barata, en algunos casos no tienen aportes ni prepaga,
la cantidad de horas de trabajo, la soledad en gran parte del día, que se terminan formando de los residentes superiores.
Que no tienen cobertura.
Son muchas guardias. No se puede estudiar.
Se reciben pocas clases de personas de experiencia.
Me pregunto también, porque las residencias médicas del examen conjunto la mayoría son médicos extranjeros, que valoran la formación de postgrado que se da en Argentina. Uno por el prestigio docente. Por el prestigio de la Universidad de Buenos Aires. Por el reconocimiento de algunos especialistas. Por ser un sistema de especialización remunerado y que no tienen que pagar. Por el bajo costo de la argentina en alquiler de departamentos, en la comida, pero fundamentalmente con ese título de especialista vuelven a su país y tienen un mercado que los contiene y les hace vivir como personas. Que pueden vivir de un solo trabajo y de una sola empresa. El principal problema está que luego del sacrificio de hacer la residencia la vida a los médicos de nuestro país no les cambia mucho. Entonces señores financiadores y propietarios de clínicas, funcionarios públicos generen condiciones de carrera para que los médicos bien formados puedan desarrollar su potencial.
Los investigadores identificaron cinco criterios que probablemente indiquen la existencia de una crisis: 1
- Escasez de «buenos» residentes (aquellos que los jefes de departamento consideran más adecuados para el campo médico específico).
- Dificultad para cubrir puestos vacantes.
- Insuficientes médicos para la cantidad de trabajo clínico y, en consecuencia, una carga de trabajo cada vez más pesada.
- Una sensación de remuneración insuficiente y oportunidades limitadas para complementar los ingresos dentro del hospital.
- Deterioro de la calidad de vida laboral: sobrecarga, falta de satisfacción laboral y sensación de agotamiento.
Bibliografía internacional:
Reconstruyendo la educación médica de posgrado después de una crisis: perspectivas de los médicos residentes en los Emiratos Árabes Unidos
Fatma Mahmud , Aiat Ghadban , Thana Harhara , Halah Ibrahim 2
Resumen
Las pandemias crean desafíos de salud pública sin precedentes que requieren respuestas integrales y coordinadas de los sistemas de atención médica y, por lo tanto, pueden causar una interrupción sustancial y prolongada en la capacitación de residencia. La pandemia del coronavirus 2019 (COVID-19) ha impactado la educación médica en todo el mundo. Actualmente, existe una brecha en la literatura desde la perspectiva del aprendiz y pocos consejos sobre la reanudación de las operaciones posteriores a la pandemia. Como residentes de medicina interna que prestan servicio en la primera línea de un hospital gubernamental designado por COVID-19 en los Emiratos Árabes Unidos, también enfrentamos importantes desafíos e incertidumbres durante la pandemia. Somos afortunados de haber superado las oleadas iniciales y de haber pasado los últimos 6 meses navegando por una nueva realidad. Creemos que la crisis de COVID-19 brinda una oportunidad para que los programas de educación médica de posgrado en todo el mundo implementen cambios específicos que puedan conducir a mejoras sostenibles en el sistema. Para apoyar el aprendizaje durante estos tiempos, nuestro programa de residencia ha adoptado una programación flexible, centrada en una comunicación frecuente y transparente, ha incorporado diferentes estrategias para construir comunidad y promover el bienestar psicológico y modalidades avanzadas de enseñanza virtual. El objetivo de este artículo es compartir las estrategias que nos han ayudado a salir adelante tras las primeras fases de la pandemia, mientras nos preparamos para la incertidumbre del futuro. Esperamos que las lecciones que hemos aprendido puedan ayudar a informar a otros programas a medida que reaccionan y se adaptan a las secuelas globales de esta crisis.
Palabras clave: COVID-19, pandemia, respuesta a crisis, educación médica, medicina interna, residentes
Los programas de residencia operan dentro de los sistemas de salud que sirven a las comunidades. Una crisis que afecta a la comunidad, desde un desastre natural hasta un evento con múltiples víctimas y un brote de enfermedad infecciosa, puede tener un efecto profundo y duradero en sus sistemas de atención médica y programas de capacitación. Eventos como el huracán Katrina, el tiroteo en el Pulse Nightclub y la reciente explosión en Beirut demuestran la vulnerabilidad de los programas de capacitación para responder a estas crisis y manejar adecuadamente las consecuencias. 1 Los estudios han demostrado que el 30 % de los residentes de cirugía que respondieron al tiroteo en Pulse Nightclub en 2016 sufrieron agotamiento, depresión mayor y trastorno de estrés postraumático durante meses después del evento. 1Las pandemias crean desafíos de salud pública sin precedentes que requieren respuestas integrales y coordinadas de los sistemas de atención médica y, por lo tanto, pueden causar una interrupción sustancial y prolongada en la capacitación de residencia. 2 La pandemia del coronavirus 2019 (COVID-19) ha afectado la educación médica en todo el mundo. Existe una bibliografía amplia y creciente que documenta los desafíos que enfrentan los programas de capacitación, incluida la cancelación de procedimientos electivos, la pérdida de experiencia clínica y operativa, el aumento de la telemedicina con menos atención clínica práctica, la redistribución a servicios que no son de especialidad, y la rápida y completa transición al aprendizaje virtual. 3–5 Además, los alumnos describen un estrés y una ansiedad significativos relacionados con los efectos de la pandemia en su vida personal y profesional. 3, 6 Un estudio de residentes de medicina y cirugía en un gran centro académico urbano en los Estados Unidos mostró que el 50% de los encuestados pensaba que la pandemia de COVID-19 había afectado negativamente su experiencia médica, pero que su experiencia podría compensarse en el futuro. . 3Los centros médicos académicos tienen la responsabilidad de brindar atención a grandes aumentos de pacientes con COVID-19, al tiempo que mitigan las interrupciones en la educación y garantizan la seguridad y el bienestar de los residentes.
El Accreditation Council for Graduate Medical Education (ACGME) ha fomentado un enfoque múltiple para apoyar a los residentes durante la pandemia. Las áreas objetivo clave incluyen (1) satisfacer las necesidades físicas básicas de los aprendices; (2) mantener una comunicación efectiva; (3) promover habilidades de afrontamiento y apoyo entre pares; (4) el cuidado de los aprendices en peligro; (5) fomentar la conexión; (6) facilitar el acceso a los servicios de salud mental; y (7) centrarse en el entorno de aprendizaje clínico. 7En respuesta, las instituciones han implementado diversas estrategias. En Singapur, las lecciones aprendidas de experiencias previas con los brotes del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS) permitieron el rápido desarrollo de un «equipo de respuesta pandémica» que permitió un enfoque eficiente y sistemático para ayudar a minimizar la interrupción de la educación, al tiempo que prioriza la transparencia y el bienestar de los aprendices. 8 En un centro médico académico en el medio oeste de los Estados Unidos, los residentes de psiquiatría capacitados brindaron apoyo de pares de fácil acceso y bajo demanda. Con el apoyo de los supervisores de la facultad, los residentes ofrecieron asesoramiento a otros aprendices que se enfrentan al estrés crónico de trabajar como médicos de primera línea durante la pandemia. 9Sin embargo, hasta la fecha, existe literatura limitada sobre la efectividad de estas intervenciones, y las reacciones de los residentes a estos planes de contingencia aún se desconocen en gran medida. 3
Como residentes de medicina interna que prestan servicio en la primera línea de un hospital gubernamental designado por COVID-19 en los Emiratos Árabes Unidos, también enfrentamos importantes desafíos e incertidumbres durante la pandemia. Hemos trabajado turnos adicionales y horarios extendidos y brindado atención en condiciones muy estresantes durante muchos meses. Nuestras materias optativas y vacaciones se pospusieron indefinidamente y las sesiones académicas se cancelaron o pasaron a actividades de aprendizaje virtual. Los exámenes de la junta se pospusieron y cambiaron de estructura. El gran volumen clínico y las restricciones de distanciamiento social se tradujeron en menos tiempo para la enseñanza formal y la casi desaparición de las rondas de cabecera. El aumento en el volumen y la agudeza de los pacientes exigió que incluso los residentes más jóvenes atendieran a un gran número de pacientes en estado crítico. La incertidumbre de este nuevo virus significó que, por primera vez en nuestra capacitación, estábamos en la misma curva de aprendizaje que nuestra facultad y ya no podíamos confiar en su experiencia confiable. El agotamiento emocional y físico provocado por esta experiencia es innegable, y se ve agravado por el aislamiento físico de los miembros de la familia y el trauma personal de experimentar la enfermedad de familiares, amigos y colegas. A pesar de estos desafíos, reconocemos el importante papel que desempeñamos en la respuesta al COVID-19 de nuestra institución. Estamos orgullosos de nuestro compromiso continuo con la atención al paciente y sabemos que hemos sido testigos de un verdadero profesionalismo y resiliencia en nuestros colegas y en nosotros mismos. Reconociendo que la pandemia es impredecible y que aún se desconoce la duración y la magnitud de su impacto en nuestra formación, tenemos la suerte de haber superado las oleadas iniciales, y he pasado los últimos 6 meses navegando por una nueva realidad. Aunque existen numerosas publicaciones que describen el impacto de la pandemia en la formación médica de posgrado, con recomendaciones sobre la prestación de atención y la reorganización educativa, existe un vacío en la literatura desde la perspectiva del pasante y pocos consejos sobre la reanudación de las operaciones pospandemia. Creemos que la crisis de COVID-19 brinda una oportunidad para que los programas de educación médica de posgrado en todo el mundo implementen cambios específicos que puedan conducir a mejoras sostenibles en el sistema. El objetivo de este artículo es compartir estrategias que nos han ayudado a salir adelante tras las primeras fases de la pandemia, mientras nos preparamos para la incertidumbre del futuro.
Priorizar el bienestar de los residentes
No podemos subestimar el costo físico y emocional que esta pandemia ha tenido en los aprendices. Se han documentado ansiedad, depresión e insomnio en trabajadores de la salud durante los brotes del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS). a dos años después del brote. 10 , 11 Una encuesta reciente de trabajadores de la salud en China que manejan pacientes con COVID-19 reveló altas tasas de insomnio, depresión y angustia. 12De manera similar, en una encuesta transversal de más de 600 proveedores de atención médica en un gran hospital de Nueva York, el 75 % de los encuestados informaron altos niveles de angustia, principalmente debido al temor de transmitir el COVID-19 a familiares o amigos. 10 La pandemia puede intensificar la epidemia existente de agotamiento y depresión de los residentes. 13Ante este aumento, la atención a las necesidades de salud física y psicológica de los residentes y otros trabajadores de la salud es vital. Es esencial proporcionar a los residentes diferentes puntos de asesoramiento y apoyo. Además de las sesiones informativas grupales realizadas por expertos en trauma y salud mental, tenemos acceso a asesoramiento confidencial individual. Los residentes de psiquiatría en nuestra institución operan una línea directa de apoyo psicológico las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Las clases semanales de yoga en línea están disponibles para todos los trabajadores de la salud. Un cambio fácilmente implementable es la provisión de comidas diarias saludables y accesibles. Los gimnasios en el lugar, los espacios de relajación en el hospital y el entrenamiento de atención plena son otras intervenciones que pueden ayudar a reducir el estrés de los residentes. Además, se alienta a los residentes a tomarse un tiempo libre siempre que sea posible para limitar la fatiga y recuperar energías.
Incorporar la capacitación en liderazgo en el plan de estudios
Dado que los residentes brindan la mayor parte de la atención práctica y directa al paciente, se nos permitió liderar nuestros equipos clínicos durante la pandemia. Durante la afluencia de pacientes, los residentes de medicina interna dirigían equipos de salud interdisciplinarios, con residentes jóvenes a menudo supervisando y delegando tareas a asistentes quirúrgicos y de subespecialidades senior desplegados en las salas de COVID. Como profesionales de primera línea, participamos directamente en la gestión de los flujos de trabajo de los pacientes y aprendimos lecciones importantes sobre la optimización de recursos. La imprevisibilidad de la situación también requería versatilidad y una alta tolerancia a la incertidumbre. Los jefes de residentes desempeñaron un papel de liderazgo adicional único, operando como enlaces entre los directores de programas y los residentes.14 Muchos de nuestros colegas mostraron un rápido crecimiento en profesionalismo, adaptabilidad y habilidades de comunicación. Una encuesta de residentes en un centro de atención terciaria en los Estados Unidos encontró que muchos residentes mayores informaron una mayor confianza en las habilidades de liderazgo desarrolladas durante la pandemia de COVID-19. 3 La pandemia ha resaltado la importancia de la capacitación de liderazgo formal y holística, especialmente para los residentes mayores y jefes. Los seminarios web y los módulos en línea pueden brindar esta capacitación virtualmente.
Establezca una comunicación frecuente y activa
Se han desarrollado marcos de comunicación para involucrar de manera efectiva a las comunidades durante la respuesta a la crisis. Por ejemplo, el modelo de comunicación de riesgos de crisis y emergencias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades alienta a proporcionar información precisa y oportuna, mostrando honestidad al reconocer la incertidumbre, demostrando empatía y cuidado, y brindando apoyo y tranquilidad. 15En nuestro programa, la comunicación diaria, clara, abierta y transparente entre los residentes y el liderazgo del programa fue fundamental durante el aumento de pacientes y más allá. Aunque las reuniones de grupos grandes todavía están prohibidas, los correos electrónicos diarios y las conversaciones en las redes sociales y los chats grupales pueden facilitar una comunicación clara y oportuna. Esto ayuda a minimizar la incertidumbre y detener la propagación de información errónea. Estas comunicaciones se centran en las pautas actualizadas locales y nacionales de COVID-19, las preocupaciones de programación y los problemas emergentes, pero también incluyen mensajes alentadores y datos divertidos. Estas interacciones brindan a los residentes la oportunidad de reflexionar sobre su experiencia y hacer una lluvia de ideas para ayudar a identificar problemas y soluciones adecuadas. Los miedos, las preocupaciones y las incertidumbres siempre se abordan y tratan de manera oportuna.
Continúe construyendo comunidad, incluso virtualmente
Los residentes extrañan a su familia, amigos y vidas previas a la pandemia. 6 Sin embargo, las restricciones de distanciamiento físico y el miedo a enfermarse o transmitir el virus a otros han interrumpido las reuniones sociales. Fomentar la comunidad entre los residentes es una parte fundamental de la construcción del trabajo en equipo y la colaboración profesional. Nuestro programa tiene un chat grupal de WhatsApp para residentes para difundir información importante, pero también publicar chistes, compartir fotos y enviar buenos deseos. Las reuniones de café matutinas de Zoom o las noches de cine de Netflix pueden brindar oportunidades adicionales para la vinculación grupal.
Adopte la tecnología
Los residentes están preocupados por los déficits en su formación clínica. 5 Al principio de la pandemia, nuestro programa cambió rápidamente de conferencias tradicionales a enseñanza basada en la web. Los formatos de aprendizaje electrónico brindan muchos beneficios, incluida la mejora de las habilidades de gestión del tiempo. 5 Además, las colaboraciones académicas multiinstitucionales brindan a los residentes la oportunidad de asistir a sesiones dirigidas por expertos regionales o internacionales. 2 , 5 Los planes de estudio en línea y los grandes bancos de datos de preguntas médicas pueden aumentar el autoaprendizaje. En una encuesta de más de 500 residentes de oftalmología de 32 países, los aprendices sintieron que los seminarios web, la simulación basada en la web y la tutoría a distancia valían la pena y deberían continuarse junto con los modelos de enseñanza tradicionales después de la pandemia. 5Esperamos que el aprendizaje en línea continúe siendo una parte importante de nuestro plan de estudios.
Todos los días, los pequeños gestos pueden tener un gran impacto
Anticipamos y agradecimos los controles diarios del director del programa y los jefes de residentes para ofrecer aliento y expresar su orgullo por nuestros esfuerzos de respuesta. Múltiples tiendas y cafés ofrecieron descuentos especiales a residentes y empleados de atención médica. Una aplicación local de entrega de alimentos cambió el nombre de nuestro hospital a «cuartel general de superhéroes» en su mapa. Estos pequeños gestos nos enorgullecieron de nuestro papel en este momento histórico. Los protocolos de distanciamiento social pueden generar sentimientos de aislamiento y soledad; nuestro programa trabaja continuamente para permitir la conexión entre los residentes y entre los aprendices y nuestras instalaciones, lo que resultó en un sentido de comunidad y unidad dentro de nuestro programa a pesar de los desafíos.
En conclusión, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto sin precedentes en la educación y el bienestar de los médicos en formación. Para apoyar el aprendizaje durante estos tiempos, los programas de residencia han adoptado horarios flexibles, enfocados en una comunicación frecuente y transparente, incorporado diferentes estrategias para construir comunidad y promover el bienestar psicológico, y modalidades avanzadas de enseñanza virtual. Tenemos la esperanza de que estas intervenciones sean duraderas. Sin duda, esta pandemia será un momento decisivo en nuestras carreras y nuestras vidas. No solo aprendimos a ser mejores médicos; la experiencia nos ha hecho mejores seres humanos. Compartimos los mismos miedos y preocupaciones de nuestros pacientes y sus familias y nos volvimos más compasivos; nos hicimos más pacientes, flexibles y comprensivos. Nos enseñaron importantes lecciones de valentía y trabajo en equipo. COVID-19 no es la primera, y ciertamente no será la última emergencia de salud importante que encontraremos en nuestras carreras como profesionales de la salud. De hecho, la pandemia de COVID-19 puede ser un evento transformador en la educación médica. De esta experiencia, hemos aprendido a no temer lo desconocido, sino a crecer a partir del proceso y reconstruirnos más fuertes.
El sistema de educación médica de posgrado enfrenta desafíos cada vez mayores en la capacitación de proveedores de atención médica competentes y autónomos, en equilibrio con la prestación de atención de alta calidad, segura y eficiente. Este enigma plantea un dilema significativo para los programas de cirugía general encargados de capacitar a la próxima generación de cirujanos en un entorno de atención médica dinámico. La mayoría de los cirujanos asistentes están de acuerdo en que un objetivo central del entrenamiento quirúrgico es la autonomía; sin embargo, llegar a un consenso sobre cómo lograr este objetivo de manera práctica y efectiva sigue siendo un trabajo en progreso.
En un entorno de entrenamiento acelerado y con limitaciones de tiempo definido por restricciones de horas de trabajo, el modelo halstediano de autonomía graduada se ha vuelto más difícil de seguir. La evidencia de encuestas nacionales sugiere que los residentes se están graduando de programas con menos autonomía que en el pasado. 1 Los miembros de la facultad parecen estar de acuerdo con esta afirmación y, por lo tanto, no es sorprendente que un número cada vez mayor de cirujanos asistentes jóvenes informen que ingresaron a programas de becas o buscaron otro enfoque de transición porque no se sienten listos para practicar. 2
La autonomía es crucial, no solo porque prepara a un residente de cirugía para el éxito futuro en la práctica independiente, sino que también aumenta el sentido de pertenencia en la atención al paciente, mejora la confianza y, en última instancia, fomenta la competencia clínica durante la formación. 3 Las consecuencias no deseadas de la disminución de la autonomía de los residentes se extienden al desarrollo profesional y al bienestar personal y, eventualmente, pueden conducir a una disminución del desarrollo de las habilidades de liderazgo y enseñanza. Por ejemplo, a pesar de que los volúmenes relativos de casos se mantuvieron iguales durante varios años entre los jefes de residentes, la cantidad de casos de asistentes de enseñanza informados, en los que los residentes pueden practicar el liderazgo y la enseñanza en la sala de operaciones (OR), ha disminuido constantemente. 4En cuanto a la disminución del nivel de independencia que afecta el bienestar, cuando se encuestó a los alumnos sobre los factores que contribuyen al agotamiento, la mayoría de los residentes mencionaron una disminución de la autonomía. 5
La respuesta a este dilema puede parecer sencilla: dar más autonomía a los residentes. Desafortunadamente, aún no se han determinado las estrategias para lograr la autonomía de los residentes, particularmente dadas las innumerables barreras, que van desde cuestiones médico-legales hasta tensiones financieras. Esta generación de residentes de cirugía se enfrenta a una crisis de autonomía, lo que presenta una oportunidad notable para la defensa de los residentes.
Un delicado equilibrio
Aunque la mayoría de los educadores quirúrgicos están de acuerdo en que la autonomía es esencial para el aprendizaje de los residentes, también les preocupa que demasiada autonomía pueda provocar errores médicos y malos resultados para los pacientes. En 2000, el Instituto de Medicina (ahora las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina) publicó To Err Is Human: Building a Safer Health System , un informe histórico que afirma que entre 44 000 y 98 000 pacientes hospitalizados mueren anualmente como resultado de problemas médicos prevenibles. errores 6 Aunque investigaciones posteriores sugirieron que este número estaba inflado, el informe desencadenó un enfoque renovado en la disminución de errores médicos y quirúrgicos. 7-9
La muerte ampliamente publicitada de Libby Zion en marzo de 1984 destaca la conexión entre la supervisión y la autonomía de los residentes y los errores médicos. La desafortunada muerte del paciente de 18 años mientras estaba bajo el cuidado de dos residentes de medicina de emergencia incitó un debate sólido y una evaluación seria de la estructura de la residencia a escala nacional. 10 Además, estos informes y eventos han contribuido al desarrollo de regulaciones que afectan la capacitación médica, incluidas las restricciones de horas de trabajo de los residentes, restricciones de facturación sobre el uso de estudiantes de medicina y residentes como asistentes en cirugía y requisitos de facturación específicos para la participación del personal docente en los procedimientos. y operaciones (ver Tabla 1).
Tabla 1. Ejemplos de políticas legislativas y regulatorias con implicaciones para la autonomía del residente de cirugía
Curiosamente, muchas de estas reglamentaciones parecen suponer que la menor supervisión o los altos niveles de autonomía del alumno conducen a errores médicos y resultados deficientes para los pacientes. En un nivel básico, esta afirmación tiene sentido. Si los alumnos se quedan solos para tomar decisiones o realizar procedimientos sin la formación o la orientación adecuadas, es probable que el resultado sea negativo. Por el contrario, si a los pasantes no se les permite tomar decisiones médicas y realizar procedimientos de forma independiente, no adquirirán la experiencia necesaria ni las habilidades prácticas requeridas para practicar de forma independiente en el futuro.
La solución a los objetivos potencialmente competitivos de la seguridad del paciente y la autonomía del residente parece clara: los alumnos deben tener tanta autonomía como puedan manejar. 11 Sin embargo, determinar qué residente está lo suficientemente preparado para gestionar de forma independiente un servicio complejo o realizar únicamente una resección oncológica compleja es una tarea abrumadora. Lo que se sabe es que casi la mitad de los miles de eventos adversos prevenibles que ocurren anualmente en los pacientes siguen a un procedimiento quirúrgico. 12 Los pacientes y los administradores a menudo culpan a la inexperiencia del residente por estos eventos adversos y sienten que la atención al paciente y los resultados mejoran con menos autonomía del residente, a pesar de que la evidencia es insuficiente para respaldar este argumento. 11
Debido a que la seguridad del paciente es de suma importancia, se debe examinar la preocupación relacionada con el hecho de que los procedimientos realizados por residentes tienen más probabilidades de terminar con complicaciones o errores que los realizados únicamente por los cirujanos asistentes. Curiosamente, gran parte de la literatura publicada sobre este tema indica poca o ninguna diferencia en complicaciones o errores. Además, cuando se comparan operaciones con participación del residente versus procedimientos sin ella, múltiples estudios en varias especialidades quirúrgicas demuestran tiempos quirúrgicos similares o levemente prolongados, pero ninguno indica una diferencia en las complicaciones mayores o la mortalidad. 13-17Un estudio canadiense no demostró diferencias significativas en las complicaciones de 399 procedimientos clínicos menores realizados por 10 residentes de nivel medio en comparación con los realizados por asistentes. 18 En otro ejemplo notable, un programa piloto en el Hospital General de Massachusetts, Boston, en el que ocho jefes de residentes programaron y realizaron sus propios casos de cirugía general (124 operaciones) hasta la «parte crítica» de un caso, no encontraron diferencias en las complicaciones posoperatorias, readmisión o eventos adversos intraoperatorios mayores en comparación con las tasas en más de 700 servicios de autonomía de residentes tradicionales. 19
Sin embargo, en contraste con estos estudios, Aminian y sus colegas encontraron que la participación de compañeros en los casos se asoció con peores resultados para los pacientes con derivaciones gástricas en Y de Roux laparoscópicas. 20 En particular, en este estudio y muchos otros en los que se atribuyen peores resultados a la participación del alumno, los investigadores no examinan ni describen el alcance de la operación que realiza el alumno, un detalle crucial para evaluar la relación entre el grado de autonomía y los resultados adversos.
Rastrear los resultados adversos del paciente hasta un solo individuo, y mucho menos un cirujano en prácticas, es un desafío. Una revisión retrospectiva de 444 reclamos de responsabilidad cerrados resultantes de un supuesto error quirúrgico mostró que en el 62 por ciento de los casos, más de un médico desempeñó un papel importante y el 82 por ciento de los errores se debieron a factores relacionados con los sistemas. Aunque la falta de competencia en un cirujano en prácticas estuvo implicada en algunos casos, el 58 por ciento de los casos que involucraron falta de habilidad técnica o conocimiento se debieron en realidad a que un cirujano asistente practicaba sin suficiente experiencia con la operación respectiva. 3
Ampliando este trabajo, Regenbogen y sus colegas concluyeron que es probable que una supervisión más estricta (es decir, menos autonomía) de un aprendiz aborde solo una minoría de errores técnicos. 21 Algunos datos incluso muestran resultados equivalentes cuando los aprendices están presentes, como en las operaciones laparoscópicas para la enfermedad inflamatoria intestinal en las que se encontró que la cirugía era igualmente segura cuando la realizaban aprendices supervisados y entrenadores individuales sin diferencia en la mortalidad, morbilidad a los 30 días, reoperación o rehospitalización. 22
La función de la supervisión de los residentes se evaluó más a fondo en un metanálisis realizado por Snowdon y colaboradores, quienes concluyeron que el riesgo relativo de mortalidad de los pacientes se redujo en un tercio cuando los cirujanos sin experiencia (es decir, los residentes) fueron supervisados clínicamente. 23 Estos investigadores concluyeron que un “supervisor debe considerar (1) el nivel de habilidad que posee el aprendiz en la técnica quirúrgica particular, (2) la complejidad de la condición del paciente y la técnica quirúrgica, (3) el nivel de conocimiento que el aprendiz tiene en su propia habilidad, y (4) la creencia del aprendiz en su propia habilidad y su comodidad al realizar la cirugía de forma independiente”. 23En última instancia, la amplitud de la literatura destaca la complejidad de evaluar el papel de la autonomía de los residentes en los eventos adversos y la falta de acuerdo sobre cómo debería ser la autonomía.
A pesar de los datos equívocos, George y sus colegas sugieren que la relación entre la autonomía y la seguridad del paciente no es lineal. Postulan que limitar la autonomía puede reducir el riesgo inmediato de complicaciones, pero en el futuro puede resultar en más riesgo y daño para los pacientes debido al aprendizaje previo del aprendiz y los déficits experienciales (ver Figura 1). 11
Figura 1. Autonomía del alumno y el riesgo para la seguridad del paciente
Los directores actuales del programa de becas se hacen eco de esta teoría. Cuando fueron encuestados, estos directores de programa informaron que el 21 por ciento de los becarios no estaban preparados para el quirófano, el 30 por ciento no podía realizar una colecistectomía laparoscópica y el 66 por ciento no podía realizar un procedimiento importante sin supervisión durante más de 30 minutos. 1 Además, los residentes de cirugía general sienten que carecen de una comprensión clara de cuán preparados están para el quirófano, según lo definen sus educadores quirúrgicos. 24 Sin poder describir con precisión la preparación, los alumnos nunca se darán cuenta de la autonomía y la seguridad del paciente se verá afectada a largo plazo.
La crisis de la autonomía: un llamado a la acción para la defensa de los residentes
Por Julia R. Coleman, MD, MPH , Brett M. Tracy, MD , Kathryn M. Stadeli, MD, MPH , Pranit Chotai, MD y Jeff Howard, MD
El dilema que rodea la autonomía de los residentes radica en lograr el equilibrio entre exigir a los residentes que operen con supervisión hasta que demuestren que son capaces de realizar operaciones de forma independiente de manera segura y eficaz y garantizar que los residentes de cirugía que se gradúen tengan suficiente experiencia para practicar de forma independiente. El ideal por el que deberíamos luchar, entonces, es un modelo en el que los alumnos tengan una autonomía gradual, de modo que estén lo más preparados posible para realizar operaciones de forma segura a través de la simulación continua y el autoaprendizaje, pero reconociendo que no hay sustituto para las manos. -en funcionamiento.
Barreras a la autonomía y un llamado a la acción
Las barreras que obstaculizan la autonomía adecuada y necesaria van desde problemas relacionados con los sistemas hasta problemas específicos de atención e incluyen restricciones de horas de trabajo, discrepancias entre los puntos de vista de la autonomía del residente y del cirujano asistente, presiones financieras, preocupaciones legales y percepciones del paciente.
En 2003, el Accreditation Council for Graduate Medical Education (ACGME) ordenó que las horas de trabajo de los residentes se restringieran a un promedio de 80 horas por semana en un mes determinado. En 2011, la ACGME creó además la restricción de máximos de servicio de 16 horas para pasantes o residentes de primer año. 25 A pesar de la noble intención de mejorar el bienestar de los residentes, entre otros motivos, una víctima de estas restricciones fue la experiencia de los residentes. La investigación que siguió a estas restricciones indicó una reducción del 20 por ciento en la exposición del paciente. La consiguiente falta de experiencia tiene implicaciones obvias para la autonomía. 26
En un estudio reciente, Williams y sus colegas examinaron los predictores de la autonomía del residente y concluyeron que el desempeño quirúrgico de los residentes en cada caso fue el predictor más fuerte de cuánta autonomía se permitió en el caso subsiguiente, seguido por la autonomía típica otorgada por el cirujano supervisor. 27 La experiencia del alumno, que se gana a través de la presencia repetitiva en el quirófano, también fue uno de los cuatro factores que predicen la autonomía. 27En consecuencia, con el advenimiento de las restricciones de horas de trabajo, los residentes ven y hacen menos, luego luchan más para desempeñarse bien o imponer una presencia repetitiva en el quirófano y, en última instancia, se les otorga menos autonomía como resultado. Para complicar las cosas, dentro del marco de tiempo restringido disponible para que los residentes operen, la investigación ha demostrado una discrepancia entre los puntos de vista de los residentes y los asistentes sobre la autonomía durante una operación, lo que destaca la falta de claridad con respecto a la calidad y cantidad «óptimas» de la autonomía de los residentes en el quirófano. .
En un estudio reciente sobre estimaciones de residentes y profesores sobre la autonomía de los residentes, el 47 por ciento de los residentes encuestados sintieron que tenían muy poca autonomía y el 38 por ciento de los profesores encuestados estuvieron de acuerdo. 2 Sin embargo, cuando se les pide a los residentes y asistentes que califiquen el grado de autonomía de un residente durante una operación, los asistentes a menudo reportan una autonomía significativa otorgada, mientras que los residentes informan una escasez. 28,29La falta de acuerdo sobre cómo se ve la autonomía sirve como una barrera para los residentes. Este problema se ve agravado por la realidad de un sistema de capacitación en el que los residentes cambian de servicio con frecuencia y reciben menos comentarios de los deseados. Un estudio cualitativo nacional reciente sobre la encomienda progresiva encontró que la observación directa de la competencia del aprendiz y la oportunidad de operar con la misma atención durante un período prolongado facilitó la autonomía. 30
Las presiones financieras relacionadas con el reembolso y las unidades de valor relativo (RVU) para los cirujanos asistentes también crean un entorno en el que la autonomía del residente a menudo compite con otros intereses. Una serie de medidas emitidas por los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) requieren que el cirujano tratante esté presente en el quirófano. En 2002, CMS exigió que los cirujanos asistentes estuvieran presentes y fregados en todas las partes «críticas» de un procedimiento y que brindaran una supervisión adecuada a los niveles de habilidad de los residentes de operaciones. 31 Estas pautas, que determinan el reembolso de los cirujanos asistentes, han creado desafíos para que los residentes afirmen una mayor autonomía en el quirófano y durante las partes críticas de los casos que solo se pueden aprender a través de la participación práctica.
Además de los requisitos de asistencia y participación en los casos, está el considerable enfoque en las RVU, generado por la Ley de Reconciliación Presupuestaria Ómnibus de 1989, que creó el programa de honorarios médicos de Medicare. 32 RVU crearon presiones para que los cirujanos asistentes aceleraran el tiempo operatorio y aumentaran su carga operativa. Los períodos de tiempo más cortos en el quirófano y las demandas de una alta rotación de pacientes pueden ser incompatibles con la participación de los residentes, dado que la literatura ha demostrado consistentemente un vínculo entre la participación de los residentes en los casos y el grado de autonomía y los tiempos operatorios más prolongados. 13,16
Cualquier discusión sobre las barreras a la autonomía del residente debe reconocer la naturaleza litigiosa de la práctica médica. Desafortunadamente, la responsabilidad ocupa un gran espacio en la mente de los cirujanos en ejercicio, y el profesorado debe encontrar el delicado equilibrio entre la autonomía del alumno y la seguridad del paciente. Algunos cirujanos asistentes pueden sentir que la autonomía del aprendiz puede conducir a una mayor responsabilidad; sin embargo, la evidencia para respaldar esta inferencia es insuficiente, como se señaló anteriormente.
En 1996, en el caso de Johnson v. Kokemoor, un paciente resultó lesionado después de un procedimiento neuroquirúrgico, que involucró el recorte involuntario de un aneurisma cerebral. El paciente demandó, argumentando que la falta de experiencia del cirujano en la realización de la operación no fue revelada en su totalidad. 33 La Corte Suprema de Wisconsin falló a favor del demandante, y aunque este caso no involucró a un residente de cirugía, resaltó la responsabilidad médica que asumen los médicos tratantes cuando supervisan a médicos con menos experiencia. El hospital también asume la responsabilidad, y hay varios ejemplos en los que se ha declarado responsables a las instituciones por errores que ocurrieron cuando un paciente estaba bajo el cuidado de un residente. 34
Otra barrera para la autonomía adecuada del residente son las percepciones de los pacientes con respecto al papel de los residentes en la atención quirúrgica. No es raro que los pacientes de los hospitales universitarios expresen sentimientos negativos con respecto a la participación de los residentes en su atención. En estos escenarios, los cirujanos asistentes y las instituciones académicas deben sopesar las obligaciones contrapuestas tanto para los residentes como para los pacientes. Sin embargo, estudios recientes parecen sugerir que los sentimientos del público con respecto a los aprendices pueden ser más favorables de lo que se creía anteriormente. Por ejemplo, un estudio multiinstitucional realizado por Kempenich y colegas evaluó las percepciones de la autonomía de los residentes entre los residentes, el cuerpo docente, los administradores y el público. Los autores encontraron que el público acogía más la participación de los residentes de lo que esperaban los profesores y administradores. 2Este hallazgo sugiere que se infla la presión percibida por parte de los cirujanos docentes para minimizar la participación y la autonomía de los residentes debido a la preferencia del paciente. Más bien, son necesarias una divulgación apropiada y la educación del público y del paciente.
Las barreras comunes a la autonomía se pueden desafiar mediante nuevas herramientas de capacitación en cirugía, la defensa de una legislación que cree una estructura médico-legal conducente a la autonomía de los residentes y la educación del paciente. Los residentes pueden fomentar el uso de herramientas educativas innovadoras para estructurar el enfoque sobre la autonomía de los residentes. Este concepto se ha demostrado con éxito en la Universidad Northwestern, Chicago, IL, mediante el uso de la escala Zwisch, que ahora es la aplicación móvil SIMPL (Sistema para mejorar y medir el aprendizaje procedimental). 35SIMPL incorpora tres indicadores básicos de calidad que evalúan (1) la autonomía intraoperatoria, clasificada como mostrar y contar, ayuda activa, ayuda pasiva y solo supervisión; (2) desempeño, calificado como sin preparación, sin experiencia, intermedio, listo para la práctica y excepcional; y (3) complejidad del caso, calificada como más fácil, promedio, más difícil. 36 De las calificaciones, solo la ayuda pasiva y la supervisión se consideran sinónimos de “autonomía significativa” para la formación de residencia en cirugía.
Un estudio reciente que utilizó esta escala mostró que los residentes de cirugía general obtienen una autonomía gradual con el avance de los años de capacitación, pero también que estos residentes no estaban universalmente preparados para realizar procedimientos básicos de forma independiente. 28 Estos datos también revelaron que el desempeño y la autonomía de los residentes son muy paralelos entre sí. Se han adoptado herramientas innovadoras similares a SIMPL, que brindan un foro para que los asistentes den su opinión, facilitan la reflexión de los residentes sobre el desempeño y discuten los objetivos de autonomía. 37
Además de la promoción dentro del propio programa de residencia y de los pacientes, existe un mayor llamado a la acción dentro de la comunidad quirúrgica para crear una legislación medicolegal que conduzca e incluso recompense la autonomía responsable de los residentes. El tipo de legislación necesaria puede abordar la búsqueda y protección de incentivos de reembolso para la atención de pacientes dirigida por residentes de agencias del poder ejecutivo, como CMS (como se analiza en este artículo y se describe en la Tabla 1) y el cabildeo para la protección de responsabilidad cuando se trata de atención de residentes. La defensa de políticas impulsada por cirujanos puede abordar las áreas grises en la legislación, como lo que define las partes «críticas» de las operaciones y cómo incentivar a los terceros pagadores para que reembolsen los servicios administrados por los residentes. Más lejos,
Cada vez hay más vías disponibles para que los residentes se involucren en la defensa de la legislación, específicamente a través del Colegio Americano de Cirujanos (American College of Surgeons, ACS). La ACS ha sido fundamental en los movimientos de base entre los cirujanos para crear una voz formal influyente en la formulación de políticas que, en última instancia, afectan a los cirujanos y sus pacientes. La Sociedad de Residentes y Asociados de la ACS, la organización nacional de cirujanos en formación y jóvenes cirujanos afiliados al Colegio, tiene varios comités para residentes deseosos de involucrarse, incluido el Comité de Defensa y Asuntos, que aborda temas actuales en la capacitación de residentes, atención médica y política de salud. Este comité también trabaja en colaboración con varias otras organizaciones que tienen un legado de fuerte participación de los residentes en los esfuerzos de defensa,Surgeons PAC), el Consejo Asesor de Políticas de Salud (HPAC) y el Grupo de Defensa y Políticas de Salud (HPAG). Surgeons PAC apoya una agenda de promoción para los cirujanos y sus pacientes a través de un programa de inversión político, educativo, comunitario e interactivo, que incluye la promoción en acción en Capitol Hill. HPAC nutre una red de defensa de base que desarrolla experiencia en temas legislativos, políticos y regulatorios relevantes para los cirujanos y sus pacientes. HPAG identifica importantes problemas de política pública y preocupaciones de los cirujanos y sus pacientes y luego crea planes de acción de ACS para aumentar la conciencia y guiar las iniciativas para abordarlos.
Conclusión
La importancia de la autonomía del residente en la formación quirúrgica es clara. Otorgar autonomía a los aprendices no solo beneficia a los residentes al fomentar la competencia clínica y la independencia como futuros proveedores, sino que también beneficia a los pacientes al crear una fuerza laboral quirúrgica mejor equipada para atender a los pacientes en el futuro. Obviamente, la autonomía del residente debe equilibrarse hábilmente con la supervisión de los asistentes para garantizar la seguridad óptima del paciente y el aprendizaje del residente. Las barreras a este equilibrio se relacionan con las restricciones de horas de trabajo, las discrepancias entre los puntos de vista de los residentes y los docentes sobre la autonomía, la rotación frecuente de los residentes, las presiones financieras, las preocupaciones por los litigios y la percepción de los pacientes. Abordar estos obstáculos, si bien es formidable de superar frente al contexto histórico y el cambio legislativo, sigue siendo un llamado a la acción para la comunidad quirúrgica y exige una voz residente.
Los residentes serán agentes cruciales de cambio en el movimiento para reclamar la autonomía de los residentes en la capacitación quirúrgica, ya sea impulsando la adopción de herramientas educativas quirúrgicas innovadoras, trabajando con el Congreso para desarrollar políticas sensatas que sean sensibles a la autonomía de los residentes o apoyando a los pacientes y sus familias. para demostrar el valor de los residentes en su cuidado. La necesidad de que las voces de los residentes lideren este problema es primordial; el momento de hablar y ser escuchado es ahora.
El papel de la financiación de GME para abordar la escasez de médicos
Estados Unidos se enfrenta a una grave escasez de médicos, en gran parte debido al crecimiento y envejecimiento de la población ya la jubilación inminente de los médicos mayores. La pandemia de COVID-19 ha subrayado el papel vital que desempeñan los médicos y todos los proveedores de atención médica en la infraestructura de atención médica de nuestra nación y ha puesto de relieve la necesidad de una fuerza laboral médica más grande. En diciembre de 2020, los líderes bipartidistas del Congreso dieron un paso para abordar la escasez de médicos al agregar 1,000 nuevos puestos de educación médica para graduados (GME) respaldados por Medicare, 200 por año durante 5 años, dirigidos a comunidades prioritarias, incluidos hospitales rurales, urbanos y de enseñanza. en todo el país, poniendo fin a una congelación de casi 25 años en el apoyo federal para GME.
Además de ampliar el apoyo para los puestos de capacitación de residentes financiados con fondos federales, la AAMC apoya incentivos y programas que no son de GME , incluidos Conrad 30, el Cuerpo Nacional de Servicios de Salud y la Condonación de Préstamos por Servicio Público, y el Título VII/VIII, que se utilizan para reclutar una diversidad mano de obra y animar a los médicos a practicar en especialidades escasas y comunidades desatendidas.
A medida que nuestra población crece y envejece, la demanda de médicos continúa creciendo más rápido que la oferta, lo que resulta en un déficit estimado de entre 37 800 y 124 000 médicos de atención primaria y especialistas para 2034. La escasez de médicos representa un riesgo real para los pacientes, especialmente para aquellos en áreas rurales o desatendidas. Es fundamental que invirtamos en capacitar a suficientes médicos para que los pacientes tengan acceso a la atención adecuada y oportuna que necesitan.
Legislación para abordar la escasez de médicos
Ahora más que nunca, la nación debe hacer una inversión a largo plazo en nuestra infraestructura de atención médica y salud pública. Abordar la escasez de médicos requiere un enfoque múltiple, incluido el aumento del apoyo federal para GME, que hasta diciembre de 2020 permaneció efectivamente congelado desde 1997. La AAMC apoya la Ley de Reducción de la Escasez de Médicos Residentes de 2021 (S. 834, HR 2256), que agregue 14,000 espacios de residencia durante siete años.
Datos de educación médica para graduados estado por estado
Todos los graduados de la escuela de medicina deben completar un período de GME, o capacitación de residencia, para obtener la licencia para ejercer la medicina en los Estados Unidos. GME comprende la segunda fase, después de la escuela de medicina, de la educación formal que prepara a los médicos para la práctica médica. Durante la residencia, los médicos aprenden habilidades y técnicas específicas de su especialidad elegida bajo la supervisión de los médicos tratantes y sirven como parte de un equipo de atención.
Datos de educación médica para graduados estado por estado
¿Qué es la educación médica de posgrado (GME)?
Todos los graduados de la escuela de medicina deben completar un período de GME, o capacitación de residencia, para obtener la licencia para ejercer la medicina en los Estados Unidos. GME comprende la segunda fase, después de la escuela de medicina, de la educación formal que prepara a los médicos para la práctica médica. Durante la residencia, los médicos aprenden habilidades y técnicas específicas de su especialidad elegida bajo la supervisión de los médicos tratantes y sirven como parte de un equipo de atención.
Datos clave sobre GME y los hospitales docentes
192 escuelas que otorgan MD y DO 192 Escuelas que otorgan MD y DO
1.100 hospitales universitarios en los Estados Unidos.
90,000 puestos de residentes respaldados por Medicare
107,000residentes en formación elegibles para la financiación de Medicare
17,000+Residentes entrenando en cupos no soportados por Medicare DGME
21 % de la parte de los costos directamente asociados con la capacitación de residencia cubiertos por Medicare.
Educación Médica de Posgrado, 2021-2022
Sarah E. Brotherton, PhD; Sylvia I. Etzel La Asociación Médica Americana (AMA) y la Asociación de Colegios Médicos Americanos (AAMC) patrocinan y administran el Censo Nacional GME [educación médica de posgrado] a través de GME Track (un producto de AAMC basado en Internet), y mantienen conjuntamente una base de datos de información sobre programas de capacitación acreditados por el Consejo de Acreditación para la Educación Médica de Posgrado (ACGME) y de los residentes y becarios en los programas.
Desde mayo hasta diciembre de 2021, se les pidió a todos los directores de los programas acreditados de ACGME que completaran el componente de encuesta del programa del Censo Nacional de GME utilizando GME Track.
La información sobre las características educativas de los programas de capacitación se agrega a FREIDA (la base de datos de residencia y becas de AMA), que es un recurso público sobre los programas de GME disponibles para estudiantes de medicina, residentes y becarios.
A partir de finales de julio de 2021, se encuestó a los directores de programas sobre sus residentes y becarios activos, transferidos y graduados para el año académico 2021-2022.
A los directores de programas se les proporcionaron listas de residentes y becarios de la base de datos actual y se les pidió que (1) confirmaran o modificaran el estado de capacitación de los aprendices que estuvieron presentes en sus programas durante el año anterior; (2) agregar nuevos médicos a su programa que aún no estaban en nuestra base de datos; y (3) confirmar, editar o agregar información demográfica sobre todos los aprendices.
Esta información demográfica incluye sexo, fecha de nacimiento, país de nacimiento, estado de ciudadanía, raza y etnia hispana. La información sobre la raza y el origen étnico hispano para los residentes y becarios que la habían proporcionado a través de varias solicitudes de AAMC (por ejemplo, el Servicio de Solicitud de Residencia Electrónica) se llevó adelante a partir de esas solicitudes y se incluyó en el Censo Nacional de GME. Encuestamos a 12 602 programas activos, de los cuales 12 081 (95.9%) completaron la encuesta del programa y 10 857 (86.2%) confirmaron el estado de todos sus médicos activos en formación, lo que representa 146 171 de un estimado de 148 874 aprendices activos (98.2%) en programas acreditados por ACGME durante el año académico 2021-2022. Otros 56 programas (0,4%) confirmaron algunos, pero no todos, sus aprendices (1156 aprendices, 0,8%); 570 programas (4,5%) confirmaron que no tenían aprendices; 575 programas (4,6%) confirmaron la condición de aprendices no activos (graduados y transferencias) pero no tenían ningún médico activo en formación; y 544 programas (4,3%) no confirmaron el estado de ningún médico en formación (incluidos 374 programas que aparentemente no tenían ningún médico activo en formación). Un total del 97,7% de todos los médicos en nuestra base de datos tenían su estado confirmado (por ejemplo, activo, graduado, transferido, retirado). Los médicos cuyo estado no fue confirmado fueron «avanzados» en el siguiente año de capacitación (n = 1716 [1.2% de los residentes activos]) o «graduados» según la fecha de graduación esperada (n = 1246 [2.5% de los residentes graduados y becarios]). En total, estimamos que hubo 148 874 residentes activos en programas acreditados por ACGME durante el año académico 2021-2022.
Conclusiones:
El mejor sistema de formación médica de post grado es la residencia médica. Pero año tras año hay menos postulantes, la mitad de los que egresan desisten hacer la residencia médica, por ello debemos abordar desde las universidades una revisión del esquema de contratación, enseñanza, actividades prácticas, rotaciones, supervisión, certificación, remuneración y seguro de salud. Los que contratan deben pensar que tiene que cobrar un salario que le permita alquilar y comer mínimamente. Cualquier cosa que hagamos será para bien, como seleccionar vacantes de especialidades. Ofrecer otras para los que no estuvieron rankeados para las primeras elegidas. Mejorar la remuneración, sostener exigencias académicas, e incorporar la investigación, y la simulación.
Estamos frente a una cuestión dilemática, tenemos que darles a todos los médicos que egresan vacantes para que terminen la residencia, para ello, los que son de nuestra nacionalidad o se van a quedar como médicos de planta, tendríamos que plantearnos mejorar las condiciones laborales, como hace el Medicare, y las prepagas, las obras sociales y los Ministerios, suplementar el salario de los residentes y el primer año de continuidad como médico de planta. Estructurar un mecanismo de incentivos para que sea elegible la posición de residencia. Debatir sobre las condiciones del mercado laboral en las áreas críticas, en neonatología, en cirugía infantil, en pediatría, en otras que localmente lo requieran. Acortar la duración progresivamente hasta llegar a los tres años. Acordar con los financiadores que privilegien instituciones que tengan formación y que tengan planta. modificar los regímenes de trabajo para que los médicos de las especialidades críticas que no hagan más guardias de 24 hs, y con ello disminuir la fatiga, mejorar la seguridad y la calidad de atención.