Las personas valen por el lugar que ocupan y hacen con él.
En Homenaje al Licenciado Eugenio Zanarini Superintendente de Servicios de Salud. Fallecido en Servicio.
Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor Titular Universidad ISALUD.
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No tengo la intención de hacer un epitafio, no es mi función, Epitafio viene del griego epitaphius compuesto por epi que indica ‘sobre’ y taphos que se refiere a ‘tumba’. Sino de editorializar que Las personas, y en este caso Eugenio, no valen por lo que son, un cargo, sino por los valores que defienden, por el don de la amistad, representan y por lo que hacen en las situaciones difíciles como las que vivimos, en argentina decimos que las botas de potro no son para cualquiera, ya que es fácil ponérselas, pero es difícil caminar con ellas,
Frase de origen gaucho, la bota de potro era la más utilizada por los gauchos hasta casi fines del siglo XIX, se hacía con la piel de la pata de un potro y dejaba los dedos de los pies expuestos para mejor manejo de los estribos, pero a quien no era gaucho se le hacía muy difícil caminar con ella.
Eugenio demostró que sabía caminar con las botas de potro tanto en la Universidad donde compartimos el Claustro y en la función pública.
Era respetado por financiadores y prestadores, por el claustro, la academia y los gestores de a pie. Propios y ajenos.
Trató desde su lugar de mantener el funcionamiento de un sistema que pide reformas y transformaciones.
Tenía la ilusión de dejar un mejor sistema de seguridad social, que la que recibió, sabiendo las limitaciones de la época pandémica, sin recibir apoyos sectoriales firmes y sinceros, mucho más declamatorios que efectivos, construyendo consenso en silencio, soportando críticas interesadas, a lo cual respondió mediante una gestión de puertas abiertas, con una burocracia politizada que impedía que sus ideas, tuvieran niveles de impacto como quería.
Trato de distribuir los fondos en forma transparente, en función de las personas beneficiarias y las necesidades, en un sector que existe más tendencia a querer sacar que poner. Se opuso firmemente a que se produjera una reforma de manejo de los fondos de la seguridad social para el disciplinamiento político. Soportó operaciones permanentes y críticas. No se si su reserva coronaria, pero si su intelecto y sus convicciones.
Esta realidad se contextualiza y él era parte en una compleja gobernanza política y del sistema de salud, en el peor momento de la historia argentina.
La gobernanza política de la sociedad actual, afectada por un problema de salud pública, un dominio que sin embargo supera las áreas de sanitarias, sectoriales, de la economía, lo laboral, lo social, para ser un dominio excepcional del primer mandatario: presidente, o primeros ministros, presidente de los estados, hasta con poderes excepcionales.
Requiere un centralismo fundamental de manera tal que asumen poderes mediante los estados de emergencia, concurrentes, reorganizar los niveles de gobierno, gestión de la gobernanza, prevenir la transmisión, proveer servicios eficientemente, más difícil en países federales, si se centraliza, los errores son tremendos fallos, un movimiento de centralización importante que debe ser administrado y por tiempo definido, no con tendencia autocrática, no como lo hicimos nosotros de la cuarentena eterna, nos enamoramos de una sola herramienta, porque se puede trasladar la línea, de las libertad y la democracia, es importante el papel de usar esa centralidad para construir consensos, compartir información, coordinación obligada por legislación de emergencia, hay que ganar peso y visibilidad, con los apoyos, con la asistencia al personal, con la compra de las vacunas, con manejar las campañas de vacunas, las tensiones entre los distintos niveles de gobierno son casi inevitables y deben ser gestionadas, especialmente en una coalición, que fue fácil juntar para ganar una elección, pero difícil de mantener unida para llevar adelante el ejecutivo, y proveer servicios eficientemente.
Estamos conviviendo con otra forma de hacer las cosas, una normalidad distinta, se agudizaron problemas que ya estaban en el sistema de salud, sobre la fragmentación, la segmentación la falta de integración, pero que se pusieron en superficie, baja productividad, hiperespecialización, anestesiólogos y cirujanos alejados de la asistencia clínica o crítica de otros países.
Bajo en todos los ámbitos de la atención radicalmente la oferta de servicios o la actividad clínica, 20% de casos de cáncer es probable que no se hayan diagnosticado, debemos plantear las cosas de otra forma, hay que ver como hacemos para hacerlos monográficos.
Debemos gestionar un flujo dual de los pacientes, a los no covid, debe haber una parte del sistema que debe buscarlos, pedirles los estudios por telemedicina y llegar a las consultas con todos los estudios realizados. Ponerlos dentro del radar. ponerlos bajo la gestión de la enfermedad crónica. Mejorar la cobertura , atención diferenciada con más integración y los enlaces. Faltan sistemas de información para la toma de decisiones y no seguir politizando la atención, ni son momentos para libres pensadores, son muy nocivos, y generan trastornos en atención.
La disciplina, el liderazgo, estar presente, no tener fines de semana, ni tener el no, veremos que podemos hacer, no generar alarma, si alertar a los políticos, a los que son elegidos por el voto, y la forma en que conduzcamos la emergencia será una situación de reconocimiento, porque estamos viviendo situaciones que nunca hubiéramos soñado, no nos imaginamos cosas parecidas.
Brasil, como India además son dos bombas víricas para el mundo, que nos inyectan variantes para que no podamos conducir en la tormenta, interpelándonos fuertemente. Falta solidaridad en el planeta y en Argentina, los países ricos, que pueden emitir moneda que es reserva de valor para otros países, como EEUU la Unión Europea y China, deberían distribuir más justamente las vacunas, y los déficit generado por caídas del PBI, en estos países y ver en la responsabilidad también dentro de sus fronteras, derramar al resto del mundo, se que esto es casi utópico. Ante los comportamientos casi medievales y los gestos xenofóbicos.
Hablábamos con Eugenio regularmente, nos unía la facilidad para el enojo (nos decían cabrones), los ideales, el objetivo del bien, común y nos entendíamos. Nunca le hablé en este tiempo al superintendente. Me pedía opinión y escuchaba sin enojarse. Respeto a la gente que hace. Estaba contento. Muy preocupado. Enojado por las traiciones del fuego amigo.
Podría decir que Eugenio era y es, una persona sencilla, valiente, comprometida, leal, una persona que vivía sus sentimientos y disfrutaba lo que hacia.
Gracias Eugenio. Garganta con arena. Hemos perdido un amigo. Extrañaremos a una gran persona.
Lic Eugenio Zanarini. Comparto todo lo expresado en este articulo. Gran persona. Excelente profesional. Digno funcionario. En ese orden.
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