Editorial. Por Qué no nos duele la pobreza.

La pobreza es un mal endémico de la argentina. Es la expresión de la mayor desigualdad social en educación, ingresos, calidad de vida y acceso a la salud, porque hoy la pobreza se relaciona con exclusión, expulsión y marginalidad. En el siglo XXI enseña muy duramente que decidirá si las teorías de desarrollo son válidas o no, es lo que cuentan los hechos. La reducción de la pobreza ha sufrido su peor revés en estos últimos diez años 2011-2021, influyen las políticas implementadas y fracasadas en el desarrollo económico y el manejo de la pandemia. Las ùltimas estimaciones se muestra pérdida de empleo, la caída en la actividad, y la inflación. La pandemia está profundizando la desigualdad de ingresos, lo que amenaza fuertemente la recuperación inclusiva. La mayor desigualdad de ingresos es otro factor, independiente de la pobreza, que afecta la salud y se cobra vidas. Junto con su costo directo en vidas humanas de la pandemia del covid 19 que es hasta hoy de 107.213 muertos, están los daños que causará en las posibilidades de recuperación económica en los próximos años. Existe gran insatisfacción en la gente. Camina incrédula por la calle. La causa de la insatisfacción son económico sociales, pero que impactan en los políticos culpables de sus penurias. Carencias en oportunidades de trabajo, acceso a educación de buena calidad, incertidumbre laboral y bajos salarios, inseguridad, y falta de perspectivas de futuro. No hay focos de pobreza a erradicar, sino un problema mucho más amplio y generalizado que requiere estrategias globales. Tenemos que abandonar el discurso negador «pobres hubo siempre». Frente a los problemas sociales, que no aquejan a la clase política, esta nos pide paciente, los sectores influyentes siempre su discurso gira en derredor a la necesidad de una cierta paciencia histórica. «ajustarse el cinturón». Se necesita crecimiento económico pero con este solo no bastará. Hay que generar riqueza si. Pero también distribuirla. Hay sectores de la economía argentina que lo pueden hacer sin concentrar que derraman. La desigualdad obstaculiza el desarrollo. No podremos tener desarrollo con tanta desigualdad. La política social ha fracasado.

La medidas contra la pobreza atienden las consecuencias no sus causas, con ineficientes planes sociales, pero no la multicausalidad de su origen que lo lleva a decir que la pobreza es estructural. No, señores, la pobreza es la vergüenza de quienes fracasaron gobernando, es la estructura de su fracaso, de nuestro fracaso como sociedad.

Es un negocio la pobreza. Pareciera. Por ello se creó el negocio de la burocracia de la pobreza, con un ministerio de Bienestar social, hasta una Mesa del Hambre. ¿Porque no le duele a la sociedad?. ¿Porque los que determinan prioridades no intentan mejorar esta realidad?.

La pobreza no es el problema más urgente en la Argentina de los políticos, ya que los políticos no hablan de ella, porque la supieron incrementar. La pobreza es consecuencia de problemas aún más graves y urgentes, uno de los cuales, por cierto, es la palmaria ineficacia de muchísimos «programas sociales» para combatir la pobreza, que no sólo han sido ineficaces, sino que obstaculizan el crecimiento económico y por ende agravan la pobreza, dado que estimulan la improductividad. Además Emergen los negocios en torno al nuevo mapa de la pobreza: es decir el uso de los pobres que, para algunos sectores de la política, son oro en polvo. No existe populismo sin pobres, la pobreza es un negocio político y patrimonial. El populismo es inimaginable sin pobreza, existiría kirchnerismo sin pobreza, no. Los movimientos políticos populistas pierden mercado si no hubiera pobres a los cuales subsidiar y “enamorar”. No es casual que los populismos latinoamericanos hayan generado los tres factores determinantes en el crecimiento de la pobreza: inflación, pérdida de inversiones y pésima calidad educativa. Ejércitos de agentes públicos viven de los presupuestos destinados a la solución de la pobreza. La superposición de funciones estatales, los numerosos planes sociales y los agentes públicos y “para-públicos” como los punteros para administrar lo que otros ya administraron son muestras de que se puede vivir bien “ayudando a los pobres con recursos públicos”.

Según las últimas actualizaciones estadísticas del INDEC, en el Conurbano vive la mayor cantidad de pobres del país: unos 6 millones (Donde se origina la gran masa de votantes de los gobernantes). El mismo Indec publicó las Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT) de junio, que tuvieron fuertes aceleraciones en sus incrementos. La primera, que marca la línea de la indigencia, trepó 3,6%, y la segunda 3,2%. Un salario mínimo no alcanzó para mantener la alimentación básica de una familia tipo. Esto confirma que La inflación erosiona la capacidad de compra de los trabajadores, formales e informales. La recesión destruye empleo: despidos, suspensiones, reducción de horas de trabajo, menor demanda para el cuentapropismo. Argentina lleva 10 años consecutivos de estanflación, apenas matizada con leves oscilaciones. esa es Una fábrica de pobres que no para de expandirse. La conclusión es obvia: no hay manera de abordar la exclusión sin frenar el proceso inflacionario y crecer de manera sostenida. Un objetivo tan fácil de formular como arduo de conseguir

Si la democracia es la forma de gobierno que elegimos, desde el comienzo de la última etapa de nuestra Estado, de 1983 hasta la actualidad, subió de 22% a 67% y ahora está en 48% global y en 72 % en la niñez.

Este fue un país de movilidad social ascendente, desde el 1943 al 1983, con interrupciones totalitarias, pero al tener servicios públicos aceptables, accesibles, los pobres podíamos en función del incentivo de familias humildes, de inmigrantes, educados por el esfuerzo y el trabajo, estudiar, ser profesionales, universitarios, independientes, ser de clase media, estar en una posición social mejor que nuestros padres, lo que en este momento nos permite ayudar y acompañar, como hicieron con nosotros guiándonos por un sendero meritocrático del trabajo, estudio, la responsabilidad y el esfuerzo. Dignidad y compromiso con la escuela, la universidad y nuestro trabajo.

¿Porque estamos en un salvarse individualmente?. ¿Porque no generamos trabajo?. Porque deberían preguntarse quienes defienden a los trabajadores cada vez tienen menos afiliados. Porque cada vez hay más economía informal. Somos uno de los cinco países del planeta que tiene inflación. Porque no hacemos nada. Es negocio para conseguir votos. Es negocio para ser proveedores de alimentos del estado. Es negocio para tener trabajadores informales con remuneraciones de esclavitud.

La pobreza se mide por los niveles de ingreso, la calidad de la vivienda, la disponibilidad de servicios básicos, como el agua potable, las cloacas, la luz, las calles asfaltadas, acceso a sistemas de prevención y atención de la salud. Lo paradójico que los recursos para las ayudas y también la pobreza crecen en forma exponencial. Los volúmenes de estos presupuestos tendrían que haber permitido terminar con este flagelo hace muchos años.

Cada crisis económica de la argentina llevó a que la pobreza creciera, pero nunca más descendiera.

Los pobres parecen ya no ser un problema para la burocracia estatal, tampoco para los líderes de las organizaciones, que además ya ocupan cargos de secretarios de estado. Los pobres y la pobreza son la excusa para incrementar este negocio. “Es un término que nos habla del hecho de que la pobreza no es solo un producto de los bajos ingresos. Es también un producto de los mercados extractivos”, escribe Desmond, el colmo de los incentivos perversos, dichos programas –que suponen incrementos constantes en el gasto público– se refuerzan por su propio fracaso, del mismo modo que los gobiernos de los estados más pobres del país tienen el incentivo perverso de que mantener o incrementar sus coeficientes de marginalidad o pobreza significa recibir más recursos federales. Dicho en forma sencilla: la gente no sale de pobre porque el gobierno gaste más. Por el contrario, la gente se suele empobrecer más en la medida que el gobierno gasta más.

Para los populismos con su relato, no hay que generar riqueza, porque la riqueza está, entonces hay que combatir la pobreza, no generar trabajo, superávit gemelos, contener el gasto público ineficiente.

Más hacen para combatir la pobreza las políticas monetarias y fiscales responsables –que estabilizan los precios– que un ejército de «pobretólogos» discutiendo interminablemente cómo medir la pobreza, lo que convierte a la economía en «pobremetría» y a los economistas, bien pagados con buenos puestos para «ocuparse en preocuparse de la pobreza», en «pobremetristas». Organizamos viajes a los lugares de excluidos, como viven los pobres, viajes y documentales lavadores de conciencia. No tendrìan que importar más las buenas intenciones que los resultados. Cada vez hay más pobres.

Lo lógica de perpetuar esta ignominia, este dolor como sociedad productora de alimentos es que es un negocio voto efectivo. Creemos sistemas educativos justos que no provengan de la caridad mal entendida sino de los mismos derechos humanos. El derecho a la educación de calidad. El derecho a ser niño. El derecho a no pasar hambre.

Por muchos años, tendrìamos que generar una prosperidad compartida, que se lograría incrementando los ingresos entre los más pobres en forma ligeramente superior que en los que más ingresos tienen, de manera tal de levantar el nivel de los postergados.

Con el nuevo salto de la pobreza, la Argentina volvió a ocupar uno de los peores lugares del territorio latinoamericano.

Si queremos que los pobres no sufran el deterioro en sus ingresos habrá que eliminar la inflación, bajandola hasta al cero o,3% como objetivo prioritario. Nada de eso está haciendo el gobierno, más preocupado en esconder la pobreza antes que solucionarla definitivamente. 

Se necesitan políticas inmunes al cortoplacismo, basadas en acuerdos sociales, que subsistan a los gobiernos y a las elecciones de medio término.

No tendrían que tirar tanto de la cuerda, la gente está muy desencantada, está por explotar y generar levantamientos, ante la incapacidad de tener respuestas ante tantos años de postergación.

Publicado por saludbydiaz

Especialista en Medicina Interna-nefrología-terapia intensiva-salud pública. Director de la Carrera Economía y gestión de la salud de ISALUD

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