Asistimos a un presente que es la resultante de tantos años de improvisaciones, de dejar librado a las fuerzas de mercado, de darle la espalda a la educación superior pública en la facultad de medicina, lo que permitió el crecimiento de universidades privadas y a las aspiraciones sociales de los jóvenes con la formación de los recursos humanos en salud, entonces frente a nosotros esta la crisis.
Las bajas remuneraciones durante la residencia e inmediatamente posteriores, las pésimas condiciones laborales, la precariedad de la contratación, el pluriempleo, dedicar muchas más horas al trabajo que a la vida para subsistir y aprender, casi como si tenes una profesión para servir, tener que abonar un canon en sacrificio.
Pero esto no se admite más, estás generaciones entienden la vida de otra forma, como proyectos individuales, más que colectivos, que no quieren hacer residencias, la duración del grado que inadmisiblemente involucra ocho años de la vida de la persona, que involucra desde los dieciocho hasta los 24-25 años, con un ingreso que no tiene utilidad, que el verdadero examen de ingreso está en el primer año, donde queda la mitad de los ingresantes, que de diez mil ingresantes a la facultad de medicina llegan a recibirse de médicos solamente seiscientos y hasta hace pocos años 1200, que tampoco era un buen número, que más que médicos parecen supervivientes, que no corresponde que estén tantos años estudiando.
Ocho años improductivos de formación, si ocho, un año en un ciclo curricular de materias niveladoras y otra parte de salida que es un campo práctico para que adquieran competencias en medicina interna, cirugía, obstetricia y pediatría, por lo tanto, para terminar la residencia requiere doce años de obligaciones esfuerzo postergaciones, estudiar muchas horas en el día, luego trabajar más de diez horas por día, no poder sostener a una familia, seguir formándose, poder viajar, comprarse un automóvil o una casa.
La carrera debería acortarse y la residencia también ser más exigente en lo pedagógico con las instituciones formativas, utilizar la simulación como parte de la enseñanza, acortando los tiempos para tener habilidades, y no solo parar mejor a los residentes sino también y fundamentalmente a los que enseñan, que organizan, jefes de residentes, instructores y especialistas docentes, que son el eje conductor y la calidad de la formación de esos médicos, los profesionales que están con residentes deben cobrar algunas horas docentes.
Entonces mi propuesta es concreta, aumentar en el grado en todas las materias las prácticas y los trabajos prácticos, por lo menos concurrir a la universidad cuatro veces en la semana y recibir seis horas de trabajo práctico, tener talleres de estudios, la posibilidad que los alumnos tengan clase de apoyo, y dejar un cupo para argentinos de tres mil ingresantes, en la UBA, para lograr que egresen mil médicos. en seis años mejor formados y con más práctica, y que luego rindan el examen de residencia y tengan tres años de carrera y el mejor sea el jefe de residente, y tenga la posibilidad de concursar un cargo de medico de planta, de esa forma crear un mercado de carrera y dar lugar a la formación de médicos, esto debería INICIARSE YA con las carreras ya empezadas. Los que acrediten residencia y sean empleados deberían cobrar el título, como ítem remunerativo en retribución al esfuerzo y reconocer que es más importante hacer la residencia médica.
La universidad debería modificarse más rápido al ritmo de la cultura cambiante, de la tecnología y las cuestiones aspiracionales de los nuevos ingresantes a la carrera de medicina.
Argentina necesita más y mejores médicos, mejor distribuidos, con proyectos locales de vida, mejor pagos y esto es saber aprovechar el tiempo con una enseñanza de calidad en el posgrado.
Excelente análisis Carlos: solo tendría un pero y es que en esa reformulación de la curricular que planteas habría que ver cómo mejorar la situación del médico hoy, cada vez peor pago, menos valorado ( hechos que no cambiaron a pesar de la pandemia) y con altos niveles de exigencia de excelencia profesional por parte de la sociedad.
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Hay que modificar el Sistema de Salud, demasiados financiadores
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no hay peor gestión que la que no se hace
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