Establecimiento de la gobernanza organizacional de la IA en el sector sanitario: un estudio de caso en Canadá

La investigación realizada por Jee Young Kim, Alifia Hasan, Jacqueline Kueper, Terence Tang, Chris Hayes, Benjamín Fine, Suresh Balu y Mark Sendak se centra en la implementación del marco de Personas, Procesos, Tecnología y Operaciones (PPTO) para fortalecer la gobernanza de la inteligencia artificial (IA) en un importante sistema hospitalario canadiense que se encuentra en las etapas iniciales de adopción de la IA.

Identificación de fortalezas y necesidades

Mediante la realización de entrevistas con las partes interesadas, se lograron identificar tanto las fortalezas como las deficiencias y prioridades de la organización en relación con la gobernanza de la IA. Este proceso permitió recopilar información clave sobre el nivel de preparación institucional y las necesidades específicas para avanzar hacia una gobernanza efectiva de la IA.

Adaptación contextual del marco PPTO

Posteriormente, se organizaron talleres de codiseño orientados a adaptar el marco PPTO al contexto particular de la organización. Estos talleres fomentaron la participación activa de los involucrados y permitieron ajustar las directrices del marco para responder a los desafíos y objetivos específicos de la institución.

Resultados y contribución práctica

El trabajo conjunto derivó en la creación de políticas internas y en la formación de un comité de gobernanza de la IA, lo que consolidó la estructura necesaria para supervisar el desarrollo y uso responsable de esta tecnología dentro de la organización. Este proceso demuestra que el marco PPTO es una herramienta flexible y útil para establecer la gobernanza de la IA en escenarios de atención sanitaria reales.

Relevancia y evidencia empírica

Además, el estudio aborda una brecha relevante en el campo al proporcionar evidencia empírica sobre la implementación de un marco conceptual de gobernanza de la IA, facilitando el cambio organizacional en entidades dedicadas a la prestación de servicios sanitarios.

Jee Young Kim , Alifia Hasan ,Jacqueline Kueper , Terence Tang ,Chris Hayes ,Benjamín Fine , Suresh Balu y Mark Sendak 

Esta investigación aplica el marco de Personas, Procesos, Tecnología y Operaciones (PPTO) para desarrollar la gobernanza de la IA en un gran sistema hospitalario canadiense que se encuentra en las primeras etapas de la adopción de la IA. Mediante entrevistas con las partes interesadas, se identificaron las fortalezas, las deficiencias y las prioridades de la organización en materia de gobernanza de la IA, lo que proporcionó información fundamental sobre su preparación y necesidades. Posteriormente, se realizaron talleres de codiseño para adaptar el marco PPTO al contexto específico de la organización. En conjunto, estos esfuerzos condujeron a la creación de políticas y a la formación de un comité de gobernanza de la IA dentro de la organización. Este trabajo demuestra que el marco PPTO es una herramienta práctica y adaptable para desarrollar la gobernanza de la IA en entornos sanitarios reales. Además, aborda una importante laguna en el campo al generar evidencia empírica sobre cómo se puede implementar un marco conceptual de gobernanza de la IA en organizaciones de prestación de servicios sanitarios para impulsar el cambio organizacional.

Introducción

La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de transformar la prestación de servicios sanitarios al mejorar tanto los resultados clínicos como los operativos. Las soluciones de IA proporcionan a los profesionales sanitarios información basada en datos para respaldar la toma de decisiones clínicas y optimizar la atención al paciente. Por ejemplo, pueden predecir enfermedades para una intervención más temprana, analizar imágenes médicas para detectar afecciones en sus fases iniciales, personalizar tratamientos y facilitar un seguimiento más eficiente <sup> 1,2,3,4 </sup> . Al automatizar tareas administrativas —como la programación de citas, la facturación y la documentación— la IA mejora la eficiencia operativa, lo que permite a los profesionales sanitarios priorizar la atención al paciente y minimizar las ineficiencias<sup> 5,6 </sup> . Estos avances pueden reducir las hospitalizaciones innecesarias, disminuir la necesidad de tratamientos extensos y crear una experiencia sanitaria más centrada en el paciente. Se prevé que la adopción de la IA genere importantes ahorros para los sistemas sanitarios, con estimaciones que alcanzan los 150 000 millones de dólares estadounidenses para 2026<sup> 3 </sup> .

Aprovechando estos beneficios, se prevé una mayor adopción de la IA en la atención médica, con un creciente interés en su uso para el diagnóstico, el tratamiento y la gestión sanitaria<sup> 7</sup> . Este entusiasmo se refleja en el significativo aumento de los sistemas de IA aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y en el creciente volumen de investigación relacionada con la IA. El número de sistemas de IA aprobados por la FDA ha crecido considerablemente desde 2010, con una fuerte aceleración a partir de 2018, alcanzando un máximo de 221 aprobaciones en 2023. En agosto de 2024, la FDA había autorizado un total de 950 dispositivos médicos con IA<sup> 8 </sup>. El Comité de Tecnología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología estimó que la inversión del gobierno estadounidense en investigación y desarrollo relacionados con la IA fue de aproximadamente 1100 millones de dólares en 2015, con expectativas de aumentos sustanciales en los años siguientes<sup> 9</sup> . El número de publicaciones de investigación sobre IA en el ámbito sanitario se disparó de 3569 en 2010 a más de 50 000 en 2022<sup> 10</sup> . Las startups de salud relacionadas con la IA han visto un creciente interés de los inversores y de la financiación, y se prevé que el mercado de la IA alcance los 6.600 millones de dólares en 2021 11. Los acuerdos de IA centrados en la atención médica pasaron de menos de 20 en 2012 a casi 70 a mediados de 2016 12 .

Si bien se prevé un aumento en la adopción de la IA, su implementación actual sigue siendo limitada debido a diversos desafíos. Más allá del desarrollo de algoritmos de IA, su comercialización para uso clínico es una tarea excepcionalmente compleja <sup> 4,13 </sup> . Esto implica superar desafíos de implementación, como la obtención de una inversión significativa en financiación, la creación de infraestructura, la contratación de personal cualificado, el cumplimiento de la normativa y la integración en los flujos de trabajo clínicos <sup>14,15,16 </sup> . Más importante aún, implica abordar las preocupaciones éticas y de seguridad, incluyendo el sesgo algorítmico, la privacidad y seguridad de los datos y la transparencia <sup> 16,17</sup>. Por ejemplo, el sesgo algorítmico puede causar daño a los pacientes mediante diagnósticos erróneos, subdiagnósticos o un acceso desigual a los recursos para ciertos grupos demográficos<sup>18,19,20 </sup> . La recopilación el uso de grandes conjuntos de datos generan inquietudes sobre las violaciones de la privacidad<sup> 18 </sup> . Además, la opacidad de las soluciones de IA dificulta la detección y la resolución de estos errores<sup> 18</sup> .

Para garantizar que las soluciones de IA se integren con éxito en la práctica clínica y ofrezcan los máximos beneficios con el mínimo riesgo, las organizaciones sanitarias deben gobernar la IA de forma proactiva. La gobernanza de la IA es un sistema de normas, prácticas, procesos y herramientas tecnológicas diseñado para asegurar el desarrollo, la implementación y el uso responsables de las tecnologías de IA<sup> 21</sup> . Una gobernanza sólida de la IA garantiza que las soluciones de IA sean transparentes, equitativas y se ajusten a las normas éticas y regulatorias. Mitiga los riesgos, protege la seguridad del paciente y apoya la integración responsable de la IA en la atención sanitaria<sup> 16</sup> .

Se han propuesto diversos marcos de gobernanza de la IA para guiar la adopción responsable de esta tecnología en el sector sanitario. El marco Tecnología-Organización-Entorno (TOE) explica cómo las organizaciones adoptan nuevas tecnologías considerando tanto factores internos —como las capacidades tecnológicas y los recursos organizativos— como factores externos, incluyendo la disponibilidad de tecnologías en el mercado y el entorno regulatorio<sup> 22</sup> . Si bien el marco TOE ofrece un enfoque holístico para comprender los múltiples factores que influyen en la adopción de tecnología a nivel organizativo, presenta limitaciones al aplicarse al establecimiento de la gobernanza de la IA. En primer lugar, se centra en la adopción —como la decisión de implementar una tecnología e integrarla en los flujos de trabajo— en lugar de la gobernanza, que implica establecer las políticas, las estructuras de supervisión y los mecanismos de rendición de cuentas necesarios para gestionar la tecnología de forma responsable a lo largo del tiempo. El marco hace hincapié en la identificación de facilitadores y barreras para la adopción de una tecnología específica, en lugar de proporcionar orientación sobre la gobernanza del amplio abanico de tecnologías implementadas en las organizaciones <sup> 23,24,25,26 </sup> . En segundo lugar, si bien el marco se ha aplicado en el sector sanitario, no se diseñó específicamente para este contexto, donde la complejidad normativa, la seguridad del paciente y la equidad son aspectos fundamentales. Su orientación general, de alto nivel y pensada para una aplicabilidad universal en diversos campos, carece de la especificidad necesaria para respaldar medidas concretas y viables para la implementación de estructuras de gobernanza en entornos sanitarios.

Se han desarrollado marcos de evaluación de riesgos a través de iniciativas federales de gobernanza de la IA, ya que comprender y gestionar los riesgos que plantea la IA son elementos fundamentales de dicha gobernanza<sup> 27</sup> . Por ejemplo, el Marco de Gestión de Riesgos de la IA (AI RMF) fue desarrollado por el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) de EE. UU. <sup>28</sup> , y la herramienta de Evaluación del Impacto Algorítmico (AIA) fue introducida por el Gobierno de Canadá<sup> 29</sup> . Estos marcos han obtenido reconocimiento internacional y se han aplicado en diversos sectores, incluido el sanitario. Sin embargo, su utilidad en las organizaciones de prestación de servicios sanitarios sigue siendo limitada, puesto que no fueron diseñados específicamente para este contexto y no ofrecen una guía práctica para establecer estructuras de gobernanza de la IA a nivel organizativo.

Además de los marcos generales, se han desarrollado marcos de gobernanza de la IA diseñados específicamente para el sector sanitario con el fin de abordar sus necesidades particulares. Sin embargo, estos marcos suelen hacer hincapié en principios éticos de alto nivel <sup>30,31,32</sup> o se centran en consideraciones técnicas relacionadas con el desarrollo, la implementación y el mantenimiento de algoritmos <sup> 33,34 </sup> . Estos marcos ofrecen una orientación limitada sobre cómo establecer y poner en práctica la gobernanza de la IA en entornos reales<sup> 27</sup> . Pocos estudios ofrecen información práctica sobre el proceso de establecimiento de la gobernanza de la IA en las organizaciones sanitarias.

Para abordar estas limitaciones en los marcos existentes, esta investigación aplica el nuevo marco de Personas, Procesos, Tecnología y Operaciones (PPTO) para establecer la gobernanza de la IA en una organización de atención médica<sup> 35</sup> . Basado en prácticas reales y experiencias de implementación, el marco identifica capacidades clave para establecer la gobernanza de la IA en una organización de prestación de servicios de salud a través de cuatro dominios principales: Personas, Procesos, Tecnología y Operaciones. El dominio de Personas especifica el personal necesario para la gobernanza de la IA, describiendo la estructura del comité de gobernanza de la IA, las áreas de especialización requeridas, las funciones y responsabilidades definidas y las estrategias para gestionar la composición del comité a lo largo del tiempo. El dominio de Procesos describe un proceso de gobernanza que equilibra la innovación con el riesgo, detallando los puntos de decisión clave a lo largo del ciclo de vida de la IA y la documentación asociada requerida. El dominio de Tecnología detalla la infraestructura y las capacidades técnicas necesarias para supervisar eficazmente las herramientas de IA durante todo su ciclo de vida. El dominio de Operaciones describe las capacidades organizativas necesarias para operacionalizar la gobernanza de la IA, incluyendo el patrocinio ejecutivo, la rendición de cuentas de las actividades del comité, la planificación presupuestaria y las métricas para evaluar la eficacia de la gobernanza.

El marco PPTO se seleccionó por su practicidad, exhaustividad y relevancia en el ámbito sanitario. Permite una evaluación sistemática y completa de las capacidades y los recursos necesarios para establecer la gobernanza de la IA. Al abordar no solo la tecnología de IA, sino también las personas, los procesos y las operaciones que la sustentan, el marco garantiza un enfoque holístico para gestionar las complejidades de la gobernanza de la IA.

Este estudio se guio por dos preguntas de investigación:

(1) ¿Es eficaz el marco PPTO para establecer la gobernanza de la IA en una organización de prestación de servicios sanitarios en la práctica? y

(2) ¿Qué estrategias y procesos respaldan la implementación exitosa del marco?

Aunque se han propuesto numerosos marcos de gobernanza de la IA, existe poca evidencia empírica que describa su implementación real en organizaciones de prestación de servicios sanitarios. Esta es una importante laguna en la literatura, ya que estas organizaciones adoptan cada vez más tecnologías de IA y se enfrentan a una creciente demanda de gobernanza eficaz para su uso. Este estudio aborda dicha laguna detallando la implementación del marco PPTO en uno de los mayores sistemas hospitalarios comunitarios afiliados a universidades en Canadá. Inicialmente, el sistema hospitalario —aún en las primeras etapas de la adopción de la IA— carecía de una estructura de gobernanza formal adaptada a la IA. Al construir un sistema de gobernanza de la IA desde cero utilizando un marco potencialmente escalable, este trabajo traduce conceptos abstractos en estrategias prácticas y ofrece un modelo replicable para otras organizaciones. Contribuye al limitado conjunto de guías prácticas sobre cómo establecer la gobernanza de la IA en entornos sanitarios reales.

Resultados

Estado actual de la adopción de IA

Las entrevistas revelaron una creciente demanda de uso de IA en la práctica clínica dentro de la organización. Si bien la adopción de IA era relativamente reciente en la organización, cinco productos de IA desarrollados por proveedores externos ya se habían implementado en el sistema de historia clínica electrónica (HCE) o en el sistema de archivo y comunicación de imágenes, y un producto adicional desarrollado por un proveedor se encontraba en evaluación local.

Capacidades existentes para la gobernanza de la IA

Las entrevistas revelaron las capacidades existentes de la organización en los ámbitos de Personas, Procesos y Tecnología para establecer un sistema de gobernanza de IA. El ámbito de Operaciones no se abordó debido a la ausencia de un sistema formal de gobernanza de IA.

En cuanto a las capacidades del personal, las entrevistas identificaron a varios actores clave que podrían proporcionar una base sólida para la gobernanza de la IA de la organización. Un equipo especializado de altos directivos de DHC, con experiencia estratégica, operativa, clínica e informática, fue identificado como el principal organismo responsable de supervisar las iniciativas de IA en la práctica clínica hasta que se establezca un comité formal de gobernanza de la IA. Si bien los miembros del equipo tenían experiencia limitada con las tecnologías de IA, se mostraron abiertos a ampliar su experiencia en gobernanza de la IA y demostraron un compromiso para adaptarse a las necesidades cambiantes de salud digital de la organización. Un responsable operativo de DHC comentó: «Estamos totalmente abiertos a ampliar lo que ya existe o a desarrollar algo externamente si es necesario».

Las entrevistas también revelaron otros actores clave esenciales para la implementación de la IA, como un comité empresarial que gestiona el presupuesto de software, líderes departamentales que supervisan las aprobaciones presupuestarias, los requisitos de calidad y el uso de la tecnología, representantes clínicos de los usuarios finales, equipos de TI responsables de la infraestructura técnica y la gestión de datos, científicos de datos que evalúan las soluciones de IA y proveedores externos que desarrollan dichas soluciones. En conjunto, estos grupos conforman una red de capacidades de Recursos Humanos para la gobernanza de la IA, que abarca la supervisión presupuestaria, el aseguramiento de la calidad, el soporte técnico y la participación de las partes interesadas.

En cuanto a las capacidades de los procesos, las entrevistas revelaron inconsistencias en las prácticas de gobernanza de la IA dentro de la organización. Si bien se identificaron prácticas tanto efectivas como inefectivas a lo largo de todo el ciclo de vida de la IA (Tabla 1 ), su aplicación fue inconsistente. Un profesional clínico señaló: «Es totalmente improvisado y quien dirige el proyecto decide si quiere hacer algo». Por ejemplo, aunque algunas buenas prácticas —como la evaluación de viabilidad, la participación de los clínicos en el diseño de soluciones y el establecimiento de canales de comunicación— se implementaron ocasionalmente, no se aplicaron de forma consistente en todos los proyectos. De igual manera, a veces se ejecutaban prácticas ineficaces, como la falta de tiempo y de procesos adecuados en las adquisiciones y una supervisión mínima, lo que generaba deficiencias en la gobernanza. Esta falta de uniformidad puso de manifiesto la necesidad de un enfoque más estructurado para garantizar una gobernanza de la IA fiable y efectiva en toda la organización.

Etapa del ciclo de vida de la IAprácticas efectivasprácticas ineficaces
Identificación de problemas y adquisiciones• Los problemas se identifican en toda la organización utilizando enfoques de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. • Los problemas se priorizan en función de las preocupaciones organizativas y las prioridades estratégicas. • Se evalúa la viabilidad de la adopción.• No existe una razón clara basada en evidencia para la adopción de la IA • Tiempo insuficiente para evaluar un problema y una solución • Falta de visibilidad y participación de las partes interesadas clave relevantes en el proceso de adquisición
Desarrollo y adaptación• Participación de los profesionales clínicos en el diseño de un nuevo flujo de trabajo para la implementación de la IA con los proveedores y realización de pruebas de usabilidad • Se realizan pruebas piloto en un área pequeña antes de integrar completamente la solución.• Dependencia excesiva del proveedor para el diseño y la validación de la solución • Sesiones puntuales con usuarios finales para el desarrollo de soluciones • Discusión limitada sobre los indicadores de éxito de los proyectos • Falta de validación y evaluación interna • Evaluación limitada de la equidad en salud y los sesgos • No existe un proceso de decisión sistemático para la implementación.
Integración clínica• Se establecieron canales de comunicación para la gestión del cambio• Dependencia excesiva del proveedor para la creación y el suministro de materiales de capacitación y formación. • Educación y explicación insuficientes sobre la solución de IA proporcionadas a los afectados por la adopción de la solución
gestión del ciclo de vida• Realiza monitoreo técnico • Se establecieron canales de soporte al usuario final y un circuito de retroalimentación para recopilar comentarios de los usuarios.• No existe un método sistemático para recopilar comentarios de los usuarios finales • Seguimiento insuficiente, especialmente el seguimiento de resultados • No existe un enfoque sistemático para actualizar o desmantelar la solución de IA o su ecosistema.

En cuanto a las capacidades tecnológicas, las entrevistas revelaron que la organización cuenta con una sólida infraestructura de datos y una gran capacidad para respaldar las iniciativas de IA, con varios productos de IA de proveedores ya implementados. Los responsables técnicos informaron que los equipos de TI colaboraron con los proveedores para crear el conjunto de datos, la infraestructura adecuada y los servidores necesarios para la extracción de datos y la integración de modelos. Los equipos de TI extrajeron con éxito los datos del historial clínico electrónico (HCE), los compartieron con los proveedores para facilitar la adaptación y evaluación de los modelos según los acuerdos pertinentes, y los reintegraron al sistema del HCE. Además, supervisaron los procesos de anonimización y reidentificación de datos, garantizando el acceso seguro de los proveedores a los datos y manteniendo su confidencialidad.

Necesidades y requisitos para la gobernanza de la IA

Ante la falta de una gobernanza de IA establecida, las entrevistas pusieron de manifiesto un fuerte deseo de contar con un enfoque unificado. Los participantes expresaron unánimemente la necesidad de un proceso de gobernanza centralizado y estandarizado para garantizar la adopción segura, eficaz y ética de las tecnologías de IA. Un responsable operativo señaló que los distintos programas «tienden a centrarse en lo que hacen y a funcionar de forma autónoma, y ​​se sienten prácticamente como una institución dentro de otra, en lugar de contar con un proceso centralizado». Un responsable técnico también se hizo eco de esta necesidad, afirmando: «Si tuviéramos un procedimiento operativo estándar para todos los productos que incorporamos, un procedimiento que todos conocieran y que se remitiera a un comité único para su evaluación, sin duda podríamos mejorar en este aspecto». Los participantes identificaron varios elementos clave esenciales para esta estructura de gobernanza, entre ellos, la definición clara de las funciones y responsabilidades de las partes interesadas, procesos de monitorización establecidos con métricas y frecuencia definidas, y criterios específicos para la desactivación de productos de IA.

También se destacó la importancia de la consulta ética, en particular para el seguimiento de las dimensiones de equidad en salud. Actualmente, las consultas éticas solo se exigen para proyectos de investigación clínica —no para herramientas de IA destinadas a la integración en la práctica clínica— debido a las estructuras organizativas y la novedad de la adopción de la IA. Esto puso de manifiesto una deficiencia en la implementación de soluciones de IA. Un responsable operativo con funciones éticas señaló: «Me sorprendió que no exista una consulta ética para la implementación de la IA. Creo que es de esperar que surjan desigualdades, ya que no recopilamos datos sobre raza ni género de forma rutinaria. Si no se dispone de los datos de las personas a las que se presta servicio, la herramienta en sí podría estar sesgada contra ciertos grupos, dependiendo de la procedencia del algoritmo». Los participantes abogaron por la colaboración entre expertos en ética de la IA e informáticos para identificar los posibles riesgos e impactos derivados de la adopción de la IA. Otro responsable operativo hizo hincapié en la necesidad de que «un experto en informática, un clínico y un experto en sistemas de historia clínica electrónica» trabajen conjuntamente. Del mismo modo, un profesional clínico destacó la importancia de “una responsabilidad conjunta porque hay cosas que el equipo técnico sabe que el equipo clínico desconoce, y viceversa”.

Si bien los participantes consideraron que el marco general de gobernanza de la IA podría reflejar la gobernanza existente para tecnologías ajenas a la IA, solicitaron mayor claridad sobre elementos específicos de la supervisión de la IA. La tabla 2 presenta citas seleccionadas de las entrevistas.

Desarrollo de las capacidades de las personas para la gobernanza de la IA

Los talleres de codiseño condujeron a la creación de una gobernanza de IA adaptada específicamente a las necesidades y requisitos de la organización. Los participantes indicaron unánimemente que el comité de gobernanza de IA debería ser un subcomité que reportara directamente al Director de Salud Comunitaria (DHC), aprovechando la experiencia de sus miembros y facilitando una implementación más fluida, en lugar de una entidad de nueva creación. También sugirieron unánimemente que la composición del comité de gobernanza de IA se revisara y actualizara anualmente, conforme al proceso de gobernanza estándar de la organización. Los participantes consideraron relevantes a los actores clave descritos en el marco PPTO 20 , con roles y responsabilidades claramente definidos. Valoraron especialmente la inclusión de la consulta ética a través del subcomité de ética y asuntos legales, que abordó las necesidades identificadas en las entrevistas. Los participantes recomendaron añadir una responsabilidad al comité de gobernanza de IA en general: garantizar el retorno de la inversión, responsabilidad que no se había incluido originalmente en el marco.

Los participantes destacaron que todas las partes interesadas, independientemente de su función, deben poseer conocimientos técnicos básicos, especialmente en lo relativo a los sistemas de historia clínica electrónica (HCE). Asimismo, señalaron que, si bien los expertos técnicos e informáticos se centrarían principalmente en los ámbitos técnicos, también deberían tener una comprensión fundamental de los flujos de trabajo clínicos para favorecer la alineación sociotécnica.

Dadas las habilidades, la experiencia, las funciones y las responsabilidades de los miembros del comité de gobernanza de IA descritas en el marco PPTO 20 , los participantes propusieron a varios candidatos para integrar dicho comité. Asimismo, sugirieron que, antes de seleccionar a los candidatos, es fundamental establecer y documentar las expectativas para los miembros del comité. Entre las consideraciones clave se incluyen el tiempo que se espera de ellos, la disponibilidad de personal a tiempo completo para supervisar las operaciones de gobernanza de IA y si recibirán una compensación por sus servicios, así como la estructura de dicha compensación.

Desarrollo de capacidades de proceso para la gobernanza de la IA

El dominio de Procesos fue el área más crítica a abordar, ya que estructura el sistema de gobernanza de la IA y subraya la necesidad de un proceso de gobernanza centralizado y estandarizado, aspecto que se enfatizó en las entrevistas. Los participantes destacaron la importancia de equilibrar estructura e innovación para garantizar que el proceso de gobernanza respalde la implementación de la IA sin demoras innecesarias. Respondieron positivamente al proceso descrito en el marco PPTO 20 , considerándolo práctico y alineado con las necesidades de la organización. Por ejemplo, valoraron la inclusión de un inventario centralizado de algoritmos y un proceso de gestión del ciclo de vida, ambos ausentes actualmente en la organización.

Entre las principales conclusiones de los talleres se incluyeron la clarificación del alcance de la gobernanza de la IA y la definición de los límites de aplicación del comité de gobernanza de la IA. Si bien los participantes apoyaron la estratificación de los niveles de supervisión según el riesgo asociado a cada producto —abogando por un examen más riguroso de la IA de alto riesgo en comparación con la de bajo riesgo—, se constató que lograr un consenso sobre el ámbito de la gobernanza de la IA era complejo. Por ejemplo, los participantes debatieron si los productos de IA utilizados con fines no clínicos —como la investigación clínica, la facturación y la programación—, así como los productos aprobados a nivel federal, debían estar sujetos a gobernanza. Las opiniones variaron considerablemente. En última instancia, los participantes coincidieron en que el nivel de riesgo de un producto de IA depende del caso de uso específico. Incluso si un producto de IA cumple con las regulaciones y estándares establecidos por las autoridades sanitarias u organismos reguladores, si interactúa directamente con los pacientes o influye en las decisiones sobre su atención, debe estar completamente regulado.

Los participantes también trabajaron para diferenciar las responsabilidades del comité de gobernanza de IA de las de los departamentos individuales involucrados en la adopción de IA. Esta actividad resultó compleja, ya que muchos creían inicialmente que el comité de gobernanza debía supervisar todas las actividades relacionadas con la IA, incluyendo los propios esfuerzos de adopción. Sin embargo, se les recordó que la función del comité es supervisar —garantizando que las iniciativas de IA sean éticas y responsables— en lugar de liderar directamente la implementación. Sin límites claros, el comité corría el riesgo de verse desbordado y volverse ineficiente. Se llegó al consenso de que los departamentos individuales deberían ser responsables de abordar cuestiones operativas específicas, como las necesidades clínicas, la alineación con las prioridades del negocio, la viabilidad, el presupuesto, la interoperabilidad, el impacto en el flujo de trabajo y la fuerza laboral, la satisfacción del personal clínico y la propiedad del producto. En cambio, el comité de gobernanza de IA es responsable de alinear el uso de la IA con los principios organizacionales generales, incluyendo la seguridad, la eficacia, la equidad, la privacidad, el cumplimiento normativo y la integración con la hoja de ruta de TI de la organización.

Desarrollo de capacidades tecnológicas para la gobernanza de la IA

Los participantes consideraron relevante la infraestructura tecnológica descrita en el marco PPTO 20 y acordaron utilizarla para analizar las deficiencias de su sistema actual. Designaron equipos externos al comité de gobernanza de IA para que se responsabilizaran de finalizar las especificaciones de las capacidades técnicas y la infraestructura. Por ejemplo, propusieron la colaboración entre un equipo de sistemas clínicos e informática y un equipo de negocios. Informaron que esta colaboración, que aúna experiencia clínica, técnica y de negocios, garantizaría la selección de elementos de datos apropiados y de alta calidad para los modelos de IA, una documentación exhaustiva de los procesos de uso de datos, las aprobaciones pertinentes para la utilización de datos y la alineación con los objetivos comerciales. Además, recomendaron que estos equipos externos se responsabilizaran de la propiedad y la puesta en marcha de las capacidades técnicas y la infraestructura durante todo el ciclo de vida de la IA. En cuanto a los costos, los participantes observaron la ausencia de un plan operativo explícito para cubrir los costos recurrentes de las capacidades técnicas y la infraestructura necesarias para respaldar el ciclo de vida de la IA. Indicaron que la cobertura de costos probablemente dependería del caso de uso específico de la IA y de la disponibilidad de fuentes de financiamiento.

Desarrollo de capacidades operativas para la gobernanza de la IA

Los participantes consideraron relevantes las estrategias operativas descritas en el marco PPTO<sup> 20 </sup>. Reconocieron la necesidad de un presupuesto específico para la puesta en marcha del sistema de gobernanza de la IA. Posteriormente, propusieron indicadores clave de éxito para evaluar la eficacia de la gobernanza de la IA y priorizaron la confianza, la satisfacción del usuario, la eficiencia, el cumplimiento normativo y la mitigación de riesgos como medidas fundamentales.

Para una comunicación e implementación exitosas del sistema de gobernanza de la IA, los participantes destacaron unánimemente la importancia de crear una documentación exhaustiva del sistema, junto con materiales educativos. Propusieron difundirlos en toda la organización utilizando los procesos y canales de comunicación estándar existentes.

Para integrar eficazmente las perspectivas de los pacientes en el desarrollo de la IA y atender sus necesidades, los participantes propusieron incorporar asesores de pacientes al comité de gobernanza de la IA, colaborar con el Equipo de Experiencia del Paciente y aprovechar las aportaciones del Consejo Asesor de Pacientes y Familias. Este enfoque también busca establecer un sistema transparente para compartir información con pacientes y comunidades, reflejando sus necesidades en la gobernanza de la IA.

Comentarios del taller

Al concluir los talleres, los participantes compartieron lo que les resultó más valioso y ofrecieron sugerencias para futuras mejoras. Agradecieron haber aprendido sobre los diversos pasos que deben considerar en la organización y valoraron el diálogo abierto con expertos. Un participante destacó el enfoque participativo integral y las discusiones prácticas, señalando que estos aspectos fueron particularmente útiles para impulsar el diálogo. Como sugerencia para futuros talleres, los participantes expresaron interés en conocer más buenas prácticas o políticas y procedimientos hospitalarios vigentes, especialmente de sistemas de salud con sistemas de gobernanza menos avanzados.

Implementación de políticas y cambio organizacional

Como resultado final de este estudio, los participantes del taller formularon políticas organizacionales sobre la gobernanza de la IA, las cuales fueron posteriormente adoptadas formalmente por la institución. Utilizando el marco PPTO como guía, las políticas definieron las personas, los procesos, la tecnología y las operaciones necesarias para la gobernanza de la IA y se estructuraron de acuerdo con el marco de políticas estándar de la organización. El proceso de desarrollo de políticas se enfrentó a varios desafíos. Uno de los principales fue equilibrar los principios fundamentales con la necesidad de políticas prácticas y viables. Las políticas debían ser lo suficientemente sencillas para su implementación, a la vez que proporcionaban una supervisión adecuada de los riesgos relacionados con la IA. Los participantes buscaron evitar obstaculizar la adopción de la IA o dar la impresión de frenar la innovación, y en su lugar, lograr un equilibrio entre impulsar el progreso y garantizar la seguridad. La limitada experiencia en IA entre las partes interesadas clave añadió otra dificultad, lo que requirió esfuerzos para asegurar que las políticas fueran accesibles y aplicables para los responsables de su implementación. En respuesta a este desafío, los participantes mantuvieron debates detallados sobre la viabilidad y las estrategias para construir un sistema de gobernanza más sólido a lo largo del tiempo. Como primer paso, refinaron algunas de las capacidades identificadas durante los talleres, creando una versión simplificada con menos pasos y menor complejidad. En octubre de 2024, la organización aprobó las políticas y, como resultado, se estableció con éxito un comité de gobernanza de IA en consonancia con las recomendaciones políticas.

Los líderes de la organización acordaron establecer el comité como un subcomité dentro del DHC existente, al que ya estaban afiliados todos los participantes del taller. El comité de gobernanza de IA se estructuró bajo el liderazgo de un ejecutivo y un líder clínico, e incluyó subcomités que representaban a una amplia gama de partes interesadas. Estos subcomités contaban con expertos en los ámbitos clínico, técnico, ético y de investigación, así como con representantes de pacientes, lo que garantizó un enfoque integral e inclusivo de la gobernanza de la IA. Tras su establecimiento, el comité de gobernanza de IA se dedicó a perfeccionar las políticas. Este proceso incluyó pruebas iterativas de las políticas con diversos casos de uso de IA para asegurar su aplicabilidad y eficacia en escenarios reales. El comité de gobernanza de IA establecido liderará y guiará la adopción de la IA dentro de la organización en adelante.

Discusión

Este estudio demuestra cómo un marco conceptual de gobernanza de la IA —el marco PPTO— puede traducirse en estrategias prácticas dentro de un entorno real de prestación de servicios sanitarios. Mediante un enfoque de investigación de caso práctico, colaboramos con actores clave de un sistema hospitalario canadiense a través de entrevistas y talleres de diseño participativo. Las entrevistas con los actores clave identificaron las fortalezas, las carencias y las prioridades existentes en materia de gobernanza de la IA, lo que proporcionó información fundamental sobre la preparación y las necesidades de la organización. Los talleres de diseño participativo posteriores adaptaron e implementaron el marco PPTO<sup> 20</sup> para reflejar la estructura y el entorno de recursos únicos del sistema hospitalario. En conjunto, estos métodos cualitativos desempeñaron un papel fundamental en la adaptación y la puesta en práctica de la gobernanza de la IA de una manera contextualmente relevante y práctica.

Esta investigación ofrece contribuciones tanto teóricas como prácticas, en consonancia con los llamamientos en la literatura sobre gobernanza de la IA para ir más allá de los principios aspiracionales y avanzar hacia la implementación práctica<sup> 36</sup> . Teóricamente, aborda una importante laguna en la literatura al generar evidencia empírica de la implementación real de marcos de gobernanza de la IA, un área donde la mayoría de los estudios siguen siendo conceptuales. En concreto, ofrece la primera evidencia de la implementación práctica del marco PPTO. Prácticamente, el estudio ilustra cómo los principios de gobernanza de alto nivel pueden traducirse sistemáticamente en estructuras, procesos, tecnologías y acciones operativas concretas. En respuesta a la primera pregunta de investigación, el marco PPTO resultó eficaz para guiar el desarrollo de una estructura de gobernanza de la IA dentro de un entorno sanitario complejo. Esta investigación apoya y amplía el marco PPTO al validar su utilidad y relevancia prácticas, a la vez que demuestra su adaptabilidad a diversos contextos organizativos y distintos niveles de madurez de la IA. Con respecto a la segunda pregunta de investigación, el estudio subraya el valor de diversos enfoques cualitativos —en particular, encuestas, entrevistas y talleres de codiseño— para impulsar el cambio organizativo y dar forma a los sistemas de gobernanza. Los métodos cualitativos se utilizan ampliamente para explorar las experiencias, los retos y las necesidades de las partes interesadas en la adopción de la IA<sup> 37 , 38 , 39</sup> . Estos métodos también han demostrado ser eficaces para apoyar el cambio organizacional en el sector sanitario. Por ejemplo, un sistema hospitalario codiseñó un modelo de liderazgo basado en equipos en colaboración con equipos sanitarios y pacientes, utilizando diversos métodos cualitativos, como entrevistas en profundidad y encuestas en línea. El modelo, que hace hincapié en la distribución compartida de las funciones y responsabilidades de liderazgo entre los miembros del equipo, se implementó con éxito en el sistema hospitalario<sup> 40</sup> .

De este trabajo surgieron varias ideas e implicaciones clave. En primer lugar, los resultados confirman que el marco PPTO<sup> 35</sup> es una herramienta útil y adaptable para establecer una gobernanza de IA en organizaciones sanitarias reales. Este marco ayuda a las organizaciones a identificar las capacidades necesarias en los ámbitos de personas, procesos, tecnología y operaciones, así como a evaluar las deficiencias, planificar las inversiones y avanzar hacia una implementación sostenible. Los resultados también demuestran el potencial del marco para una mayor transferibilidad a diversos contextos. El marco PPTO, desarrollado inicialmente en una gran organización de prestación de servicios sanitarios de EE. UU., se aplicó con éxito en un gran sistema hospitalario canadiense. Las organizaciones que buscan comprender e implementar la gobernanza de IA pueden encontrar valiosos estos resultados y considerar la experiencia compartida con el marco PPTO como un modelo valioso para sus propias iniciativas.

En segundo lugar, el establecimiento de una gobernanza sólida de la IA debe comenzar con una comprensión clara de las necesidades locales y un esfuerzo deliberado por definir los requisitos específicos de la organización. Este proceso debe ser inclusivo y participativo, involucrando a las partes interesadas con diversos conocimientos y experiencia en todos los niveles y funciones de la organización, incluyendo a quienes son responsables de la ejecución de la gobernanza. Dicha participación no solo garantiza que el sistema de gobernanza esté alineado con la realidad de la organización, sino que también fomenta una mayor aceptación por parte de toda la organización. Al incorporar las diversas voces de las partes interesadas, es más probable que los sistemas de gobernanza sean eficaces, relevantes y éticamente sólidos.

En tercer lugar, el desarrollo de la gobernanza de la IA es inherentemente colaborativo. Requiere la toma de decisiones compartida y el diálogo abierto, especialmente en entornos donde el conocimiento sobre IA aún está en desarrollo y donde las jerarquías organizacionales pueden limitar la participación. Crear espacios seguros para la participación y valorar las perspectivas de todas las partes interesadas permite a las organizaciones construir sistemas de gobernanza más reflexivos, inclusivos y receptivos. Esto es especialmente importante porque las interacciones iniciales entre partes interesadas de diversos orígenes y áreas de especialización a menudo pueden generar aprensión<sup> 41</sup> . Diversos métodos de investigación cualitativa, como encuestas, entrevistas y talleres de diseño participativo, pueden ser fundamentales para facilitar este proceso colaborativo<sup> 40</sup> . Estos métodos proporcionan formatos estructurados pero flexibles para compartir, recopilar y sintetizar diversas perspectivas.

Por último, fortalecer la capacidad de gobernanza de la IA requiere inversiones en formación sobre IA en el ámbito sanitario. A medida que las tecnologías de IA se generalizan en la atención médica, las partes interesadas deben adquirir los conocimientos fundamentales para tomar decisiones informadas, identificar y mitigar riesgos, y superar con éxito los retos de la implementación. La formación sobre los fundamentos técnicos, las aplicaciones clínicas, los riesgos y las consideraciones éticas de la IA capacita a las partes interesadas para participar activamente en las iniciativas de gobernanza y fomenta la responsabilidad, la transparencia y la confianza a largo plazo.

Si bien este estudio se centró en un único sistema de salud, futuras investigaciones podrían aplicar el marco PPTO<sup> 20</sup> a múltiples organizaciones de atención médica de diversos tamaños y estructuras para evaluar su aplicabilidad más amplia. Los estudios comparativos podrían ayudar a determinar si la aplicabilidad y la eficacia del marco se mantienen constantes en diferentes contextos, como entornos rurales y urbanos o grandes centros médicos académicos frente a clínicas más pequeñas. Asimismo, se podría explorar la relevancia del marco en organizaciones ubicadas en diferentes regiones geográficas y que operan bajo distintos modelos de pago, como el sistema público de salud de Canadá frente al sistema de seguros privados de Estados Unidos.

Las investigaciones futuras podrían examinar la eficacia y la sostenibilidad a corto y largo plazo de los sistemas de gobernanza de la IA. Los estudios podrían investigar cómo evolucionan estos sistemas con el tiempo, cómo se adaptan a los cambios en la tecnología de la IA y cómo mantienen su capacidad para garantizar un uso seguro y ético de la IA en la atención sanitaria. Los estudios podrían incluir el desarrollo de métodos para evaluar la eficacia de la gobernanza de la IA a la hora de garantizar una implementación ética, equitativa y segura de la IA tanto a corto como a largo plazo.

Métodos

Descripción general

El estudio empleó una metodología de investigación-acción, combinando elementos de la investigación-acción y el estudio de caso. Mediante entrevistas con las partes interesadas y una serie de talleres de diseño participativo, colaboramos con los participantes para implementar el marco PPTO e impulsar el cambio organizacional, plasmando los principios de la investigación-acción. Asimismo, el estudio se centró en una organización específica y sus iniciativas de gobernanza de la IA, reflejando el enfoque de estudio de caso.

Los objetivos principales de las entrevistas fueron comprender a fondo el estado actual de la adopción de la IA dentro de la organización y evaluar las capacidades actuales y las necesidades futuras para la gobernanza de la IA. Las entrevistas examinaron los procesos existentes para la adopción de soluciones de IA, identificaron a las partes interesadas o comités clave involucrados en la adopción de la IA y exploraron la infraestructura técnica actual que respalda estas iniciativas. Estos objetivos constituyen los pasos fundamentales para desarrollar un sistema sólido de gobernanza de la IA dentro de la organización.

Los objetivos principales de los talleres de codiseño fueron adaptar el marco PPTO a las características y necesidades específicas de la organización 20. Un comité de liderazgo superior, con roles potencialmente relevantes para el futuro sistema de gobernanza de IA, desempeñó un papel central en el codiseño del marco adaptado para garantizar que fuera relevante y práctico dentro del contexto organizacional.

Este estudio se consideró un proyecto de mejora de la calidad sin la participación de datos de sujetos humanos. Las entrevistas y los talleres fueron informativos y se centraron en los procesos y las actividades de la organización. Por lo tanto, no se requirió la aprobación del comité de ética. Todos los participantes dieron su consentimiento verbal para participar en el estudio y para que sus datos anonimizados se utilizaran en los análisis cualitativos.

Parte 1: Entrevistas con las partes interesadas

Se reclutaron trece participantes de toda la organización. En promedio, los participantes contaban con 15,85 años de experiencia y aportaban  conocimientos técnicos ( n  = 6), operativos ( n  = 4) y clínicos ( n = 3) (Tabla 3 ). Los participantes técnicos eran desarrolladores de tecnología y administradores de infraestructura de TI; los operativos, personal de gestión de operaciones y ética de la investigación; y los clínicos, profesionales sanitarios de primera línea. Se utilizó un muestreo intencional para recabar información de los principales participantes involucrados en la adopción de soluciones de IA existentes. Para ampliar la representación, también se empleó un muestreo en cadena, invitando a los participantes a recomendar a otras personas con perspectivas valiosas y relevantes. Para mitigar posibles sesgos, se garantizó una representación diversa en los ámbitos clínico, técnico y operativo, los niveles organizativos y los años de experiencia. El reclutamiento continuó hasta alcanzar la saturación temática.

Los participantes participaron en entrevistas individuales semiestructuradas en profundidad. Se elaboró ​​una guía de entrevista y se les preguntó sobre las prácticas de gobernanza actuales para las soluciones de IA, así como sobre las necesidades futuras de gobernanza, a lo largo de cuatro etapas del ciclo de vida de la IA: (1) adquisición, (2) desarrollo y adaptación, (3) integración clínica y (4) gestión del ciclo de vida<sup> 15</sup> . Las preguntas de la guía examinaron los procesos existentes para la adopción de la IA, identificaron a las partes interesadas o comités clave involucrados en dicha adopción y exploraron la infraestructura técnica actual que respalda la implementación de la IA (Nota complementaria 1 ).

Todas las entrevistas se realizaron a través de Zoom y tuvieron una duración de entre 30 minutos y una hora. Se grabaron y posteriormente se transcribieron para su análisis mediante Otter.ai, un software de transcripción automática. Este estudio se consideró una iniciativa de mejora de la calidad y no implicó la recopilación de datos identificables de participantes humanos. Por lo tanto, estuvo exento de la aprobación del Comité de Ética de la Investigación (CEI). Todos los participantes otorgaron su consentimiento informado verbal para participar en las entrevistas, para que estas se grabaran y para permitir el uso de datos anonimizados en el análisis cualitativo. Para analizar las transcripciones y extraer las ideas clave, utilizamos un proceso de codificación y realizamos un análisis temático en NVivo, un software de análisis de datos cualitativos. Se empleó un enfoque híbrido que combinó el análisis temático inductivo y deductivo. El enfoque inductivo permitió explorar diversos aspectos del sistema de gobernanza existente y capturar los temas emergentes, mientras que el enfoque deductivo organizó estos temas utilizando el marco PPTO para evaluar las capacidades del sistema de gobernanza en los dominios de Personas, Procesos, Tecnología y Operaciones.

Parte 2: Talleres de codiseño

Reclutamos un equipo de cinco miembros del equipo directivo superior, encargados de supervisar el sistema de gobernanza de la IA, para participar en una serie de talleres de diseño participativo. Eran miembros del comité de salud digital (CSD) existente y gestionaban proyectos con componentes digitales en la práctica clínica dentro de la organización. Contaban con una experiencia promedio de 19,60 años y aportaban conocimientos especializados en los ámbitos operativo ( n  = 3), técnico ( n  = 1) y clínico ( n  = 1).

Para preparar a los participantes para los talleres y garantizar que todas sus voces estuvieran representadas, realizamos una encuesta en línea y entrevistas semiestructuradas. La encuesta contenía preguntas abiertas sobre prácticas aspiracionales y decisiones clave para la gobernanza de la IA en los ámbitos de Personas, Procesos, Tecnología y Operaciones (Nota complementaria 2 ). Posteriormente, revisamos las respuestas de los participantes a la encuesta y realizamos entrevistas individuales de seguimiento para comprender mejor sus necesidades y prioridades para el sistema de gobernanza de la IA descrito en sus respuestas. Formulamos preguntas aclaratorias y exploramos cualquier inquietud planteada. Todas las entrevistas se realizaron a través de Zoom y tuvieron una duración de 30 minutos. Si bien las entrevistas no se grabaron, se tomaron notas detalladas durante todo el proceso.

Tras recopilar datos mediante encuestas y entrevistas, los organizamos y visualizamos en una pizarra virtual colaborativa. Todas las respuestas de las encuestas se anonimizaron y se mostraron como notas adhesivas, organizadas por pregunta. Las conclusiones de las entrevistas se sintetizaron mediante análisis de contenido, donde cada respuesta se revisó y agrupó por temas recurrentes, destacando patrones clave en las perspectivas de los participantes. Esta información sintetizada fue fundamental para perfeccionar el marco escalable y adaptarlo a las características y requisitos específicos de la organización. Posteriormente, se añadió a la pizarra virtual para que los participantes pudieran ver y reflexionar sobre las respuestas de los demás durante el taller, fomentando así un debate exhaustivo e inclusivo.

La actividad principal de este estudio consistió en una serie de tres talleres de pensamiento de diseño, cada uno centrado en diferentes ámbitos de la gobernanza de la IA. El primer taller abordó el ámbito de Procesos, el segundo el de Personas y el tercero los de Tecnología y Operaciones. En cada taller, los participantes accedieron a la pizarra virtual, que mostraba notas adhesivas organizadas por pregunta. Debatieron cada pregunta, formulando preguntas aclaratorias, ampliando las respuestas iniciales y abordando cualquier punto de vista divergente. Los participantes también revisaron el marco PPTO y aportaron comentarios al mismo. A lo largo de los talleres, modificaron las notas adhesivas existentes o añadieron otras nuevas para plasmar las ideas surgidas del debate.

Tras cada taller, realizamos un análisis de contenido de las notas adhesivas para identificar los temas clave. Cada nota se revisó y categorizó en temas más amplios según su contenido para resaltar patrones recurrentes. Este análisis temático permitió obtener un resumen sistemático de las perspectivas más destacadas de los participantes sobre cada pregunta, que luego se utilizó para adaptar el marco PPTO y alinearlo mejor con las características, necesidades y prioridades de la organización.

Este estudio se consideró una iniciativa de mejora de la calidad y no implicó la recopilación de datos identificables de sujetos humanos. Por lo tanto, estuvo exento de la aprobación del Comité de Ética de la Investigación. Todos los participantes otorgaron su consentimiento informado verbal para participar en los talleres y para permitir el uso de datos anonimizados en el análisis cualitativo.

La importancia de las rondas médicas al pie de cama.

Abstract

Las rondas médicas son fundamentales para la atención centrada en el paciente y la enseñanza a pie de cama. En los hospitales actuales, la atención la brindan equipos multidisciplinarios y multiprofesionales. Para realizar una ronda médica eficaz y eficiente, es esencial la participación activa del paciente, y las aportaciones de todos los miembros del equipo deben compartirse e integrarse en el plan diagnóstico y terapéutico. La organización y la estructura de las rondas médicas, las funciones y responsabilidades de los participantes, la preparación previa y las normas de comunicación deben estar claramente definidas. Las rondas médicas exitosas requieren una comunicación centrada en el paciente, explícitamente estructurada y enfocada, así como un intercambio de información interprofesional equilibrado. Las rondas médicas interprofesionales a pie de cama, precedidas por una discusión sobre el estado y la evolución clínica del paciente fuera de la habitación, parecen ser la mejor manera de apoyar una atención integral, colaborativa y centrada en el paciente, a la vez que fomentan la coordinación dentro del equipo de salud interprofesional. Sin embargo, se necesita una estructura de ronda rigurosa y un liderazgo sólido para garantizar la participación activa de todos los miembros del equipo interprofesional y la eficiencia en el uso del tiempo.

1. Introducción​

Las visitas médicas se realizan desde el siglo XVI. Originalmente, Giovanni Battista Da Monte las introdujo como enseñanza junto a la cama del paciente para estudiantes de medicina alrededor de 1543 en la Universidad de Padua, Italia, y Franz de la Boë (Franciscus Sylvius) las consolidó hacia 1658 en la Universidad de Leiden, Países Bajos [ 1 ]. Con el tiempo, las visitas médicas trascendieron la mera formación médica y se convirtieron en un pilar fundamental de la atención clínica y el manejo del paciente. Algunos autores sugieren que las visitas médicas son para los médicos lo que las sesiones de quirófano son para los cirujanos [ 2 , 3 ], mientras que otros las comparan con «un desfile de batas blancas que llegan sin previo aviso a la cama del paciente, hablan, escuchan (ocasionalmente) y murmuran en jerga médica para luego marcharse demasiado rápido» [ 4 ].En esta revisión, nos referimos a las «rondas de sala» como el recorrido secuencial de los equipos médicos de paciente hospitalizado a paciente hospitalizado, deteniéndose en cada uno para discutir, evaluar y tomar decisiones sobre los detalles y la gestión general de la atención [ 5 ]. Nos centraremos específicamente en las rondas de sala de medicina interna.

Las rondas médicas son fundamentales en la atención hospitalaria y constituyen el eje de la planificación y revisión multidisciplinaria e interprofesional de la atención [ 6 ]. Asimismo, son un componente importante de la formación médica. A menudo, las rondas médicas son el único momento del día en que médicos, enfermeros y pacientes se reúnen para intercambiar información sobre el diagnóstico y el tratamiento. Por consiguiente, la calidad de las rondas médicas es un factor determinante de la calidad general de la atención al paciente [ 7-9 

] .

2. Los objetivos de las rondas de sala

Los principales objetivos de las rondas de sala son:

  • 1.intercambiar información dentro del equipo interprofesional y con el paciente,
  • 2.revisar la evolución clínica del paciente, la respuesta al tratamiento y los resultados de las pruebas diagnósticas , para verificar si confirman el diagnóstico presuntivo e identificar posibles complicaciones.
  • 3.para tomar decisiones clínicas sobre objetivos de tratamiento, planes diagnósticos y terapéuticos, y atención médica.
  • 4.Las rondas médicas (dirigidas por un médico senior) incluyen enseñanza a pie de cama para médicos residentes y estudiantes de medicina, así como formación para todo el personal que participa en la ronda.

Perversi formuló una lista detallada de los propósitos de las rondas de sala [ 3 ] ( Tabla 1 ).

Tabla 1. Propósitos de las rondas de sala (adaptado de [ 3 ] y [ 6 ]).

Objetivos de las rondas de sala
Recopilar, compartir e integrar información.
Comprender el caso y revisar el progreso, comparándolo con la trayectoria prevista.
Formular, revisar, refinar o cambiar un diagnóstico.
Tomar decisiones colectivas.
Elabore un plan de tratamiento o manejo, que incluya un plan de alta y un plan para la transición de la atención.
Tome las medidas necesarias para llevar a cabo el plan, incluyendo la clarificación de las responsabilidades de los miembros del equipo para su implementación.
Asegúrese de que todos los miembros del equipo estén de acuerdo con el plan.
Comunicarse con el paciente, la familia y entre el personal.
Verificar la seguridad, incluyendo el manejo de los riesgos clínicos (por ejemplo, retirar catéteres vasculares o urinarios innecesarios, profilaxis de tromboembolismo venoso, gravedad de la enfermedad, interacciones medicamentosas, nivel de atención requerido).
Educación y formación, incluyendo el refuerzo de los estándares de atención médica.
Documentación de la evaluación clínica, el razonamiento y los planes.

Por lo tanto, durante las rondas de sala se llevan a cabo tres tipos principales de actividades en paralelo: 1. 

razonamiento clínico colaborativo de médicos, enfermeras y, según sea el caso, profesionales de la salud aliados, para una atención al paciente basada en la evidencia (por ejemplo, diagnóstico correcto, tratamiento correcto de acuerdo con los deseos y expectativas de los pacientes) [ 

3 , 

7 ]; 2. 

comunicación (“interacción triádica” paciente – médico – personal de enfermería para recopilar e intercambiar información, y para evaluar y abordar las necesidades, preguntas y expectativas del paciente) [ 

8 ]; 3. 

enseñanza [ 

7 ].Para una actividad compleja como realizar una ronda de sala se requieren múltiples competencias: las competencias básicas son la comunicación, la organización y el razonamiento clínico colaborativo [ 

7 ] ( Tabla 2 ).

Tabla 2. Competencias de la ronda de sala médica (adaptada de [ 7 ]).

competencias en la ronda de sala médica
Proceso de diagnóstico y planificación de la terapia
Comunicación: paciente – médico – equipo
Empatía
Habilidades de liderazgo
Gestión de situaciones difíciles y errores
Competencia organizativa
Gestión: gestión por parte del paciente y autogestión
Profesionalismo
habilidades docentes

3. Aspectos clave de las rondas de sala

3.1 . Participantes

Existen diversas variantes de rondas médicas, con diferentes participantes que desempeñan distintos roles. Por ejemplo, las rondas dirigidas por el médico adjunto son lideradas por un médico sénior. En las rondas posteriores al ingreso, el médico adjunto revisa a los pacientes recién ingresados. En las rondas interdisciplinarias/multidisciplinarias/interprofesionales, los miembros del equipo de salud de diferentes disciplinas se reúnen para elaborar planes de atención al paciente . Algunas rondas incluyen al paciente, otras se realizan sin él. En la mayoría de los modelos, las rondas médicas son realizadas únicamente por médicos, por médicos y enfermeros, o por médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud [ 10 , 11 ].

En los hospitales actuales, la atención la brindan equipos multidisciplinarios y multiprofesionales. Para ofrecer una atención óptima, las evaluaciones clínicas y las aportaciones de todos los miembros del equipo deben compartirse e integrarse en el plan diagnóstico y terapéutico [ 6 ]. Además, la participación del paciente durante las visitas médicas es fundamental. Permite comprender sus deseos y necesidades, evaluar directamente la atención (p. ej., la respuesta al tratamiento) y fomenta una relación médico-paciente eficaz y transparente [ 11 , 12 ]. Brindar explicaciones y responder preguntas durante las visitas, en presencia del paciente y de todo el equipo, ayuda a que todos estén alineados, genera confianza en el equipo de atención médica y puede reducir la ansiedad del paciente [ 6 ].Se ha demostrado que las rondas interprofesionales mejoran la colaboración entre médicos y enfermeros, aumentan el cumplimiento de las guías clínicas, mejoran la seguridad y la calidad, reducen los eventos adversos relacionados con medicamentos y posiblemente disminuyen la mortalidad [ 10 ]. En una reciente encuesta nacional en Suiza, el 91 % de los médicos y el 74 % de los enfermeros manifestaron preferir las rondas interprofesionales en planta [ 13 ]. La estructura y la composición del equipo de las rondas interprofesionales no están definidas y varían según el entorno hospitalario y la organización del sistema sanitario [ 10 ]. Sin embargo, si bien la presencia continua de todos los miembros del equipo durante la ronda no siempre es necesaria, la presencia y la participación tanto del médico como del enfermero que atienden directamente al paciente y que mejor lo conocen es fundamental [ 6 ].A pesar de sus ventajas, las rondas interprofesionales no siempre se implementan de forma sistemática en la práctica clínica debido a diversos desafíos, como las diferentes prioridades clínicas de los miembros del equipo, la presión del tiempo (por ejemplo, durante la escasez de personal), la percepción de que las rondas interprofesionales consumen demasiado tiempo o la compleja organización de las salas, donde varios equipos médicos atienden a diferentes pacientes. Un desafío importante para la realización de rondas interprofesionales es también la presión financiera sobre los hospitales, que en muchos casos conlleva una dotación de personal insuficiente. Cuando la proporción de médicos por paciente y de enfermeros por paciente es demasiado alta, el personal no dispone de tiempo suficiente para realizar la ronda según los estándares mínimos. Esto compromete la calidad de la atención y la seguridad del paciente .Para superar estos desafíos y llevar a cabo una ronda médica interprofesional eficaz y eficiente, es necesario definir la organización y estructura de la ronda, las funciones y responsabilidades de los participantes, la preparación previa y las normas de comunicación durante la misma. Los miembros del equipo interprofesional que realizan las rondas médicas deben recibir la formación adecuada. Además, dada la importancia fundamental de las rondas médicas para la calidad y seguridad de la atención al paciente, es necesario reconocer y garantizar su relevancia en la organización hospitalaria. Es sencillo determinar el número de pacientes que ingresan diariamente en una sala y, por lo tanto, calcular el tiempo que requieren los médicos y enfermeros para realizar rondas de calidad en dicha sala [ 2 ].

3.2 . Comunicación

Durante las visitas médicas en planta, se produce una compleja comunicación triádica entre paciente, médico y enfermero/profesional sanitario afín en un tiempo limitado. En las plantas de medicina interna, la comunicación durante las visitas resulta especialmente difícil debido a la alta prevalencia de pacientes con deterioro cognitivo , quienes requieren más tiempo y estrategias de interacción específicas.El equipo médico necesita intercambiar, recopilar y compartir información, y el paciente espera estar informado sobre los resultados de las pruebas, el diagnóstico, el pronóstico, el tratamiento y los siguientes pasos en el manejo de la enfermedad. Un análisis de las interacciones entre pacientes, enfermeros y médicos durante las rondas interprofesionales en sala, dirigidas por médicos residentes, reveló que los pacientes recibieron aproximadamente 20 datos en 7,5 minutos. La comunicación se centró en el médico: el 52 % de las intervenciones provinieron de médicos, el 35 % de pacientes y solo el 13 % de enfermeros [ 8 ]. De manera similar, un estudio transversal sobre las rondas de atención a 807 pacientes hospitalizados de medicina interna en 4 hospitales de EE. UU. observó que el equipo médico se comunicó con los enfermeros solo en el 12 % de las visitas [ 14 ]. Estos resultados señalan dos problemas principales durante las rondas médicas habituales: los pacientes reciben en muy poco tiempo una enorme cantidad de información, imposible de comprender, memorizar y procesar por completo, y el personal de enfermería no contribuye sustancialmente al contenido de la conversación durante las rondas [ 8 ]. La escasa participación del personal de enfermería puede repercutir negativamente en el manejo del paciente, ya que se puede pasar por alto información crucial que solo el personal de enfermería puede proporcionar, como la manifestación o evolución de los signos clínicos, el desempeño del paciente en las actividades diarias, la viabilidad del régimen terapéutico o los deseos y temores expresados ​​por los pacientes o sus familias [ 8 ]. La falta de participación del personal de enfermería en las rondas médicas también puede causar insatisfacción y frustración en el equipo de enfermería [ 6 , 13 ].

El liderazgo efectivo durante las visitas de sala es fundamental para garantizar que todos los profesionales participantes, en particular el personal de enfermería, puedan contribuir al debate y a la toma de decisiones clínicas. El liderazgo debe fomentar y coordinar las aportaciones de todos los miembros del equipo y del paciente, y debe respaldar tres actividades clave para el éxito de la visita: comunicación efectiva, aprovechamiento de la experiencia y gestión eficiente del tiempo [ 15 ]. Un estudio que observó visitas de sala con 1007 contactos con pacientes en un gran centro académico estadounidense reveló que los médicos con mayor formación y experiencia (médicos adjuntos) interactuaban con el personal de enfermería durante un periodo significativamente más prolongado que los residentes o internos, y eran más propensos a iniciar conversaciones sobre las inquietudes del personal de enfermería (77 %) en comparación con los residentes (68 %) y los internos o estudiantes de medicina (59 %). Asimismo, la participación temprana del personal de enfermería en las visitas a pie de cama se asoció con un mayor tiempo de interacción entre médicos y personal de enfermería, así como con una mayor iniciativa por parte de los médicos para preguntar sobre las inquietudes del personal de enfermería [ 16 ].Por lo tanto, las rondas médicas requieren una comunicación centrada en el paciente, explícitamente estructurada y un intercambio de información interprofesional equilibrado. Estos objetivos pueden lograrse mediante capacitación en comunicación y rondas médicas interprofesionales estandarizadas con una comunicación estructurada que fomente la participación del personal de enfermería y permita conocer las perspectivas e inquietudes de los pacientes [ 8 , 16 ].

Otro aspecto a considerar es el impacto de la Historia Clínica Electrónica (HCE) en las rondas médicas. Si bien la HCE con herramientas estructuradas puede mejorar la eficiencia [ 17 ], sus efectos en la práctica interprofesional son diversos [ 18 ], ha orientado las rondas hacia una revisión más basada en datos, a veces en detrimento de la interacción directa con el paciente, e incluso puede dificultar la comunicación entre los miembros del equipo asistencial durante las rondas [ 19 ]. Esto subraya la necesidad de mejoras continuas en el diseño y la capacitación en HCE para optimizar los flujos de trabajo clínicos y la atención al paciente.

3.3 . Ubicación de las rondas de sala

La ubicación de las visitas médicas es variable. El médico puede revisar la documentación del paciente en una sala de trabajo, solo o con la enfermera, y luego ver al paciente a solas, o bien, el médico y la enfermera pueden entrar directamente juntos a la habitación del paciente. En este caso, pueden tener una breve conversación previa antes de entrar a la habitación, o pueden discutir todos los temas junto a la cama del paciente. Lo mismo ocurre con las visitas médicas de los médicos adjuntos, donde los médicos residentes presentan y discuten la historia clínica del paciente, los datos relevantes, el diagnóstico y el plan para los siguientes pasos diagnósticos y terapéuticos con el médico adjunto. La visita del médico adjunto puede realizarse completamente en una sala de conferencias o de trabajo, completamente junto a la cama del paciente, o junto a la cama, pero con la presentación y discusión del caso del paciente fuera de la habitación. Las visitas médicas a pie de cama con la participación del paciente son un elemento clave de la atención centrada en el paciente, ya que garantizan su participación directa en las discusiones médicas y la toma de decisiones. La gran mayoría de los pacientes prefiere tomar decisiones compartidas sobre las opciones de tratamiento con sus profesionales sanitarios (por ejemplo, el 62 % de los pacientes hospitalizados en un estudio suizo reciente [ 20 ]), o elegir entre las opciones de tratamiento de forma independiente (el 15 % de los pacientes en el mismo estudio). Las visitas médicas a pie de cama también contribuyen a la precisión diagnóstica y la seguridad del paciente, ya que, al escuchar la discusión del equipo, los pacientes tienen la oportunidad de añadir o corregir información relevante, por ejemplo, sobre los síntomas actuales, el historial clínico (como enfermedades previas o alergias) o la medicación que toman habitualmente. Sin embargo, las visitas médicas a pie de cama también pueden tener inconvenientes. La complejidad y la cantidad de información que se maneja junto a la cama del paciente, utilizando jerga y terminología médica, pueden abrumarlo y confundirlo. La discusión médica, en particular entre médicos adjuntos y residentes, puede ser percibida por el paciente como un desacuerdo, lo que puede causar malentendidos, incertidumbre y temor, y minar su confianza en el equipo médico. Finalmente, los temas delicados, que afectan a más del 50 % de los pacientes hospitalizados [ 21 ], como la incertidumbre médica, las comorbilidades psiquiátricas, el diagnóstico de cáncer, los problemas sociales, el incumplimiento terapéutico, etc., con frecuencia no se pueden abordar junto a la cama debido a la falta de privacidad y confidencialidad en las habitaciones compartidas, o porque el contexto de la visita médica con varios participantes a menudo no proporciona un entorno adecuado para una conversación empática y abierta sobre temas delicados con el paciente.Un ensayo controlado aleatorizado realizado en tres hospitales universitarios suizos, con 919 pacientes ingresados ​​en medicina interna, comparó las rondas médicas dirigidas por médicos adjuntos de mayor rango, realizadas íntegramente junto a la cama del paciente («presentación junto a la cama») o junto a la cama, pero precedidas por la presentación y discusión del caso en el pasillo fuera de la habitación, sin la presencia del paciente («presentación externa»). El conocimiento del paciente sobre su propia atención médica fue similar, tanto subjetiva como objetivamente, en ambos grupos. Sin embargo, los pacientes atendidos mediante la presentación junto a la cama manifestaron mayor confusión con la jerga médica e incertidumbre debido a las discusiones del equipo. Las rondas con presentación junto a la cama fueron más cortas (12 minutos por paciente) que las rondas con presentación externa (14 minutos), pero se abordaron temas delicados con mucha menor frecuencia en las rondas con presentación junto a la cama (68 %) que en las rondas con presentación externa (75 %) [ 22 ]. Los médicos prefirieron las rondas junto a la cama precedidas por la presentación externa e informaron de una mejor gestión del tiempo, mayor discusión de temas delicados y menor incomodidad para el equipo en este tipo de rondas. En cambio, el personal de enfermería prefirió las rondas realizadas íntegramente junto a la cama [ 23 ]. La diferencia en las preferencias entre médicos y enfermeros puede explicarse por el hecho de que la presentación de casos fuera de la consulta se centra más en el médico y la medicina, con discusiones, por ejemplo, sobre los resultados de pruebas diagnósticas o diagnósticos diferenciales y un enfoque en la formación de los médicos residentes. Junto a la cama del paciente, los enfermeros tienen más oportunidades de participar en la discusión y pueden involucrarse más en cuestiones centradas en el paciente [ 23 ].Las visitas a la habitación del paciente, precedidas de una conversación sobre su estado y evolución fuera de la habitación, parecen ser la mejor manera de promover una atención integral, colaborativa y centrada en el paciente, así como la coordinación del equipo sanitario interdisciplinario. Sin embargo, se requiere una estructura de visita y un liderazgo rigurosos para garantizar la participación de todos los miembros del equipo interdisciplinario y la eficiencia en el uso del tiempo.

3.4 . Proceso y duración de las rondas de sala

El proceso de visitas médicas debe estandarizarse y aplicarse rigurosamente para garantizar la presencia de todos los miembros del equipo interprofesional y que puedan aportar su perspectiva profesional, la revisión completa del estado del paciente y una gestión y distribución del tiempo óptimas para cada paciente. La plantilla de médicos y enfermeros de la planta debe ser suficiente para permitir visitas médicas de alta calidad. Se recomienda dedicar un promedio de al menos 7 minutos por paciente a una visita médica diaria rutinaria dirigida por un médico residente [ 8 , 24 ], entre 10 y 13 minutos por paciente a una visita rutinaria dirigida por un médico adjunto [ 14 , 25 ] y entre 14 y 19,5 minutos por paciente a una visita dirigida por un médico adjunto, especialmente si este ve al paciente por primera vez [ 16 , 22 , 25 ]. Se recomienda que una visita médica no dure más de 120-150 minutos para prevenir la fatiga cognitiva [ 6 ].

De ser posible, la ronda médica debe realizarse en orden decreciente de gravedad del paciente , comenzando por los pacientes más graves o complejos. Esto reduce la merma de la atención [ 6 , 26 ]. La ronda debe comenzar puntualmente con una breve reunión previa, donde se ofrece una visión general de la situación en la sala (p. ej., pacientes críticos, altas programadas, ingresos, tratamientos o diagnósticos complejos, escasez de personal) y se definen los pacientes que se atenderán primero durante la ronda. La presentación del paciente por parte del médico residente durante la visita médica debe ser estandarizada y concisa. El uso del formato SOAP (S – subjetivo; O – objetivo; A – valoración; P – plan) para la presentación del paciente puede ser útil, ya que este formato proporciona el marco cognitivo para el razonamiento clínico y puede utilizarse para estructurar y mejorar las notas clínicas que documentan las visitas a planta [ 27 , 28 ].El desempeño del equipo durante la ronda médica se ve afectado por diversos factores, siendo las interrupciones uno de los más relevantes. En una encuesta realizada a 2000 enfermeras y 2022 médicos en el Reino Unido, el 91 % de las enfermeras reportaron haber sido interrumpidas al menos tres veces por hora, y más de una quinta parte (21 %) diez veces por hora. Más de tres cuartas partes (76 %) de los médicos eran interrumpidos habitualmente al menos una vez durante la ronda médica [ 6 ]. En un hospital universitario de EE. UU., se produjeron un promedio de 12,6 interrupciones por ronda médica. Entre los efectos negativos se incluyen la pérdida de concentración, la omisión de información y el aumento del estrés [ 29 ]. Las interrupciones también provocan cambios de tarea, lo que puede deteriorar el desempeño e incrementar la tasa de errores y la carga cognitiva. Según la teoría de la carga cognitiva, el desempeño y el aprendizaje se deterioran cuando la carga cognitiva supera la capacidad de la memoria de trabajo [ 29 ]. Otros factores que incrementan la carga cognitiva son, por ejemplo, la comunicación redundante (como la repetición de eventos ocurridos durante la noche), la atención dividida (cuando se busca información en una fuente distinta al médico responsable, por ejemplo, al usar una computadora para consultar valores de laboratorio e imágenes) y la desviación del formato estándar (cuando el médico responsable se aparta del formato de comunicación esperado durante la visita médica, por ejemplo, al informar detalles fuera del orden de presentación SOAP [subjetivo-objetivo-evaluación-plan]) [ 30 ]. Además, el ruido ambiental reduce significativamente el rendimiento cognitivo [ 31 ].Por lo tanto, el proceso de visitas médicas debe incorporar medidas para minimizar las interrupciones y reducir el ruido ambiental. Algunas medidas posibles incluyen la comunicación proactiva dentro del equipo antes de la visita (por ejemplo, durante una reunión previa) o redirigir las llamadas telefónicas a los miembros del equipo que no participen en la visita.

3.5 . Preparación de la ronda de sala

Antes de la visita médica, cada miembro del equipo interprofesional participante debe revisar individualmente la situación del paciente y preparar las preguntas y la información para la discusión y revisión interprofesional durante la visita. Esta preparación permite al equipo evaluar correctamente la situación, consensuar un plan y tomar decisiones, lo cual es esencial para una visita eficiente. Por las mismas razones, todos los resultados de las pruebas deben estar preparados y disponibles antes de la visita [ 6 ]. Un sistema de historia clínica electrónica (HCE) completo y fácil de usar desempeña un papel fundamental para facilitar la preparación y una visita médica eficaz. Un diseño de HCE centrado en el usuario es crucial, ya que las interfaces que requieren desplazamiento y navegación por múltiples pantallas aumentan el tiempo necesario para encontrar la información requerida, y la cantidad de pantallas que los médicos deben consultar para obtenerla disminuye su eficiencia [ 32 ].

3.6 . Estructura y estandarización de las rondas de sala

En la literatura se han propuesto diversas estructuras y listas de verificación para las rondas de sala , en particular para especialidades como cirugía o cuidados intensivos , pero su eficacia y generalización suelen ser desconocidas [ 33 ]. Sin embargo, se ha demostrado que los procesos estandarizados de rondas a pie de cama mejoran la eficiencia, disminuyen las horas de trabajo diarias de los residentes y optimizan el trabajo en equipo entre enfermeros y médicos [34 ]. Además, la disponibilidad de guías para las rondas de sala en un hospital y el cumplimiento de estas guías se asocian con la satisfacción de médicos y enfermeros con las rondas y con la eficiencia percibida [13 ].Las rondas interdisciplinarias estructuradas al pie de la cama (SIBR, por sus siglas en inglés), por ejemplo, son una intervención breve y estandarizada en equipo que consiste en una reunión estructurada de tres a cuatro minutos al pie de la cama para analizar los planes de hospitalización y alta, junto con una lista de verificación de seguridad del paciente [ 35 ]. Tras la implementación de las SIBR en una unidad de medicina general de un centro médico académico estadounidense, la comunicación interprofesional percibida mejoró significativamente entre residentes y enfermeros, y los residentes percibieron una mayor eficiencia en el trabajo [ 35 ].En otro hospital universitario estadounidense, las rondas médicas se estandarizaron basándose en cinco elementos: 1) reunión para establecer el horario y las prioridades de las rondas; 2) rondas junto a la cama del paciente; 3) integración del personal de enfermería de cabecera; 4) introducción de órdenes en tiempo real mediante ordenadores junto a la cama del paciente; 5) actualización de la pizarra blanca de la habitación de cada paciente con la información del plan de cuidados. Los pacientes del grupo con rondas médicas estandarizadas manifestaron mayor satisfacción con las rondas y se sintieron mejor atendidos por su equipo médico. Sin embargo, si bien la estandarización redujo la duración de las rondas en un promedio de 8 minutos, los residentes percibieron las rondas estandarizadas como más largas y manifestaron menor satisfacción con ellas [ 34 ].En 2012, el Real Colegio de Médicos y el Real Colegio de Enfermería del Reino Unido publicaron una guía exhaustiva sobre las rondas de sala, actualizada en 2021 [ 6 ]. El «Estándar de Basilea para las rondas de sala» se implementó en 2010 y se ha adaptado continuamente desde entonces Fig. 1 ) [ 9 ] ( Tabla 3 ).

Figura 1

Tabla 3. Aspectos clave de las rondas de sala.

Aspectos clave de las rondas de sala
Participantes: rondas de sala interprofesionales que involucren al paciente (al menos: médico + enfermera).
Comunicación: intercambio de información interprofesional centrado, explícitamente estructurado, orientado al paciente y equilibrado.
Lugar: junto a la cama del paciente, previa discusión interprofesional fuera de la habitación.
Proceso: Inicio puntual. Reunión previa a la ronda. Si es posible, realizar las rondas en orden decreciente de gravedad del paciente. Medidas para reducir las interrupciones y el ruido ambiental.
Duración: ronda de sala dirigida por un médico residente : en promedio 7 min./paciente ; ronda de sala interprofesional : 14 – 19 min./paciente . Duración total de una ronda de sala : ≤ 120 – 150 min .
Preparación: antes de la ronda: revisión individual y preparación de la aportación profesional para el debate interprofesional durante la ronda de sala; todos los resultados de las investigaciones disponibles .
Estructura y estandarización.

4. Conclusiones​

Las rondas de sala son fundamentales para la atención centrada en el paciente y la formación a pie de cama. Para llevar a cabo una ronda de sala interprofesional eficaz y eficiente, es necesario definir la organización y la estructura de la ronda, las funciones y responsabilidades de los participantes, la preparación previa y las normas de comunicación durante la misma. Los miembros del equipo interprofesional que realizan las rondas de sala deben recibir la formación adecuada.

El dilema de la lista de verificación: ¿estamos marcando las casillas correctas?

http://orcid.org/0000-0002-0632-348X

Gabriel Torrealba-Acosta 1 ,César E Escamilla-Ocañas 2

Desde el siglo XVIII, las rondas médicas a pie de cama han sido un componente fundamental de la atención clínica, sirviendo como un espacio para recopilar, procesar y compartir información clínica.<sup> 1</sup> Esta tradición subraya la importancia de mantener un alto grado de estructura durante las interacciones clínicas. Con el tiempo, las herramientas estructuradas para guiar la atención se han adoptado ampliamente en diversas especialidades.<sup> 2-6</sup> Las listas de verificación sistemáticas, en particular, se han convertido en la forma más utilizada de intervención estructurada en las salas de hospitalización para mejorar la atención y la seguridad del paciente.<sup> 7-9</sup> Esta intervención se ha asociado con mejores resultados no clínicos, como la comunicación y el cumplimiento de los protocolos estándar. <sup>7-9</sup> Sin embargo, su impacto en los resultados clínicos sigue siendo objeto de debate. <sup>10</sup>

Una revisión sistemática de 2014 halló que las listas de verificación de seguridad mejoraron la comunicación del equipo, el cumplimiento de los estándares y redujeron los eventos adversos, la morbilidad y la mortalidad, sin que se reportaran daños.⁶ En contraste, Ko et al. no encontraron evidencia de alta calidad que respaldara la efectividad de las listas de verificación de seguridad en los resultados clínicos.¹¹ La mayor parte de la literatura existente proviene de entornos quirúrgicos³⁻⁵ y de unidades de cuidados intensivos (UCI) , ⁷⁹ donde los flujos de trabajo complejos y multidisciplinarios podrían ser particularmente susceptibles a herramientas estructuradas. Sin embargo, incluso en estos entornos, la evidencia ha arrojado resultados mixtos.

En este número de BMJ Quality & Safety , Ando et al. siguieron una metodología rigurosa para llevar a cabo una revisión sistemática que evaluaba si las intervenciones estructuradas durante las rondas médicas influyen en los resultados clínicos.<sup> 12</sup> Los autores realizaron una síntesis encomiable de fuentes de evidencia heterogéneas y dispares, que abarcaban una variedad de diseños de estudio, entornos clínicos, definiciones de resultados, duraciones de seguimiento, períodos de implementación, poblaciones y calidad de los datos. A pesar de estos desafíos, lograron sintetizar la información en una narrativa concisa y presentaron los hallazgos de manera imparcial y metodológicamente sólida. Su revisión incluyó 29 estudios, en su mayoría cuasiexperimentales, realizados principalmente en UCI. Los resultados evaluados incluyeron mortalidad, complicaciones infecciosas, duración de la estancia hospitalaria y duración de la ventilación mecánica. Si bien algunos estudios mostraron una mejora en las tasas de neumonía asociada a la ventilación mecánica y una reducción en la duración de la ventilación, la mayoría de los resultados clínicos no se vieron afectados. Esta revisión sistemática se centró específicamente en las rondas médicas y no incluyó los paquetes de medidas, que previamente han demostrado su eficacia para reducir las infecciones. 13 Además, aunque la mayoría de los estudios evaluados se llevaron a cabo en UCI, la revisión no se limitó a este entorno, lo que añadió una valiosa amplitud al análisis.

Su trabajo, en particular el resumido en las tablas 3 y 8, debería servir como referencia clave tanto para clínicos como para investigadores que buscan comprender el impacto de las listas de verificación estructuradas de BWR en los resultados clínicos en estos entornos. A pesar de las limitaciones metodológicas mencionadas, el resumen de Ando et al. resulta alentador. La ausencia de efectos adversos, junto con indicios de beneficio, especialmente en la reducción de la neumonía asociada a la ventilación mecánica y la duración de la ventilación mecánica, respalda la implementación y el perfeccionamiento continuos de estas intervenciones.

Las listas de verificación sistemáticas no deben considerarse una tarea más durante las rondas médicas. En cambio, deben funcionar como una herramienta de conciliación activa, cotejando las órdenes médicas vigentes, el estado clínico y la documentación de la historia clínica con las intervenciones preventivas clave. Cuando surjan inconsistencias, la lista de verificación debe impulsar acciones correctivas inmediatas. De lo contrario, corre el riesgo de convertirse en una alerta ignorada más, una ventana emergente inútil en la historia clínica electrónica (HCE). Para ser efectivas en lugar de engorrosas, las listas de verificación deben diseñarse con un propósito específico. Una lista de verificación bien elaborada debe ser concisa, contextualizada y priorizada, no un cajón de sastre genérico. Debe apoyar, en lugar de reemplazar, el razonamiento clínico, e incluir solo los elementos esenciales para la seguridad y la atención de alta calidad. Por el contrario, las listas de verificación mal diseñadas corren el riesgo de convertirse en formalidades tediosas que interrumpen el flujo de trabajo, retrasan la atención y disminuyen el compromiso del profesional clínico.<sup> 14 </sup> Cabe destacar que Ando et al. también observaron un patrón de disminución en la adherencia a la intervención con el tiempo, lo que socavó sus efectos previstos. Por lo tanto, las medidas para mantener una implementación activa son tan importantes como la propia lista de verificación.

La falta de una estructura sistemática en las rondas de la UCI supone riesgos reales para la evolución de los pacientes. En los nuevos ingresos, intervenciones críticas como la profilaxis gastrointestinal o la nutrición enteral pueden retrasarse inadvertidamente u omitirse por completo, lo que aumenta la probabilidad de complicaciones evitables como la hemorragia gastrointestinal. En pacientes con estancias prolongadas, la omisión de confirmar la profilaxis de la trombosis venosa profunda o de reevaluar la necesidad de antibióticos puede provocar tromboembolismo venoso o infecciones por Clostridium difficile . Estos no son riesgos meramente teóricos; reflejan fallos comunes en la atención que las herramientas de rondas estructuradas pretenden prevenir. Sin embargo, como demuestran Ando et al. , traducir este beneficio conceptual en mejoras cuantificables en los resultados clínicos sigue siendo un reto. El resto de este editorial expone recomendaciones clave para futuras investigaciones e implementación, basándose tanto en los hallazgos de esta revisión como en principios más amplios de mejora de la calidad.

Recomendaciones para futuras investigaciones e implementación

Las intervenciones estructuradas suelen ser multifacéticas y pueden afectar simultáneamente a múltiples procesos y resultados asistenciales. Esta complejidad dificulta su evaluación mediante métodos estadísticos tradicionales. Técnicas como el análisis de mediación podrían ayudar a discernir los efectos directos e indirectos, con el objetivo de esclarecer cómo y a través de qué mecanismos las rondas estructuradas en planta ejercen influencia.<sup> 15</sup> El análisis de mediación es un método estadístico que se utiliza para explorar si el efecto de una intervención sobre un resultado se produce a través de pasos o procesos intermedios específicos, denominados mediadores. En este contexto, una herramienta de rondas estructuradas podría reducir la neumonía asociada a la ventilación mecánica no afectando directamente a las tasas de infección, sino mejorando la adherencia a los protocolos de ventilación o el inicio más temprano de la extubación. La identificación de estas vías puede revelar qué partes de la intervención son más eficaces, lo que ayuda a perfeccionar el diseño de futuras listas de verificación y a orientar los esfuerzos de implementación. Véase la figura 1 para un ejemplo de cómo el análisis de mediación puede esclarecer los efectos directos e indirectos en este contexto.

Figura 1

Grafo acíclico dirigido (DAG) que ilustra las posibles vías por las cuales las listas de verificación estructuradas a pie de cama pueden influir en la incidencia de neumonía asociada a la ventilación mecánica (NAV). El modelo plantea la hipótesis de que las listas de verificación mejoran los resultados de la NAV al aumentar la adherencia a los protocolos de ventilación mecánica (VM), promover la extubación precoz y fomentar la reducción del tratamiento antimicrobiano. La gravedad de la enfermedad y la duración de la ventilación mecánica actúan como factores de confusión que afectan tanto la probabilidad de uso de las listas de verificación como el riesgo de NAV. Los mediadores se muestran como cuadrados; las demás variables se representan como círculos.

Seleccionar el resultado más apropiado para medir este impacto también es complejo. Si bien la mortalidad es clínicamente significativa, suele estar influenciada por diversos factores que escapan al alcance de las rondas médicas. La duración de la estancia, otra métrica común, a menudo se ve afectada por barreras administrativas y logísticas para el alta. Por lo tanto, puede no reflejar de manera fiable la calidad de la atención. De hecho, resultados como la mortalidad y la duración de la estancia pueden ser un estándar demasiado estricto para juzgar el valor de las listas de verificación estructuradas de BWR. Estas intervenciones operan principalmente a nivel del proceso y la comunicación del equipo, y sus beneficios más inmediatos y realistas se observan en ámbitos como la claridad de los planes de atención, la adherencia a las mejores prácticas y la reducción de tareas omitidas. Las mejoras en estos procesos son significativas por sí mismas, incluso si no siempre se reflejan en los criterios de valoración finales.<sup> 7–9 </sup> Los eventos adversos, como la profilaxis omitida, la continuación inapropiada de antimicrobianos o el retraso en la retirada de la ventilación mecánica, pueden servir como mejores indicadores. Sin embargo, su incidencia relativamente baja exige tamaños de muestra prohibitivos para detectar efectos estadísticamente significativos. Sin embargo, desde la perspectiva de la seguridad del paciente, incluso un solo evento adverso de este tipo puede tener consecuencias profundas, lo que justifica la implementación de intervenciones de bajo costo y alta confiabilidad, como las listas de verificación. Al igual que el enfoque de la industria de la aviación para la prevención de errores, el valor de las herramientas de rondas estructuradas radica a menudo en su capacidad para evitar fallas poco frecuentes pero catastróficas.<sup> 16</sup>

Ando et al. proporcionan una hoja de ruta bien definida para futuras investigaciones sobre el impacto clínico de las rondas estructuradas. Si bien reconocen el valor de los ensayos controlados aleatorizados, también reconocen las limitaciones prácticas de implementar dichos diseños en entornos hospitalarios reales, principalmente las dificultades con el enmascaramiento, la variabilidad en la composición del equipo y las complejidades logísticas entre las salas. En cambio, proponen diseños prospectivos pre-post multicéntricos de alta calidad como una alternativa más factible. Estos estudios deben incluir intervenciones cuidadosamente definidas, protocolos de implementación claros, capacitación integral del personal y el uso de recordatorios específicos para fomentar la adherencia. Limitar la duración de los ensayos a 3-6 meses puede ayudar a controlar los factores de confusión estacionales e institucionales. Además de estos elementos metodológicos, las futuras investigaciones se beneficiarían de un mayor enfoque en los principios de la ciencia de la implementación, como el monitoreo de la fidelidad, la adaptación contextual y la planificación de la sostenibilidad, para comprender si las rondas estructuradas funcionan y cómo y bajo qué condiciones son más efectivas.<sup> 17,18</sup> La estandarización de las definiciones de resultados entre instituciones también será fundamental para permitir metaanálisis y comparaciones sistemáticas. 19 Finalmente, a medida que las rondas estructuradas se integran cada vez más con herramientas digitales y sistemas de apoyo a la decisión, será fundamental estudiar cómo estas intervenciones se adaptan a los flujos de trabajo en constante evolución, incluyendo la documentación asistida por inteligencia artificial (IA) y las alertas basadas en la historia clínica electrónica (HCE), para garantizar su relevancia y escalabilidad. 20 Las investigaciones futuras deberían centrarse en el diseño de ensayos clínicos sólidos y en comprender las vías por las cuales la estructura se traduce en seguridad y mejores resultados. El reto reside en diseñar ensayos más eficaces y profundizar en nuestra comprensión del funcionamiento de estas herramientas, para quiénes y en qué condiciones específicas. Hasta entonces, la elección pragmática es clara: cuando el coste es bajo y el riesgo de omisión es alto, la implementación de rondas estructuradas en planta sigue siendo una estrategia racional y centrada en el paciente.

De cara al futuro, el formato mismo de las rondas médicas podría estar a punto de transformarse. Con la aparición de herramientas de IA capaces de escuchar las conversaciones entre el médico y el paciente y redactar notas clínicas, es posible que las futuras consultas se transcriban y resuman automáticamente en notas estructuradas.<sup> 20</sup> Dentro de este flujo de trabajo, sería factible e intuitivo incorporar una lista de verificación que deba completarse y documentarse antes de atender al siguiente paciente. A medida que la tecnología evoluciona, la integración de procesos estructurados y basados ​​en la evidencia en la atención diaria probablemente se volverá más fluida, estandarizada e impactante; ¿y quién sabe? Quizás, en el futuro, la evidencia demuestre sin lugar a dudas que estamos haciendo lo correcto.

Rondas de seguridad en el hospital.

Esta es una importante acción desde el departamento de calidad institucional, cuyo contenido se extiende a seguridad del paciente y atención centrada en la personas, que implica una cultura por la mejora continua y el compromiso por la disminución de los eventos adversos, y sostener procesos bien ejecutados. El sustento es la metodología Gemba de la gestión lean, que es la visión de lo que ocurre en el núcleo operativo, sin intermediación,

Abstract

Fondo

Las rondas médicas de baja calidad contribuyen a una gran proporción de complicaciones en los pacientes, retrasos en el alta y un aumento de los costes hospitalarios. Esta revisión sistemática investigó todas las intervenciones dirigidas a mejorar los resultados, tanto a nivel del paciente como del proceso, en las rondas médicas.

Métodos

Esta revisión sistemática se registró prospectivamente en PROSPERO, el registro internacional prospectivo de revisiones sistemáticas (CRD42023394325). Se realizaron búsquedas en MEDLINE, Embase, Emcare y PsycInfo para identificar estudios con intervenciones dirigidas a mejorar los procesos de las rondas médicas o los resultados de los pacientes en entornos hospitalarios. Se excluyeron los estudios que no contaban con un grupo de comparación basal o que no se realizaban en el contexto de las rondas médicas. Las intervenciones se codificaron como intervenciones basadas en listas de verificación (formularios, plantillas y listas de verificación electrónicas o en papel), intervenciones estructuradas (reglas o protocolos definidos para guiar o estandarizar la conducta) u otras intervenciones. Los resultados se evaluaron mediante metaanálisis utilizando el estadístico I² , el valor p de la prueba Q de Cochran y modelos de efectos aleatorios. El riesgo de sesgo se evaluó mediante la herramienta Cochrane Risk of Bias 2 para ensayos controlados aleatorizados (ECA) y la escala de Newcastle-Ottawa para estudios no aleatorizados.Resultados

Esta revisión incluyó 84 estudios de 18 países, en 23 especialidades, con un total de 43 570 pacientes. Las intervenciones basadas en listas de verificación redujeron significativamente la estancia en la UCI, mejoraron la documentación general y no aumentaron la duración de las visitas médicas. Las intervenciones estructuradas no incrementaron el tiempo dedicado a cada paciente ni afectaron las tasas de reingreso a los 30 días ni la duración de la estancia hospitalaria.Conclusión

Esta es la primera revisión sistemática con metaanálisis que sintetiza la evidencia de todas las intervenciones durante las rondas de sala dirigidas a mejorar los resultados de los pacientes y los procesos. Los resultados de esta revisión deberían utilizarse para fundamentar las guías para la «ronda de sala ideal».Tema:

 Cirugía de mama, Ortopedia, Traumatología , Urología, Cirugía cardiotorácica, Cirugía general, Cirugía hepatopancreatobiliar, Cirugía del tracto gastrointestinal inferior, Cirugía del tracto gastrointestinal superior, Cirugía vascular, Cirugía pediátrica, Cirugía plástica, Cirugía de urgenciasSección del problema:

Resumen para el público general

Cuando un paciente está hospitalizado, la mayor parte de la comunicación con el médico se produce durante la visita médica. Los pacientes presentan peores resultados cuando las visitas médicas son deficientes. El objetivo de este estudio fue encontrar la mejor manera de mejorar las visitas médicas. Los resultados muestran que el uso de una lista de verificación mejoró las historias clínicas y redujo el número de días que un paciente puede pasar en la UCI sin aumentar el tiempo de la visita médica. Una lista de verificación es fácil de usar y puede incorporarse a las visitas médicas para mejorar los resultados de los pacientes.

Introducción

Cada ingreso hospitalario implica la administración simultánea de múltiples intervenciones, exploraciones y procedimientos sanitarios complejos, con una variabilidad considerable<sup> 1,2 </sup> . La multitud de elementos necesarios para la atención de cada paciente exige una supervisión y observación meticulosas por parte del equipo médico responsable. La visita médica, en cualquier especialidad, constituye el punto de control fundamental para garantizar la gestión óptima de todos los aspectos de la atención del paciente<sup> 3,4</sup> . A pesar de ser un componente esencial de la práctica clínica vinculado a los resultados del paciente, existe escasa bibliografía que informe o busque mejorar su práctica <sup>5-7</sup> . Debido a la falta de directrices claras, las visitas médicas se realizan principalmente en función de las preferencias individuales o departamentales, en lugar de basarse en la evidencia <sup>3,4 </sup> . La presión del tiempo, la comunicación ineficaz, la documentación deficiente y la falta de estandarización son factores clave que contribuyen a la baja calidad de las visitas médicas y a errores prevenibles<sup> 8-12 </sup> .

Una visita médica deficiente puede contribuir a complicaciones en los pacientes, retrasos en el alta y, por consiguiente, un aumento de los costes hospitalarios<sup> 9 , 13-15</sup> . Sin embargo, a menudo se pasan por alto como objetivos de mejora de procesos <sup>16-18</sup> , centrándose la mayor parte del interés en el quirófano y la práctica del traspaso de pacientes <sup>4 , 13 , 19</sup> . Esto se debe probablemente a la naturaleza variable de la visita médica (número de personal, tiempo requerido, estructura y complejidad de los pacientes), lo que dificulta la investigación en este ámbito. Además, la falta de estandarización de las visitas médicas conlleva una identificación y un manejo deficientes de las complicaciones, lo que resulta en una variabilidad significativa en los resultados de los pacientes<sup> 5 , 13 , 19 , 20 </sup>.

Hasta la fecha, existe poca literatura que investigue la viabilidad y la eficacia de las intervenciones para mejorar las visitas médicas. El objetivo de esta revisión fue evaluar exhaustivamente todas las intervenciones que se han investigado para mejorar los resultados de las visitas médicas (tanto relacionados con el paciente como con el proceso). Estos resultados pueden ser utilizados por los órganos de gobierno y los grupos de trabajo para fundamentar las directrices de buenas prácticas y las orientaciones para futuras investigaciones.

Métodos

Estrategia de búsqueda y criterios de selección

Esta revisión se registró en PROSPERO, el registro internacional prospectivo de revisiones sistemáticas (CRD42023394325), y se presenta de acuerdo con las directrices PRISMA 21. Se realizaron búsquedas en MEDLINE, Embase, Emcare y PsycInfo para identificar estudios publicados entre enero de 1806 y el 31 de enero de 2023. También se examinó la literatura gris y las actas de congresos, y se revisaron las listas de referencias para identificar artículos relevantes adicionales. Los términos de búsqueda fueron elaborados por un bibliotecario especializado en salud y la estrategia de búsqueda detallada está disponible en [referencia omitida].Apéndice S1 .

La selección de estudios fue realizada por dos revisores independientes mediante la plataforma web de gestión de revisiones sistemáticas Covidence (21–23) . Las discrepancias se resolvieron con la intervención de un tercer revisor independiente. Se incluyeron estudios realizados en el contexto de las rondas médicas hospitalarias con cualquier intervención (incluidas, entre otras, la estructura, el tiempo, la simulación, el entrenamiento, las interrupciones y las listas de verificación) dirigida a mejorar los procesos, la calidad o los resultados de las rondas médicas. Los resultados incluyeron indicadores de proceso (como las tasas de documentación, las interrupciones, el costo y el tiempo por paciente) y resultados clínicos (como los resultados cognitivos y psicológicos, la duración de la estancia y las complicaciones). Se incluyeron estudios observacionales y experimentales de todas las especialidades médicas y quirúrgicas, tanto en adultos como en niños, y publicados íntegramente. En los casos en que los estudios no estaban publicados en inglés, se utilizó Google Translate para la selección. Se excluyeron los estudios que no se realizaron en el contexto de las rondas médicas, los que no contaban con un grupo de referencia o los que no involucraban al equipo médico principal. También se excluyeron los estudios que midieron los resultados experienciales subjetivos de los individuos (percepción, agotamiento y fatiga) como resultados principales o los estudios con intervenciones que comprendían la adición de personal no médico, como personal paramédico.

Análisis de datos

La extracción de datos fue realizada por dos autores independientes utilizando un plan de extracción de datos preformulado ((Apéndice S2 ). Los tipos de intervención se codificaron y los resultados dentro de cada tipo se evaluaron mediante metaanálisis (si se disponía de resultados apropiados) o análisis cualitativo. Las intervenciones se clasificaron como intervenciones basadas en listas de verificación, intervenciones de estructuración u otras intervenciones. Las intervenciones basadas en listas de verificación podían ser en papel o electrónicas e incluían formularios, listas de verificación y plantillas. Las intervenciones de estructuración incluían cualquier intervención destinada a modificar la forma en que se realizaba la ronda médica o a proporcionar estandarización. Algunos ejemplos serían los procesos protocolizados con pasos específicos a seguir, las rondas sentadoode pie y la asignación de roles a los miembros del equipo. Véase la Figura 1 para ejemplos de intervenciones basadas en listas de verificación y de estructuración en las rondas médicas.

Ejemplos de intervenciones con listas de verificación y estructuras en las rondas de sala

Figura 1

Ejemplos de intervenciones con listas de verificación y estructuras en las rondas de sala

Los análisis de datos se realizaron con el software estadístico Stata, versión 15.1 (StataCorp LP, College Station, TX, EE. UU.). Se utilizó el estadístico I² para evaluar la heterogeneidad ( I² > 50 % indica heterogeneidad significativa), así como el valor p de la prueba Q de Cochran ( p < 0,100 indica heterogeneidad significativa). Se emplearon modelos de efectos aleatorios. Un valor p ≤ 0,050 se consideró estadísticamente significativo. Una variable se incluyó en un diagrama de bosque si al menos dos de los artículos analizados presentaban valores suficientes para dicha variable. Las variables de resultado para cada grupo de intervención y control se evaluaron mediante la diferencia de medias estandarizada (DM) o el riesgo relativo (RR) y el intervalo de confianza del 95 %. Todos los resultados se combinaron en diagramas de bosque, mostrando la DM o el RR y el IC del 95 % para los resultados de las intervenciones con listas de verificación y los resultados de las intervenciones de estructura.

El riesgo de sesgo fue evaluado de forma independiente por dos revisores utilizando la herramienta Cochrane Risk of Bias 2 (RoB 2) para ECA y la escala de Newcastle-Ottawa para estudios no aleatorizados 24 , 25. Las discrepancias se resolvieron mediante discusión.

Resultados

Resultados de búsqueda

La búsqueda preliminar arrojó 10 277 artículos. Tras eliminar los duplicados, revisar los títulos y resúmenes y los textos completos, se incluyeron 84 estudios ( Fig. 2 ). En la figura 2 se encuentra disponible una tabla con todos los estudios incluidos.El Apéndice S3 y una tabla con los estudios excluidos y el motivo de su exclusión están disponibles enApéndice S4 .

Diagrama de flujo PRISMAFigura 2

Diagrama de flujo PRISMA

Características del estudio

Los 84 estudios, que involucraron a 43 570 pacientes, consistieron en 72 estudios de cohortes 9 , 26–96 y 12 ECA 97–108 . Las intervenciones de lista de verificación fueron el tipo de intervención más común (51 estudios), seguidas de las intervenciones de estructura (24 estudios) y otras intervenciones (9 estudios); otras intervenciones incluyeron capacitación del personal (5 estudios), tiempo (1 estudio), una hoja de información para el paciente (1 estudio), un sistema de semáforo (1 estudio) y la aplicación de principios atléticos (1 estudio).

Se observó una heterogeneidad significativa en las medidas de resultados y los resultados reportados en las 84 publicaciones. Muchos estudios recopilaron datos sobre múltiples variables de desenlace, siendo las más comunes la documentación (37 estudios), seguida de la duración de la visita médica (15 estudios), la satisfacción del paciente (12 estudios) y la duración de la estancia hospitalaria (9 estudios); sin embargo, la metodología para reportar la satisfacción del paciente varió significativamente.

Intervenciones de lista de verificación

Metaanálisis

Se realizaron comparaciones estandarizadas de la documentación general, la duración de la estancia en la UCI, la duración de la estancia hospitalaria, la mortalidad en la UCI y la mortalidad intrahospitalaria antes y después de las intervenciones, mediante la agrupación de los estudios utilizando modelos de efectos aleatorios. Se encontró que las intervenciones con listas de verificación aumentaron la documentación general en comparación con la ausencia de intervención (RR 1,78 [IC del 95%: 1,51 a 2,11]) ( Fig. 3 ). También se encontró que las intervenciones con listas de verificación redujeron significativamente la duración de la estancia en la UCI en comparación con el grupo de control (DM −0,27 [IC del 95%: −0,40 a −0,14]) ( Fig. 4 ). Sin embargo, las intervenciones con listas de verificación no tuvieron un impacto significativo en la duración de la estancia hospitalaria (DM −0,104 [IC del 95%: −2,60 a 0,51]).Apéndice S5 ), mortalidad en la UCI (RR 0,84 (IC del 95 %: 0,59 a 1,19)) (Apéndice S6 ), y mortalidad intrahospitalaria (RR 0,79 (IC del 95 %: 0,57 a 1,09)) (Apéndice S7 ).

metaanálisis general de la documentaciónFigura 3

metaanálisis general de la documentación

Gráfico de bosque que compara todos los estudios que informan sobre el impacto de una intervención con lista de verificación en la documentación general. Las ponderaciones provienen de un modelo de efectos aleatorios. DL: Tamaño del efecto general calculado mediante el método de DerSimonian-Laird (DL).

metaanálisis de la duración de la estancia en la UCI

Figura 4 metaanálisis de la duración de la estancia en la UCI

Gráfico de bosque que compara todos los estudios que informan sobre el impacto de una intervención con lista de verificación en la duración de la estancia en la UCI. Las ponderaciones provienen de un modelo de efectos aleatorios. MD: diferencia de medias; DL: tamaño del efecto global calculado mediante el método de DerSimonian-Laird (DL).

Realizamos 25 metaanálisis individuales que compararon tasas de documentación específicas antes y después de la exposición a la intervención con la lista de verificación. Estos metaanálisis demostraron que una intervención con lista de verificación mejoró significativamente la documentación de los siguientes 12 puntos específicos: observaciones (RR 1,68 [IC del 95 %: 1,01 a 2,78]), diagnóstico (RR 1,53 [IC del 95 %: 1,08 a 2,17]), impresión diagnóstica (RR 2,13 [IC del 95 %: 1,36 a 3,34]), trombosis venosa profunda (RR 6,54 [IC del 95 %: 3,56 a 12,03]), estado de reanimación (RR 6,89 [IC del 95 %: 1,42 a 33,47]), revisión de la historia farmacológica (RR 2,69 [IC del 95 %: 1,63 a 4,43]), análisis de sangre (RR 1,95 [IC del 95 %: 1,29 a 2,94]) y tromboembolismo venoso (TEV) (RR 4,63 [IC del 95 %: 1,29 a 2,94]). Los datos de la metaanálisis se muestran en la tabla 1 (RR: 1,2 [IC del 95%: 1,06 a 1,35]), la actividad eléctrica (RR: 1,4 [IC del 95%: 1,02 a 1,92]), la planificación (RR: 1,11 [IC del 95%: 1,02 a 1,21]) y la planificación del alta (RR: 3,19 [IC del 95%: 1,41 a 7,22]). Los diagramas de bosque de la metaanálisis están disponibles en la tabla 1 (RR: 1,2 [IC del 95%: 1,41 a 7,22]).

Los metaanálisis demostraron que una intervención con lista de verificación no mejoró significativamente la documentación de los siguientes 12 puntos: responsable de la visita médica, hora, firma, fecha, plan dietético, número de hospital, exploración, nombre del médico consultor, radiografía de tórax, grado, nombre del paciente y constantes vitales.

Los diagramas de bosque del metaanálisis están disponibles.

Resumen cualitativo

Se identificaron 51 estudios que investigaban intervenciones con listas de verificación, incluyendo 10 formularios y 41 listas de verificación; 43 eran en papel y 8 electrónicas. El número de elementos de las listas de verificación osciló entre 6 y 29, con una mediana de 13. Las listas contenían 169 elementos diferentes (38 elementos aparecieron más de 5 veces). Los análisis de frecuencia revelaron que los diez elementos más comunes fueron: diagnóstico, observaciones, impresión diagnóstica, análisis de sangre, tromboembolismo venoso (TEV), hallazgos del examen físico, preocupaciones del paciente, revisión de antibióticos, plan dietético y plan de tratamiento. No se encontraron asociaciones estadísticamente significativas entre las intervenciones con listas de verificación y la duración de la visita médica ni las tasas de reingreso hospitalario en ninguno de los estudios (26 , 35 , 41 , 42 , 50 , 77 , 79 , 87 , 90 , 91 ). Varios estudios investigaron las intervenciones basadas en listas de verificación y otros resultados en los pacientes (tasas de infección del tracto urinario, tasas de infección, duración de la administración de líquidos y catéteres intravenosos, satisfacción del paciente, uso de antibióticos y estado de tromboembolismo venoso).El Apéndice S10 sintetiza las intervenciones de la lista de verificación y los resultados cualitativos.

Intervenciones estructurales

Metaanálisis

Los metaanálisis indicaron que las intervenciones en la estructura de las rondas de sala no aumentaron significativamente el tiempo dedicado a las rondas por paciente (MD −0,74 (IC del 95 % −55,46 a 53,97)) (Apéndice S11 ) o en total (MD 1364,14 (IC del 95 %: −407,52 a 3135,79)) (Apéndice S12 ) pero no tuvo un impacto significativo en el reingreso a los 30 días (MD 0,93 (IC del 95 %: 0,63 a 1,36)) (Apéndice S13 ) o duración de la estancia del paciente (MD −0,15 (IC del 95 % −0,31 a 0,01)) (Apéndice S14 ).

Resumen cualitativo

En varios estudios se investigaron las asociaciones entre las intervenciones en la estructura de las rondas de sala y los resultados centrados en el paciente, como la tasa de caídas, la morbilidad postoperatoria, la duración de la estancia y el tiempo de alta.El Apéndice S15 sintetiza estos resultados.

Otras intervenciones

En nueve estudios se investigaron las asociaciones entre otras intervenciones y los resultados centrados en el paciente, pero estos no se incluyeron en los metaanálisis. Las intervenciones educativas se asociaron con una mayor satisfacción del paciente, una mejor documentación de los objetivos de la atención y cambios en el manejo; sin embargo, no se reportó ningún análisis estadístico<sup> 84 , 105 , 109</sup> . En un estudio, una intervención educativa mejoró significativamente la toma de decisiones compartida<sup> 59</sup> . Se sugirió que el novedoso sistema de semáforo mejoraba la tasa de rotación de camas <sup>89</sup> , las rondas tardías ( en comparación con las tempranas) se relacionaron con una mayor satisfacción del paciente<sup> 107</sup> , y una hoja informativa para el paciente mejoró significativamente su conocimiento sobre el plan de tratamiento del día <sup>70</sup> .El Apéndice S16 sintetiza las demás intervenciones y resultados cualitativos.

Evaluación de sesgos

Los estudios observacionales incluidos obtuvieron una puntuación de entre dos y siete estrellas sobre un máximo de nueve estrellas según la escala de Newcastle-Ottawa (véaseApéndice S17 ). De los ECA incluidos, según la herramienta Cochrane RoB 2, 4 de 12 estudios presentaron alto riesgo, 2 de 12 presentaron algunas limitaciones y 6 de 12 presentaron bajo riesgo (véaseApéndice S18 ).

Discusión

Esta revisión sistemática ofrece un análisis exhaustivo de todas las intervenciones previamente investigadas para mejorar los resultados, tanto a nivel del paciente como del proceso, durante las rondas médicas en todo el mundo. Los resultados de los 84 estudios incluidos y 34 metaanálisis sugieren que las intervenciones con listas de verificación y las intervenciones estructuradas pueden mejorar la atención al paciente durante la ronda médica. Se demostró que las intervenciones con listas de verificación reducen la duración de la estancia en la UCI y mejoran la documentación general y específica de las conversaciones durante la ronda, sin aumentar la duración de la ronda por paciente. Ningún estudio que demostró una reducción en la duración de la estancia en la UCI continuó utilizando una lista de verificación durante el resto de la hospitalización del paciente tras el alta de la UCI. Esto representa una oportunidad para seguir explorando la atención longitudinal mediante el uso de una lista de verificación durante toda la hospitalización del paciente.

Esta revisión sistemática no solo incluye el primer metaanálisis que demuestra que las intervenciones con listas de verificación mejoran la documentación general en las rondas de sala, sino que también demuestra, en otros 25 metaanálisis, que una lista de verificación mejoró 12 de los 25 puntos específicos que la componen. Sin embargo, las intervenciones con listas de verificación no afectaron significativamente la duración de la estancia hospitalaria, la mortalidad en la UCI ni la mortalidad intrahospitalaria. Si bien estas intervenciones no generaron mejoras significativas en la duración de la estancia hospitalaria, la mortalidad en la UCI ni la mortalidad intrahospitalaria, sí produjeron otros resultados significativos relacionados con el paciente y el proceso. Estas mejoras incluyeron mayores tasas de documentación, una mejor prescripción, mayor satisfacción del paciente, reducción de infecciones y reducción de eventos adversos (descritos en la tabla cualitativa). Las intervenciones con listas de verificación son fáciles de implementar y relativamente económicas. Considerando la ausencia de desventajas reportadas y las diversas mejoras significativas, constituyen un buen punto de partida para mejorar diferentes aspectos de la atención en la ronda de sala quirúrgica. No obstante, para lograr mejoras más sólidas, en términos de reducción de la duración de la estancia y la mortalidad, podrían ser necesarias otras intervenciones.

Los metaanálisis sobre intervenciones estructurales indicaron que un cambio en la estructura no incrementó el tiempo dedicado a la atención por paciente ni afectó los resultados clínicos. Dada la reticencia a adoptar nuevas metodologías por limitaciones de tiempo<sup> 110</sup> , es importante destacar que no se observó una diferencia significativa en el tiempo. Se probaron otras intervenciones, pero, debido a la gran heterogeneidad en cuanto a diseño y resultados, y a la falta de rigor estadístico, no permiten fundamentar la práctica basada en la evidencia.

Se han investigado numerosos tipos de intervenciones con diversos objetivos y resultados. Esto es importante porque la visita médica en planta es fundamental para la calidad de la atención diaria que reciben los pacientes y determina la disponibilidad de camas hospitalarias<sup> 17 </sup>. Resulta preocupante que solo 12 estudios hayan evaluado la satisfacción del paciente. Se sabe que una mayor satisfacción del paciente aumenta el cumplimiento y la adherencia al tratamiento, la participación en la atención y los comportamientos positivos relacionados con la salud <sup> 111,112 </sup> . Por lo tanto, los estudios futuros que evalúen nuevas intervenciones en planta deberían garantizar la inclusión de las perspectivas y la satisfacción del paciente con respecto a las intervenciones.

La gran variabilidad de las rondas médicas (en cuanto a diseño, procedimiento y limitaciones de tiempo) propicia un entorno donde pueden producirse omisiones y errores<sup> 4 </sup>. Si bien es frecuente que se produzcan errores adversos prevenibles durante la ronda médica, aún no existe un estándar de oro ni un consenso sobre la ronda médica ideal<sup> 15 , 113 , 114</sup> . Las recomendaciones basadas en la literatura científica de 2012<sup> 7</sup> impulsaron estudios posteriores centrados en la mejora de los componentes de la ronda médica, lo que dio lugar a la segunda actualización de la guía (2021) y a las directrices del Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención (NICE) para la estructuración de las rondas médicas mediante listas de verificación<sup> 17 , 115 </sup> . Las investigaciones futuras deberán ser más específicas para identificar primero las necesidades y los problemas concretos que afectan a cada institución, especialidad y sala antes de implementar las intervenciones. Esto podría hacerse mediante la revisión de la documentación/registros para identificar el punto en el que el proceso hospitalario se volvió subóptimo y qué estrategias de prevención deben adoptarse 15 , 116 , 117 .

Una limitación de este estudio es que un número significativo de los estudios incluidos fueron observacionales. Si bien su inclusión fue importante dado que representaban la mayoría de la investigación sobre este tema, presentan un alto grado de sesgo. Además, la considerable heterogeneidad de los componentes específicos de la intervención dentro de cada tipo de código limita la generalización de los resultados en términos de implementación. Estos resultados demuestran que las listas de verificación son intervenciones efectivas para mejorar aspectos de las rondas médicas, pero aún se desconocen los detalles relativos al número y contenido de los elementos de la lista de verificación y la modalidad de entrega (electrónica o en papel) para obtener los mejores resultados. Los estudios futuros deberían aprovechar los hallazgos positivos de esta revisión sistemática para centrar la atención en las áreas que requieren estudios adicionales de alta calidad.

La realización de rondas médicas de alta calidad es un reto<sup> 17</sup> . Se necesita un enfoque participativo y centrado en el paciente para mejorar las rondas médicas, combinando la evidencia, la práctica clínica y la participación de los principales actores involucrados <sup> 118,119 </sup> . Las intervenciones no deben aumentar la carga de trabajo de los clínicos, sino que deben mejorar y fomentar el trabajo en equipo dentro de los grupos, estar centradas en el paciente y mejorar su satisfacción<sup> 118</sup> .

Es crucial determinar la mejor manera de adaptar el proceso tradicional de rondas de sala a un sistema complejo y en constante evolución . Esta revisión sistemática es el primer paso para proporcionar una base de evidencia sólida sobre qué intervenciones pueden mejorar el proceso y los resultados de las rondas de sala centradas en el paciente, y debe utilizarse en colaboración con los órganos de gobierno, los equipos de mejora de la calidad y los grupos de trabajo (médicos, personal de enfermería y personal de salud afín) para informar nuevas directrices y mejores prácticas.

«Cada paciente, cada día»: una herramienta para la ronda diaria en planta que mejora la seguridad y la experiencia del paciente.

Abstracto

Introducción. Se requieren numerosas intervenciones esenciales para garantizar que los pacientes hospitalizados reciban una atención segura y eficaz, con una experiencia positiva. Además, las organizaciones sanitarias se evalúan según diversos indicadores de desempeño, incluidas las intervenciones mencionadas, donde un desempeño deficiente puede conllevar calificaciones públicas más bajas, pérdida de ingresos y daños a la reputación. Lo más importante es que un desempeño deficiente puede comprometer la experiencia y los resultados de los pacientes. Creamos una tarjeta informativa como herramienta de mejora del servicio para su uso durante las rondas diarias en la habitación de cada paciente, titulada «Cada paciente, cada día», con el fin de mejorar la documentación, la prescripción de antibióticos, la profilaxis de la tromboembolia venosa (TEV), la codificación y la comunicación con el paciente.

Método: Se recopilaron datos previos a la implementación sobre estas intervenciones y factores relacionados con la experiencia del paciente mediante la observación de las rondas médicas. Posteriormente, se implementó la herramienta «cada paciente, cada día». Las rondas médicas fueron observadas por la misma persona para recopilar datos posteriores a la implementación. El efecto de la implementación se evaluó mediante modelos de regresión de Poisson aplicados a la documentación, el uso de antibióticos y las medidas de TEV, y modelos de regresión logística aplicados a las medidas de comunicación y codificación.

Resultados: Las razones de tasas correspondientes al efecto de la implementación de la herramienta de mejora del servicio fueron de 1,53 (IC del 95%: 1,38 a 1,69) para la mejora de la documentación. La prescripción de antibióticos mejoró en 1,44 (IC del 95%: 1,06 a 1,94). La prescripción y la documentación de la TEV mejoraron en una razón de tasas de 1,25 (IC del 95%: 1,04 a 1,50). En cuanto a la comunicación, el efecto de la implementación fue significativo al nivel de significación del 5% (p < 0,001), con una razón de momios (RM) de 18,6 (IC del 95%: 8,41 a 41,09). El efecto de la codificación no fue significativo al nivel de significación del 5% (p = 0,113), pero sí sustancial. La implementación de la herramienta produjo mejoras sustanciales en todos los resultados y mostró una significación corregida en los resultados de documentación y comunicación.

Conclusión: La tarjeta de recordatorio para la ronda de sala «cada paciente, cada día» es una herramienta extraordinariamente simple que ha demostrado aumentar el cumplimiento de una serie de indicadores de seguridad y calidad para mejorar el desempeño de una organización y, con suerte, ser un aspecto que contribuya a mejorar la experiencia y los resultados de los pacientes.Volver al inicio

¿Qué se sabe ya sobre este tema?

  • Aunque las listas de verificación están integradas para la seguridad del paciente en diversas áreas de la práctica clínica, no teníamos claridad sobre la evidencia y la efectividad de su utilidad en las rondas de salas de pacientes hospitalizados para ayudar en múltiples facetas de la atención.

Lo que añade este estudio

  • Este estudio se realizó para determinar si una herramienta sencilla de recordatorio durante la ronda de sala, utilizada para «cada paciente, cada día», podría mejorar aspectos de la atención y la experiencia de los pacientes.

Cómo este estudio podría afectar la investigación, la práctica o las políticas

  • Consideramos que este estudio demuestra que esta herramienta sencilla y de fácil aplicación contribuye a mejorar parámetros que, en parte, probablemente reduzcan el riesgo y mejoren los resultados y la experiencia del paciente. Esta herramienta se puede implementar de forma rápida y sencilla en cualquier especialidad para abordar elementos esenciales de la atención al paciente a diario y garantizar así una atención de alta calidad. Además, se puede adaptar a las prioridades locales y a registros médicos electrónicos o en papel.

Introducción

Para garantizar la prestación de una atención compasiva, eficaz y segura, las organizaciones sanitarias se evalúan según indicadores de calidad relacionados con la experiencia del paciente y la seguridad, junto con medidas de seguimiento locales. Esto se suma a las directrices nacionales de organizaciones como el Consejo Médico General (GMC), la Comisión de Calidad de la Atención (CQC) y el Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención ( NICE ). Estas directrices pueden ser muy específicas, como en el caso del Programa Nacional de Administración de Antimicrobianos. También existe una presión organizativa y regulatoria para garantizar que los ingresos y gastos se controlen y registren con precisión. En un entorno quirúrgico, con la posible presión de tiempo que supone obtener el consentimiento de los pacientes para la cirugía, asistir puntualmente a las reuniones informativas preoperatorias y a las consultas, la visita médica en planta puede ser muy dinámica. Queríamos garantizar una evaluación integral de cada paciente, cada día, junto a su cama, para reducir el riesgo de eventos adversos, informes médicos deficientes y, sobre todo, cualquier malestar del paciente por la percepción de falta de control sobre su propia atención. Por lo tanto, se creó una sencilla herramienta de lista de verificación para la ronda de sala, que se utilizará como recordatorio durante la ronda de sala junto a la cama de ‘cada paciente, todos los días’.

Identificamos prioridades en torno a los estándares de documentación, aspectos esenciales de la seguridad del paciente como la tromboprofilaxis venosa y la prescripción de antibióticos, el registro preciso de las comorbilidades para la estratificación de riesgos y fines de ingresos mediante la codificación y, lo que es más importante, una comunicación clara con el paciente y la participación de estas personas en su atención con el espíritu de la toma de decisiones compartida.

Las notas médicas precisas son imprescindibles para garantizar la continuidad segura de la atención y para generar un registro legal contemporáneo de los eventos, incluyendo la identificación de quienes toman decisiones sobre el tratamiento tras una conversación con el paciente. La claridad de estas notas es esencial a diario, ya que el equipo de enfermería de planta o los equipos clínicos visitantes necesitan comprender la trayectoria del paciente o contactar con el equipo médico responsable. Esta claridad también puede ser necesaria retrospectivamente como parte de los procesos de auditoría clínica y gobernanza, o de las revisiones legales. Si los registros de las consultas no están presentes o no son claros, esto podría ocasionar retrasos o errores en la atención al paciente.⁵ Existen estándares claros para el mantenimiento de las notas médicas a través de numerosas organizaciones, como la CQC,  la Academia de Colegios Reales de Medicina,  el Consejo Médico General y el Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra.⁸ Estos estándares establecen los requisitos básicos para los registros hospitalarios que contienen datos de identificación del paciente: cada entrada debe atribuirse a un profesional identificable mediante su nombre, firma, número de colegiado del GMC y número de contacto, así como el nombre del cirujano de mayor rango que atendió al paciente en cada visita.

Esta necesidad de precisión se extiende a la prescripción de antibióticos, donde el kit de herramientas para el uso responsable de antibióticos de Public Health England (9) sugiere un enfoque de «Comenzar con inteligencia, luego enfocarse». Estas directrices establecen que, como mínimo, la indicación y la duración prevista del tratamiento o la fecha de revisión deben documentarse en cada hoja de medicación al iniciar la terapia con antibióticos. Esto garantiza un tratamiento específico basado en el cultivo y las pruebas de sensibilidad para mejorar la eficacia del tratamiento, reducir los efectos secundarios (10) y disminuir la resistencia bacteriana a los antibióticos (11) .

La gestión del riesgo de posibles complicaciones intrahospitalarias, incluyendo la tromboembolia venosa (TEV), puede ser potencialmente mortal, con un estimado de 25 000 muertes al año.<sup> 12</sup> La necesidad de evaluar el riesgo de TEV con profilaxis mecánica o farmacológica está bien establecida. La guía clínica NICE CG92 establece específicamente la necesidad de evaluar el riesgo de hemorragia y TEV de los pacientes dentro de las 24 horas posteriores al ingreso y siempre que la situación clínica cambie, para asegurar que los métodos de profilaxis de TEV utilizados sean adecuados. Debido a la importancia de esta evaluación de seguridad, existe un objetivo nacional, supervisado por el Servicio Nacional de Salud (NHS) para la mejora de la evaluación hospitalaria, de que más del 95 % de la cohorte de pacientes hospitalizados apropiada sea evaluada.

Estos datos de rendimiento sobre el cumplimiento de las medidas de TEV, entre otras, pueden contribuir a los ingresos de la organización. Estos ingresos y otros factores, como la estratificación de riesgos para generar medidas de mortalidad organizacionales publicadas con precisión, dependen de una codificación clínica exhaustiva.<sup> 13</sup> Además de la generación de ingresos y las medidas de rendimiento, la codificación también contribuye a la planificación de la capacidad, la investigación y el desarrollo, y la reconfiguración de los servicios.

Más allá de los indicadores de desempeño, que garantizan la seguridad del paciente y la generación de ingresos, un aspecto fundamental de la atención que brindamos es la experiencia y la dignidad del paciente. Una revisión sistemática¹⁴ resumió datos de 55 estudios que demostraron una relación entre la experiencia del paciente y los resultados de salud medidos objetivamente; la adherencia a la práctica clínica y la medicación recomendadas; la atención preventiva y los recursos. Los pacientes deben participar de forma constante en la toma de decisiones compartida sobre su atención y estar empoderados con información; por lo tanto, es importante verificar su comprensión para fomentar la empatía, generar confianza y una buena relación, y brindar una atención compasiva. Los estándares de comunicación se evalúan mediante el monitoreo en tiempo real, a nivel de confianza, de la retroalimentación del paciente.

Las listas de verificación se han utilizado de forma eficaz y están plenamente integradas en la práctica quirúrgica, como lo demuestra la lista de verificación de Cirugía Segura de la OMS.<sup> 15</sup> Consideramos que podríamos implementar una herramienta breve para la mejora del servicio: una lista de verificación para la visita médica, basada en las guías y documentos descritos anteriormente, para su uso junto a la cama del paciente, todos los días.

El objetivo del estudio era evaluar si la implementación de esta lista de verificación basada en la ronda de sala mejoraba la calidad de la documentación, la prescripción de antibióticos, la evaluación de la TEV, el registro y la codificación de las comorbilidades y la comunicación con los pacientes.Volver al inicio

Método

En nuestra organización existen equipos quirúrgicos claramente definidos, como los de coloproctología, ortopedia, cirugía vascular, urología y tracto gastrointestinal superior, que realizan rondas médicas matutinas diarias. Estas rondas están dirigidas por el cirujano consultor o un cirujano adjunto, acompañado por el personal de enfermería, el equipo quirúrgico residente y otros profesionales sanitarios.

En el momento de este estudio, las historias clínicas se realizaban en papel y contenían secciones específicas dentro de la hoja farmacológica universal para la evaluación de la TEV y la prescripción de antibióticos. También existía una sección preimpresa de comorbilidades, en ciertos formularios de ingreso, que se podía consultar para registrar la presencia de estas patologías.

Para los resultados de documentación, TEV y comunicación, se obtuvo una puntuación correspondiente al número de ítems en cada categoría con una respuesta positiva. Las puntuaciones máximas posibles fueron, por lo tanto, iguales al número de ítems en la categoría: 11 para documentación, 3 para TEV y 1 para comunicación. Se definió una interacción de comunicación positiva como aquella en la que se preguntaba al paciente si tenía alguna pregunta para el equipo clínico. Si bien es difícil determinar qué constituye una comunicación efectiva para cada paciente, dado que cada uno tiene percepciones, expectativas y comprensión individualizadas, consideramos que, independientemente de la duración de la consulta, si el médico preguntaba si el paciente tenía alguna duda, esta pregunta abierta le habría permitido aclarar cualquier aspecto de su atención y obtener la información que considerara importante en ese momento. Para los resultados de antibióticos y codificación, la puntuación obtenida correspondió al número de ítems en cada categoría con una respuesta positiva, sujeto a una respuesta positiva a un ítem diferenciador (recibir tratamiento antibiótico o tener una hoja de codificación en la historia clínica, respectivamente). La respuesta a los elementos diferenciadores no formó parte de la puntuación. Por lo tanto, las puntuaciones máximas posibles fueron 3 para antibióticos y 1 para codificación.

Se obtuvieron puntuaciones para cada paciente evaluado antes de la implementación de la herramienta de mejora del servicio en todas las categorías; y después de la implementación de la herramienta de mejora del servicio en las mismas categorías.

Las puntuaciones de las categorías derivadas fueron las medidas de resultado. La documentación, los antibióticos, la TEV y la comunicación se determinaron a priori como resultados primarios, otorgándose mayor prioridad a la TEV y los antibióticos. Los valores alfa para los dos resultados de alta prioridad se establecieron a priori en 0,02; los valores alfa para los resultados de menor prioridad se establecieron en 0,005; para un nivel alfa total de 0,05. Dado que este estudio se centró principalmente en la experiencia del paciente, la codificación se determinó a priori como un resultado secundario. El estado de la herramienta de mejora del servicio (preimplementación o postimplementación) fue la variable predictora clave. Se evaluó a diferentes pacientes antes y después de la implementación. No se esperaban ni se observaron diferencias sistemáticas entre los grupos de pacientes en cuanto al tipo de cirugía; por lo tanto, los grupos pudieron pseudorandomizarse.

La muestra se describió de forma descriptiva, tanto como una cohorte completa como con datos segmentados por momento temporal (antes o después de la implementación). Se examinó la cantidad de datos faltantes debido a las respuestas no aplicables en las categorías de antibióticos y codificación.

Se realizaron modelos lineales generalizados para todas las variables de resultado. Se aplicaron modelos de regresión de Poisson a las variables de documentación, antibióticos y tromboembolismo venoso (TEV), todas ellas derivadas de datos de conteo. Se evaluó la sobredispersión en todos los modelos de Poisson. Se aplicaron modelos de regresión logística a las variables de comunicación y codificación, ambas derivadas de respuestas binarias. Debido a la diferencia en los tipos de variables de resultado representadas en el análisis, y para evitar una pérdida excesiva de información por la exclusión de casos con valores faltantes en variables cuya validez dependía de ítems discriminantes, no se consideró apropiado un tratamiento multivariante y se realizaron análisis univariantes para cada variable de resultado. La significancia de las variables clave se interpretó en el contexto de comparaciones múltiples.

Antes de la implementación, un único evaluador, clínico del servicio de cirugía, recopiló los datos en el formulario adjunto para establecer una línea base previa a la implementación. Este evaluador participó en la ronda diaria de cada equipo quirúrgico, sin revelar su función específica, pero con el conocimiento del equipo de que estaba presente como observador, y los evaluó mediante una hoja de puntuación ( figura 1 ) para garantizar una evaluación explícita y específica.

Figura 1

Hoja de puntuación. GMC, Consejo Médico General; TEV, tromboembolismo venoso; WR ronda de sala.

Como parte del proceso de implementación, se inició una campaña de capacitación. Se enviaron copias de la tarjeta informativa ( figura 2 ) por correo electrónico a todo el departamento y se proporcionaron varias copias plastificadas en lugares accesibles de cada sala. También se facilitó una pegatina para colocar en la historia clínica del paciente.

Tarjeta de aviso. GMC, Consejo Médico General; TEV, tromboembolismo venoso.

Tras un periodo de integración operativa de cuatro meses, los mismos equipos fueron reevaluados por el mismo evaluador, utilizando la misma herramienta, para reducir el sesgo interobservador y medir la efectividad de la intervención. El desempeño individual de cada médico se anonimizó y no se recopilaron datos que permitieran identificar a los pacientes.Volver al inicio

Resultados

Se recopilaron datos de 189 pacientes en el Hospital Universitario de Huddersfield entre noviembre de 2015 y julio de 2016: 95 (50,3 %) antes de la implementación de la herramienta de mejora del servicio y 94 (49,7 %) después de su implementación. Un total de 103 pacientes (54,5 %) recibían atención general y vascular de urgencias; 24 pacientes (12,7 %) recibían atención urológica; y 62 pacientes (32,8 %) recibían atención ortopédica.

Se obtuvieron puntuaciones de todos los pacientes en cuanto a documentación, tromboembolismo venoso (TEV) y comunicación, sin datos faltantes. Se obtuvieron puntuaciones de 75 pacientes (39,7 %) en cuanto a antibióticos y de 129 pacientes (68,3 %) en cuanto a codificación; los pacientes restantes no recibían tratamiento antibiótico (y, por lo tanto, no se les codificó el uso de antibióticos) o no tenían la hoja de codificación en su historial clínico. Las pruebas t de varianza independientes no revelaron evidencia de que los valores faltantes en antibióticos o datos de codificación fueran aleatorios; no se intentó la imputación de datos en estas variables.

La muestra se resume descriptivamente en la tabla 1 (dividida por punto temporal) a continuación.

Tabla 1Ver en línea

•Abrir como ventana emergenteResumen descriptivo de la muestra: predocumentación y postdocumentación

Por lo tanto, las puntuaciones en todas las medidas fueron generalmente más altas después de la implementación de la herramienta de mejora del servicio.

En los modelos de regresión de Poisson y logística, el efecto de la implementación (medido mediante la variable temporal) fue significativo al nivel de significación del 5% sin corrección para todos los resultados primarios (p < 0,001 para documentación; p = 0,019 para antibióticos; p = 0,015 para TEV; p < 0,001 para comunicación) y también para el resultado secundario de codificación (p = 0,019). No se observó evidencia de sobredispersión para ningún resultado evaluado con el modelo de Poisson.

Tras la implementación, según las mejores estimaciones, la incidencia del cumplimiento de la documentación general del paciente mejoró aproximadamente un 50%; la de la documentación sobre antibióticos, un 40%; la de la documentación sobre tromboembolismo venoso (TEV), un 25%; la de la comunicación, unas 18 veces; y la de la codificación, unas 2,5 veces. Los cuatro resultados primarios se consideraron significativos según la distribución alfa a priori. La evidencia de significación en los resultados de documentación y comunicación fue tal que estas variables se considerarían significativas incluso aplicando una corrección de Bonferroni más conservadora para comparaciones múltiples.

Los valores P, las tasas/OR y los IC del 95% asociados para todas las variables incluidas en todos los modelos de regresión de Poisson se dan en la tabla 2 .

Tabla 2Ver en línea

•Abrir como ventana emergenteParámetros del modelo de regresión de PoissonVolver al inicio

Discusión

La implementación de esta sencilla herramienta para la mejora del servicio genera mejoras sustanciales y estadísticamente significativas en todos los indicadores de resultados relacionados con la documentación, la prescripción de antibióticos, la profilaxis de la TEV, la comunicación y la codificación. Si bien los resultados y las experiencias de los pacientes son multifactoriales, creemos que el impacto de la herramienta en estas facetas de la atención contribuirá a mejorar la calidad y la seguridad de la atención al paciente y su experiencia hospitalaria. La mayor mejora sustancial se observó en la variable de comunicación.

Aunque inicialmente la pegatina o recordatorio suponía una carga de trabajo adicional, pronto se aceptó, ya que se consideró que complementaba las buenas prácticas quirúrgicas y beneficiaba a los pacientes y la atención que se les brindaba. Durante las visitas a planta, la tarjeta de recordatorio se consultaba con frecuencia al principio, pero luego se utilizó de forma más específica, solo para señalar omisiones a medida que avanzaban las visitas.

Al demostrar la eficacia del primer ciclo de Planificar, Hacer, Estudiar, Actuar (PDSA), logramos obtener el apoyo de los médicos especialistas desde una etapa temprana. Esto propició su amplia difusión y respaldo por parte de los superiores, a pesar de sus preocupaciones iniciales sobre el aumento de la duración de las rondas médicas y la carga de trabajo de los médicos residentes. La relativa simplicidad, la facilidad de replicación y la sostenibilidad de este proyecto son ventajas de este enfoque, lo que significa que puede utilizarse en cualquier entorno de atención hospitalaria, independientemente de la especialidad, el tamaño de la organización y la ubicación. Reconocemos que el hecho de que esta intervención se haya probado en especialidades quirúrgicas en una sola organización puede presentar limitaciones, pero consideramos que la herramienta es totalmente transferible.

En cuanto a factores de confusión u otros factores contribuyentes, no hemos evaluado los hallazgos en función de la antigüedad del médico que realizó la visita ni los hemos relacionado con la duración de la estancia de los pacientes. Sin embargo, consideramos que se trata de una muestra representativa de la práctica y de las mejoras que puede aportar esta herramienta.

Las indicaciones pueden adaptarse a las necesidades, prioridades y medidas de desempeño locales, y pueden evolucionar con el tiempo, dado el cambio de enfoque dentro de las instituciones. Hemos optado por centrarnos en estas prioridades nacionales en materia de seguridad y calidad, sin dejar de comprender la importancia fundamental de la comunicación con el paciente y el principio de la toma de decisiones compartida. Como se ha descrito, la codificación también fue una consideración importante para nosotros. Si bien la indicación puede adaptarse, recomendamos que se centre en un número limitado de temas de alto impacto para mantener un equilibrio entre generar un efecto positivo de forma sencilla y evitar que resulte excesivamente compleja.

Esta sencilla herramienta para la mejora del servicio se utilizaba cuando la organización aún empleaba historiales clínicos en papel. Este método se puede replicar fácilmente en un historial clínico electrónico mediante ventanas emergentes que aparecen al ingresar la información del paciente, al documentar o al prescribir, con opciones de aviso, ya sea mediante avisos físicos o flexibles. Los avisos físicos requieren que el profesional sanitario responda a una ventana emergente específica —como indicar la fecha de revisión de un antibiótico— antes de continuar con las notas o la prescripción. En los avisos flexibles, una ventana emergente recuerda completar una tarea, pero no la exige; por ejemplo, un recordatorio para reevaluar el perfil de riesgo de tromboembolismo venoso (TEV).

Por lo tanto, estos elementos esenciales y el concepto de tarjeta de recordatorio pueden incorporarse a la historia clínica electrónica durante la visita médica o en el registro general. Alternativamente, se puede crear una plantilla electrónica para la visita médica, que se utilizará en cada visita y, por lo tanto, en cada paciente, diariamente. Esto estructura la documentación para que se completen todos los campos pertinentes y se responda a todas las preguntas mediante una simple casilla de verificación.

Naturaleza de la asociación entre la intervención y el resultado

La introducción de las intervenciones con pegatinas y tarjetas de recordatorio generó una mejora significativa en todos los indicadores de calidad evaluados. Dado que en ese momento no se estaban implementando otras iniciativas de mejora de la calidad relacionadas con estos indicadores, es razonable atribuir la mejora a la herramienta de mejora del servicio centrada en el paciente y su impacto diario.

Impacto

El registro exhaustivo de la información permite una mejor comunicación entre equipos, facilita la claridad del plan de atención, mejora la eficiencia asistencial y puede contribuir a una revisión integral en caso de reingreso del paciente o seguimiento tras el alta ambulatoria. La comunicación insegura e incompleta conlleva un riesgo comprobado de mortalidad y morbilidad.<sup> 16</sup> Una mayor proporción de registros debidamente cumplimentados según las directrices reduce la vulnerabilidad de la institución y de los profesionales a acciones médico-legales y disminuye el riesgo clínico.

Durante la formación necesaria para la implementación, se hizo evidente que la mayoría desconocía que el GMC recomendaba incluir el número de colegiado del profesional sanitario en las notas clínicas.<sup> 1 </sup> La inclusión de esta información también reduce la incertidumbre médico-legal y aumenta la responsabilidad. Además, permite identificar al profesional en caso de que el equipo médico o de enfermería tenga alguna duda sobre la atención al paciente, y saber a quién dirigir sus preguntas en caso de emergencia o situación crítica.

Completar correctamente la lista de verificación, lo que conllevaría una revisión del perfil de riesgo de TEV y la prescripción de antitrombóticos, debería contribuir a reducir el riesgo de eventos trombóticos venosos intrahospitalarios. Estos eventos, como la trombosis venosa profunda, pueden provocar una morbilidad significativa a corto y largo plazo, así como complicaciones potencialmente mortales, como la embolia pulmonar. Los eventos trombóticos venosos son la principal causa prevenible de muerte hospitalaria en el Reino Unido<sup> 12</sup> , y garantizar una profilaxis adecuada puede ayudar a reducir el riesgo para los aproximadamente 25 000 pacientes en riesgo cada año.

Mediante un control y una revisión estrictos de los antimicrobianos, expusimos a los pacientes a menos efectos secundarios de estos medicamentos, al mismo tiempo que reducimos la resistencia local a los antibióticos 17 como se analizó en la introducción.

La correcta codificación permitirá una mejor evaluación local de las necesidades sanitarias, la capacidad y la atención prestada. Esto puede conducir a una mejor planificación de los servicios, auditorías e investigaciones, así como a una mejor asignación de fondos a nivel local, además de tener un impacto en las iniciativas regionales de atención sanitaria. Esto, a su vez, redundará en un mayor nivel de atención al paciente. 18

La limitación de esta herramienta de mejora del servicio radica en el coste muy reducido de imprimir las pegatinas o las láminas laminadas necesarias. Con la formación rotativa del personal novel, este recordatorio también debería formar parte de la inducción para integrar el proceso en su rutina laboral diaria. La principal limitación del estudio es que se realizó en salas de cirugía, pero prevemos que tendría un impacto igualmente positivo en la seguridad del paciente, la calidad de la atención y la experiencia del paciente en otras especialidades.

Si bien el paciente pediátrico debe sentirse involucrado en su atención, podrían incorporarse medidas adicionales para la comunicación con los padres o tutores. También sería necesario abordar el tema de la profilaxis de la TEV.

Durante la recopilación de datos de cada ciclo, la misma persona recopiló los datos basales y posteriores a la intervención. Si bien esto limitó el efecto del sesgo del entrevistador (por ejemplo, la definición de comunicación activa), no fue posible realizar la recopilación de datos posterior a la intervención a ciegas, lo que la hizo potencialmente susceptible a un sesgo de desempeño. Dado que la intervención proporcionó toda la información que se estaba evaluando, se consideró que este sesgo se limitaba a una posible mayor participación.

Participación de pacientes y público

El desarrollo del proyecto se basó íntegramente en medidas rutinarias de seguridad, atención y experiencia del paciente. El estudio se centró en evaluar una intervención utilizada por el propio equipo quirúrgico para optimizar la prestación de una atención integral durante la visita a planta, en lugar de evaluar directamente el resultado del paciente tras un cambio terapéutico, por ejemplo. Por lo tanto, no se consideró necesario involucrar a los pacientes en el diseño, el reclutamiento ni la realización del estudio. Los resultados del estudio se difundieron mediante una serie de presentaciones a los equipos quirúrgicos como parte del programa habitual de gestión clínica.Volver al inicio

Conclusión

Esta iniciativa sencilla y fácilmente reproducible para mejorar la calidad y la seguridad del paciente ha demostrado ser una herramienta eficaz, con mejoras significativas en los resultados con respecto a los niveles iniciales en documentación, prescripción de antibióticos, profilaxis de la TEV, comunicación y codificación. La tarjeta de recordatorio garantiza que, durante la visita médica diaria a cada paciente, los equipos se aseguren de brindar una atención integral, segura y eficaz.

Lo más importante es que creemos que la mejora mostrada en estos parámetros será una faceta que puede contribuir a mejorar los resultados y la experiencia del paciente, al tiempo que facilita el cumplimiento de las normativas nacionales y locales y reduce el riesgo clínico y médico-legal.

Esta herramienta puede replicarse e implementarse fácilmente en registros de pacientes en papel o electrónicos con una inversión mínima de tiempo, capacitación y recursos, para tener un impacto positivo en la seguridad del paciente, su experiencia y la calidad de la atención en cualquier entorno clínico de hospitalización.

Craneotomía con Paciente Despierto: Manejo Anestésico y Resultados

Introducción

La craneotomía con el paciente despierto es una técnica neuroquirúrgica que permite la evaluación en tiempo real de la función neurológica durante la resección tumoral, especialmente cuando las lesiones se localizan en áreas corticales elocuentes [ 1 ]. El objetivo principal es maximizar la extensión de la resección preservando funciones como el habla, el control motor y el procesamiento sensorial. El éxito de esta intervención quirúrgica requiere una planificación anestésica meticulosa y la cooperación del paciente [ 1 , 2 , 3 ].

El manejo anestésico desempeña un papel fundamental para garantizar la comodidad del paciente. Entre sus objetivos clave se incluyen el mantenimiento de la ventilación espontánea, la obtención de una cooperación adecuada durante el mapeo cortical y la prevención de eventos adversos como depresión respiratoria, náuseas, vómitos o convulsiones [ 1 , 2 , 3 ]. La anestesia monitorizada (MAC) combinada con bloqueo regional del cuero cabelludo es de uso común; por lo tanto, la selección de agentes anestésicos con perfiles favorables es esencial [ 4 ]. La dexmedetomidina proporciona efectos sedantes, ansiolíticos y analgésicos, preservando al mismo tiempo el impulso respiratorio, lo que la hace especialmente adecuada para la craneotomía con el paciente despierto. En combinación con remifentanilo, permite una titulación precisa de la sedación y la analgesia gracias a sus efectos sinérgicos 5 , 6 , 7 ].

Los tumores cerebrales ubicados cerca o dentro de regiones elocuentes representan un desafío clínico, ya que la resección quirúrgica debe equilibrar el control oncológico con la preservación funcional. Por lo tanto, la craneotomía con el paciente despierto se ha convertido en el método de referencia, permitiendo un mapeo cortical intraoperatorio preciso y la participación directa del paciente [ 4 , 7 ].

A pesar de la creciente experiencia global, la investigación en países de ingresos bajos y medios (PIBM) es limitada [ 8 , 9 , 10 ]. El presente estudio describe nuestra experiencia clínica con la craneotomía con el paciente despierto, siguiendo una estrategia multimodal en un hospital de alta complejidad de Latinoamérica, con el objetivo de aportar evidencia regional y destacar la viabilidad de implementar estrategias similares en PIBM.

Métodos

Diseño

Realizamos un estudio descriptivo observacional retrospectivo de pacientes adultos (> 18 años), diagnosticados con tumores supratentoriales que se sometieron a craneotomía con el paciente despierto para la resección del tumor en la Clínica Imbanaco en Cali, Colombia, entre enero y diciembre de 2024.

El Comité de Ética en Investigación de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali y de la Clínica Imbanaco aprobó el protocolo de este estudio (Acta N° 11 de 2024, código CEI-975). Debido a la naturaleza retrospectiva de esta investigación, no se requirió consentimiento informado, ya que se clasificó como de bajo riesgo según la resolución nacional (N° 008430 de 1993, art. 11, numeral A) del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia.

Intervenciones

Las intervenciones generales incluyen la evaluación preoperatoria y la preparación del paciente, incluida la evaluación neuropsicológica de los componentes cognitivos, el manejo anestésico intraoperatorio y la atención postoperatoria que se lleva a cabo de la siguiente manera:

evaluación preoperatoria

Todos los pacientes se sometieron a una consulta preanestésica que incluyó evaluaciones físicas y neuropsicológicas. Las evaluaciones se centraron en la exploración de la vía aérea y las funciones neurocognitivas (lenguaje, memoria, atención, motricidad y funciones ejecutivas). Se informó a los pacientes sobre el procedimiento, en particular sobre las fases durante las cuales permanecerían despiertos.

Manejo intraoperatorio

La monitorización estándar incluyó electrocardiografía (ECG), pulsioximetría, capnografía y medición de la presión arterial, tanto invasiva como no invasiva. La neuromonitorización intraoperatoria se realizó mediante mapeo cortical con potenciales evocados somatosensoriales y motores. Las evaluaciones neurológicas en tiempo real durante la cirugía se centraron en el lenguaje y las funciones motoras, coordinadas con el equipo neuroquirúrgico para detectar signos de deterioro.

Se administró oxígeno suplementario mediante cánula nasal con monitorización del CO₂ espirado (2-3 l/min, ajustado a las necesidades del paciente). Todos los pacientes recibieron bloqueo bilateral del cuero cabelludo con 2-3 ml de anestésico local (levobupivacaína al 0,35%). La profilaxis contra las náuseas y los vómitos postoperatorios incluyó dexametasona (8-16 mg) y ondansetrón (8 mg), con haloperidol de forma selectiva. La analgesia multimodal incluyó una dosis única de 1 g de paracetamol y un AINE, salvo contraindicación.

Una vez establecida la monitorización completa, se inició la infusión de dexmedetomidina a velocidades que no superaron los 0,7 mcg/kg/h. Simultáneamente, se administró remifentanilo mediante infusión controlada por objetivo (TCI), utilizando el modelo farmacocinético de Minto, con titulación para alcanzar concentraciones en el sitio de efecto de 0,5 a 2,5 ng/ml. Las infusiones se ajustaron durante toda la cirugía según el nivel de consciencia del paciente para garantizar su comodidad, cooperación, ventilación espontánea y condiciones adecuadas durante cada etapa quirúrgica (incisión, craneotomía, mapeo cortical, resección y cierre).

Basándose en las propiedades farmacocinéticas, la dexmedetomidina se interrumpió aproximadamente 20 minutos antes del final de la cirugía, y el remifentanilo 5-7 minutos antes.

Cuidados postoperatorios

Tras la cirugía, los pacientes fueron trasladados a la Unidad de Cuidados Intensivos Neuroquirúrgicos (UCIN) para monitorización neurológica continua y neuroimagen postoperatoria con el fin de detectar posibles complicaciones. Posteriormente, el paciente suele ser dado de alta a planta.

Variables y recopilación de datos

Todos los datos se obtuvieron retrospectivamente de los registros médicos electrónicos institucionales y se registraron en Microsoft Excel® . Se incluyó información sociodemográfica, clínica preoperatoria e intraoperatoria.

Las complicaciones intraoperatorias se definieron según el protocolo institucional. Las complicaciones cardiovasculares incluyeron hipotensión (disminución ≥ 20 % de la presión arterial sistólica respecto al valor basal), hipertensión (presión arterial sistólica > 140 mmHg), taquicardia (frecuencia cardíaca > 100 lpm) y bradicardia (frecuencia cardíaca < 60 lpm). Las complicaciones respiratorias incluyeron desaturación (SpO₂ < 92 %) y apnea (ausencia transitoria de respiración espontánea). Las complicaciones neurológicas incluyeron convulsiones (pérdida de la conciencia, movimientos repetitivos o rítmicos de la cabeza o las extremidades y/o rigidez) y falta de cooperación durante las pruebas neuropsicológicas.

Análisis estadístico

Las variables cualitativas se resumieron mediante frecuencias absolutas y relativas. Para las variables numéricas, se seleccionaron medidas de tendencia central y dispersión según la distribución de los datos. Las variables con distribución normal (p. ej., edad) se presentaron como media ± desviación estándar (DE), mientras que las variables sin distribución normal (p. ej., tamaño del tumor) se presentaron como mediana y rango intercuartílico (percentiles 25-75). Debido al tamaño reducido de la muestra, solo se aplicaron estadísticas descriptivas. El análisis se realizó con Stata 18 (Stata Corp, 2023).

Para la descripción de las variables categóricas, se utilizaron frecuencias absolutas y relativas para representar la distribución de las categorías de forma clara y comprensible. En el caso de las variables numéricas, se emplearon medidas robustas de tendencia central y dispersión, concretamente la mediana y el rango intercuartílico (RIC), ya que permiten una mejor representación de los datos cuando no se cumple el supuesto de normalidad.

Resultados

Se incluyeron quince pacientes durante el periodo de estudio. La edad media fue de 47,9 años. La mayoría eran varones (60 %) y de etnia mestiza latinoamericana (86,67 %). En cuanto a las comorbilidades, el 66,7 % tenía antecedentes de epilepsia como único diagnóstico, mientras que el resto presentaba epilepsia asociada a otras afecciones (p. ej., hipotiroidismo, hipertensión, VIH, tuberculosis latente). Otras comorbilidades notificadas fueron fibromialgia, cáncer de ovario, diabetes mellitus y glaucoma. Solo un paciente no presentó ninguna comorbilidad 

La localización de los tumores cerebrales fue variable, con predominio de las regiones frontal derecha (33,3 %) e izquierda (26,7 %). El tamaño mediano de los tumores fue de 29 mm, con un rango entre 18 y 68 mm. En cuanto al estado neurológico preoperatorio, la mayoría de los pacientes (86,7 %) presentaba un nivel de consciencia óptimo (Glasgow 15), mientras que el 13,3 % restante mostró una leve disminución en la escala, con una puntuación de 14

Todos los pacientes fueron sometidos a craneotomía con el paciente despierto bajo anestesia monitorizada. En todos los casos se realizó bloqueo del cuero cabelludo. El régimen anestésico incluyó infusiones continuas de dexmedetomidina y remifentanilo con dosis objetivo variables. La dexmedetomidina se administró a una velocidad de infusión de entre 0,1 y 0,5 mcg/kg/h, combinada con remifentanilo a concentraciones en el sitio de acción entre 0,5 y 2,0 ng/ml, utilizando el modelo farmacocinético de Minto para infusión controlada por objetivo (TCI). Dos pacientes requirieron dosis objetivo de remifentanilo más elevadas, de hasta 2,5 ng/ml.

En cuanto al manejo analgésico, todos los pacientes recibieron al menos un analgésico no opioide: el 40% recibió una combinación de paracetamol y ketorolaco, el 26,67% recibió paracetamol y parecoxib, y el 20% recibió paracetamol solo.

Todos los pacientes recibieron profilaxis antiemética con dexametasona y ondansetrón. En algunos casos, se incluyó haloperidol como parte del régimen para la prevención de náuseas y vómitos postoperatorios. Se administraron medicamentos adicionales según las necesidades intraoperatorias y postoperatorias previstas. En la mayoría de los casos, se utilizó levetiracetam y lacosamida como profilaxis anticonvulsiva, en función de los fármacos antiepilépticos (FAE) que tomaban previamente. En varios casos, se administró ácido tranexámico como parte de una estrategia de gestión de la sangre del paciente (GSP) para minimizar el sangrado intraoperatorio y postoperatorio y reducir la necesidad de transfusiones. Estos medicamentos se combinaron en diversos protocolos adaptados a las características individuales de cada paciente y a las consideraciones quirúrgicas 

Las complicaciones intraoperatorias fueron infrecuentes en esta cohorte. Se observó bradicardia transitoria en 8 de los 15 pacientes. Las frecuencias cardíacas mínimas registradas oscilaron entre 42 y 57 latidos por minuto, sin repercusión hemodinámica ni necesidad de soporte vasopresor. No se notificaron complicaciones respiratorias ni neurológicas durante la cirugía, ni se registraron fallos en el protocolo de craneotomía con el paciente despierto. Todos los procedimientos se completaron con éxito según lo previsto (Tabla  
4 ).

Tabla 4. Complicaciones intraoperatorias

De: Craneotomía con paciente despierto para la resección de tumores cerebrales: manejo anestésico y experiencia clínica de un hospital de alta complejidad en Latinoamérica

VariableN  = 15
Complicaciones cardiovasculares intraoperatorias
 No6 (40%)
 Sí9 (60%)
bradicardia intraoperatoria
 Frecuencia cardíaca mínima 42 lpm1 (6,7%)
 Frecuencia cardíaca mínima 47 lpm1 (6,7%)
 Frecuencia cardíaca mínima 50 lpm1 (6,7%)
 Frecuencia cardíaca mínima 53 lpm1 (6,7%)
 Frecuencia cardíaca mínima 55 lpm2 (13,3%)
 Frecuencia cardíaca mínima 56 lpm1 (6,7%)
 Frecuencia cardíaca mínima 57 lpm1 (6,7%)
Complicaciones respiratorias intraoperatorias
 No15 (100%)
Complicaciones neurológicas intraoperatorias
 No15 (100%)
Craneotomía fallida con el paciente despierto
 No15 (100%)
n (%)

Discusión

Principales conclusiones

En nuestra experiencia, todos los procedimientos se completaron con éxito bajo anestesia regional (bloqueo del cuero cabelludo) y monitorización anestésica con una combinación de infusión de dexmedetomidina y remifentanilo administrada mediante un sistema TCI, sin necesidad de conversión a anestesia general. La bradicardia fue el evento cardiovascular más frecuente, probablemente debido al efecto sinérgico de los fármacos utilizados. Estos episodios fueron transitorios, no provocaron inestabilidad hemodinámica y no requirieron soporte vasopresor ni modificaciones de la estrategia anestésica. No se observaron complicaciones respiratorias ni neurológicas. Esto subraya la importancia de una titulación cuidadosa, una monitorización continua y equipos capacitados para garantizar la seguridad del paciente durante las diferentes etapas de la craneotomía con el paciente despierto.

Investigación en contexto

Nuestros resultados concuerdan con informes previos que respaldan el uso de dexmedetomidina como parte de las estrategias anestésicas para la craneotomía con el paciente despierto. Goettel et al. realizaron un ensayo controlado aleatorizado que comparó la dexmedetomidina con propofol-remifentanilo para la anestesia monitorizada en pacientes sometidos a resección de tumores supratentoriales. No se observaron diferencias en cuanto a la eficacia de la sedación ni la calidad del mapeo, aunque la dexmedetomidina se asoció con menos efectos adversos respiratorios y una menor frecuencia cardíaca, sin diferencias en la necesidad de [ 7 ].

Además, el uso de dexmedetomidina en pacientes neuroquirúrgicos podría tener ventajas neuroprotectoras con un impacto mínimo en la función neuronal, la estabilidad hemodinámica y el impulso respiratorio, lo que permite condiciones intraoperatorias estables que garantizan la cooperación del paciente y mejoran la seguridad [ 5 , 7 ].

El manejo anestésico en la craneotomía con el paciente despierto no cuenta con un protocolo estandarizado; las técnicas para proporcionar analgesia y sedación adecuadas varían considerablemente entre centros. La elección de los sedantes se basa en diversos factores, como la seguridad, la disponibilidad y la predictibilidad de sus efectos sobre el nivel de consciencia y la electrocorticografía intraoperatoria para el mapeo cortical. José et al. describieron el uso de propofol, remifentanilo y dexmedetomidina, solos o en combinación, debido a sus perfiles farmacocinéticos que permiten una recuperación rápida y un despertar sin complicaciones [ 8 ].

En consonancia con los agentes sedantes utilizados en nuestro estudio, se ha informado que el remifentanilo para la craneotomía con el paciente despierto se usa comúnmente a dosis de 0,05 a 0,1 mcg/kg/min o entre 2 y 3 ng/ml mediante infusión controlada por objetivo (TCI), y la dexmedetomidina se administra inicialmente con un bolo de 1 mcg/kg durante 10 min, seguido de una infusión de 0,2 a 0,7 mcg/kg/h [ 9 ]. Además, Izzi et al. describieron en 2024 la seguridad del uso combinado de dexmedetomidina en infusión a dosis bajas (0,7 mcg/kg/h) y remifentanilo mediante TCI, evaluando el efecto en el sitio de sedación con el modelo de Minto entre 0,5 y 1 ng/ml para la sedación consciente en la craneotomía con el paciente despierto [ 6 ].

Por lo tanto, la combinación óptima de agentes anestésicos para la anestesia general sigue siendo objeto de debate. Aghajanian et al. realizaron una revisión sistemática que puso de manifiesto la gran variabilidad en los protocolos anestésicos empleados en la anestesia general para la anestesia general. Se requiere investigación futura para llegar a conclusiones definitivas [ 10 ].

Mantener la permeabilidad de la vía aérea y evitar la depresión respiratoria y la hipercapnia son esenciales en este tipo de intervención neuroquirúrgica. McAuliffe et al. realizaron un estudio retrospectivo con 55 pacientes que recibieron bloqueo del cuero cabelludo y sedación con infusión de dexmedetomidina. Este enfoque proporcionó comodidad y cierto grado de ansiólisis a los pacientes sometidos a craneotomía con el paciente despierto, lo que permitió una monitorización neurológica intraoperatoria exitosa. No se notificaron eventos adversos relacionados con la manipulación crítica de la vía aérea ni con la necesidad de anestesia general [ 11 ]. Lo anterior coincide con nuestros resultados, donde no fue necesario intervenir en la vía aérea y cada procedimiento se realizó con éxito.

Aunque ninguno de los pacientes incluidos en nuestra cohorte presentó crisis epilépticas intraoperatorias, en el contexto de la craneotomía con el paciente despierto, esta complicación neurológica sigue siendo una preocupación importante debido a la estimulación cortical y la manipulación del tumor. El uso de fármacos antiepilépticos (p. ej., levetiracetam) para el control y la profilaxis de las crisis epilépticas ha demostrado eficacia y mejor tolerabilidad, según estudios previos, y se prefiere cada vez más a la fenitoína debido a su baja incidencia de efectos secundarios, la ausencia de inducción de enzimas hepáticas y las mínimas interacciones farmacológicas, lo que resulta ideal en pacientes con una alta carga de comorbilidades o polifarmacia [ 12 ].

Si bien la implementación de la craneotomía con el paciente despierto para la resección de tumores cerebrales en Latinoamérica y países de ingresos bajos y medianos (PIBM) aún presenta numerosos desafíos, nuestro estudio, realizado en un hospital de alta complejidad en Colombia, nos permite comparar sus resultados favorables con los de otras instituciones de PIBM. Albuquerque et al. llevaron a cabo un estudio observacional prospectivo con 51 pacientes de entre 18 y 70 años en Brasil, destacando la importancia de contar con un equipo multidisciplinario especializado que planifique y realice estos procedimientos de forma rutinaria para obtener buenos resultados funcionales [ 13 ].

Aunque la mayoría de los informes disponibles sobre craneotomía con el paciente despierto provienen de países de altos ingresos, la evidencia de América Latina y otros países de ingresos bajos y medianos (PIBM) está aumentando constantemente. En Brasil, un estudio observacional prospectivo destacó la importancia de un equipo multidisciplinario especializado y la realización rutinaria de estos procedimientos para garantizar buenos resultados [ 13 , 14 ]. Nuestros resultados se suman a esta experiencia regional y demuestran que la craneotomía con el paciente despierto también puede realizarse de forma segura en Colombia. Más allá de América Latina, informes adicionales de India, Egipto y Pakistán confirman aún más la viabilidad y seguridad de este enfoque en diferentes contextos de PIBM, lo que subraya la relevancia global de adaptar los protocolos anestésicos a entornos con recursos limitados [ 15 ].

Atención Virtual en Salud: Un Cambio Necesario para el Futuro

: Manavi T, O’Keeffe D, Virtual Hospital, Real Healthcare, Mayo Clinic
Proceedings: Digital Health (2025), doi: https://doi.org/10.1016/j.mcpdig.2025.100303.

Los sistemas de salud a nivel mundial se enfrentan a una doble crisis: el aumento de la esperanza de vida y una oleada de enfermedades crónicas como la diabetes, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la insuficiencia cardíaca. Estas afecciones ponen a prueba los modelos hospitalarios convencionales, con servicios de urgencias saturados, escasez de camas y un creciente agotamiento profesional. La OMS prevé que las muertes por enfermedades no transmisibles aumentarán un 17 % para 2030¹ , una trayectoria que exige una transformación sistémica urgente. La salud digital ha surgido no como una innovación lejana, sino como un elemento esencial para lograr sistemas de salud resilientes, eficientes y equitativos.La convergencia de la telemedicina, la monitorización remota, las aplicaciones móviles de salud, los sensores portátiles, los registros electrónicos de salud y los diagnósticos basados ​​en IA está transformando la prestación de la atención sanitaria. En este contexto, destacan dos modelos. El modelo de hospitalización domiciliaria (HHD) ofrece atención de nivel hospitalario en el hogar a través de equipos multidisciplinarios, brindando una alternativa segura al ingreso hospitalario. 

Las salas virtuales (SV) combinan la monitorización remota mediante tecnología con visitas presenciales ocasionales para prevenir ingresos hospitalarios y facilitar el alta temprana 

. En la práctica, los términos HHD y SV a veces se utilizan indistintamente, aunque representan modelos de atención distintos.Teniendo esto en cuenta, un hospital virtual puede entenderse como un conjunto coordinado de hospitales virtuales, diseñado para brindar atención de nivel hospitalario mediante servicios digitales y basados ​​en equipos multidisciplinarios. Por ejemplo, un hospital virtual puede albergar salas especializadas para afecciones como EPOC, insuficiencia cardíaca o fragilidad, cada una gestionada por equipos clínicos especializados bajo un marco unificado liderado por el hospital.La evidencia que respalda estos modelos se ha expandido rápidamente, acelerada por la COVID-19. Los programas VW y HaH abarcan varios modelos de atención hospitalaria, incluyendo atención con baja tecnología brindada por equipos hospitalarios y comunitarios, y programas de alta temprana asistida. La mayoría de los modelos pueden reducir los reingresos en comparación con la atención hospitalaria, aunque su impacto en la mortalidad es menos claro; solo estos dos modelos no muestran un mayor 

riesgo² .El Servicio Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra ha invertido considerablemente en la ampliación de los servicios de atención domiciliaria. De menos de 10 000 pacientes en 2022, el programa se expandió a más de 160 000 adultos y más de 6400 niños tratados en sus hogares a principios de 2024, evitando casi 9000 ingresos hospitalarios en la región Sudeste en tan solo un año³ 

. En Australia, los servicios de atención domiciliaria que brindan terapia intravenosa y rehabilitación reportaron tasas de reingreso a urgencias de solo el 3 %. Un ensayo controlado aleatorizado realizado en el Hospital General de Massachusetts comparó la atención hospitalaria aguda en el hogar con la atención hospitalaria habitual para 91 adultos ingresados ​​a través del servicio de urgencias. Los resultados mostraron que una parte sustancial de la atención aguda se puede brindar en el hogar con calidad y seguridad equivalentes, una reducción del 20 % en los costos y una mejora del 20 % en la experiencia del paciente, medida mediante escalas de Likert⁴ .

Los programas de atención domiciliaria (HaH) para pacientes con EPOC se han implementado a nivel mundial. En Canadá, la Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Ontario concluyó que tanto el alta temprana como los modelos para evitar el ingreso hospitalario son seguros y eficaces, aunque limitados por las restricciones de recursos y de atención comunitaria. En España, el programa HaH del Hospital Clínic de Barcelona, ​​centrado en la EPOC, utiliza visitas multidisciplinarias diarias, protocolos de derivación estructurados y monitorización remota para reducir los ingresos hospitalarios y mejorar la satisfacción del paciente. En Estados Unidos, los programas HaH para la EPOC muestran resultados comparables a los de la atención hospitalaria, si bien su escalabilidad se ve limitada por la variabilidad entre programas y la fragmentación del reembolso. En conjunto, la evidencia global indica que la atención domiciliaria para la EPOC es segura, centrada en el paciente y eficaz cuando cuenta con el apoyo de equipos multidisciplinarios y la infraestructura del sistema de salud 

.El Programa de Atención Virtual para la EPOC del Hospital Universitario de Galway aporta más evidencia procedente de Europa. Este estudio evaluó a pacientes con EPOC confirmada que, por lo demás, eran elegibles para ingreso hospitalario. Los participantes recibieron un kit de monitorización digital (pulsioxímetro, tensiómetro, termómetro y tableta) para realizar un seguimiento dos veces al día, cuyos datos fueron revisados ​​por profesionales sanitarios. El programa demostró altos índices de satisfacción del paciente y facilidad de uso, con una mejora de los resultados a medida que aumentaba el tiempo de participación. El apoyo familiar resultó ser un factor clave para el éxito del programa<sup> 6</sup> , y la iniciativa recibió reconocimiento nacional por su innovación en tecnología sanitaria. Los ejemplos emergentes de países de ingresos medios bajos (PIMB) refuerzan la adaptabilidad. En Brasil, un ensayo aleatorizado de una intervención multifacética de telemedicina para pacientes con insuficiencia cardíaca redujo las rehospitalizaciones en un 44 % a los 6 meses en comparación con la atención habitual, gracias a la detección temprana de signos de alerta y al ajuste oportuno del tratamiento<sup> 7 </sup>. En Singapur, una cohorte de 238 pacientes atendidos en una unidad virtual de COVID-19 demostró una estancia media de 6 a 7 días, con bajas tasas de derivación y resultados favorables, lo que permitió preservar la capacidad hospitalaria durante los picos de la pandemia<sup> 8 </sup>. Persisten desafíos de integración en los PIBM, particularmente en lo que respecta a la infraestructura sanitaria, el seguimiento oportuno y la participación del paciente.Los modelos de personal son fundamentales para la sostenibilidad. Las salas virtuales y las salas de atención domiciliaria requieren equipos multidisciplinarios —médicos, enfermeros, profesionales de la salud afines y coordinadores— que deben adaptarse a nuevos modelos de prestación de atención. Un desafío constante es la superposición de estas responsabilidades a las tareas clínicas existentes, lo que conlleva una mayor carga de trabajo y agotamiento profesional. Los profesionales clínicos también se enfrentan a la incertidumbre en torno a la acreditación, la delimitación de funciones y la integración de las responsabilidades virtuales en los flujos de trabajo. Para que estos modelos sean viables, los sistemas de salud deben rediseñar las estructuras de personal: tiempo protegido para la atención virtual, un alcance de práctica claro y capacitación estructurada en evaluación de riesgos remotos, gestión de escalamientos y comunicación digital. Unas ratios de personal adecuadas, trayectorias profesionales y un desarrollo profesional continuo son esenciales para integrar estos modelos de forma sostenible y evitar el deterioro de la moral del personal.Los desafíos en materia de políticas y reembolsos siguen siendo considerables. Históricamente, muchas jurisdicciones han favorecido las consultas presenciales en sus normas de pago, lo que limita los incentivos para la atención virtual. En Estados Unidos, las exenciones del programa de Atención Hospitalaria Aguda en el Hogar de los CMS, introducidas durante la pandemia de COVID-19, permitieron los pagos de Medicare para pacientes hospitalizados por atención aguda domiciliaria y catalizaron una rápida expansión, pero su sostenibilidad a largo plazo depende de las futuras decisiones políticas. Las primeras evaluaciones muestran resultados positivos, pero plantean interrogantes sobre los niveles de pago, los indicadores de calidad y la asignación de costos. Los estudios internacionales señalan que los pagos agrupados y los modelos basados ​​en resultados alinean mejor los incentivos para la atención virtual integrada que el pago por servicio .La ciberseguridad exige una atención deliberada a nivel de sistema. Más allá de las filtraciones de datos, los modelos resilientes emplean cada vez más arquitecturas de confianza cero, autenticación multifactor y controles de acceso más estrictos. Los marcos de gobernanza y la formación del personal clínico son esenciales para abordar las vulnerabilidades derivadas de errores humanos, sistemas heredados y puntos de acceso no protegidos 

. Estándares internacionales como ISI/IEC 27701 ofrecen orientación sobre la gestión de la información de privacidad. Sin estas medidas, la confianza pública en las iniciativas de salud virtual corre el riesgo de erosionarse, lo que dificulta su adopción.De cara al futuro, la investigación prioritaria debe centrarse en la implementación equitativa de la atención virtual. Esto incluye ensayos aleatorizados en poblaciones diversas, especialmente en países de ingresos bajos y medianos; estudios de implementación que examinen explícitamente las barreras, los facilitadores y las inequidades; evaluaciones del reembolso y la regulación; y análisis de tecnologías avanzadas, como el triaje mediante inteligencia artificial, para detectar posibles sesgos e impactos diferenciales. En todos estos esfuerzos, la integración de los resultados clínicos y los reportados por los pacientes será fundamental para comprender plenamente los beneficios y los riesgos, y para orientar políticas equitativas y de alta calidad.Los modelos de atención reactiva y centrada en los centros sanitarios resultan cada vez más insuficientes. Los enfoques de atención virtual (VW) y atención domiciliaria (HaH) representan un ecosistema de atención digital, basado en el hogar, que es a la vez factible y necesario. Para materializar este potencial se requiere una alineación sistémica: inversión en infraestructura, capacitación del personal, marcos normativos equitativos y una gobernanza sólida. El cambio es inevitable; la cuestión es si los sistemas de salud se adaptarán con la suficiente rapidez para satisfacer la creciente demanda.

El camino es claro: la atención sanitaria digital no es el futuro de la atención médica, es el presente.

Marco ético para el uso de medicamentos para bajar de peso en jóvenes

Saranya Sanaka, MA1Emma Damiani2Dra. Kristin N. Ray, MS3,4y otros

JAMA Pediatr 27 de octubre  de 2025

doi: 10.1001/jamapediatrics.2025.4110

La obesidad ahora afecta a 1 de cada 5 adolescentes estadounidenses, impactando desproporcionadamente a los jóvenes de entornos desfavorecidos1 Debido a que la obesidad pediátrica aumenta el riesgo de resultados adversos para la salud metabólica y a menudo persiste hasta la edad adulta, 2 la Academia Estadounidense de Pediatría respalda el uso de medicamentos para bajar de peso aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA) en adolescentes con un índice de masa corporal elevado (IMC ≥ percentil 95 para la edad y el sexo). 1 Con la creciente disponibilidad de terapias altamente efectivas, como los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1, ha habido un rápido aumento en el interés y la aceptación entre los adolescentes y adultos jóvenes, 3 lo que plantea inquietudes que van desde la eficacia a largo plazo, la seguridad, el costo y el acceso equitativo 4 hasta los impactos en los comportamientos alimentarios desordenados, que son más comunes entre los jóvenes con mayor peso5 Por lo tanto, se necesita urgentemente un marco ético para guiar la toma de decisiones que respalde una atención segura y equitativa, al tiempo que tenga en cuenta la complejidad de la toma de decisiones en la población pediátrica. A continuación, proponemos dicho marco siguiendo los principios bioéticos de autonomía, beneficencia, justicia y no maleficencia y destacamos preguntas sin respuesta relacionadas con cada uno de estos principios ( Tabla ).

Tabla. Consideraciones éticas en la prescripción de medicamentos para bajar de peso a adolescentes.

Acción del clínicoPrincipio éticoEnfoques coherentes con el principio éticoPreguntas sin respuesta
Iniciar la conversación para los jóvenes que podrían beneficiarseBeneficenciaConsideración de formas en que los medicamentos pueden reducir los riesgos relacionados con la obesidad¿Quién (es decir, pediatra de atención primaria, subespecialista pediátrico, familia) debe iniciar la conversación, en qué entorno?
JusticiaTrabajar para minimizar las disparidades en la oferta de medicamentos contra la obesidad según raza, etnia o tipo de seguro
Proporcionar educación sobre los medicamentos disponiblesAutonomíaEducación dirigida a adolescentes y cuidadores¿Qué formatos educativos funcionan mejor para apoyar la comprensión de los riesgos y beneficios para los adolescentes y sus cuidadores?
No maleficenciaGarantizar la comprensión de los riesgos y beneficios
Toma de decisiones compartida sobre el inicio y el uso continuoAutonomíaObtener el consentimiento del adolescente y de los padres para el tratamiento; apoyar un debate constructivo entre las familias en el contexto de diferentes opiniones sobre el tratamiento.¿Cuál es la mejor manera de abordar los desacuerdos entre miembros de la familia sobre el uso de medicamentos para bajar de peso por parte de un adolescente?
Ayudarle a navegar sobre cómo obtener medicamentos.JusticiaCompletar solicitudes de autorización previa o apelación; informar a las familias sobre programas de autopago de medicamentos farmacéuticos con descuento¿Cómo cambiará el panorama de la cobertura y los costos de los seguros, y cómo afectará esto la capacidad de obtener medicamentos?
No maleficenciaEducar sobre los posibles riesgos de los medicamentos compuestos y las terapias no aprobadas por la FDA.
Proporcionar seguimiento y apoyo continuos para un cambio de estilo de vida saludable.BeneficenciaOptimización de dosis para seguridad y eficacia¿Existen beneficios adicionales que se harán evidentes tras el uso prolongado? ¿Qué hay de los riesgos adicionales?
JusticiaApoyar a las familias con barreras financieras o logísticas para el seguimiento
No maleficenciaMonitoreo de efectos adversos y actualización de datos emergentes

Autonomía

La autonomía, en la que los pacientes toman decisiones según sus propios deseos, preferencias y valores, presenta una mayor complejidad al aplicarse a la toma de decisiones pediátricas. Dado que los niños y muchos adolescentes carecen de la capacidad cognitiva para comprender los riesgos y beneficios en el contexto de la toma de decisiones médicas, los médicos a menudo se basan en el consentimiento informado de los pandres, asumiendo que tomarán la mejor decisión para la salud de su hijo. Sin embargo, si el niño o el segundo progenitor difieren en las preferencias de tratamiento de las del primer progenitor, la autonomía relacional puede servir de guía, permitiendo a los médicos y cuidadores apoyar la toma de decisiones, considerando el contexto familiar y cultural. Las decisiones deben priorizar la autonomía corporal del niño y su consentimiento al tratamiento, trabajando para apoyar la comunicación continua entre el adolescente y el cuidador para lograr un consenso, especialmente en los casos en los que se considera la medicación para el control de peso en ausencia de comorbilidades relacionadas con la obesidad.

Beneficencia

El principio ético de beneficencia exige que el médico brinde atención que beneficie al paciente. El manejo de la obesidad pediátrica suele ser coherente con este principio, ya que dicho tratamiento puede reducir el riesgo de morbilidad y mortalidad en la edad adulta. 6 Los medicamentos aprobados por la FDA para la pérdida de peso en jóvenes, como Wegovy (semaglutida [Novo Nordisk]), Saxenda (liraglutida [Novo Nordisk]) y Qsymia (fentermina/topiramato de liberación prolongada [Vivus]), producen una pérdida de peso clínicamente significativa y presentan una eficacia variable en los criterios de valoración metabólicos y de calidad de vida. 1 Para muchos adolescentes con obesidad, en particular aquellos con comorbilidades, la evidencia actual indica que el tratamiento con farmacoterapia para la pérdida de peso es, por lo tanto, coherente con la beneficencia. A medida que surgen nuevos tratamientos o se dispone de nuevos datos, se debe considerar cuidadosamente la eficacia y la seguridad. Además de cumplir con las obligaciones profesionales del profesional clínico, este enfoque también fomenta la confianza con los pacientes y sus familias (principio de fidelidad).

Justicia

El principio ético de justicia, que aborda la necesidad de igualdad de oportunidades y trato, es fundamental para la obesidad pediátrica, que afecta desproporcionadamente a los jóvenes marginados. Desafortunadamente, las disparidades en la obesidad pediátrica pueden agravarse si la cobertura y la aceptación de la farmacoterapia para la pérdida de peso son desiguales. 4 Debido al alto costo actual de los medicamentos para la obesidad aprobados por la FDA, muy pocas familias pueden pagarlos de su bolsillo, lo que las lleva a depender de la cobertura del seguro médico. Las familias también deben recibir un seguimiento estrecho para minimizar el riesgo de efectos adversos no abordados, lo cual puede ser difícil en un contexto de barreras de acceso a la atención médica relacionadas con el seguro médico, la geografía o la escasez de personal. Para todas las familias, el tratamiento intensivo de hábitos saludables y estilos de vida también es un componente importante del tratamiento, con o sin medicamentos, pero existen numerosas barreras, como la falta de programas disponibles, las limitaciones de horario y los problemas de transporte, lo que complica el acceso a una atención segura y eficaz para la obesidad, basada en las directrices.

No maleficencia

Finalmente, la no maleficencia, el principio ético que guía a los médicos para evitar daños, tiene implicaciones importantes en la toma de decisiones sobre cualquier medicamento, en particular aquellos destinados a usarse durante la infancia y la edad adulta. La no maleficencia puede sustentarse en el principio de precaución, que fomenta la cautela con tratamientos novedosos con datos de seguridad incompletos; la veracidad mediante la comunicación honesta de riesgos, beneficios y limitaciones; y la proporcionalidad, que garantiza que la intensidad terapéutica sea adecuada a la gravedad de la afección. Si bien los medicamentos actuales para bajar de peso aprobados por la FDA tienen un perfil de seguridad aceptable basado en ensayos clínicos, siguen surgiendo datos reales y aún se pueden identificar efectos adversos raros pero graves. Los profesionales clínicos deben asegurarse de que los pacientes pediátricos y sus cuidadores comprendan los efectos adversos conocidos y de mantenerse al tanto de la evidencia actualizada sobre efectos adversos adicionales durante períodos de uso más prolongados. Si bien los jóvenes que participaron en ensayos clínicos controlados recibieron apoyo dietético de alta calidad, esto no suele ocurrir en la práctica clínica. Es posible que, sin dicho apoyo, la calidad de la dieta empeore y se produzca una pérdida desfavorable de masa muscular en mayor medida que la observada en los ensayos clínicos. Por último, se debe garantizar un apoyo psicológico suficiente según sea necesario antes de iniciar la medicación debido a la incertidumbre actual sobre el impacto de los medicamentos supresores del apetito en las conductas alimentarias desordenadas, así como el impacto psicológico de la rápida pérdida de peso y los cambios en las relaciones con los pares que pueden surgir.

Conclusiones

Si bien la aprobación de la FDA y el respaldo de la Academia Americana de Pediatría a la farmacoterapia para apoyar la pérdida de peso representan un avance importante en el manejo de la obesidad adolescente, los profesionales pediátricos deben considerar cuidadosamente la autonomía, la beneficencia, la justicia y la no maleficencia para respaldar su uso ético. Este marco permite flexibilidad ante la evidencia emergente, de modo que los profesionales puedan reevaluar continuamente la beneficencia y la no maleficencia a medida que se disponga de datos y estudios a largo plazo con poblaciones más amplias del mundo real. Las consideraciones sobre justicia también pueden revisarse a medida que cambian los costos y la cobertura del seguro.

Como cualquier profesional que atiende a adolescentes puede atestiguar, la evolución de la autonomía y la capacidad de toma de decisiones requiere un enfoque reflexivo e individualizado. Si bien la complejidad de la toma de decisiones en adolescentes y niños se ha abordado para otras afecciones médicas ( 7-9 ), nuestro marco ético para la toma de decisiones en torno al uso de medicamentos para la obesidad en jóvenes proporciona un punto de partida para los profesionales que apoyan a las familias en la gestión de la obesidad pediátrica en el contexto cambiante del manejo farmacéutico.

Reemplazo valvular aórtico transcatéter o quirúrgico en pacientes de bajo riesgo a los 7 años

Autores : Dr. Martin B. Leon , Dr. Michael J. Mack , Dr. Philippe Pibarot , DVM , Ph.D. , Dra . Rebecca T. Hahn https://orcid.org/0000-0003-1342-9191, Vinod H. Thourani , MD , SH Kodali , MD , Philippe Généreux , MD ,+14 , para los investigadores de PARTNER 3 

Publicado el 27 de octubre de 2025

Abstract

Fondo

Los datos de cinco años del ensayo PARTNER 3 mostraron que, en pacientes de bajo riesgo con estenosis aórtica grave y sintomática, los resultados fueron similares entre los pacientes sometidos a reemplazo valvular aórtico transcatéter (TAVR) y los sometidos a reemplazo valvular aórtico quirúrgico. Se requieren evaluaciones a más largo plazo de los resultados clínicos y la durabilidad de la válvula.

Métodos

Los pacientes fueron asignados aleatoriamente en una proporción 1:1 para someterse a una TAVR transfemoral o a una cirugía. El primer criterio de valoración principal fue una variable compuesta no jerárquica de muerte, accidente cerebrovascular o rehospitalización relacionada con el procedimiento, la válvula o insuficiencia cardíaca. El segundo criterio de valoración principal fue una variable compuesta jerárquica de muerte, accidente cerebrovascular incapacitante, accidente cerebrovascular no incapacitante y el número de días de rehospitalización relacionados con el procedimiento, la válvula o insuficiencia cardíaca, analizado mediante un análisis de la razón de victorias. Se evaluaron los criterios de valoración clínicos, ecocardiográficos, de durabilidad valvular y del estado de salud durante 7 años.

Resultados

Un total de 1000 pacientes fueron aleatorizados. En el análisis del primer criterio de valoración principal, la estimación de Kaplan-Meier de la incidencia de un evento de criterio de valoración fue del 34,6 % con TAVR y del 37,2 % con cirugía (diferencia: -2,6 puntos porcentuales; intervalo de confianza [IC] del 95 %, -9,0 a 3,7). La tasa de victorias para el segundo criterio de valoración principal fue de 1,04 (IC del 95 %, 0,84 a 1,30). En los grupos TAVR y cirugía, respectivamente, las estimaciones de Kaplan-Meier para la incidencia de los componentes del primer criterio de valoración principal fueron las siguientes: muerte, 19,5 % y 16,8 %; accidente cerebrovascular, 8,5 % y 8,1 %; y rehospitalización, 20,6 % y 23,5 %. Los gradientes aórticos-valvulares medios (±DE) evaluados mediante ecocardiografía a los 7 años fueron de 13,1 ± 8,5 mmHg tras el TAVR y de 12,1 ± 6,3 mmHg tras la cirugía. El porcentaje de válvulas bioprotésicas que fallaron fue del 6,9 % en el grupo TAVR y del 7,3 % en el grupo quirúrgico. Los resultados informados por los pacientes fueron similares en ambos grupos.

Conclusiones

Entre los pacientes de bajo riesgo con estenosis aórtica grave y sintomática, no se observaron diferencias significativas en los dos criterios de valoración principales compuestos: muerte, ictus y rehospitalización, a los 7 años, entre los sometidos a TAVR y los sometidos a cirugía. (Financiado por Edwards Lifesciences; número PARTNER 3 ClinicalTrials.gov: NCT02675114 ).

El reemplazo valvular aórtico transcatéter (TAVR) se ha utilizado cada vez más como una alternativa a la cirugía para tratar a pacientes con estenosis aórtica grave y sintomática. 1,2 Los ensayos aleatorios han demostrado que en pacientes con riesgo quirúrgico bajo, intermedio o alto, el TAVR fue superior o similar al reemplazo valvular aórtico quirúrgico durante 5 años de seguimiento. 3-19 Como se informó anteriormente, el ensayo PARTNER 3 (colocación de válvulas aórticas transcatéter) mostró que la incidencia de muerte, accidente cerebrovascular o rehospitalización (el punto final compuesto primario) a los 1, 2 y 5 años después del TAVR fue menor o no fue diferente de la de la cirugía en pacientes más jóvenes y de bajo riesgo. 12-14 La falla tardía de la bioprótesis después del implante de la válvula aórtica sigue siendo una consideración importante en las decisiones de atención del paciente de por vida. 20,21 Aquí, describimos los resultados clínicos y ecocardiográficos de 7 años del ensayo PARTNER 3.

Métodos

Diseño y supervisión de ensayos

En un ensayo prospectivo, multicéntrico, abierto y aleatorizado, evaluamos la TAVR con el uso de la válvula SAPIEN 3 expandible con balón (Edwards Lifesciences) en comparación con la cirugía en pacientes con estenosis aórtica grave sintomática con bajo riesgo quirúrgico. Los detalles del diseño y la supervisión del ensayo, así como los resultados a 1, 2 y 5 años, se han descrito previamente. 12-14 El protocolo (disponible con el texto completo de este artículo en NEJM.org) fue desarrollado por el patrocinador del ensayo (Edwards Lifesciences) y el comité directivo, y fue aprobado por el comité de revisión institucional de cada centro. Los centros e investigadores se enumeran en la Sección A del Apéndice complementario (disponible en NEJM.org). El patrocinador financió todas las actividades relacionadas con el ensayo y participó en la selección del centro, la recopilación y el seguimiento de los datos, la gestión del ensayo y el análisis estadístico. Los líderes del ensayo (autores que no eran empleados del patrocinador) tuvieron acceso irrestricto a los datos, prepararon todos los borradores del manuscrito (excepto el primer borrador, que escribió el primer autor), participaron en la decisión de enviar el manuscrito para su publicación y garantizan la precisión e integridad de los datos y la adherencia del ensayo al protocolo.

Pacientes

Los pacientes eran elegibles para inclusión si tenían estenosis aórtica severa sintomática y se consideraba que tenían un riesgo quirúrgico bajo sobre la base de una evaluación realizada por el equipo cardíaco, incluida una puntuación inferior al 4% en el Riesgo previsto de mortalidad de la Sociedad de Cirujanos Torácicos (STS-PROM; las puntuaciones varían de 0 a 100%, y las puntuaciones más altas indican un mayor riesgo de muerte dentro de los 30 días posteriores al procedimiento). Los pacientes fueron excluidos si tenían características anatómicas que los convertían en candidatos no adecuados para TAVR transfemoral (p. ej., enfermedad arterial ilíaca o femoral común grave). La elegibilidad de los pacientes fue evaluada y aprobada por una junta de revisión de casos. Los criterios de elegibilidad se proporcionan en la Sección B, y la representatividad del ensayo se analiza en la Sección C, en el Apéndice complementario . Todos los pacientes dieron su consentimiento informado por escrito.

Aleatorización, procedimientos y seguimiento

Los pacientes fueron asignados aleatoriamente, en una proporción 1:1, a someterse a un TAVR transfemoral con una válvula SAPIEN 3 o a una cirugía con una bioprótesis comercial, según el criterio del operador. Los pacientes con enfermedad coronaria concomitante clínicamente significativa se sometieron a procedimientos de revascularización de acuerdo con el protocolo del ensayo. Los detalles sobre el TAVR y los procedimientos quirúrgicos se han publicado previamente. 12 Se evaluaron los criterios de valoración clínicos, ecocardiográficos y de salud al inicio, al alta hospitalaria y en diferentes momentos del seguimiento.

Puntos finales clínicos

Los dos criterios de valoración principales preespecificados para este análisis de 7 años fueron los mismos que los utilizados para el análisis de 5 años. El primero fue un compuesto no jerárquico de muerte, accidente cerebrovascular o rehospitalización relacionada con el procedimiento, la válvula o insuficiencia cardíaca; este también fue el criterio de valoración principal original para el análisis de 1 año. El segundo fue un compuesto jerárquico de muerte, accidente cerebrovascular incapacitante, accidente cerebrovascular no incapacitante y el número de días de rehospitalización relacionados con el procedimiento, la válvula o insuficiencia cardíaca. Los detalles sobre estos criterios de valoración se describen en la Sección D1 del Apéndice complementario , y los criterios de valoración secundarios de interés se describen en las Secciones D2 y D3. La muerte por causas cardiovasculares, accidente cerebrovascular, rehospitalización, endocarditis y trombosis valvular según los criterios 22 del Valve Academic Research Consortium 3 (VARC-3) fueron adjudicados por un comité de eventos clínicos. Los centros del ensayo realizaron un barrido del estado vital (mediante llamadas telefónicas, historiales médicos o datos públicos para obtener información sobre el estado vital) para incluir la mayor cantidad posible de datos sobre el criterio de valoración de muerte por cualquier causa. Se realizaron análisis del tiempo medio de supervivencia libre de eventos restringido de 24horas para evaluar las diferencias intergrupales en el criterio de valoración principal, muerte por cualquier causa y muerte o accidente cerebrovascular incapacitante. Los criterios de valoración notificados por los pacientes incluyeron la puntuación global del Cuestionario de Cardiomiopatía de Kansas City (KCCQ-OS; las puntuaciones oscilan entre 0 y 100; las puntuaciones más altas indican un mejor estado de salud).

Evaluaciones ecocardiográficas

Todos los ecocardiogramas se evaluaron en un laboratorio central con el uso de medidas hemodinámicas estándar y evaluaciones de insuficiencia aórtica paravalvular. 22,23 La durabilidad de la válvula se evaluó de acuerdo con la definición VARC-3 de falla de la válvula bioprotésica, que define la falla como deterioro hemodinámico irreversible de la válvula en etapa 3 (grave), reintervención de la válvula aórtica o muerte relacionada con la válvula. 22,23 Si se confirmó la falla de la válvula bioprotésica, se evaluaron la causa, el tipo y la etapa del deterioro hemodinámico de la válvula.

Análisis estadístico

El primer criterio de valoración principal se evaluó mediante curvas de tiempo hasta el evento y estimaciones de Kaplan-Meier; el intervalo de confianza para la diferencia intergrupal con respecto al criterio de valoración principal a los 7 años se estimó mediante la fórmula de Greenwood. El segundo criterio de valoración principal se evaluó mediante el método de la razón de victorias. Las variables continuas se presentan como medias y desviaciones típicas; las variables categóricas, como porcentajes y número de pacientes. Se proporcionan los cocientes de riesgos instantáneos (hazard ratios) con intervalos de confianza del 95% para los análisis de tiempo hasta el evento. La amplitud de los intervalos de confianza no se ha ajustado para comparaciones múltiples y no debe utilizarse en lugar de la prueba de hipótesis.

Los puntos finales clínicos se analizaron en la población según el tratamiento, que incluyó a los pacientes que se sometieron a aleatorización y comenzaron a someterse al procedimiento índice. Los hallazgos ecocardiográficos y de durabilidad valvular se analizaron en la población de implante valvular, que incluyó a los pacientes que recibieron la válvula prevista. Los datos de los pacientes que ya no tenían una válvula índice funcional (es decir, se sometieron a un explante valvular o un procedimiento de válvula en válvula) se censuraron para los análisis ecocardiográficos y de durabilidad valvular después de que se produjo la reintervención (Sección D5 en el Apéndice complementario ). De acuerdo con los criterios VARC-3,22 el porcentaje estimado de eventos de falla de la válvula bioprotésica se calculó con la función de incidencia acumulada, y la muerte se trató como un riesgo competitivo. Los métodos estadísticos que se utilizaron para los análisis adicionales se proporcionan en la Sección D6 en el Apéndice complementario . Todos los análisis estadísticos se realizaron con el software SAS, versión 9.4 (SAS Institute).

Resultados

Pacientes, procedimientos y seguimiento

Un total de 1000 pacientes se sometieron a aleatorización en 71 sitios clínicos; 503 pacientes fueron asignados para someterse a TAVR transfemoral y 497 para someterse a cirugía. La población tratada incluyó 496 pacientes en el grupo TAVR y 454 pacientes en el grupo de cirugía; 495 y 453 pacientes, respectivamente, recibieron la válvula prevista. La información sobre los tamaños de válvula implantados y los tipos de válvula quirúrgica se publicó previamente 14 (Fig. S1 y Tabla S1 en el Apéndice complementario ). Las características basales de los pacientes se muestran en la Tabla S2. La edad media de los pacientes fue de 73 años, el 69,3% eran hombres y la puntuación media de STS-PROM fue del 1,9%. La aleatorización y el seguimiento durante 7 años se muestran en la Figura S2. El punto final primario pudo evaluarse a los 7 años en el 89,6% de los pacientes (92,7% de los pacientes en el grupo TAVR y 86,1% en el grupo quirúrgico); Un número desproporcionado de abandonos del ensayo se produjo en el grupo de cirugía durante los primeros años de seguimiento. Un barrido del estado vital reveló el estado conocido de 84 de los 137 pacientes que se perdieron durante el seguimiento o se retiraron del ensayo (28 pacientes en el grupo de TAVR y 56 pacientes en el grupo de cirugía) (Tabla S3). Por lo tanto, se determinó el estado vital de 471 de 496 pacientes (95,0%) en el grupo de TAVR y de 426 de 454 pacientes (93,8%) en el grupo de cirugía.

Criterios de valoración principales

En el período desde el inicio hasta los 7 años, se produjo muerte, accidente cerebrovascular o rehospitalización relacionada con el procedimiento, la válvula o insuficiencia cardíaca (el primer punto final primario) en 165 de 496 pacientes (estimación de Kaplan-Meier, 34,6%) en el grupo TAVR y en 156 de 454 pacientes (estimación de Kaplan-Meier, 37,2%) en el grupo de cirugía (diferencia, -2,6 puntos porcentuales; intervalo de confianza del 95% [IC], -9,0 a 3,7; razón de riesgo, 0,87; IC del 95%, 0,70 a 1,08) ( Figura 1A y Tabla 1 ). Las estimaciones de Kaplan-Meier de los componentes individuales del primer punto final primario a los 7 años en los grupos TAVR y quirúrgico, respectivamente, fueron las siguientes: muerte por cualquier causa incluidos los datos del barrido del estado vital, 19,5% y 16,8%; accidente cerebrovascular, 8,5% y 8,1%; y rehospitalización, 20,6% y 23,5% ( Figuras 1B, 1C y 1D ; Tabla 1 ; y Fig. S3). La Tabla S4 y las Figuras S4A y S4B proporcionan detalles sobre la muerte por causas cardiovasculares y no cardiovasculares.

Figura 1

Curvas de Kaplan-Meier para el primer punto final primario y sus componentes.

Tabla 1

Criterios de valoración clínicos clave.

Los resultados para el primer punto final primario parecieron ser consistentes en todos los subgrupos principales (Fig. S5). En un análisis de referencia del primer punto final primario para los años 1 a 7 (calculado con la exclusión de los datos del primer año de seguimiento), las estimaciones de Kaplan-Meier fueron del 28,5% en el grupo TAVR y del 25,4% en el grupo de cirugía (cociente de riesgos de muerte, accidente cerebrovascular o rehospitalización, 1,15; IC del 95%, 0,87 a 1,52) ( Tabla 1 y Fig. S6). Un análisis del tiempo medio restringido de supervivencia libre de eventos y del tiempo medio restringido de supervivencia global para el primer punto final primario a lo largo de 7 años indicó que la TAVR dio lugar a 134 días más libres de eventos (IC del 95%, 22 a 247) que la cirugía ( Figura 2A ), y 15 días menos de tiempo de supervivencia global (IC del 95%, −78 a 48) que la cirugía ( Figura 2B ). La tasa de victorias para el segundo criterio de valoración principal fue de 1,04 (IC del 95 %, 0,84 a 1,30) (Fig. S7). Se proporcionan datos adicionales sobre muerte, ictus, muerte e ictus incapacitante, y rehospitalización en la Tabla 1 , las Tablas S5 a S8 y las Figuras S8 a S11.

Figura 2

Tiempo medio de supervivencia libre de eventos restringido para el primer punto final primario y muerte por cualquier causa.

Criterios de valoración secundarios

Los porcentajes estimados de Kaplan-Meier de pacientes con reintervención de la válvula aórtica, endocarditis, infarto de miocardio, sangrado grave y eventos de revascularización parecieron ser similares en los grupos TAVR y cirugía desde el inicio hasta los 7 años ( Tabla 1 y Tablas S8 a S10). Se produjo fibrilación auricular de nueva aparición en el 17,7% de los pacientes del grupo TAVR y en el 43,5% de los pacientes del grupo cirugía, y se implantó un nuevo marcapasos permanente en el 17,3% y el 12,8% de los pacientes, respectivamente ( Tabla 1 ). Se produjo trombosis valvular clínicamente significativa en 13 pacientes (2,8%) del grupo TAVR y en 2 pacientes (0,5%) del grupo cirugía ( Tabla 1 y Tabla S11). De los 13 pacientes con trombosis valvular en el grupo TAVR, 10 presentaron deterioro hemodinámico valvular en estadio 2 o 3, y 7 de los 13 casos se resolvieron con anticoagulación (Tabla S11). Ninguno de los pacientes con trombosis valvular falleció. Las Tablas S8 y S10 muestran el número de pacientes con fallecimiento, accidente cerebrovascular, infarto de miocardio, revascularización o fibrilación auricular de nueva aparición entre 5 y 7 años.

Hallazgos ecocardiográficos

A los 7 años, el gradiente medio (±DE) de la válvula aórtica fue de 13,1 ± 8,5 mm Hg en el grupo TAVR y de 12,1 ± 6,3 mm Hg en el grupo de cirugía; el área media de la válvula aórtica fue de 1,9 ± 0,6 cm² y 1,8 ± 0,5 cm² , respectivamente ( Figura 3A y 3B y Fig. S12A y S12B). Los análisis pareados del gradiente medio y del área de la válvula aórtica se muestran en la Figura S12C y S12D. La insuficiencia aórtica paravalvular leve, moderada o grave estuvo presente en el 17,7 % de los pacientes del grupo TAVR y en el 2,0 % de los pacientes del grupo de cirugía (Fig. S13). En el grupo TAVR, la mortalidad a 7 años pareció ser similar entre los pacientes sin regurgitación aórtica paravalvular o con regurgitación paravalvular leve a los 30 días después del procedimiento y entre aquellos con regurgitación paravalvular leve a los 30 días después del procedimiento (18,7% y 20,7%, respectivamente; índice de riesgo, 0,89; IC del 95%, 0,57 a 1,38) (Fig. S14).

Figura 3

Hemodinámica y durabilidad de las válvulas.

La incidencia acumulada de fallo de la válvula bioprotésica fue del 6,9% en el grupo TAVR y del 7,3% en el grupo de cirugía ( Figura 3C ). Los resultados para los componentes de fallo de la válvula bioprotésica en los grupos TAVR y cirugía, respectivamente, fueron los siguientes: deterioro valvular hemodinámico irreversible en estadio 3, 1,7% y 2,8%; reintervención valvular, 4,7% y 4,0%; y muerte relacionada con la válvula, 0,4% y 0,5% ( Tabla 1 y Fig. S15). En general, la reintervención de la válvula aórtica se produjo en el 6,0% de los pacientes del grupo de cirugía y en el 6,7% de los pacientes del grupo TAVR (cociente de riesgos, 1,11; IC del 95%, 0,63 a 1,94) ( Figura 3D ). La incidencia de deterioro valvular estructural en estadio 2 o 3 pareció ser similar en los dos grupos (Fig. S16). A los 7 años, el 73,4% de los pacientes del grupo TAVR y el 75,0% de los pacientes del grupo de cirugía estaban vivos sin falla de la válvula bioprotésica.

Puntos finales funcionales y de salud

El porcentaje de pacientes que estaban vivos con síntomas de clase I o II de la New York Heart Association (NYHA) a los 7 años fue del 72,9 % en el grupo TAVR y del 75,9 % en el grupo de cirugía (Fig. S17). El estado de salud específico de la enfermedad a los 7 años pareció ser similar en los dos grupos, con una puntuación media del KCCQ-OS de 84,9 en los pacientes del grupo TAVR y de 86,2 en los pacientes del grupo de cirugía (Fig. S18A). A los 7 años, 233 de 395 pacientes (59,0 %) en el grupo TAVR y 210 de 332 pacientes (63,3 %) en el grupo de cirugía estaban vivos con una puntuación del KCCQ-OS superior a 75 (Fig. S18B); el 65,5 % y el 66,6 %, respectivamente, estaban vivos con una puntuación del KCCQ-OS superior a 60 con una disminución de 10 puntos o menos desde el valor inicial.

Discusión

Tras 7 años de seguimiento en el ensayo PARTNER 3, la incidencia de muerte, accidente cerebrovascular o rehospitalización relacionada con el procedimiento, la válvula o insuficiencia cardíaca (el primer criterio de valoración principal compuesto, que no fue jerárquico) y la incidencia de muerte, accidente cerebrovascular incapacitante, accidente cerebrovascular no incapacitante y el número de días de rehospitalización (el segundo criterio de valoración principal compuesto, que fue jerárquico) fueron similares en los grupos de TAVR y cirugía. El tiempo medio restringido de supervivencia libre de eventos a lo largo de 7 años en el análisis del primer criterio de valoración compuesto fue mayor en el grupo de TAVR, un hallazgo que posiblemente se relacionó con la diferencia entre grupos en la rehospitalización. Tras el primer año, las diferencias en los eventos del criterio de valoración principal, que inicialmente favorecieron a TAVR, se atenuaron con el tiempo. La durabilidad de la válvula bioprotésica a los 7 años, incluida la incidencia de reintervención valvular aórtica, también pareció ser similar en ambos grupos. Entre los criterios de valoración secundarios clave, la fibrilación auricular de nueva aparición fue menos frecuente en el grupo TAVR, mientras que la insuficiencia aórtica paravalvular, la trombosis valvular, el bloqueo de rama izquierda de nuevo inicio y la implantación de marcapasos fueron menos frecuentes en el grupo quirúrgico. Los hallazgos funcionales y de salud, así como el porcentaje de pacientes con vida y buen estado a los 7 años, fueron similares en ambos grupos.

TAVR ahora se acepta como una terapia alternativa para pacientes elegibles con estenosis aórtica severa y sintomática. 1,2 Estudios aleatorizados recientes también han sugerido que se haga un cambio en el manejo clínico de la estenosis aórtica severa y asintomática, con énfasis en los beneficios de la derivación temprana y el reemplazo rápido de la válvula aórtica. 2,25–27 Dado que los pacientes de bajo riesgo son generalmente más jóvenes, se necesita un seguimiento a largo plazo para evaluar los resultados clínicos tardíos y la durabilidad de la válvula para informar las decisiones de atención del paciente de por vida. 28 Los resultados de cinco años de estudios aleatorizados que compararon TAVR con cirugía en pacientes de bajo riesgo mostraron resultados clínicos y durabilidad de la válvula similares. 14,15 Este informe de los resultados a 7 años del estudio PARTNER 3 extiende estos hallazgos, al no mostrar diferencias entre los grupos en ninguno de los puntos finales primarios compuestos ni en sus componentes individuales. Un hallazgo consistente en los análisis de seguimiento de PARTNER 3 ha sido una atenuación de la diferencia intergrupal en los eventos del criterio de valoración principal, lo que favorece la TAVR sobre la cirugía durante el primer año, sin que se observaran diferencias intergrupales durante un seguimiento más prolongado. Se produjo un mayor número de muertes, tanto por causas cardiovasculares como no cardiovasculares, entre el primer y el séptimo año entre los pacientes asignados a TAVR que entre los asignados a cirugía. También se observó un mayor número de accidentes cerebrovasculares y rehospitalizaciones en el grupo TAVR que en el grupo quirúrgico después del primer año. Quizás los beneficios iniciales de un tratamiento TAVR menos invasivo, con una reducción de las complicaciones perioperatorias, se vieron contrarrestados por una mayor vulnerabilidad a los eventos adversos tardíos en los pacientes de bajo riesgo.

La mayoría de las válvulas aórticas bioprotésicas quirúrgicas son duraderas más allá de los 10 años, 20,21 pero varias mostraron un deterioro estructural valvular temprano y acelerado (entre 5 y 10 años), lo que resultó en tasas de reintervención valvular más altas de lo esperado. 29,30 Aunque se observó un aumento en el fallo de la válvula bioprotésica y la reintervención de la válvula aórtica entre los años 5 y 7 en el ensayo PARTNER 3, los resultados parecieron ser similares en los grupos de TAVR y cirugía, la tasa de aumento fue consistente con los hallazgos esperados para bioprótesis quirúrgicas duraderas, 20,21 y los gradientes valvulares ecocardiográficos se mantuvieron estables en ambos grupos de tratamiento durante todo el seguimiento. La regurgitación paravalvular leve, moderada o grave, que ocurrió con mayor frecuencia después de TAVR que después de la cirugía, no se asoció con un aumento de la mortalidad ni una reducción de la durabilidad de la válvula. Estos hallazgos favorables de durabilidad para TAVR con balón expandible y cirugía a los 7 años se observaron en una gran cohorte de ensayo aleatorizado con evaluaciones ecocardiográficas seriadas y resultados clínicos adjudicados.

La mayoría de los resultados de los criterios de valoración secundarios del ensayo PARTNER 3 a los 7 años fueron coherentes con evaluaciones anteriores a los 5 años. Se observó fibrilación auricular de nueva aparición en menos pacientes sometidos a TAVR que en pacientes sometidos a cirugía, mientras que se observaron anomalías de la conducción, regurgitación paravalvular y trombosis valvular en menos pacientes sometidos a cirugía. El aumento de la trombosis valvular durante los primeros años en el grupo TAVR parece haberse estabilizado en el seguimiento posterior, sin consecuencias clínicas tardías de trombosis valvulares previas. Una observación inesperada en el seguimiento tardío fue un mayor número de infartos de miocardio espontáneos entre 5 y 7 años después del procedimiento entre los pacientes sometidos a TAVR que entre los sometidos a cirugía, lo que resultó en una mayor incidencia de revascularizaciones tardías. Las posibles explicaciones incluyen una menor incidencia de revascularización completa perioperatoria con TAVR que con cirugía en pacientes con enfermedad coronaria concomitante, cambios en la dinámica del flujo coronario con válvulas SAPIEN 3 que contribuyeron a la aceleración de las estenosis coronarias, o simplemente un hallazgo aleatorio. La mayor incidencia de infartos de miocardio tardíos con TAVR se vio compensada por la mayor incidencia de infartos de miocardio tempranos con cirugía, de modo que, en general, la incidencia de eventos fue similar en ambos grupos.

Los resultados informados por los pacientes continuaron siendo favorables después de 7 años, con puntuaciones KCCQ-OS similares y mantenidas en ambos grupos. Tanto en el grupo TAVI como en el grupo quirúrgico, la mayoría de los pacientes seguían vivos con síntomas de clase I o II de la NYHA y puntuaciones KCCQ-OS superiores a 75.

Las principales limitaciones de este ensayo se han discutido previamente. 12-14 Este informe ayuda a abordar las preocupaciones de un seguimiento inadecuado a largo plazo; se planea un informe final a los 10 años. Otras limitaciones incluyen las restricciones de una población de ensayo cuidadosamente definida, que excluyó a los pacientes con factores anatómicos o clínicos que impidieron el acceso transfemoral o aumentaron el riesgo de complicaciones asociadas con TAVR o cirugía. Como se informó anteriormente, el porcentaje desproporcionado de pacientes en el grupo de cirugía que se retiraron del ensayo puede tener hallazgos potencialmente sesgados. Para ayudar a abordar los datos faltantes, se realizó un barrido del estado vital, y los datos de este barrido redujeron la diferencia aparente entre grupos en la mortalidad. Sin embargo, un barrido del estado vital no puede corregir posibles sesgos en el subregistro de eventos no fatales importantes. Los modelos predictivos para explicar mejor la acumulación de eventos en exceso durante el seguimiento tardío en el grupo TAVR están más allá del alcance de este artículo. Por último, las evaluaciones de seguimiento a largo plazo en pacientes mayores con múltiples afecciones coexistentes están sujetas a la influencia de eventos confusos y competitivos que no están relacionados con la TAVR o la cirugía.

Entre los pacientes con estenosis aórtica grave y sintomática con bajo riesgo quirúrgico que se sometieron a TAVR o cirugía, la incidencia a los 7 años de seguimiento de muerte, accidente cerebrovascular o rehospitalización relacionada con el procedimiento, la válvula o insuficiencia cardíaca (el primer punto final primario compuesto); la incidencia de muerte, accidente cerebrovascular incapacitante, accidente cerebrovascular no incapacitante y el número de días de rehospitalización (el segundo punto final primario compuesto); y la durabilidad de la válvula bioprotésica parecieron ser similares en los dos grupos.

El ascenso, la caída y el legado del paradigma estructura-conducta-desempeño

Matthew T. Panhans∗ enero de 2023

Introducción

En 1982, Joe Bain fue designado Miembro Distinguido de la AEA, con una declaración adjunta que se refería a él como «el padre indiscutible de la economía moderna de la Organización Industrial». El paradigma Estructura-Conducta-Desempeño que Bain desarrolló y desplegó había sido el marco central de la organización industrial durante dos décadas, y tuvo un impacto significativo en la política de competencia desde la década de 1950 hasta la de 1970. Y, sin embargo, en el momento de la designación de Bain como Miembro Distinguido, la organización industrial se estaba alejando de SCP y, en cambio, se basaba en una base de teoría de juegos. Este ensayo considera qué hizo que el marco SCP fuera tan influyente, qué deficiencias identificaron los economistas en el marco que causaron el cambio a la «nueva OI» a fines de la década de 1970 y qué contribuciones duraderas de Bain le valieron el reconocimiento como el «padre indiscutible de la economía moderna de la organización industrial».

1           Orígenes de SCP

El paradigma Estructura-Conducta-Desempeño surgió de Harvard en la década de 1930. La etiqueta «Organización Industrial» para un subcampo distinto de la economía también nació en este momento, y la Asociación Económica Estadounidense reconoció la organización industrial como una subdivisión de la economía en 1941 (Mosca 2016; Phillips y Stevenson 1974). Hasta este punto, los trabajos de investigación y los cursos de economía tenían en sus títulos términos como: servicios públicos, fideicomisos, corporaciones, agricultura, marketing, etc. Un tema se discutiría en profundidad, pero sin mucha integración con la teoría económica y sin un marco unificador. Esto cambió una vez que SCP ofreció un paradigma único bajo el cual se podían analizar varios problemas industriales.

durante gran parte de su carrera, recibiendo la titularidad en el Departamento de Economía en 1936. Edward H. Chamberlin, quien recibió su Ph.D. de Harvard en 1927, también estaba en Harvard, y fue la interacción entre Mason y Chamberlin lo que inspiró este nuevo enfoque analítico para el estudio de la industria. De particular importancia fue la publicación del libro de Chamberlin The Monopolistic Theory of Competition en 1933, el mismo año en que Joan Robinson publicó su libro sobre el mismo tema (Chamberlin 1933; Robinson 1933). Estos dos libros abrieron una nueva vía de investigación económica para los mercados que se parecía a algo entre los dos polos de la competencia perfecta y el monopolio puro. Mason viajó por esta nueva avenida con aún «mayores avances en el mundo real», atraído por metodologías empíricas y relevancia de políticas públicas (Grether 1970, p. 83). La combinación de teoría y empírica de Mason estimuló un programa de investigación que siguió su enfoque de analizar las empresas en sus propias estructuras de mercado reales en lugar de un mercado representativo, y su marco de la estructura del mercado que actúa sobre los resultados del mercado (Phillips y Stevenson 1974, p. 339). Los estudios de Mason en este programa de investigación se recopilaron en su obra de 1957 Economic Concentration and the Monopoly Problem (Mason 1957).

Este entorno en Harvard en la década de 1930 impulsó a un grupo de economistas a dar forma a un marco unificado, impulsado empíricamente pero integrado con la teoría, para el estudio de mercados imperfectamente competitivos. El erudito más importante inspirado por estas ideas fue Joe Staten Bain, quien las impulsó más científica y empíricamente que nadie. Después de recibir una licenciatura de UCLA en 1935, Bain fue a Harvard para estudiar economía. Recibió una maestría en 1939 y un doctorado en 1940, mientras enseñaba en el Departamento de Economía de Harvard de 1936 a 1939. Los asesores de Bain mientras estuvo en Harvard fueron Joseph Schumpeter, Edward Chamberlain, Edward Mason. Mason, en particular, tuvo una influencia significativa en Bain, quien escribió en el prefacio de su libro de texto de 1959: «se debe reconocer una obligación primaria al profesor E. S. Mason de Harvard, quien en gran parte creó y desarrolló el campo moderno de la Organización Industrial y quien me introdujo en él en la década de 1930» (Bain 1959, p. x). Después de graduarse de Harvard, Bain obtuvo un puesto de profesor en la Universidad de California en Berkeley, donde permanecería hasta que se jubiló en 1975 (Shepherd 2017).

Después de Mason y Bain hubo muchos académicos más jóvenes que trabajaron para crear el cuerpo de investigación conocido como la literatura Estructura-Conducta-Performance, y entre los más importantes para esa literatura se encontraba Leonard W. Weiss (Audretsch y Siegfried 1995; Scherer 1995). «Si bien Edward Mason introdujo algunos de los conceptos fundamentales, y Joe Bain estableció el marco original, se necesitó la minuciosa investigación de una generación más joven de académicos para implementar la agenda concebida por primera vez por Mason y Bain. Y, entre esos académicos, Leonard Weiss contribuyó con algunos de los estudios más originales e innovadores que relacionan la estructura del mercado y la conducta de la empresa con el desempeño económico posterior» (Audretsch y Siegfried 1995, p. 121). Weiss, quien asistió a la Universidad de Columbia para realizar estudios de posgrado en economía después de servir en la marina, no fue estudiante directo de Bain o Mason.1 Pero se involucró en el programa de investigación, y la mayor parte de su trabajo publicado cayó bajo el programa de investigación SCP. Después de enseñar en algunas instituciones, Weiss se mudó a la Universidad de Wisconsin en 1961 y permaneció allí hasta que se jubiló en 1990.

Estos individuos establecieron gran parte del formato intelectual para el programa de investigación de SCP y, por lo tanto, también para el campo de la organización industrial de las décadas de 1940 a 1970.

2           Elementos clave del paradigma SCP

En la investigación de CPS, los elementos técnicos determinaban la estructura de un mercado, que a su vez influía en el comportamiento de las empresas (conducta) y en los resultados del mercado en términos de precios y producción (rendimiento). El trabajo de Bain en la década de 1940 culminó en dos libros emblemáticos, Barriers to New Competition publicado en 1956 y Industrial Organization en 1959 (Bain 1956; Bain 1959). Industrial Organization es un libro de texto que expone cómo Bain abordó los problemas del análisis de la industria. Un objetivo clave en este trabajo fue explicar la forma en que se determinaban los precios en mercados imperfectamente competitivos. Bain utilizó como unidad de análisis la industria o el grupo de empresas competidoras, en lugar de una sola empresa o el agregado de empresas de toda la economía. Con este marco, estaba estableciendo el alcance de la investigación como el análisis de equilibrio parcial de un solo «mercado», donde un mercado era delineado por un conjunto de empresas competidoras. Este análisis era distinto del análisis de la toma de decisiones interna de una empresa, que dejó al campo de la ciencia de la gestión. El campo de la organización industrial hoy hace uso de la misma unidad de análisis y alcance que Bain usó para enmarcar su investigación.

Si bien Bain se basó en la teoría económica, y específicamente en  la teoría de precios a priori, para conceptos e hipótesis, el programa SCP no fue uno de desarrollo y elaboración de la teoría en sí mismo. El libro de texto Organización industrial no está formulado en términos matemáticos. En cambio, el enfoque de Bain era empírico. «El énfasis está predominantemente en el estudio empírico sobre las cuestiones planteadas por dicha teoría, o en la implementación, aplicación y prueba crítica de dicha teoría» (Bain 1959, p. viii). Un esfuerzo importante de la investigación de SCP fue determinar a partir de la teoría qué hipótesis podrían probarse, qué predicciones de la teoría podrían evaluarse con los datos disponibles y cómo se podría lograr.

Dos elementos principales de la teoría económica de precios informaron el enfoque SCP. Primero fue el análisis teórico de los mercados atomísticos, oligopolísticos y monopolísticos. Esta es la idea de que en un mercado atomístico, las empresas son todas tomadoras de precios y los precios deben acercarse a los costos marginales. Los monopolistas fijan los precios y tienden a restringir la producción y aumentar los precios. Finalmente, el mercado oligopólico fue el más difícil de analizar, requiriendo más supuestos para ser teóricamente determinados. Bain discutió muchos resultados posibles en tales mercados, incluida la colusión expresa o tácita, la colusión imperfecta o la rivalidad de precios abiertos. El segundo elemento clave de la teoría de precios para el programa SCP fue la diferenciación de productos, que van desde productos homogéneos hasta diferenciados. El reconocimiento de la diferenciación de productos abrió nuevas dimensiones teóricas de las políticas de precios y la conducta del mercado. Esta fue la etapa teórica en la que los investigadores de SCP pretendían llevar la teoría a los datos.

Los investigadores de SCP encontraron que los análisis transversales son un enfoque empírico fructífero. La búsqueda fue de generalizaciones sobre las relaciones entre estructura y conducta, por un lado, y rendimiento, por otro, y los estudios transversales fueron susceptibles de poder descubrir tales relaciones estadísticas. Esto se logra en dos pasos. La primera tarea que Bain identificó para el programa SCP fue «identificar, describir y clasificar los tipos significativamente diferentes de estructura y conducta que se encuentran en los mercados de bienes y servicios» (Bain 1959, p. 3). La segunda tarea consistía en encontrar empíricamente asociaciones o incluso relaciones causales desde la estructura y la conducta hasta el rendimiento. El interés final era la política pública y poder informar la formulación de políticas para que los mercados condujeran a los resultados más deseables.

La parte de «conducta» de estructura-conducta-desempeño es importante y recibe una cantidad significativa de atención. Esto incluye el grado en que las empresas de una industria actúan de forma independiente o interdependiente o incluso en connivencia, y si las empresas se involucran en políticas que pueden considerarse «tácticas depredadoras» o «tácticas de exclusión». Sin embargo, Bain también reconoce que la parte de conducta es difícil de observar en los datos y, por lo tanto, difícil de precisar empíricamente. Por lo tanto, en la práctica, el trabajo empírico en el marco del CPS se centró en las asociaciones entre la estructura del mercado y el desempeño del mercado, dejando «la conducta sustancialmente sin determinar» (Bain 1959, p. 295). En la medida en que se extraían conclusiones sobre la conducta, tendían a provenir de estudios de casos de industrias individuales. El texto de Bain analiza las bombillas, el aceite, los cigarrillos y el acero para trazar algunas tendencias generales, a saber, que la concentración muy alta del vendedor parece estar relacionada con acciones interdependientes sin colusión, más que la concentración moderada del vendedor. Cuando hay evidencia de colusión, tiende a ser una colusión imperfecta. Y que las barreras de entrada no parecen tener mucho efecto sistemático en la conducta.

La cuestión analítica más importante en el marco de SCP, entonces, fue cómo la estructura del mercado se relacionó con el desempeño del mercado en datos transversales de la industria. Sobre esta cuestión, Bain afirmó que la evidencia empírica mostraba una relación definitiva de que «la alta concentración de vendedores tiende a estar conectada con tasas sustancialmente más altas de exceso de ganancias que la concentración moderada o baja de vendedores» (Bain 1959, p. 412). Pero esta no era una relación lineal; En cambio, hubo un grado crítico de concentración de vendedores, con el umbral en el 70 por ciento del mercado controlado por las 8 empresas más grandes. Por encima de este umbral, las ganancias de las empresas fueron mucho más altas, con un promedio del 11,8 por ciento, en comparación con el 7,5 por ciento en las industrias con concentración por debajo de este umbral. Dentro de cada grupo, la tasa de ganancia no estaba relacionada con la concentración. Para Bain, esto sugería que había dos tipos de oligopolistas en la economía: los suficientemente concentrados como para que las políticas de precios monopolísticos suelen tener éxito, y los suficientemente desconcentrados como para que se produjera una aproximación a los precios competitivos.

Un segundo hallazgo principal en los estudios transversales fue que las industrias con barreras de entrada muy altas tenían «tasas de ganancia promedio claramente más altas que las industrias protegidas por barreras de entrada más bajas» (Bain 1959, p. 414). Bain alegó que los efectos de las barreras a la entrada eran distinguibles y separados de la influencia de la concentración de vendedores. Finalmente, Bain señaló que las industrias con tasas de ganancia promedio muy altas también eran las industrias con un grado muy alto de diferenciación de producción, como automóviles, licores, cigarrillos, máquinas de escribir y plumas estilográficas de alta calidad.

Para Leonard Weiss, las dos predicciones principales del paradigma SCP eran «(1) que la concentración facilitará la colusión, ya sea tácita o explícita, y (2) que a medida que aumenten las barreras de entrada, aumentará igualmente el margen óptimo de precio-costo de la empresa o empresas líderes» (Weiss 1979, p. 1105). Señaló que tanto Edward Chamberlain como George Stigler «predijeron que la efectividad de la colusión y, por lo tanto, el nivel de los márgenes de precio-costo aumentarán con la concentración» (p. 1106). Revisando numerosos estudios empíricos en una amplia variedad de industrias, concluyó que «En resumen, esta evidencia muestra que la concentración realmente marca una diferencia en los precios y en las ganancias» (p. 1115).

3           Implicaciones políticas de la investigación sobre el CPS

Las implicaciones políticas de estos hallazgos fueron, en primer lugar, preservar y crear estructuras de mercado no más que moderadamente concentradas. Esto se debe a que la concentración muy alta de vendedores apareció en los datos como generalmente propicia para un desempeño deficiente, sin compensar las ventajas en otras dimensiones del desempeño del mercado. En segundo lugar, la reducción de las altas barreras de entrada debería mejorar el rendimiento, aunque muchos reconocieron que la reducción de las barreras de entrada puede ser difícil de lograr a través de políticas.

Al evaluar las políticas de competencia en los Estados Unidos a través de la lente del SCP, Bain encontró que la ley era deficiente. «Si nuestro objetivo general es un desempeño competitivo viable en todo el ámbito económico, podemos decir que las leyes antimonopolio existentes son considerablemente mejores que ninguna ley de este tipo, pero que se han quedado significativamente cortas en la tarea de suprimir total o ampliamente las tendencias de desempeño monopolístico en la economía» (Bain 1959, p. 533). Las deficiencias en materia antimonopolio no se debieron a una aplicación laxa. «La mayor dificultad parece residir en el contenido de las leyes y en su interpretación judicial» (Bain 1959, p. 533).

Pero Bain no vio la necesidad de cambios radicales o radicales en las leyes antimonopolio.2 Consideraba que la ley antimonopolio era aceptable y útil, y una mejor alternativa a las regulaciones gubernamentales directas. Entonces, en lugar de cambios radicales, se centró en mejorar las políticas existentes a través de revisiones o elaboraciones de los estatutos actuales.

La literatura de SCP inspiró propuestas para la revisión de la política antimonopolio centradas en un tema clave: la principal deficiencia de la Ley Sherman es que es una ley «orientada a la conducta» (Bain 1959, p. 607). Es decir, la ofensa básica contra la ley es la conducta del mercado que excluye a los competidores. Pero esto significa que un mercado monopolístico con un desempeño indeseable solo puede ser atacado indirectamente, presentando a las empresas monopólicas como si tuvieran una conducta depredadora o excluyente. No había margen en la ley para atacar directamente a una empresa por tener una posición dominante en el mercado. Demostrar que una empresa ha llevado a cabo tal conducta es más difícil que demostrar directamente que un mercado es monopolístico en un sentido estructural. Además, los litigios centrados en la conducta eran necesariamente largos y costosos. Por lo tanto, la ley dejó una gran ambigüedad sobre qué conducta puede y no puede emprender una empresa.

Este marco sugirió a Bain tres vías para el cambio legislativo, que también se propusieron en Antitrust  Policy, A Legal and Economic Analysis  de Kaysen y Turner 1959 (un libro para el que Edward Mason escribió el prefacio). En primer lugar, sugirió que la ley podría establecer que las situaciones estructurales con tendencias monopólicas deberían ser generalmente ilegales.

«sin referencia particular a la conducta del mercado a través de la cual se ha creado, mantenido y explotado la estructura indeseable» (Bain 1959, p. 608). En segundo lugar, pensaba que el estándar de responsabilidad debería explicarse con suficiente detalle para limitar la discreción de los tribunales. Y en tercer lugar, la ley debe instruir a los tribunales que la disolución debe ser el remedio típico para el monopolio ilegal, a menos que haya efectos secundarios adversos significativos de la disolución o exista un mejor remedio alternativo.

Weiss también pidió un cambio sustancial en la ley que permitiría la disolución en industrias con concentración extrema, incluso cuando no se haya demostrado una conducta anticompetitiva. «Mi propuesta es que los procedimientos de disolución continúen requiriendo una participación de mercado de un mercado relevante lo suficientemente alta y persistente como para que la empresa pueda considerarse razonablemente dominante, tal vez una participación del 50% o más de un mercado sin rival cercano, pero que se elimine el requisito aparente de conducta anticompetitiva» (Weiss 1979, p. 1140). Weiss pensó que una empresa dominante debería poder ofrecer como defensa pruebas de que su posición dominante se debía a economías de escala o patentes válidas, y que tal política estaría bien fundamentada en la teoría y la evidencia económicas. «La adopción de tal estándar por parte de los tribunales o del Congreso parece ser una reforma muy deseable de la ley de monopolización» (p. 1140).

Joe Bain, Leonard Weiss y otros defensores pensaron que tales revisiones a la ley antimonopolio conducirían a una política antimonopolio más conveniente y efectiva, que podría atacar más directamente el problema del monopolio. Bain también consideró que los recursos actuales para la aplicación de la ley antimonopolio eran insuficientes y pensó que se justificaba aumentar el presupuesto general de la División Antimonopolio varias veces los niveles actuales. Y aprobó el uso de litigios a través de los tribunales como medio de ejecución. No consideró justificado un cambio hacia los procedimientos administrativos como en la Comisión Federal de Comercio para cuestiones antimonopolio. De hecho, Bain incluso sugirió trasladar toda la aplicación de la ley antimonopolio al Departamento de Justicia y dejar a la FTC con una jurisdicción de solo métodos desleales de competencia. Pero debido a que los tribunales generalistas a menudo estaban mal equipados para tratar los problemas muy especializados y complicados de las demandas antimonopolio, sugirió un sistema judicial separado con conocimiento y experiencia especializados para tratar solo con antimonopolio. Esto «sería más eficiente, consistente y justo que el sistema que tenemos hoy» (Bain 1959, p. 615).

4           Crecimiento y eficiencia

Aunque el paradigma SCP encontró que los niveles muy altos de concentración condujeron a un desempeño deficiente del mercado, los académicos en este programa de investigación reconocieron absolutamente los beneficios de las economías de escala.3 Joe Bain describió que los cambios estructurales que conducen a una mayor concentración deberían, como norma, ser tolerados como la realización de una mayor eficiencia en la economía. Los responsables de la formulación de políticas necesitaban asegurarse de que se lograran eficiencias reales, pero los casos en los que la concentración aumentadas sin eficiencia eran más la excepción que la regla. Y, de hecho, una de las preocupaciones más claras de Bain era que las pequeñas empresas a veces tenían suficiente poder político para obtener regulaciones solo para protegerse a sí mismas: «los tipos de interferencia buscados y obtenidos normalmente implican limitar  la competencia para preservar a los competidores» [énfasis en el original] (Bain 1959, p. 440).

De hecho, Bain dedicó una gran cantidad de espacio en su libro de texto (casi diez páginas) a describir los cambios estructurales en la venta minorista y distribución de comestibles desde la Primera Guerra Mundial. Este período vio un cambio radical en la estructura del comercio minorista de comestibles con el surgimiento de las cadenas de supermercados, que apenas existían en la década de 1920 pero se extendieron por todo el país en la década de 1950. Había preguntas sociales y políticas sobre una transformación tan rápida del sector. En la evaluación de Bain: «El peso de la evidencia respalda firmemente la afirmación de que, en comparación con los pequeños minoristas y mayoristas no integrados que ocupaban la mayor parte del mercado antes de ingresar, las grandes cadenas de tiendas eran notablemente más eficientes. A través de las ventajas de la integración y la gestión a gran escala, lograron costos operativos sustancialmente más bajos que los independientes de estilo antiguo …» (Bain 1959, p. 445). Bain reconoció que una parte de los costos más bajos de los insumos probablemente se debió a que las grandes cadenas explotaron la energía del monopsonio, pero que «la reducción sustancial en los costos operativos reflejó una ganancia real en la eficiencia» (445). Las cadenas podían vender entre un 10 y un 15 % por debajo de los precios de la competencia independiente y seguir obteniendo beneficios. Esto, a su vez, estimuló a las pequeñas empresas a aumentar la eficiencia en respuesta, por lo que «la revolución estructural en cuestión fue en la red un cambio favorable» (445).

Lo que preocupaba bastante a Bain eran las regulaciones gubernamentales que protegían a los pequeños independientes y, por lo tanto, impedían la realización de economías de escala. Esto incluía leyes de impuestos contra las cadenas de tiendas, la prohibición de las ventajas discriminatorias de precios de compra de los grandes compradores, como se especifica en la Ley Robinson-Patman de 1936, y la fijación local de precios mínimos al por menor. Bain favoreció una derogación total de la Ley Robinson-Patman de 1936. Fue bastante implacable en su crítica de esa ley, escribiendo que «el vigor y la eficacia generales de la competencia de precios probablemente se han reducido por la aplicación de la Ley Robinson-Patman» (Bain 1959, p. 619). Agregó que los efectos de estas intervenciones gubernamentales no han sido tan nocivos como se podría haber temido, solo porque no funcionaron bien para lograr sus intenciones; Los minoristas se integraron con los proveedores para evitar cargos por discriminación de precios y ofrecieron productos de marca privada para evitar el mantenimiento de los precios de reventa.

Leonard Weiss también reconoció que una eficiencia importante a considerar en las revisiones de fusiones era la posibilidad de disminuir la «capacidad subóptima» de una industria, que es la condición en la que algunas plantas son demasiado pequeñas para ser eficientes. Bain había demostrado que el tamaño de la franja subóptima no estaba relacionado con la concentración, pero la nueva evidencia en el trabajo de Weiss y

F. M. Scherer sobre las relaciones entre la concentración y el grado de capacidad subóptima llevó a Weiss a reconsiderar sus puntos de vista. «Ahora parece que una mayor concentración crea ganancias sociales en forma de una capacidad menos subóptima, por lo que la política de fusiones debe compensar esa ganancia con las pérdidas sociales causadas por una colusión más efectiva» (Weiss 1979, p. 1117)4

Dada la atención prestada a las economías de escala y la capacidad subóptima de las pequeñas empresas, tal vez sea inmerecido que hoy en día el paradigma de CPS tenga la reputación de ser sólo un programa de desconcentración que rara vez reconoce eficiencias.

5           Batallas con la Escuela de Chicago

Mientras que la Primera Escuela de Chicago de las décadas de 1930 y 1940, ejemplificada por los escritos de Henry Simons, era enfáticamente antimonopolista, la Segunda Escuela de Chicago posterior a la Segunda Guerra Mundial estaba igualmente en contra de la intervención del gobierno, incluso por razones de política antimonopolio o de competencia.5 Esto puso a los académicos de la escuela de Chicago de las décadas de 1950 y 1960 en desacuerdo con los investigadores en el paradigma SCP.

La escuela de Chicago atacó el programa SCP en dos puntos principales, uno empírico y otro teórico. En el frente empírico, los académicos de la escuela de Chicago argumentaron que el SCP tenía un problema de endogeneidad masivo, de modo que sus resultados empíricos no eran válidos. En lugar de una estructura de mercado que condujera al rendimiento, la escuela de Chicago argumentó que la causalidad iba en sentido contrario (Brozen 1971; Demsetz 1973). El desempeño del mercado de las empresas en la industria afectó la estructura del mercado. Las empresas eficientes pudieron crecer más rápido que sus rivales menos eficientes, y estas empresas eficientes también fueron más rentables porque sus costos eran más bajos.6 Las correlaciones encontradas en estudios transversales de la industria eran imposibles de interpretar como problemas competitivos y no podían formar una base sobre la cual formar políticas públicas.

El segundo ataque a SCP fue teórico. Los académicos de la escuela de Chicago argumentaron que los mercados tendían rápidamente hacia equilibrios a largo plazo que eran aproximadamente competitivos. Si este equipo tuviera empresas con cantidades significativas de poder de mercado persistente, un nuevo participante podría ingresar de manera rentable. Si bien podían existir barreras de entrada, era probable que fueran pequeñas y fugaces. Y por lo tanto, el poder de mercado también tendía a ser fugaz. La base de estos argumentos fue lo que los académicos de Chicago llamaron una nueva y rigurosa teoría de precios. Acusaron al «viejo IO» de Harvard de estar vagamente basado en la teoría, y argumentaron que un enfoque teórico riguroso conduciría de hecho a las conclusiones lógicas opuestas.

Richard Posner, reflexionando sobre la economía de la organización industrial de las décadas de 1950 y 1960, describió el campo como «no teórico, descriptivo, ‘institucional’ e incluso metafórico… El resultado fue que la organización industrial proponía regularmente proposiciones que contradecían la teoría económica» (Posner 1979, p. 928). En opinión de los defensores de la escuela de Chicago, se necesitaba una aplicación rigurosa de la teoría de los precios para remediar el campo de la IO. Conductas como depredadoras por encima de 35 o la proporción de cuatro empresas por encima de 50 y no deberíamos impugnar las fusiones horizontales a menos que afecten a empresas que ocupan el primer o segundo lugar en el mercado o que ocuparían el primer o segundo lugar después de la fusión. Según estos criterios, muchos de los casos de fusión horizontal que llegaron a la Corte Suprema en la década de 1960 se decidieron de manera demasiado estricta» (Weiss 1979, p. 1119).

5 Para un excelente ejemplo de la perspectiva de la Primera Escuela de Chicago, véase Simons 1934. Para obtener más información sobre los puntos de vista cambiantes de la escuela de Chicago sobre cuestiones de antimonopolio y monopolio, consulte Horn 2011, Martin 2007 y Medema 2011.

6Scherer 1995 relata cómo «en una contienda de pesos pesados, Weiss y Demsetz fueron reunidos por la Facultad de Derecho de Columbia para debatir este ‘nuevo aprendizaje'» (p. 131), y aunque Weiss admitió varios de los puntos de Demsetz, Weiss luego propuso pruebas para la hipótesis contendiente y, al final, se apoyó una «variante modificada del paradigma estructura-conducta-rendimiento» (p. 133).

Se demostró que la fijación de precios y la vinculación que habían preocupado a los estudiosos de la competencia eran, con la aplicación de la teoría de los precios, irracional de emprender. De hecho, al seguir la teoría de los precios hasta sus conclusiones, Aaron Director y los defensores de la Segunda Escuela de Chicago encontraron que «surge una conclusión de gran importancia para la política antimonopolio: las empresas no pueden, en general, obtener o aumentar el poder de monopolio mediante la acción unilateral, a menos, por supuesto, que estén irracionalmente dispuestas a intercambiar ganancias por posición» (Posner 1979, p. 928).

Para Posner, otra confusión que fue resuelta por la teoría de precios fue el concepto de barreras de entrada. Supongamos que cuesta $ 10 millones construir una planta eficiente para servir a un mercado. Posner argumentó que la perspectiva tradicional veía esta cantidad total como el obstáculo que un nuevo participante tendría que superar para competir al mismo nivel que las empresas establecidas. «¿Pero hay realmente un obstáculo?», pregunta (p. 929). Si la planta tiene una vida útil esperada de diez años, entonces el costo es de solo $ 1 millón por año. «Las empresas existentes asumen el mismo costo anual, asumiendo que planean reemplazar sus plantas. El nuevo participante, por lo tanto, no está en desventaja a ningún costo después de todo» (Posner 1979, p. 929).

Incluso los cárteles y la colusión se consideraban bastante benignos a través de la lente de la teoría de precios de la escuela Second Chicago. Los cárteles eran inestables, ya que las empresas miembro tenían incentivos para hacer trampa para obtener mayores ganancias; Además, debido a que las verdaderas barreras a la entrada eran insignificantes, los cárteles no podían sobrevivir durante largos períodos de tiempo. Si bien la colusión era una posibilidad, la teoría de los precios predijo que rara vez ocurriría, y cuando ocurrió, las consecuencias para el bienestar fueron pequeñas y probablemente menores que los costos de la aplicación. «En 1969, entonces, se había cristalizado una posición ortodoxa de Chicago (bien representada en los escritos de Robert Bork): solo la fijación explícita de precios y las fusiones horizontales muy grandes (fusiones con monopolio) eran dignas de seria preocupación» (Posner 1979, p. 933).

El argumento principal del ensayo de Posner de 1979 es que ya no tiene sentido hablar de una escuela de Chicago y una escuela de Harvard, ya que las ideas de ambos lados de ese debate anterior se han integrado en un único marco de consenso con una rigurosa teoría de precios como base. En un comentario sobre el ensayo de Posner, Richard R. Nelson discrepa con la caracterización de Posner, calificándola de «buena polémica a la antigua usanza disfrazada de la encuesta de un hombre razonable sobre la posición de consenso actual» (Nelson 1979, p. 949). Nelson argumenta que la historia de Posner ignora convenientemente los desarrollos recientes en la teoría económica, sobre modelos de señalización, costos de búsqueda del consumidor, información imperfecta y asimétrica, en resumen, la integración de la teoría de juegos en la economía:

Pero la teoría de los precios a la que se refiere Posner es la anticuada teoría de los precios de los libros de texto de hace veinte años. Lo que Posner no ve es que durante la última década más o menos una nueva teoría de precios está reemplazando a la antigua. Sugiero que la nueva teoría de precios probablemente proporciona un mejor apoyo para la vieja organización industrial que para lo que Posner llama la nueva. De hecho, las revistas están llenas de una literatura de organización industrial «nueva nueva» basada en la nueva teoría de los precios, viendo el problema de una manera que es más consistente con el viejo Harvard que con el nuevo Chicago. (Nelson 1979, pág. 949)Lo que Nelson señaló fue que en la década de 1970, la teoría de juegos comenzó a cambiar la organización industrial de manera fundamental que la llevó en una dirección muy diferente a la investigación programas del paradigma SCP o de la escuela de Chicago.

6           ‘Nueva OI’ y el legado de SCP

La teoría de juegos transformó la organización industrial de una manera tan fundamental en la década de 1970 que el campo sintió la necesidad de cambiar su nombre como la «nueva Organización Industrial». Como señaló Richard Nelson en 1979 y otros desde entonces, la introducción de información incompleta e imperfecta a través de modelos de teoría de juegos abrió la posibilidad de muchos tipos de conducta anticompetitiva que habían sido una preocupación para los estudiosos de SCP pero que la teoría de precios de Chicago había considerado imposible.7 Los marcos teóricos a los que los investigadores de SCP trataron de llevar a los datos asumieron implícitamente información perfecta y completa. La conducta anticompetitiva se discutió principalmente en estudios de la industria y no a través de modelos económicos axiomáticos. Una vez que Harasanyi y otros mostraron cómo la teoría de juegos permitía el modelado formal de la información en los mercados, y que los supuestos sobre la información eran críticos para los resultados de un modelo, no hubo vuelta atrás (Giocoli 2009).

Cuando el paradigma SCP se menciona hoy, a menudo se describe como muerto, desacreditado y difunto.8 Algunas críticas son válidas, incluso dado que las herramientas empíricas y teóricas disponibles para los economistas de IO a mediados de siglo estaban menos desarrolladas (Schmalensee 1989 proporciona una buena evaluación). Pero en contexto, el paradigma SCP abrió camino en la comprensión de las estructuras de mercado y las consideraciones económicas de la política de competencia.9

Una crítica válida al paradigma SCP es cómo consideraron las consecuencias de la diferenciación de productos para el análisis de mercado. Bain ciertamente no ignoró la diferenciación de productos; es una de las cuatro características clave del mercado descritas en su libro de texto, y el capítulo 7 del libro de texto dedica mucho tiempo a discutir los grados de diferenciación de productos en varias industrias de la economía estadounidense. En términos de la relación empírica con las ganancias: «las industrias en nuestra muestra de 20 con las tasas promedio de exceso de ganancias más altas durante los dos períodos de 5 años… también son todas las industrias con grados muy altos de diferenciación de producción (las que producen automóviles, licores, cigarrillos, máquinas de escribir y plumas estilográficas de calidad»7Por ejemplo: «Al igual que Pandora, que soltó los males del mundo y descubrió que no podían volver a cerrarse, la Segunda Escuela de Chicago invocó la teoría formal en su contienda con el enfoque SCP, y descubrió que no podía volver a cerrarlo. Ante el hecho de que los modelos de la teoría de juegos reproducen, a menudo, las conclusiones del paradigma S-C-P, la reacción de la Segunda Escuela de Chicago fue rechazar el uso de modelos de la teoría de juegos» (Martin 2007, p. 43); «Es crucial para nuestra historia darse cuenta de que, exactamente cuando el enfoque de Chicago hizo su gran avance, al convencer a cada vez más tribunales estadounidenses de la validez de los argumentos económicos que respaldan las explicaciones procompetitivas de varias conductas comerciales, supuestamente anticompetitivas. exactamente entonces, una serie de nuevos resultados en economía industrial parecían demostrar lo contrario, a saber, que bien podría haber una lógica anticompetitiva detrás de estas mismas conductas». (Giocoli 2009, p. 43).8«Dentro del campo de la organización industrial, el enfoque estructura-conducta-desempeño ha sido desacreditado durante mucho tiempo» (Berry, Gaynor y Morton 2019, p. 46); «La crítica del paradigma S-C-P ha sido efectiva. La política antimonopolio ha abandonado en gran medida las presunciones centrales del paradigma» (Orbach y Rebling 2012, p. 638)9Schamalensee 1989 adopta tal posición: «Los estudios de sección transversal tampoco logran ser persuasivos cuando ignoran problemas graves de medición… Estos problemas merecen ser tomados en serio pero, si se manejan con sensatez, no son tan graves como para hacer que el trabajo de sección transversal no tenga valor» (p. 952).

(Bain 1959, p. 415, énfasis en el original). Bain interpretó esta relación como una sugerencia de que la diferenciación de productos era perjudicial para los resultados del mercado, ya que se asociaba con altas tasas de ganancia, tal vez a través de mayores barreras de entrada o colusión tácita facilitada. Bain se negó a pensar en la diferenciación de productos como la mayoría lo hace hoy en día, que aumentar la variedad y satisfacer mejor las variadas preferencias de los consumidores son cosas que los consumidores valoran, y esas empresas obtienen mayores ganancias como consecuencia de servir mejor al mercado. Bain tampoco extrajo las implicaciones para considerar que el alto grado de diferenciación de productos podría implicar que diferentes delineaciones de mercado, con diferentes medidas de concentración, podrían ser la unidad de análisis más relevante que las que utilizó en las pruebas estadísticas.

Sin embargo, en su mayor parte, comprender el contexto del programa de investigación de SCP muestra que algunas críticas se basan en una caracterización demasiado simplista, y que las contribuciones de los investigadores de SCP han tenido un impacto duradero en empujar el campo de la organización industrial a donde está hoy. A mediados de siglo, se entendía que las industrias perfectamente competitivas de las empresas que tomaban precios lograrían ganancias cero, que los monopolios podían dictar el precio y obtener grandes ganancias, y que la estructura oligopólica era más complicada de modelar y probablemente en algún lugar entre esos dos polos. Pero no había evidencia empírica sobre esa relación teórica, y los investigadores de SCP fueron los primeros en responder algunas preguntas empíricas muy básicas: ¿cómo deberían los investigadores medir realmente la concentración de la industria? ¿cómo se debería medir realmente el desempeño del mercado? ¿cómo están cambiando estas medidas con el tiempo? y ¿existe alguna relación estadísticamente detectable entre los dos?10 Una vez que se realizaron y publicaron estos estudios empíricos, los economistas se vieron obligados a ampliar tanto la teoría como las técnicas econométricas para interpretar mejor los resultados.

Una de las razones por las que el paradigma SCP recibe críticas hoy en día parece deberse a la comprensión de que los investigadores de SCP adoptaron una postura firme sobre la causalidad desde la estructura hasta el rendimiento. Y ciertamente hay verdad en eso, ya que los investigadores de SCP pensaron que la estructura afectó el desempeño del mercado hasta cierto punto. Y además, esa fue una de las predicciones clave de las teorías de la competencia perfecta, el monopolio y el oligopolio de la época, donde los precios eran el resultado de equilibrio de un entorno de mercado determinado. Pero los investigadores de SCP reconocieron que la estructura del mercado también podía ser endógena, y que la estructura se veía afectada por las condiciones subyacentes de oferta y demanda, así como por la conducta firme. Bain describió que la estructura, la conducta y el desempeño del mercado son un «complejo de fenómenos interrelacionados» (p. 20). Y el propio Bain hizo contribuciones significativas al concepto de precios límite, que es un caso en el que la conducta afecta la estructura del mercado (Martin 2007, pp. 31-32).11 Una vez que uno considera el contexto en el que se llevó a cabo la investigación sobre el consumo y la producción de alimentos, y aprecia que su objetivo era descubrir patrones empíricos en la economía como un primer paso para conectar la teoría con la evidencia empírica, entonces la contribución del paradigma del desarrollo de la ciencia y la producción de sustancias y programas al desarrollo de la ciencia y la producción de los derechos humanos.10Después de criticar el paradigma SCP, Berry, Gaynor y Morton 2019 sugieren un enfoque de investigación que podría decirse que es lo que hizo el programa SCP: «Como punto de partida, podríamos tratar de establecer una línea de base descriptiva para el análisis, sin saltar a declaraciones causales. ¿Está aumentando la concentración en general en muchas empresas e industrias o en un número relativamente pequeño? ¿Están aumentando los márgenes contables? ¿Están subiendo los precios? ¿Cuáles son las correlaciones descriptivas entre estas variables? Las respuestas a estas preguntas a menudo pueden apuntar a áreas fructíferas para un estudio detallado, así como descartar preocupaciones que no están respaldadas por los hechos» (p. 48).11Martin 2007 describe el argumento de que el paradigma SCP tomó la estructura del mercado como exógena «una posición difícil de defender» (p.31).

La organización industrial se hace más evidente. El paradigma SCP ciertamente tuvo una influencia significativa durante su apogeo. En un escrito de 1970, Ewald Grether escribió que el enfoque SCP era entonces la base de gran parte del análisis y los juicios sobre antimonopolio en la FTC y el DOJ, influyó en las directrices de fusión emitidas en 1968, y «de mayor importancia, los tribunales, y especialmente la Corte Suprema de los Estados Unidos, se basan en gran medida en algunas de las hipótesis,  resultados de investigación y generalizaciones de la literatura» (Grether 1970, p. 86). Leonard Weiss utilizó el marco SCP en su testimonio experto en nombre del Departamento de Justicia en su caso antimonopolio contra IBM, que comenzó en enero de 1969. En ese caso, el Departamento de Justicia alegó que IBM trató de monopolizar el mercado de sistemas informáticos de «propósito general». Weiss utilizó el marco SCP para demostrar que IBM era una empresa dominante, que estaba protegida por altas barreras de entrada y que había obtenido ganancias excepcionalmente altas (Weiss 1979, p.1124-1139).

Y también hay algunos legados duraderos de cómo el CPS dio forma al campo de la organización industrial. Las discusiones sobre las características y clasificaciones del mercado realizadas en Bain 1959 se mantienen muy bien hoy en día, como la identificación de cuatro características clave del mercado (concentración del vendedor, concentración del comprador, el grado de diferenciación del producto y las condiciones de entrada) y las discusiones detalladas de cada uno de estos elementos. El paradigma del CPS también tuvo una influencia duradera en las directrices sobre fusiones y las decisiones judiciales, al adoptar la posición de que la evidencia económica y la lógica pueden ser un insumo para determinar qué niveles de concentración son probables y poco probables que sean problemáticos. Otra esfera clave en la que el CPS tuvo una influencia duradera es en la definición del alcance de la investigación por el campo de la organización industrial en diversas dimensiones. Joe Bain dijo explícitamente que su enfoque se limitaría a resultados materiales estrechos, y que no iba a considerar el argumento de que «las grandes empresas concentradas socavan los cimientos de una democracia jeffersoniana». Reconoció que era una pregunta importante, pero la consideró fuera del alcance de su programa de investigación (Bain 1959, p. 21). Al tomar la unidad de análisis como la industria (es decir, un grupo competidor de empresas), Bain también estaba delineando su alcance de investigación tanto de la ciencia de la gestión, a la que dejó preguntas sobre la toma de decisiones internas de empresas individuales, como de la macroeconomía, a la que dejó preguntas sobre la economía en conjunto. Esta delineación ha sido en gran medida el foco de la mayoría de las investigaciones sobre organizaciones industriales desde entonces. Finalmente, hay algunas áreas en las que el programa SCP puede ser útil para apuntar el campo de IO hacia adelante. Un ejemplo podría ser el énfasis del SCP en el estudio de la colusión. Los investigadores de SCP reconocieron la dificultad de medir los efectos de la conducta y la colusión en particular, especialmente cuando la colusión podría ser tácita. Pero pensaron que era un elemento clave en el riesgo de concentración. Si la concentración facilitara que un mercado oligopolístico lograra un régimen de precios monopolístico, entonces este podría ser un mecanismo importante por el cual los mercados podrían producir resultados adversos. La nueva investigación de IO desde 1970 ha llevado a un enorme desarrollo en las herramientas para estudiar la conducta unilateral, pero con relativamente menos énfasis en el desarrollo de herramientas para medir y evaluar los efectos coordinados. La evidencia reciente sobre la coordinación sugiere que la colusión puede ser un problema importante en la economía (Miller, Sheu y Weinberg 2021; Kawai y Nakabayashi 2022; Kawai, Nakabayashi y otros. 2022).

Esta es un área que fue fundamental para el paradigma SCP, y que ahora quizás esté lista para un reexamen.

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