Logrando la Cobertura Sanitaria Universal: Estrategias Clave

La cobertura sanitaria universal (CSU) se basa en una idea sencilla: todas las personas, en todas partes, deberían poder acceder a los servicios de salud que necesitan sin temor a la ruina financiera. 

A lo largo de la historia , las sociedades han reconocido que la salud es una responsabilidad colectiva, desde las bajas por enfermedad remuneradas en el antiguo Egipto hasta el modelo de seguro social de Bismarck en la Alemania del siglo XIX y el claro llamado de la Declaración de Alma-Ata de 1978. En 2015, este principio se incorporó a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) , y los gobiernos se comprometieron a ampliar la cobertura de los servicios y proteger a los hogares de gastos catastróficos en salud para 2030. Hoy, la CSU se erige como la visión organizadora de los sistemas nacionales de salud: un compromiso global con la equidad, la protección y la universalidad.Sin embargo, convertir esta promesa en realidad ha resultado complejo. El progreso se mide mediante dos indicadores: cobertura de servicios (ODS 3.8.1) y dificultades económicas (ODS 3.8.2).

El Informe de Seguimiento Mundial 2025 muestra que 4.600 millones de personas carecían de servicios de salud esenciales en 2023 y 2.100 millones enfrentaban dificultades económicas en 2022.

Las métricas son invaluables para la rendición de cuentas, pero a menudo no reflejan la realidad completa. Detrás de cada estadística hay una persona que retrasa el tratamiento, un padre que elige entre medicamentos y el alquiler, o un hijo que no recibe sus vacunas.

A solo 5 años de 2030, la brecha entre la aspiración y la realidad se está ampliando. Aquí radica la posible paradoja en el corazón de la CSU: que exige muy poco, pero exige demasiado. Cuando la CSU se interpreta de forma restrictiva, corre el riesgo de volverse excesivamente tecnocrática. Existen muchos caminos hacia la CSU. El progreso varía según el país y está determinado por la historia, la política y el contexto local; no existe un plan universal para el éxito. Además, las métricas de la CSU capturan solo una parte de lo que importa, priorizando la cobertura de servicios y la protección financiera, mientras que omiten muchas dimensiones más amplias de la salud que pueden permanecer sin medir ni visualizar. Los resultados de salud están determinados por fuerzas que van mucho más allá de las clínicas: el diseño urbano, los sistemas alimentarios, la producción de energía y las políticas ambientales desempeñan un papel decisivo. La Comisión The Lancet sobre la salud de la población después de la COVID-19 identifica tres amenazas convergentes (enfermedades no transmisibles, enfermedades infecciosas y degradación ambiental) que son impulsadas en gran medida por determinantes externos al sector salud. Estas amenazas afectan con mayor fuerza a quienes tienen menos poder y menos recursos. Si no se abordan los factores impulsores previos, la CSU corre el riesgo de producir cobertura sin mejoras: acceso sin salud.

La cobertura sanitaria universal (CSU) es una aspiración moral esencial, pero perseguir su visión completa de una sola vez puede parecer poco práctico. La asistencia externa para la salud se está agotando, y muchos países de ingresos bajos y medios se enfrentan a presupuestos internos estancados o en contracción, lo que les obliga a tomar decisiones difíciles sobre qué financiar y a qué renunciar. Los paquetes de prestaciones que lo prometen todo corren el riesgo de ofrecer pocos resultados, sobrecargando al personal, los presupuestos y las cadenas de suministro. Las realidades políticas, como los ciclos electorales, las prioridades contrapuestas y la gobernanza deficiente, limitan aún más su implementación. Sin una priorización más clara, existe el peligro de que la CSU exija más de lo que se puede proporcionar.¿Cómo, entonces, se pueden lograr avances significativos a pesar de los recursos limitados? La Comisión de Salud Global 2050 muestra el potencial de un enfoque estratégico. Concentrarse en tan solo 15 afecciones prioritarias (ocho afecciones infecciosas y de salud materna, siete enfermedades no transmisibles y lesiones) podría reducir a la mitad el número de muertes prematuras para 2050. Un enfoque modular de los servicios permite a los gobiernos desarrollar capacidades básicas y ampliar la cobertura con el tiempo. La financiación pública de medicamentos esenciales, vacunas, diagnósticos y otros productos básicos clave puede orientar la ejecución de intervenciones de alta prioridad, respaldadas por políticas intersectoriales como el control del tabaco (la palanca más poderosa para reducir las muertes prevenibles) y una mayor preparación ante pandemias. La asistencia para el desarrollo debe reforzar la capacidad nacional para los países más pobres y los bienes públicos mundiales. En conjunto, estas recomendaciones demuestran que es posible lograr avances sustanciales y equitativos en materia de salud mucho antes de que se logre la cobertura sanitaria universal completa.

La CSU sigue siendo un compromiso ético importante: a nadie se le debe negar atención médica ni verse sumido en la pobreza por su costo. El 6 de diciembre, líderes mundiales se reunieron en el Foro de Alto Nivel sobre la CSU en Tokio para reafirmar su compromiso con la CSU y acelerar el progreso.

La reunión también incluyó el lanzamiento de un Centro de Conocimiento sobre la CSU para ayudar a desarrollar la capacidad nacional en materia de CSU y fortalecer la colaboración entre los ministerios de salud y finanzas. Estas son iniciativas admirables. Sin embargo, la CSU por sí sola no puede garantizar sistemas de salud resilientes ni una salud poblacional sostenida.

La tarea no consiste en ampliar la CSU indefinidamente, sino en fundamentarla en las prioridades que fortalecen los sistemas y mejoran la salud poblacional.

Nuevos recursos para mantenernos actualizados.

Es nuestra gran preocupación mantenernos actualizados con material de calidad, para aplicarlo en nuestros ámbitos de aplicación. Cada vez es más grande el pajal para encontrar una evidencia de calidad.

Dr. Raja-Elie E. Abdulnour y Dr. Eric J. Rubin .

Publicado el 8 de diciembre de 2025

DOI: 10.1056/NEJMe2515061

Como médicos en ejercicio, conocemos la silenciosa presión de mantenernos al día con el conocimiento médico, nuestro recurso fundamental al atender a nuestros pacientes. Entre citas, o mientras esperamos la aprobación de una PET-CT, revisamos índices de revistas, mensajes electrónicos sobre nuevos diagnósticos y tratamientos, y canales en línea que nos atraen hacia los últimos avances, generalmente patrocinados por alguien con intereses comerciales. Con el tiempo como nuestro bien más preciado, encontrar la aguja verdaderamente útil del conocimiento médico en un pajar de información irrelevante es cada vez más difícil.

El problema no es nuevo, pero ha aumentado. Desde 1987, NEJM Journal Watch nos ha mantenido al tanto de los avances médicos mediante breves resúmenes y comentarios de expertos. En ese primer año, MEDLINE indexó aproximadamente 300.000 artículos de investigación; la cifra anual supera con creces el millón. Y no es solo el tamaño del pajar lo que importa. Cada vez más, el conocimiento médico llega a los profesionales clínicos a través de canales aparentemente infinitos y redes sociales inagotables, diseñados para captar nuestra atención en lugar de aumentar nuestro conocimiento o perspicacia clínica.

Con este editorial, anunciamos el lanzamiento de NEJM Clinician , un nuevo recurso digital que ofrece información clínica oportuna y orientación práctica para mantenerlo al día, preservando el espíritu de selección y comentarios confiables de NEJM Journal Watch, a la vez que amplía su alcance y profundidad. Cada semana, los médicos editores expertos de NEJM Clinician revisan más de 150 revistas de primer nivel y seleccionan los estudios, las guías y los avances más relevantes en la práctica clínica.

Resumen e interpretan estos hallazgos en un lenguaje claro, escrito y, en ocasiones, hablado, adaptado a la práctica diaria, planteando y respondiendo la pregunta: ¿Qué significa este artículo para mis pacientes y para mí?

NEJM Clinician también conecta la evidencia con el aprendizaje a través de «Desarrolla tu Conocimiento», un nuevo espacio que integra contenido educativo del New England Journal of Medicine y su familia de revistas. Con la mirada puesta en la educación médica general, nuestros editores te ofrecen artículos de revisión que fortalecen tu comprensión, casos clínicos que estimulan tu razonamiento e imágenes clínicas que nunca olvidarás, para bien o para mal.

La experiencia clínica del NEJM está diseñada para la forma de trabajar de los profesionales clínicos: enfocada, eficiente e intencional. Cada edición semanal comienza con resúmenes claros y fáciles de leer que revelan lo más importante en menos de un minuto. Cada artículo se explica por sí solo, ofreciendo una visión completa en una sola lectura. A partir de ahí, un solo clic lleva a capas más profundas que abarcan diversas especialidades, donde aparecen nuevas perlas casi a diario. Nuestro objetivo no es ofrecerle más información para explorar o clasificar, sino brindarle claridad que pueda aplicar de inmediato.

Consideramos a NEJM Clinician como parte de la misma misión que ha guiado al New England Journal of Medicine desde su fundación: ayudar a los profesionales de la salud a mejorar sus conocimientos y su práctica para servir mejor a sus pacientes. Las herramientas y tecnologías de la medicina seguirán cambiando, pero lo que aportamos —curación e interpretación humanas de confianza— permanece constante. Cribamos el pajar y descubrimos para usted las agujas del conocimiento verdaderamente útiles.

Traduciendo las nuevas definiciones de obesidad a la práctica clínica

El 14 de enero de 2025, The Lancet Diabetes & Endocrinology publicó su Comisión 
sobre la definición y los criterios diagnósticos de la obesidad clínica . Reconociendo los obstáculos y las lagunas de conocimiento en este campo, esta Comisión revoluciona nuestra perspectiva sobre la obesidad. Al proporcionar una nueva definición y un nuevo marco diagnóstico, la Comisión identifica cuándo la obesidad es un factor de riesgo (obesidad preclínica) y cuándo representa una enfermedad independiente (obesidad clínica).

La Comisión, dirigida por el profesor Francesco Rubino (Kings College London, Londres, Reino Unido), nació del reconocimiento de que, a pesar de que la obesidad afecta a casi 
una octava parte de la población mundial , no se ha alcanzado un consenso global sobre la clasificación y definición de la obesidad. Las personas que viven con obesidad tienen diferentes perfiles de salud y necesidades, pero a menudo se habla de ellas como una sola entidad, se definen por un único parámetro (IMC) o no se habla de ellas en absoluto. Las conversaciones iniciales entre los editores de esta revista y Francesco Rubino hace 5 años condujeron a la formación de la Comisión, un esfuerzo verdaderamente colaborativo que incluyó a 56 expertos líderes de países de ingresos altos, medios y bajos, que representan una amplia gama de conocimientos

Dr. Sohail Zahid1Dr. Zhiqi Yao, ScM1; Dr. Roger S. Blumenthal1

Históricamente, la obesidad se ha centrado en el índice de masa corporal (IMC, calculado como el peso en kilogramos dividido por la altura en metros al cuadrado).¹ Sin embargo, las medidas de obesidad basadas en el IMC tienen limitaciones significativas a nivel individual porque no pueden discriminar entre músculo y grasa, evaluar la composición corporal ni determinar cuándo el exceso de adiposidad contribuye a los problemas de salud

Para abordar estas preocupaciones, la Comisión de Diabetes y Endocrinología de The Lancet emitió una nueva definición de obesidad, evaluada mediante la medición directa de la grasa, al menos dos medidas independientes del tamaño corporal o un IMC mayor o igual a 40.² La Comisión clasificó la obesidad en dos grupos: obesidad preclínica y obesidad clínica, según si las personas presentan disfunción orgánica o una capacidad reducida para realizar las actividades diarias debido al exceso de grasa corporal.² Esta nueva definición ha generado controversia y debate sobre la mejor manera de diagnosticar la obesidad, así como de clasificar y tratar a las personas en riesgo. Por ejemplo, la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad teme que estas definiciones propuestas puedan retrasar el diagnóstico y el tratamiento, complicar la toma de decisiones clínicas y potencialmente empeorar los resultados de salud a largo plazo.

Independientemente de otras sociedades, la Asociación Estadounidense de Endocrinología Clínica (AACE) publicó en septiembre de 2025 una declaración de consenso actualizada sobre la obesidad, reformulada como una enfermedad crónica basada en la adiposidad debido a cambios neurohormonales por la acumulación excesiva de grasa. 3 Esta declaración de consenso está motivada por los recientes avances en la medicación para la obesidad, los intentos de armonizar las definiciones de obesidad recientemente propuestas y proporciona orientación para la implementación clínica práctica.

Resumimos cinco preguntas clave sobre el manejo de la obesidad que ahora se abordan en la declaración de consenso de la AACE y destacamos los desafíos restantes para la práctica clínica.

¿Cómo detectar y confirmar el exceso de grasa corporal?

Se ha debatido cuál es el mejor método para determinar el exceso de grasa corporal. La declaración de consenso de la AACE recomienda primero realizar una prueba de detección de enfermedades crónicas relacionadas con la adiposidad mediante el IMC y luego confirmar el exceso de adiposidad con un examen físico que mida la circunferencia de la cintura en la parte superior de la cresta ilíaca y calcule la relación cintura-estatura, considerando la sarcopenia, la masa muscular y la hidratación. 3 En el caso de las personas con un IMC inferior a 35, la incorporación de las medidas de la cintura proporciona una medida indirecta de la grasa visceral, puede identificar a las personas con obesidad con un peso inferior y predice mejor el riesgo general de enfermedad cardiometabólica. Los umbrales de circunferencia de la cintura e IMC para el exceso de adiposidad difieren entre las distintas regiones y etnias, por lo que la declaración de consenso de la AACE proporciona una rúbrica de umbrales aceptados internacionalmente para mejorar el reconocimiento general de la obesidad. Si persiste la incertidumbre sobre el exceso de adiposidad, se sugieren otras medidas de la composición corporal, según el coste y la disponibilidad, como la impedancia bioeléctrica o la absorciometría de rayos X de energía dual.

¿Cómo evaluar las complicaciones y enfermedades relacionadas con la obesidad?

La declaración de consenso de la AACE agrupa las complicaciones y enfermedades relacionadas con la obesidad (ORCD), argumentando que la distinción entre estas categorías no es relevante para la atención clínica práctica, ya que todas se benefician de la terapia para la pérdida de peso. Las complicaciones relacionadas con la obesidad son afecciones causadas principalmente por el exceso de grasa, como la apnea obstructiva del sueño y el linfedema, mientras que las enfermedades relacionadas con la obesidad son aquellas que se correlacionan con la obesidad, como la diabetes tipo 2 y la fibrilación auricular. Sin embargo, debido a que la obesidad tiene muchas contribuciones de factores genéticos, ambientales, fisiológicos y psicológicos, a menudo es difícil discriminar qué afecciones son causadas por el exceso de grasa corporal de aquellas correlacionadas con la obesidad. En lugar de centrarse en complicaciones específicas de la obesidad, como recomienda la Comisión, la declaración de consenso de la AACE recomienda realizar una historia clínica y un examen físico completos, pruebas de laboratorio y estudios de diagnóstico para identificar y estadificar la gravedad de todas las posibles ORCD.

¿Cómo estadificar las complicaciones relacionadas con la obesidad?

La Comisión proporcionó una clasificación binaria para distinguir la obesidad preclínica de la clínica según la presencia de disfunción orgánica o limitaciones en el estilo de vida, pero no abordó la gravedad de la obesidad. Se ha demostrado que los sistemas de estadificación de la obesidad asocian mejor la gravedad de la obesidad con la mortalidad y la morbilidad generales. 4 La declaración de consenso de la AACE añade un sistema de estadificación simple basado en la percepción del paciente y el juicio clínico para estratificar el riesgo de las personas en todo el espectro de enfermedades crónicas relacionadas con la adiposidad: estadio 1, sin ninguna enfermedad metabólica; estadio 2, con ORCD leve a moderada; y estadio 3, con al menos un ORCD grave.

La ORCD leve incluye resultados elevados en las pruebas de laboratorio (p. ej., hiperlipidemia), pero la enfermedad es asintomática; la ORCD moderada incluye síntomas que afectan la vida diaria, y la ORCD grave incluye afecciones que afectan significativamente la calidad de vida. La hipertensión y la diabetes bien controlada son ejemplos de la enfermedad en estadio 2, mientras que la cirrosis y la insuficiencia cardíaca son ejemplos de la enfermedad en estadio 3.

¿Cuáles deberían ser los objetivos de pérdida de peso?

Las guías anteriores recomendaban la pérdida de peso para reducir los signos y síntomas relacionados con la obesidad, lo cual resulta menos práctico para la práctica clínica habitual cuando los pacientes preguntan cuánta pérdida de peso necesitan para mejorar su salud general. 2 La declaración de consenso de la AACE proporciona directrices explícitas con objetivos de pérdida de peso para cada ORCD. 3 Por ejemplo, se recomienda una pérdida de peso de al menos el 10 % para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores y apnea obstructiva del sueño, mientras que se recomienda entre el 5 % y el 10 % para la reducción de la osteoartritis, la incontinencia de esfuerzo o el reflujo gastroesofágico. Si la pérdida de peso es insuficiente con una terapia específica, se recomienda intensificar los cambios en el estilo de vida, el tratamiento médico o la cirugía metabólica.¿Qué medicamentos se recomiendan?

Además de las directrices sobre nutrición, ejercicio, sueño y terapia conductual, la declaración de consenso de la AACE proporciona directrices sobre los medicamentos para la obesidad según la ORCD cardiometabólica o biomecánica concomitante e introduce una jerarquía única de farmacoterapia preferida. 3 Por ejemplo, se debe considerar el tratamiento con tirzepatida o semaglutida para personas con diabetes tipo 2, enfermedad renal crónica y enfermedad cardiovascular arteriosclerótica. 5 También se recomienda la farmacoterapia para las diferentes etapas de la enfermedad crónica basada en la adiposidad. Las personas con enfermedad en etapa 1 o 2 sin indicaciones para agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 pueden ser consideradas para medicamentos de primera generación, como orlistat, fentermina u otros agentes liberadores de noradrenalina, o naltrexona-bupropión de liberación prolongada. 5 A las personas con enfermedad en etapa 3 se les recomienda encarecidamente medicamentos para la obesidad de segunda generación, como semaglutida y tirzepatida. 3 , 5

Desafíos actuales y camino a seguir

La declaración de consenso de la AACE amplía los marcos previos sobre la obesidad para ofrecer una guía práctica para las enfermedades crónicas asociadas a la adiposidad. Este documento ofrece recomendaciones pragmáticas sobre cómo diagnosticar la obesidad, identificar sus complicaciones, estratificar el riesgo de las personas, priorizar los planes de tratamiento y determinar los objetivos de pérdida de peso en todo el espectro de la obesidad. Sin embargo, existen importantes obstáculos para ir más allá del IMC en la práctica clínica.

Aunque el IMC caracteriza la adiposidad de forma incompleta, esta métrica es económica, está ampliamente adoptada y se ha incorporado a los flujos de trabajo clínicos. 6 Para establecer un nuevo marco para la obesidad, es necesario un amplio consenso entre las organizaciones médicas y otras partes interesadas, como los organismos reguladores gubernamentales, las agencias de seguros y las compañías farmacéuticas. 7 Una adopción exitosa en la práctica clínica también requerirá la aceptación del personal clínico para realizar mediciones basadas en la cintura, de las facultades de medicina para modificar los planes de estudio y de los historiales clínicos electrónicos para incorporar nuevas definiciones de obesidad. 7

Aún persisten desafíos clave para el médico en ejercicio en el manejo de la obesidad, como obtener acceso a medicamentos y estudios de imagen para la obesidad, encontrar tiempo para asesorar a los pacientes sobre terapia conductual, identificar especialistas en nutrición y fisioterapia, y comprender el seguimiento adecuado. Cualquier recomendación futura debe ser pragmática, garantizando que cualquier trabajo adicional sea significativo para mejorar la atención al paciente.

Sin embargo, la declaración de consenso de la AACE es un paso importante en la dirección correcta que aborda los desafíos comunes en el manejo de la obesidad y proporciona recomendaciones pragmáticas a los médicos.

Navegación del Paciente: Clave en Transiciones de Atención

Liu G, Kokorelias K, Knoepfli A, et al. A new patient navigation model of care to support older adults in transitions of care: Key considerations for implementation for policy-makers and health leaders. Healthcare Management Forum. 2024;38(3):186-191. doi:10.1177/08404704241288458

Comentario del blog

El artículo describe la implementación de un modelo de Navegación del Paciente (NP) en un hospital de Ontario, Canadá, destinado a facilitar las transiciones de adultos mayores con necesidades complejas del hospital al hogar. El programa, liderado por trabajadores sociales integrados en los equipos hospitalarios, ofrece apoyo en la planificación del alta y seguimiento hasta 90 días, buscando mejorar la continuidad de la atención y reducir problemas como ingresos repetidos o altas retrasadas. Mediante un enfoque de ciencia de la implementación, se analizaron experiencias y resultados, mostrando alta satisfacción y destacando consideraciones clave para replicar el modelo en otros entornos hospitalarios. La fase de transición entre entornos de atención es un período vulnerable para los pacientes y sus familias. Durante este tiempo, es esencial garantizar la coordinación y la continuidad de la atención en todos los contextos y niveles de atención médica, ya que las necesidades de los pacientes evolucionan con el tiempo. La atención transicional abarca el apoyo brindado a los pacientes a medida que se trasladan de un entorno de atención a otro, incluida la preparación prehospitalaria y el seguimiento posterior al alta  Cuando se diseñan cuidados transicionales de los pacientes se encuentra que faltan dispositivos, que podrían ser muy costo efectivos, ya que requieren menos costo en personal o que no son cubiertos por los financiadores, y mejores cuidados de rehabilitación, de nutrición, de estimulación, de capacitación a la familia para progresar en los cuidados, mejorar la autonomía de los pacientes, y darle valor a un modelo de atención que debe ser personalizado.

En los hospitales públicos un porcentaje de 10 a 15% de los pacientes son crónicos requerirían otro nivel de cuidado, una atención distinta, en otro establecimiento o en su domicilio. Las instituciones de agudos, además, no están preparadas para atender a pacientes crónicos. Las camas ocupadas por estos pacientes sociales y judicializados afectan la espera de otros pacientes que están en la emergencia o que están en centro de menor complejidad para su patología. Esto en los cálculos teóricos menos optimistas, le quitan el lugar a 4 pacientes por mes, por cama ocupada indebidamente, calculando una estancia media de 7,5 días. Las camas son 220.910 lo que podrían estar significando que 20.000 pacientes podrían continuar su atención en otros dispositivos, que debieran ser interjurisdiccionales o bien concertados. Estos días camas más costosos (150 dólares más por día cama de costo) pueden generar un derroche de 90 millones de dólares por mes o bien 1080 millones al año. Si esto pudiera demostrarse que es efectivamente esta proyección: Cuantos establecimientos de media estancia se podrían construir y mantener. Pero eso sí, tampoco debieran eternizar los pacientes en los establecimientos de media estancia, y tener donde se pueda cuidados domiciliarios. Los cuidados transicionales son una estrategia efectiva para mejorar los cuidados. Esto sin considerar la disminución de las Re internaciones, por la misma causa. Las derivaciones de pacientes que se generan a otros establecimientos, agregando costos al bolsillo a las familias, el desarraigo de los pacientes, las dificultades para resolver los casos.

Es un dispositivo que genera valor para el paciente, para el financiador, para el prestador. Se debe medir calidad de vida, carga a la familia, síntomas del paciente, estado funcional y mortalidad.

Se debe pensar en componentes alternativos en estos cuidados transicionales, como la consulta de salud, la tele monitorización, la orientación, el asesoramiento, la educación y la promoción del autocuidado parecen desempeñar un papel importante en la mejora de la calidad de vida y la reducción de los síntomas. Coleman et al. sugieren que las intervenciones de cuidados transicionales exitosas deben basarse en áreas conceptuales como la evaluación del alta, la planificación de la transición, la transferencia de información, la participación del paciente y la familia, la educación para la autogestión y el seguimiento oportuno.

En 2019, se introdujo un modelo de atención de navegación del paciente (NP) en un gran hospital metropolitano de Ontario (Canadá) para apoyar las transiciones en la atención de los adultos mayores. El navegador del paciente es un trabajador social comunitario o un «líder de transición comunitario» integrado en los equipos de atención del hospital para ayudar con la planificación del alta y brindar atención de seguimiento a los adultos mayores, sus familias o cuidadores durante un máximo de 90 días. Inicialmente, el programa de NP apoyaba a pacientes de cuidados agudos y desde entonces se ha expandido al Departamento de Emergencias y al Centro de Atención de Reactivación. En este estudio observacional retrospectivo de cohorte, describimos el nuevo modelo de atención de NP mediante el análisis de las notas clínicas recopiladas por el navegador del paciente. Este artículo proporciona información preliminar para los líderes de la salud que estén interesados ​​en implementar este novedoso modelo de NP para mejorar las transiciones de la atención en un entorno hospitalario. La financiación fue proporcionada por la Fundación Familiar SLAIGHT.

El enfoque principal de los navegadores de pacientes se centra en el nivel individual de la persona, es decir, el micronivel. Consideran las necesidades individuales de cada paciente para conectarlo con los servicios y proveedores adecuados. Su principal objetivo es guiar a los pacientes a través de la complejidad de los sistemas de atención médica, ayudándolos a acceder a los servicios de salud y a superar cualquier barrera de acceso. Más allá de eso, al nivel meso, los navegadores de pacientes pueden colaborar con otros proveedores de atención y servicios sociales que participan en la salud de los pacientes. A nivel macro, pueden trabajar con los tomadores de decisiones para lograr un cambio en el sistema, aunque esto es poco frecuente. define al ‘navegador de pacientes’ como una persona cuyo rol es permitir 
«el movimiento oportuno del paciente individual a través de un sistema de atención médica a menudo complejo y fragmentado. Los navegadores de pacientes también pueden servir para conectar los sistemas de atención para pacientes individuales al aplicar la función central de la navegación, que es la eliminación de barreras para la atención oportuna en todos los segmentos del continuo de atención médica» 

Introducción

Los modelos de atención de Navegación del Paciente (NP) tienen como objetivo apoyar a los pacientes, sus familias y/o cuidadores en su navegación por el sistema de salud, que a menudo es fragmentado y complejo. Introducida por primera vez a principios de la década de 1990, la NP se ha expandido y se ha convertido en un modelo reconocido de prestación de servicios de salud<sup> 1</sup> que se ha aplicado en todo el continuo de atención médica, que incluye la prevención, la detección, el diagnóstico, el tratamiento y los cuidados paliativos<sup> 2 </sup>. Se han desarrollado áreas específicas para la NP para afecciones (p. ej., atención oncológica), puntos de atención crítica (p. ej., atención transicional) y diversas poblaciones (p. ej., salud mental y adultos mayores).<sup> 3 </sup> En general, la NP es un modelo de prestación de servicios de salud centrado en la persona que crea un flujo continuo para los pacientes a medida que avanzan por el continuo de atención.<sup> 1</sup> La definición de «enfoque centrado en la persona» significa centrarse en los elementos de atención, apoyo y tratamiento que más importan al paciente, su familia y sus cuidadores.<sup> 4</sup>El rol de un navegador de pacientes se describe típicamente como una función que se asigna a un profesional de la salud calificado como un componente de su rol, entre múltiples tareas existentes. 5 , 6 Esta función se lleva a cabo de manera más efectiva a través de relaciones uno a uno entre el navegador de pacientes y el paciente, 1 donde el navegador interactúa con los pacientes, sus familias y/o compañeros de cuidado para identificar barreras para acceder a la atención, proporcionar referencias a servicios, facilitar las transiciones de atención y promover la autogestión. 3 , 7 Existe evidencia que indica que los programas de NP pueden contribuir a mejorar el acceso y la continuidad de la atención. 3 Sin embargo, la evidencia que respalda la efectividad de los programas de NP en los resultados del paciente es limitada. 7 – 10

Transiciones de atención del hospital al hogar

Una población que puede beneficiarse de la NP son los adultos mayores con necesidades complejas de salud y asistencia social, 11 ya que muchos pacientes adultos mayores informan resultados subóptimos durante la transición del hospital al hogar. 12 Muchos pacientes a menudo experimentan desafíos del sistema cuando son dados de alta del hospital al hogar, lo que resulta en repetidas visitas al Departamento de Emergencias (DE) 13 o altas retrasadas o Nivel Alternativo de Atención (ALC). 14 En Canadá, el término ALC se utiliza para identificar camas de hospital que están ocupadas por pacientes que podrían ser atendidos en otro lugar debido a un desajuste entre las necesidades de atención de los pacientes y los servicios prestados en ese entorno de atención. 15 En algunos casos, los pacientes designados como ALC permanecen en cuidados agudos ya que no pueden ser dados de alta para regresar a casa, debido a problemas de capacidad en otras partes del sistema de atención de la salud, como la falta de servicios de apoyo de atención domiciliaria y comunitaria disponibles o camas de atención a largo plazo. 16 Dado que más del 17 % de los pacientes de todos los días de cama de cuidados agudos en Canadá en 2020-2021 fueron designados como ALC, 17 se deben implementar intervenciones de atención de transición en todos los sectores para vincular a los pacientes con servicios comunitarios apropiados 18 para ayudar a los pacientes mientras están en el hospital y brindar apoyo de seguimiento. 19

Antecedentes

Debido a los desafíos que enfrentan los adultos mayores, el Hospital Sunnybrook, un importante hospital metropolitano de cuidados agudos, se asoció con SPRINT Senior Care, una agencia comunitaria para mejorar las transiciones de atención, para crear un programa de NP. El programa de NP se introdujo en 2019 para mejorar la continuidad de la atención en las transiciones de atención para pacientes adultos mayores con necesidades complejas de salud y asistencia social. En este estudio, el navegador de pacientes es un trabajador social, llamado «líder de transición comunitaria», que es empleado por un socio de la agencia comunitaria integrado en los equipos del hospital para brindar apoyo de seguimiento a los pacientes, sus familias o cuidadores. Tras la derivación, el navegador de pacientes evaluaría las necesidades de los pacientes y los ayudaría, a sus familias o cuidadores, en su transición del hospital a la comunidad hasta 90 días después del alta Dada la novedad del programa de NP en un entorno hospitalario, utilizamos un enfoque de ciencia de la implementación para facilitar la implementación de este nuevo modelo de atención. 20 Esto incluyó el uso de la ciencia de la implementación para informar una evaluación cualitativa (fase 1), que incluyó el diseño de nuestras guías de entrevista y el análisis de datos, y ayudó a establecer una fase cuantitativa (fase 2). El propósito de la fase 1 fue explorar las experiencias de los adultos mayores (cuidadores familiares) y los proveedores de atención médica (hospital y comunidad) con el programa de NP a través de entrevistas semiestructuradas. Los hallazgos cualitativos de una iteración anterior del programa de NP en nuestro centro (fase 1) encontraron que los adultos mayores, sus familias y/o compañeros de cuidado notaron altas tasas de satisfacción con el programa de NP, 21 e identificaron consideraciones importantes para la implementación de este nuevo modelo de atención. 22 En la fase 2, resumimos las hojas de seguimiento clínico de los navegadores de pacientes para comprender mejor la población atendida y los resultados relacionados. El objetivo de la fase 2 fue evaluar cuantitativamente el Modelo de Atención de NP mediante la descripción del perfil sociodemográfico de los pacientes y el ámbito de práctica de los navegadores, incluyendo el detalle de los servicios prestados y los resultados de los pacientes. Este artículo proporciona información preliminar para los responsables de la formulación de políticas y los líderes sanitarios interesados ​​en implementar un Modelo de Atención de NP en un entorno hospitalario.

Métodos

El estudio utilizó un diseño observacional de cohorte retrospectivo en el que se evaluaron los datos de tres grupos de cohortes de pacientes asignados a las cargas de trabajo de los navegadores de pacientes. Obtuvimos hojas de seguimiento clínico recopiladas por tres navegadores de pacientes que trabajan en las unidades de Cuidados Agudos (CA), Servicio de Urgencias y Centro de Cuidados de Reactivación (CCR) del hospital

Entorno y participantes

Los criterios de inclusión fueron pacientes remitidos y asignados a la carga de casos de la NP: (1) cohorte CA (noviembre de 2019 a octubre de 2021), (2) cohorte ED (noviembre de 2020 a octubre de 2021) y (3) cohorte RCC (noviembre de 2021 a octubre de 2022). Para el análisis de datos, incluimos a pacientes que acudieron por primera vez y que fueron asignados a la carga de casos de la NP. Los pacientes con seguimiento durante ≤3 días en las cohortes CA y RCC y durante ≤7 días en la cohorte ED se categorizaron como consultas, ya que no se añadieron formalmente a la carga de casos de la NP. Las consultas se caracterizan como el contacto inicial con la NP mediante el cual se evalúa la idoneidad de un paciente para el programa de NP o donde solo se requirió una breve interacción (p. ej., para proporcionar información sobre los servicios disponibles) sin un seguimiento sostenido Los pacientes asignados a la carga de casos de PN recibieron atención de seguimiento determinada por la PN durante hasta 90 días o más (si se consideró necesario).

Recopilación y análisis de datos

Los datos recopilados incluyeron: (1) perfil sociodemográfico del paciente (es decir, edad cronológica y sexo); (2) ámbito de práctica del navegador de pacientes (es decir, tipos de intervenciones); (3) servicio (es decir, tiempo de respuesta y duración del seguimiento); y (4) resultados (es decir, ubicación tras el alta). Los datos fueron revisados ​​por el primer autor y el autor principal responsable para verificar su integridad. Se codificó un formulario descriptivo abierto que detallaba los tipos de intervenciones y, posteriormente, se utilizaron frecuencias y estadísticas descriptivas. El equipo de gestión de NP presentó y validó los resultados resumidos.

Resultados

En este estudio, 90 pacientes fueron asignados a la carga de trabajo del navegador de pacientes de AC, 46 a la carga de trabajo del navegador de pacientes de ED y 70 a la carga de trabajo del navegador de pacientes de RCC. Los resultados incluyen perfiles sociodemográficos, ámbito de práctica, servicio y resultados de los pacientes que fueron atendidos por los navegadores de pacientes

Perfiles sociodemográficos

En las tres cohortes, la edad media fue de 79 a 80 años y la mediana de edad fue de 79 a 81 años, con un rango de 55 a 98 años. La proporción para las mujeres osciló entre el 54 % y el 70 %, en comparación con la de los hombres, del 28 % al 46 %

Ámbito de práctica de los navegadores de pacientes

En cuanto al ámbito de práctica de los navegadores de pacientes, estos pudieron haber realizado una o más intervenciones. En las tres cohortes, los navegadores de pacientes participaron en la planificación del alta (AC = 61 %, ED = 94 %, RCC = 44 %), las conexiones con servicios (AC = 66 %, ED = 80 %, RCC = 67 %), las conexiones con proveedores (AC = 59 %, ED = 37 %, RCC = 24 %), las alternativas de alojamiento (AC = 31 %, ED = 9 %, RCC = 21 %), las actividades instrumentales de la vida diaria (AC = 16 %, ED = 30 %, RCC = 14 %), las preocupaciones sociales (AC = 11 %, ED = 24 %, RCC = 21 %) y las preocupaciones de familiares/parejas de cuidado (AC = 31 %, ED = 26 %, RCC = 16 %).

Programa de navegadores de pacientes y resultados

Para las tres cohortes, el tiempo de respuesta en el que los navegadores de pacientes se comunicaron con los pacientes, sus familias y/o compañeros de cuidado fue el siguiente: el mismo día (AC = 30%, ED = 52%, RCC = 13%), dentro de los 7 días (AC = 52%, ED = 39%, RCC = 60%), de 8 a 14 días (AC = 8%, ED = 4%, RC = 6%) o ≥15 días (AC = 6%, ED = 4%, RCC = 9%). La duración del servicio del programa PN fue de 49 días (mediana) y 74 días (media) en la cohorte AC, con un rango de entre 5 y 344 días, 67 días (mediana) y 92 días (media) en la cohorte ED, con un rango de entre 10 y 350 días, y 58 días (mediana) y 66 días (media) en la cohorte RCC, con un rango de entre 5 y 241 días.Tras el alta del programa de NP, la mayoría de los pacientes fueron dados de alta a su domicilio o a un centro de apoyo/retiro (AC = 66 %, ED = 83 %, RCC = 76 %). Algunos pacientes fueron dados de alta a un centro alternativo (es decir, cuidados agudos, rehabilitación, cuidados de transición, cuidados a largo plazo o cuidados paliativos) (AC = 23 %, ED = 9 %, RCC = 16 %). Los casos restantes se consideraron «otros», es decir, desconocidos, dados de alta a un albergue o fallecidos (AC = 11 %, ED = 9 %, RCC = 9 %). Los casos considerados como pérdida de seguimiento fueron «desconocidos».

Discusión

En este estudio observacional de cohorte retrospectivo, utilizamos las notas clínicas de los navegadores de pacientes para describir los perfiles sociodemográficos, el ámbito de práctica, los servicios y los resultados de los pacientes. Específicamente, resumimos la carga de trabajo de los navegadores en tres cohortes en el Centro de Atención, Urgencias y Centro de Cuidados Intensivos (CIC) para comprender mejor el Modelo de Atención de NP en un entorno hospitalario. Los hallazgos indicaron que los navegadores desempeñaron un papel activo ayudando a adultos mayores, predominantemente mujeres de ochenta años, a apoyar a los equipos del hospital en la planificación del alta y a facilitar las transiciones de atención en el Centro de Atención, Urgencias y Centro de Cuidados Intensivos.Según Statistics Canada (2024), las mujeres canadienses mayores enfrentan desafíos para acceder a especialidades médicas y pruebas que no son de emergencia en comparación con los hombres mayores. 22 En particular, la mayoría de los pacientes ayudados por los navegadores de pacientes en el DE fueron mujeres (70%) en este estudio. 23 Al comparar las visitas de emergencia para adultos mayores (edad ≥60 años) del Instituto Canadiense de Información de Salud (años fiscales 2020 y 2021), la proporción de mujeres a hombres fue aproximadamente igual (mujeres = 51% y hombres = 49%). Por lo tanto, es importante comprender mejor por qué una mayor proporción de mujeres fueron apoyadas por el navegador de pacientes, lo que podría estar relacionado con otros factores socioeconómicos intersectoriales que impactan a las mujeres en comparación con los hombres y que deben explorarse (es decir, etnia/raza, inmigrante, vivir solo y bajos ingresos). Dado que las mujeres mayores (21%) tienen más probabilidades de sentirse solas que los hombres (14%) 24 el programa de NP puede beneficiar a quienes viven solos.El principal ámbito de práctica de los navegadores de pacientes en un entorno hospitalario era la planificación del alta y la asistencia en la conexión con servicios y proveedores. Dado que los navegadores de pacientes son trabajadores sociales empleados por una agencia comunitaria asociada, participaron en la discusión de alternativas de vivienda y en la atención de las necesidades básicas de la vida diaria con los pacientes, sus familias o sus cuidadores. Dado que las personas mayores con bajos ingresos experimentan dificultades en la transición del hospital al hogar, 

este Modelo de Atención de NP con un trabajador social podría ser más adecuado para abordar las necesidades de vivienda. Los navegadores de pacientes también brindaron asesoramiento para apoyar a los pacientes, sus familias o sus cuidadores a afrontar el estrés o el agotamiento.Dado que los navegadores de pacientes estaban integrados en el hospital, trabajaron en estrecha colaboración con los equipos de atención y respondieron a las necesidades de los pacientes adultos mayores, sus familias y/o cuidadores en la coordinación de los planes de alta. Los navegadores de pacientes también pudieron contactar a los pacientes el mismo día de la derivación. Por ejemplo, el navegador de pacientes del departamento de urgencias atendió al 52% de los pacientes el mismo día. Los hallazgos de esta investigación coinciden con el estudio cualitativo realizado en el mismo hospital durante la implementación inicial del programa de NP. En los hallazgos de las entrevistas, pacientes y profesionales de la salud en cuidados intensivos y atención comunitaria revelaron que los navegadores de pacientes facilitaron las transiciones del hospital al hogar para adultos mayores con necesidades complejas. 10 Además, los informantes clave también informaron que contar con un único profesional de la salud designado, como un navegador de pacientes, puede mejorar la experiencia y la satisfacción del paciente. 20En la literatura actual, no existen estándares para la duración de los programas de NP para esta población, ya que se desconocen las estrategias de atención transicional más efectivas para adultos mayores.<sup> 12</sup> En este estudio, la duración del programa de NP varió ampliamente, de 5 a 350 días, aunque la mediana fue de 49 días en la cohorte de AC, 58 días en la cohorte de RCC y 67 días en la cohorte de SU. Un hallazgo relevante para la planificación de programas de NP es que los pacientes de la cohorte de SU fueron monitoreados durante un período más largo en comparación con las cohortes de AC o RCC en este estudio. Se recomiendan intervenciones de atención transicional antes y después del alta para prevenir las visitas de los adultos mayores a SU; sin embargo, se necesita más investigación basada en la evidencia sobre las intervenciones de atención transicional para minimizar las visitas a SU.<sup> 12</sup>Según las notas clínicas, en algunos casos, los navegadores de pacientes brindaron atención de seguimiento hasta que el paciente fue dado de alta a otro proveedor de atención (es decir, un gestor de casos o un profesional de atención primaria). Dado que el programa de NP es novedoso, los navegadores de pacientes brindaron atención de seguimiento a los pacientes, sus familias o cuidadores durante el tiempo que fuera necesario. Esto coincide con el trabajo de Kokorelias y colegas (2022), quienes señalaron que los programas de NP deben considerarse para adultos mayores con necesidades de atención complejas tan pronto como sean asignados al hospital y durante el tiempo que sea necesario. 20

Limitaciones

En los perfiles de las pacientes, solo recopilamos información sobre la edad y el sexo y no obtuvimos detalles sobre otros factores sociales determinantes (es decir, origen étnico/raza, si viven solas, bajos ingresos o nivel de apoyo de sus familias/cuidadores). Se necesita más investigación para definir la población objetivo que se beneficiaría más o justificaría la necesidad de apoyo por parte de un navegador de pacientes, en particular para comprender mejor las necesidades de las mujeres que quizás viven solas o se sienten solas, y que pueden necesitar ayuda adicional para acceder a los servicios o requerir asesoramientoDado que el Modelo de Atención de NP es novedoso, aún se desconocen las intervenciones o servicios más eficaces. En este estudio de cohorte observacional retrospectivo, describimos el programa de NP en un entorno hospitalario en tres áreas (AC, ED y RCC). Los modelos de atención de NP pueden ser una solución ideal para minimizar los reingresos hospitalarios o la designación de ALC por parte de los pacientes, ayudándolos a navegar por el sistema para encontrar apoyos más adecuados en la comunidad. En este modelo de atención, los navegadores de pacientes trabajan con los clientes utilizando un enfoque centrado en la persona para ayudarlos a navegar por los sistemas de salud y asistencia social y superar las barreras de acceso a servicios y recursos. 26-28 Sin embargo , en este estudio, no incluimos una cohorte comparativa que no recibiera el programa de NP. Las investigaciones futuras deberían apuntar a capturar las tasas de reingresos hospitalarios y ALC o altas tardías, así como a realizar un análisis de costo-efectividad para determinar mejor la efectividad del programa de NP.

Consideraciones sobre la práctica e implementación del Modelo de Atención de PN

Un factor que contribuyó al éxito del programa de NP fue la decisión de integrarlo en el hospital, lo que facilitó la comunicación 22 entre los navegadores de pacientes y el personal hospitalario (incluidos los trabajadores sociales hospitalarios) mientras ayudaban a los pacientes y sus cuidadores familiares en la transición de regreso a casa. La necesidad de establecer métodos de comunicación claros y sólidos entre los navegadores de pacientes, otros profesionales de la salud y los pacientes se ha identificado como un factor crítico para la implementación exitosa de los programas de NP. 29 En nuestro estudio, el enfoque integrado permitió a los navegadores de pacientes comunicarse de manera más efectiva y directa con el personal hospitalario y los pacientes sobre los recursos comunitarios disponibles que se adaptaban bien a las necesidades de los pacientes, lo que potencialmente condujo a hospitalizaciones innecesarias al permitir que los adultos mayores accedieran a los servicios comunitarios.Un factor que facilitó este enfoque integrado fue la relación formal entre la agencia comunitaria y el hospital, establecida mediante una iniciativa provincial de atención médica para fortalecer las relaciones de trabajo entre el hospital y las agencias comunitarias, denominada Equipos de Salud de Ontario. En consecuencia, este nuevo enfoque en la prestación de servicios de salud creó las condiciones necesarias para que los navegadores comunitarios de pacientes trabajaran en el hospital, lo que incluyó la posibilidad de participar en su atención mientras los pacientes estaban hospitalizados. Si bien existen otros ejemplos de programas de NP que utilizan un enfoque integrado similar para otras afecciones (p. ej., enfermedades cardiovasculares 30 y pacientes con traumatismos 31 ), hasta donde sabemos, ninguno lo ha hecho para adultos mayores con necesidades de atención complejas.Otro factor crítico relacionado con la disposición de las organizaciones a adoptar programas de NP es la financiación. 29 En el presente estudio, el programa de NP se financia como proyecto piloto mediante una donación benéfica de una fundación y, de no renovarse, podría dificultar su sostenibilidad. Este tipo de modelo de financiación para la NP es común; una revisión exploratoria de los programas de NP reveló que aproximadamente un tercio de los programas dependen de subvenciones, apoyo de fundaciones o donaciones benéficas. 29 Por lo tanto, es necesario obtener datos que demuestren el impacto del modelo de atención de NP en la eficiencia de la atención médica y los resultados de los pacientes para promover la financiación a largo plazo que permita sostener el programa después de la fase piloto.

Conclusión

Esta investigación proporcionó hallazgos preliminares para un nuevo Modelo de Atención de NP para apoyar a los adultos mayores en las transiciones de atención que están siendo tratados por las unidades de aire acondicionado, el departamento de emergencias y el centro de cuidados intensivos (RCC) de un hospital. Los navegadores de pacientes son trabajadores sociales o «líderes de transición comunitarios» que participan en la planificación del alta, las conexiones con servicios y proveedores, las alternativas de vivienda, las actividades instrumentales de la vida diaria y el asesoramiento. En este estudio, la mayoría de los pacientes regresaron a un hogar o a un entorno de apoyo; sin embargo, se justifica la investigación adicional con una cohorte comparativa. Dado que el rol del navegador de pacientes es novedoso en un entorno hospitalario, los hallazgos del estudio proporcionan información y consideraciones importantes para los responsables políticos y los líderes de la salud que estén interesados ​​en implementar este Modelo de Atención de NP para mejorar las transiciones de atención para los adultos mayores

Consideraciones para los responsables de políticas y líderes de salud

1. Este estudio proporciona evidencia preliminar para la implementación de NP en un hospital.

2. Los navegadores de pacientes son trabajadores sociales comunitarios integrados en el hospital para facilitar las transiciones de atención y apoyar a los adultos mayores, sus familias y/o compañeros de cuidado brindándoles atención de seguimiento hasta por 90 días.

3. Además de la planificación del alta, los navegadores de pacientes también participaron en las conexiones con servicios y proveedores, alternativas de vivienda, actividades instrumentales de la vida diaria y asesoramiento.

4. Los navegadores de pacientes trabajaron con los equipos de los hospitales y apoyaron a la mayoría de los pacientes en su regreso a casa. Se requieren más investigaciones para evaluar este modelo de atención.

  • 1.Freeman HP. The origin, evolution, and principles of patient navigation. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 2012;21(10):1614-1617. doi: 10.1158/1055-9965.EPI-12-0982. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 2.Freeman HP, Rodriguez RL. History and principles of patient navigation. Cancer. 2011;117:3539-3542. doi: 10.1002/cncr.26262. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 3.Budde H, Williams GA, Scarpetti G, Kroezen M, Maier CB. What Are Patient Navigators and How Can They Improve Integration of Care? European Observatory on Health Systems and Policies; 2022. [PubMed] [Google Scholar]
  • 4.The Health Foundation . Person-centered care made simple – what everyone should know about person-centred care. 2016. Available from. https://www.health.org.uk/sites/default/files/PersonCentredCareMadeSimple.pdf.
  • 5.Kelly KJ, Doucet S, Luke A. Exploring the roles, functions and background of patient navigators and case managers: a scoping review. Int J Nurs Stud. 2019;98:27-47. doi: 10.1016/j.ijnurstu.2019.05.016. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 6.Reid AE, Doucet S, Luke A. Exploring the role of lay and professional patient navigators in Canada. J Health Serv Res Policy. 2020;25(4):229-237. doi: 10.1177/1355819620911679. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 7.McBrien KA, Ivers N, Barnieh L, et al. Patient navigators for people with chronic disease: a systematic review. PLoS One. 2018;13(2):e0191980. doi: 10.1371/journal.pone.0191980. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 8.Manderson B, Mcmurray J, Piraino E, Stolee P. Navigation roles support chronically ill older adults through healthcare transitions: a systematic review of the literature. Health Soc Care Community. 2012;20(2):113-127. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 9.Le Berre M, Maimon G, Sourial N, Guériton M, Vedel I. Impact of transitional care services for chronically ill older patients: a systematic evidence review. J Am Geriatr Soc. 2017;65(7):1597-1608. doi: 10.1111/jgs.14828. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 10.Desveaux L, McBrien K, Barnieh L, Ivers NM. Mapping variation in intervention design: a systematic review to develop a program theory for patient navigator programs. Syst Rev. 2019;8:8. doi: 10.1186/s13643-018-0920-5. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 11.Kokorelias KM, Posa S, Das Gupta T, Ziegler N, Hitzig SL. “I think like if Albert Einstein and Superman had a baby, that’s what it would take”: the experiences and perceptions of community and hospital healthcare professionals in a seniors’ patient navigator program. International Journal of Care Coordination. 2021;24(3-4):1-7. doi: 10.1177/20534345211063482. [DOI] [Google Scholar]
  • 12.Kokorelias KM, Das Gupta T, Hitzig S. Designing the ideal patient navigation program for older adults with complex needs: a qualitative exploration of the preferences of key informants. J Appl Gerontol. 2022;41:4. doi: 10.1177/07334648211059056. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 13.Jehloh L, Songwathana P, Sae-Sia W. Transitional care interventions to reduce emergency department visits in older adults: a systematic review. Belitung Nurs J. 2022;8(3):187-196. doi: 10.33546/bnj.2100. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 14.Brown CL, Menec V. Measuring processes of integrated care for hospital to home transitions. Int J Integrated Care. 2021;21(2):12. doi: 10.5334/ijic.5552. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 15.Canadian Institute for Health Information . Definitions and guidelines to support ALC designation in acute inpatient care. 2016. [Cited 2023 May 17]. Available from. https://www.cihi.ca/sites/default/files/document/acuteinpatientalc-definitionsandguidelines_en.pdf
  • 16.Ontario Health . The alternative level of care leading practices guide: preventing hospitalization and extended stays for older adults. 2021. [Cited 2023 May 17]. Available from. https://quorum.hqontario.ca/Portals/0/Indicators-and-change-ideas/ALC_Leading_Practices_Guide_v1_2021_(2).pdf?ver=2022-03-30-133617-273.
  • 17.Canadian Institute for Health Information . Discharge abstract database metadata (DAD). 2022. [Cited 2023 May 17]. Available from. https://www.cihi.ca/en/discharge-abstract-database-metadata-dad. [DOI] [PubMed]
  • 18.Cadel L, Guilcher SJT, Kokorelias KM, et al. Initiatives for improving delayed discharge from a hospital setting: a scoping review. BMJ Open. 2021;11:e044291. doi: 10.1136/bmjopen-2020-044291. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 19.Kokorelias KM, Gould S, Ziegler N, et al. Key informants’ perspectives on implementing patient navigator programs within hospital settings. Int J Integrated Care. 2021;22(S2):20. doi: 10.5334/ijic.ICIC21171. [DOI] [Google Scholar]
  • 20.Damschroder LJ, Aron DC, Keith RE, Kirsh SR, Alexander JA, Lowery JC. Fostering implementation of health services research findings into practice: a consolidated framework for advancing implementation science. Implement Sci. 2009;4(50):50. doi: 10.1186/1748-5908-4-50. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 21.Kokorelias KM, Singh H, Posa S, Hitzig S. Understanding the goals of older adults with complex care needs, their family caregivers and their care providers enrolled in a patient navigation programs. J Appl Gerontol. 2022;42(5):862-870. doi: 10.1177/07334648221144999. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 22.Kokorelias KM, Gould S, DasGupta T, Cass D, Hitzig SL. Assessing readiness to implement patient navigator programs in Toronto, Canada. J Eval Clin Pract. 2022;28:550-557. doi: 10.1111/jep.13630. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 23.Statistics Canada . Canadian women aged 65 and older were less likely than men to visit medical specialists and get non -emergency tests. 2024. Available from. https://www150.statcan.gc.ca/n1/daily-quotidien/240320/dq240320b-eng.htm
  • 24.Statistics Canada Plus . A look at loneliness among seniors. 2023. Available from. https://www.statcan.gc.ca/o1/en/plus/4881-look-loneliness-among-seniors
  • 25.M Kokorelias K, L Sheppard C, L Hitzig S. The role of patient navigation in supporting low-income older adults in their housing needs during hospital to home transitions: a qualitative descriptive study from Ontario, Canada. International Journal of Care Coordination. 2023;26(1):26-33. doi: 10.1177/20534345231151209. [DOI] [Google Scholar]
  • 26.Anthonisen G, Luke A, MacNeill L, MacNeill AL, Goudreau A, Doucet S. Patient navigation programs for people with dementia, their caregivers, and members of the care team: a scoping review. JBI Evid Synth. 2023;21(2):281-325. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 27.Fillion L, Cook S, Veillette AM, et al. Professional navigation framework: elaboration and validation in a Canadian context. Oncol Nurs Forum. 2012;39(1):E58-69. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 28.Freeman HP. Patient navigation: a community centered approach to reducing cancer mortality. J Cancer Educ. 2006;21(1 Suppl):S11-S14. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 29.Kokorelias KM, Shiers-Hanley JE, Rios J, Knoepfli A, Hitzig SL. Factors influencing the implementation of patient navigation programs for adults with complex needs: a scoping review of the literature. Health Serv Insights. 2021;14:11786329211033267. doi: 10.1177/11786329211033267. [DOI] [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]
  • 30.Di Palo KE, Patel K, Assafin M, Piña IL. Implementation of a patient navigator program to reduce 30-day heart failure readmission rate. Prog Cardiovasc Dis. 2017;60:259-266. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]
  • 31.Hartwell J, Albanese K, Retterer A, Martin S, O’Mara MS. A trauma patient advocate is a valuable addition to the multidisciplinary trauma team: a process improvement project. Am Surg. 2016;82:183-185. doi: 10.1177/000313481608200803. [DOI] [PubMed] [Google Scholar]

Desintoxicación de las redes sociales y la salud mental de los jóvenes

Elombe Calvert1Maddalena Cipriani,1,2Bridget Dwyer,1

Puntos clave

Pregunta   : ¿La reducción del uso de las redes sociales está asociada con problemas de comportamiento y salud mental entre los adultos jóvenes?

Resultados:   En este estudio de cohorte de 373 participantes, se encontró que el uso problemático de las redes sociales se asociaba significativamente con peores resultados en la salud mental. Una intervención de desintoxicación de redes sociales de una semana redujo significativamente los síntomas de ansiedad en un 16,1 %, depresión en un 24,8 % y insomnio en un 14,5 %. Aunque estadísticamente detectables, los aumentos en el tiempo en casa y el tiempo frente a la pantalla fueron pequeños en comparación con las grandes variabilidades en el comportamiento dentro de cada persona.

Significado   Estos hallazgos sugieren que reducir el uso de las redes sociales durante una semana puede mejorar los resultados de salud mental en adultos jóvenes; sin embargo, la durabilidad de estos resultados terapéuticos y sus asociaciones con el comportamiento requieren más investigación.

Importancia.   La asociación entre el uso de las redes sociales y la salud mental juvenil sigue siendo poco conocida, y revisiones sistemáticas recientes presentan hallazgos inconsistentes y contradictorios. Estas discrepancias reflejan la excesiva dependencia de las estimaciones de uso autoinformadas, la falta de seguimiento pasivo del comportamiento y la limitada medición de los estados de salud mental momentáneos.

Objetivos   Examinar la asociación entre el uso objetivo de las redes sociales, la participación problemática y los resultados de salud mental en adultos jóvenes, así como evaluar los resultados de una intervención de desintoxicación de las redes sociales de 1 semana sobre el comportamiento y los síntomas de salud mental.

Diseño, entorno y participantes.   Estudio de cohorte remoto realizado en EE. UU. mediante un registro nacional de reclutamiento entre marzo de 2024 y marzo de 2025. Los participantes completaron una sesión de observación inicial de dos semanas, seguida de una intervención opcional de desintoxicación de redes sociales de una semana. Los participantes eran adultos jóvenes (de 18 a 24 años) con un teléfono inteligente y dominio del inglés.

Exposiciones   Uso de redes sociales como Facebook, Instagram, Snapchat, TikTok y X durante un período de referencia de 2 semanas, seguido de una intervención de desintoxicación opcional de 1 semana.

Resultados y medidas principales   Los resultados principales fueron cambios en los síntomas de desintoxicación de depresión (Cuestionario de salud del paciente-9), ansiedad (Trastorno de ansiedad generalizada-7), insomnio (Índice de gravedad del insomnio) y soledad (Escala de soledad de la Universidad de California, Los Ángeles), así como cambios dentro de los participantes en el comportamiento, incluido el uso de pantallas, la comunicación, la movilidad y los estados momentáneos de salud mental.

Resultados   De 417 participantes inscritos, 373 (edad media [DE], 21,0 [1,9] años) completaron las evaluaciones iniciales, y 295 (79,1 %) optaron por una intervención de desintoxicación que redujo los síntomas de ansiedad en un 16,1 % (reducción de −1,9; Cohen d , −0,44; IC del 95 %, −0,56 a −0,32), depresión en un 24,8 % (reducción de −2,0; Cohen d , −0,37; IC del 95 %, −0,49 a −0,32) e insomnio en un 14,5 % (reducción de −2,1; Cohen d , −0,44; IC del 95 %, −0,56 a −0,32). No se observaron cambios significativos en la soledad ( d de Cohen , -0,40; IC del 95 %, -0,17 a 0,06). Se observaron aumentos marginales en el tiempo en casa (β, 42,8; IC del 95 %, 24,3 a 61,2 minutos) y la duración del uso de pantallas (β, 15,4; IC del 95 %, 4,9 a 25,9 segundos), con una considerable variabilidad intraindividual. No se observaron otros cambios en las características conductuales ni en las basadas en EMA tras la desintoxicación.

Conclusiones y relevancia   En esta cohorte de adultos jóvenes, la reducción del uso de las redes sociales durante una semana se asoció con reducciones en los síntomas de depresión, ansiedad e insomnio; sin embargo, la durabilidad de estos resultados terapéuticos y sus asociaciones con el comportamiento justifican más estudios, particularmente en poblaciones más diversas.

Introducción

La asociación entre el uso de las redes sociales y la salud mental juvenil es compleja y aún se comprende poco. Revisiones sistemáticas y metaanálisis recientes reportan asociaciones inconsistentes y contradictorias. 1-6 Si bien estas discrepancias pueden reflejar en parte las diferencias en la interacción de los jóvenes con las redes sociales, 7 también son atribuibles a la excesiva dependencia del campo únicamente de las estimaciones autoinformadas sobre el uso (p. ej., tiempo frente a la pantalla 8 ) y los comportamientos relacionados (p. ej., hábitos de comunicación, 9 patrones de sueño 10 y actividad física 11 ), lo cual introduce sesgo y confunde las asociaciones. 12

Dado que las mediciones del tiempo de pantalla autoinformado han demostrado una débil asociación con la salud mental de los jóvenes,<sup> 5 </sup> existe un creciente reconocimiento de la necesidad de enfoques de medición más precisos (p. ej., compulsividad y dependencia emocional). Los datos objetivos, al complementarse con evaluaciones que capturen las dimensiones psicológicas y conductuales del uso problemático, <sup>13 </sup> aunque en gran medida autoinformados, pueden proporcionar una comprensión más completa de cómo las redes sociales afectan la salud mental de los jóvenes.

Igualmente importante es la necesidad de examinar los comportamientos asociados con el uso de las redes sociales. 14 Las características conductuales pasivas derivadas de los sensores de los teléfonos inteligentes (p. ej., patrones de movilidad, comunicación, sueño y uso de pantallas) han mostrado asociaciones con síntomas de salud mental 15 y pueden complementar las evaluaciones tradicionales al capturar aspectos del funcionamiento que no se miden fácilmente mediante autoinformes. Al capturar los cambios de comportamiento a medida que ocurren, complementan los autoinformes retrospectivos y proporcionan información ecológicamente válida sobre las experiencias cotidianas de los adultos jóvenes. En conjunto, estos enfoques ofrecen un marco más completo y riguroso para avanzar en nuestra comprensión de la asociación de las redes sociales con la salud mental juvenil.

El fenotipado digital, definido como la cuantificación momento a momento del fenotipo humano a nivel individual in situ mediante datos de dispositivos digitales personales,<sup> 16</sup> proporciona un marco para combinar datos objetivos sobre el uso de redes sociales, señales conductuales recopiladas pasivamente y autoinformes instantáneos de salud mental mediante la evaluación ecológica momentánea (EMA). Este enfoque multimodal permite una caracterización más completa de la participación de los jóvenes en las redes sociales y aborda directamente las inquietudes metodológicas planteadas en hallazgos metaanalíticos recientes.<sup> 12</sup> Dado que los teléfonos inteligentes son el principal medio a través del cual los jóvenes acceden a las redes sociales, y que el fenotipado digital puede operar de forma pasiva y discreta en estos dispositivos, ofrece una solución escalable y de bajo costo para capturar el uso de las redes sociales en entornos de práctica clínica.<sup> 16</sup> Si bien la detección pasiva se ha aplicado en la investigación observacional, <sup>17</sup> se ha prestado menos atención a su potencial para examinar los comportamientos asociados con el uso objetivo y problemático de las redes sociales.

Los adultos jóvenes (de 18 a 24 años) han sido identificados consistentemente en la literatura como entre los usuarios más frecuentes de las redes sociales 18 y como un grupo con mayor riesgo de aparición de depresión, ansiedad y problemas de salud mental relacionados. 19 , 20 Esta etapa del desarrollo, a menudo descrita como adultez emergente, está marcada por una mayor vulnerabilidad y transición, lo que la convierte en una población particularmente importante para examinar los resultados del uso de las redes sociales. Las intervenciones a corto plazo, como una desintoxicación de las redes sociales de 1 semana, se han examinado cada vez más como estrategias factibles para reducir el uso problemático y mejorar el bienestar en poblaciones jóvenes, con varios estudios que demuestran efectos mensurables dentro de este período de tiempo. 21-23 Por lo tanto, implementamos un diseño que incluía un período de observación de 2 semanas, suficiente para establecer patrones de comportamiento de referencia 24 seguido de una intervención de desintoxicación de 1 semana, para evaluar la asociación entre el uso reducido de las redes sociales, el comportamiento y la salud mental.

El presente estudio integra el fenotipado digital basado en teléfonos inteligentes, autoinformes validados sobre el uso problemático de redes sociales, EMA de síntomas instantáneos y encuestas estandarizadas de salud mental. Nuestros objetivos fueron:

(1) comparar la solidez de las asociaciones entre medidas objetivas y autoinformadas sobre el uso problemático de redes sociales y la salud mental;

(2) evaluar los cambios en los síntomas de depresión, ansiedad, soledad e insomnio tras una intervención de desintoxicación de una semana; y

(3) evaluar si la reducción del uso de redes sociales se asociaba con cambios en el comportamiento y estados de salud mental momentáneos.

Métodos

Participantes y diseño del estudio

Este estudio utilizó un diseño de cohorte prospectivo con una intervención voluntaria para evaluar los resultados de una desintoxicación de redes sociales de 1 semana en la salud mental de adultos jóvenes de 18 a 24 años. Los participantes fueron reclutados a través de ResearchMatch (eMethods en el Suplemento 1 ). Los criterios de elegibilidad incluyeron la propiedad de un teléfono inteligente Android o iOS compatible con la aplicación mindLAMP, 19 la capacidad de participar en visitas de estudio virtuales, comunicarse en inglés y proporcionar el consentimiento informado. El estudio involucró una fase de observación de 2 semanas con detección pasiva de teléfonos inteligentes, EMA diarios y encuestas clínicas estandarizadas semanales, seguida de una intervención opcional de desintoxicación de redes sociales de 1 semana dirigida a 5 plataformas (Facebook, Instagram, Snapchat, TikTok y X [anteriormente Twitter]). El fenotipado digital y los datos de la encuesta se recopilaron utilizando la aplicación y REDCap. Los participantes informaron las métricas de uso a nivel de aplicación a través de la configuración de su dispositivo. Los participantes fueron compensados ​​con hasta $ 150 USD, prorrateados en la proporción de encuestas completadas. El estudio fue aprobado por la junta de revisión del Centro Médico Beth Israel Deaconess y se adhirió a las pautas de informes de Fortalecimiento de la presentación de informes de estudios observacionales en epidemiología ( STROBE ) para estudios de cohorte.Procedimientos de estudio

Los participantes completaron 3 visitas virtuales (eFigure 1 en el Suplemento 1 ). En la visita 1, los participantes dieron su consentimiento informado electrónico y completaron la primera batería de evaluaciones basales demográficas, clínicas y de uso problemático de las redes sociales, y configuraron la aplicación de fenotipado digital del estudio (eFigure 2 en el Suplemento 1 ) en sus teléfonos inteligentes. Durante la fase de observación de 2 semanas, los participantes completaron EMA diariamente mientras se recopilaban continuamente datos de detección pasiva del teléfono inteligente (p. ej., GPS, acelerómetro y estado de la pantalla). En la visita 2, los participantes repitieron la misma batería de evaluaciones (excluyendo los datos demográficos) de la visita 1, revisaron su resumen de datos personalizado con un asistente de investigación (eFigure 3 en el Suplemento 1 ) e informaron sus métricas de uso a nivel de aplicación durante las 2 semanas anteriores navegando a la configuración de su dispositivo (eFigure 4, eFigure 5 en el Suplemento 1 ).

Luego, los participantes se autoseleccionaron para una intervención de desintoxicación de redes sociales de 1 semana, continuando con la detección pasiva y las encuestas diarias de EMA. En la visita 3, los participantes repitieron las mismas evaluaciones que en la visita 2, revisaron su informe final de datos y documentaron el uso de las aplicaciones durante la semana de desintoxicación.

Para garantizar la integridad de los datos, se les indicó a los participantes, durante la incorporación y en las visitas de seguimiento, que no reiniciaran sus contadores de uso del teléfono y que autodeclararan el uso de redes sociales en las cinco aplicaciones desde dispositivos alternativos. Se implementó un protocolo de seguridad para escalar cualquier riesgo clínico identificado (p. ej., Cuestionario de Salud del Paciente-9 [PHQ-9], ítem 9 ≥ 2).

Medidas de estudio

Los participantes informaron su raza y etnia al inicio del estudio en la encuesta de inscripción. Las opciones de respuesta para la raza incluían indio americano o indígena, asiático o asiático-americano, negro o afroamericano, de Oriente Medio o norteafricano, isleño del Pacífico o nativo hawaiano, blanco o europeo-americano, multirracial o mestizo, y otros. La etnia se clasificó por separado como hispana o no hispana. Se evaluaron la edad, el género, la raza y la etnia para considerar posibles factores de confusión sociodemográficos.

La proporción mediana (RIC) de características de detección pasiva que no faltaban por participante fue de 0,59 (0,22-0,71), con una calidad de datos pasivos basada en GPS de 0,78 (0,32-0,96). Las características de detección pasiva incluyeron medidas de movilidad (tiempo en casa, entropía y recuento de pasos), interacción con la pantalla (duración de la pantalla, activaciones de la pantalla, desbloqueos de la pantalla) y frecuencia y diversidad en la comunicación (número de mensajes de texto entrantes, número de mensajes de texto salientes, grado de texto [el número de personas a las que se les envió un mensaje de texto], número de llamadas entrantes, número de llamadas salientes, duración de la llamada y grado de la llamada [el número de personas diferentes llamadas]). Las medidas de movilidad se diseñan a partir de características de datos de GPS y acelerómetro utilizando la biblioteca de código abierto de Python, Cortex. 25

 La tasa mediana (RIC) de finalización diaria de EMA fue de 0,76 (0,67-0,80), y 351 de 373 participantes (94 %) respondieron a más de la mitad de las indicaciones de su EMA. Las medidas de EMA registraron el estado de ánimo, la ansiedad y la dificultad para funcionar a diario. Se ofrecen breves descripciones de cada característica y su derivación en el Suplemento 1 de Métodos Electrónicos .

Las encuestas estandarizadas incluyeron el PHQ-9, 26 el Trastorno de Ansiedad Generalizada-7 (GAD-7), 27 el Índice de Gravedad del Insomnio (ISI), 28 la Escala de Soledad de UCLA (Universidad de California en Los Ángeles-LS), 29 la Escala de Uso Problemático de las Redes Sociales (PUSNS), 30 la Escala de Adicción a las Redes Sociales de Bergen (BSMAS), 31 la Escala de Comparación Negativa de las Redes Sociales (NSMCS), 32 y la Escala de Autoestima de Rosenberg. 33 Las características objetivas de las redes sociales incluyeron métricas específicas de la plataforma, como el tiempo medio diario frente a la pantalla, las recogidas, las notificaciones y la cantidad de días que se abrieron las aplicaciones. Los detalles de las escalas y las preguntas se proporcionan en eMethods en el Suplemento 1 

.Análisis estadístico

Se calcularon estadísticas descriptivas para resumir las características demográficas basales, las medidas clínicas y las variables de uso de redes sociales. Se examinaron las diferencias entre los participantes que participaron en el grupo de desintoxicación y los que no lo hicieron mediante pruebas de χ² o la prueba exacta de Fisher para variables categóricas y la prueba U de Mann-Whitney para variables continuas.

Se calcularon correlaciones bivariadas ( r de Pearson ) para examinar las asociaciones entre el uso objetivo de redes sociales, el uso problemático autoreportado de redes sociales y los resultados en salud mental. Posteriormente, se ajustaron modelos de regresión lineal multivariable para cada medida de resultado (PHQ-9, GAD-7, ISI y UCLA-LS) para evaluar las contribuciones independientes del uso problemático objetivo y autoreportado de redes sociales, ajustando por edad, género, educación, raza y etnia, y sistema operativo del teléfono.

Los cambios en los síntomas clínicos antes y después de la intervención de desintoxicación se evaluaron mediante pruebas t pareadas, y se calculó la d de Cohen 34 para estimar la magnitud del efecto. Se realizaron análisis de sensibilidad según la gravedad inicial de los síntomas de depresión para examinar los posibles resultados diferenciales de la intervención de desintoxicación.

Para estimar los cambios conductuales en el fenotipado digital y las características de la EMA, ajustamos 17 modelos lineales de efectos mixtos (uno por resultado), cada uno con una intersección aleatoria para considerar la correlación intraparticipante en observaciones diarias repetidas. Para cada característica del resultado Y, medida para el participante i en el día t:

it  = + β 1 Periodo it  + β 2 Edad i  + β 3 Género i  + β 4 Educación i  + β 4 Educación i  + β 5 Raza i  + β 6 Tipo de teléfono i  +  0i  + ε it

donde β 0 es la intersección fija, 0i es una intersección aleatoria específica del participante y ε es el error residual. El período (línea base vs. semana de desintoxicación) se incluyó como el principal efecto fijo, con covariables para edad, género, educación, raza y tipo de teléfono. Esto permitió la estimación del efecto medio de desintoxicación entre los participantes, al tiempo que se acomodaba a la variabilidad inicial individual. Dado que se realizaron 17 modelos de efectos mixtos, los valores P se corrigieron para realizar comparaciones múltiples utilizando el procedimiento de Benjamini-Hochberg. Para comprender cómo la ubicación geográfica de los participantes afectó nuestras estimaciones del cambio de comportamiento de desintoxicación, se completaron análisis de sensibilidad que explicaban la confusión espacial (eMethods en el Suplemento 1 ).

Se asumió que la falta de características fenotípicas digitales se debía al azar según la prueba de Hawkins.<sup> 35</sup> Los datos faltantes se abordaron mediante imputación múltiple por ecuaciones encadenadas (MICE), <sup>36</sup> generando cinco conjuntos de datos imputados para el modelado estadístico. Todos los valores de p se obtuvieron a partir de pruebas bilaterales, y la significancia estadística se determinó con un umbral ajustado a la tasa de falsos descubrimientos de p  < 0,05 mediante el procedimiento de Benjamini-Hochberg.

Se calcularon estadísticas descriptivas para resumir las características demográficas basales, las medidas clínicas y las variables de uso de redes sociales. Se examinaron las diferencias entre los participantes que participaron en el grupo de desintoxicación y los que no lo hicieron mediante pruebas de χ² o la prueba exacta de Fisher para variables categóricas y la prueba U de Mann-Whitney para variables continuas.

Resultados

Características basales

Un total de 417 participantes se inscribieron en el estudio (eFigure 6 en el Suplemento 1 ), con 19 (4.6%) descalificados (direcciones fraudulentas o no estadounidenses), lo que arrojó una muestra elegible de 398 participantes. De los 398, 25 (6.3%) se retiraron, lo que resultó en una muestra analítica de 373 participantes ( Tabla 1 ). La cohorte fue predominantemente femenina (277 participantes [74.3%]), con una edad media (DE) de 21 (2) años. La mayoría de los participantes eran estudiantes universitarios (287 participantes [76.9%]), seguidos de los posgraduados (54 participantes [14.5%]) y aquellos con solo educación secundaria (32 participantes [8.6%]). La composición racial fue la siguiente: 87 (23.3%) asiáticos o asiático-americanos; 22 (5.9%) negros o afroamericanos; 29 (7.8%) hispanos o latinos; 8 (2.1%) de Oriente Medio o África del Norte; 26 (7,0%) multirraciales o de raza mixta; 1 (0,3%) isleño del Pacífico o nativo hawaiano; 198 (53,1%) blancos; y 2 ​​(0,5%) otros; 337 (90,3%) poseían un teléfono inteligente iOS. Las evaluaciones iniciales fueron completadas por 373 de 398 participantes elegibles (93,7%), con 295 (79,1%) optando por la intervención de desintoxicación de 1 semana y 78 (20,9%) optando por no participar (eFigure 6 en el Suplemento 1 ). Aquellos que optaron por no participar en la desintoxicación no difirieron significativamente de los que participaron en términos de características demográficas, medidas clínicas iniciales ( Tabla 1 ), tiempo de pantalla en redes sociales (eFigure 8 en el Suplemento 1 ), o puntuaciones de uso problemático de redes sociales. Al inicio del estudio, todos los participantes reportaron depresión mínima (puntuación media [RIC] en el PHQ-9: 4,0 [2,0-8,0]) y ansiedad (puntuación media [RIC] en el GAD-7: 4,0 [2,0-8,0]), insomnio clínicamente no significativo (puntuación media [RIC] en el ISI: 6,0 [3,0-10,0]) y soledad moderada (puntuación media [RIC] en el UCLA-LS: 36,0 [29,0-44,0]). Consulte la Tabla electrónica 1 del Suplemento 1 para obtener un informe completo de las mediciones iniciales.

Uso básico de las redes sociales

Durante el período de referencia de 2 semanas, 350 participantes (93,8 %) utilizaron al menos 1 de las 5 plataformas de redes sociales incluidas en el estudio, y solo 23 participantes (6,2 %) informaron no utilizar ninguna. Los participantes tenían una media (DE) de tiempo frente a la pantalla de 1,9 (1,4) horas al día en las 5 plataformas de redes sociales (eFigure 7 en el Suplemento 1 ), lo que corresponde a una media (DE) de 26,5 (20,7) horas de uso acumulado por participante durante el período de 2 semanas. La media (DE) de tiempo frente a la pantalla diario fue mayor en las participantes femeninas (2,0 [1,5] horas) que en los participantes masculinos (1,3 [1,2] horas) ( P  < 0,001), sin que se observaran otras diferencias significativas por raza, nivel educativo, sistema operativo del teléfono o estado de suscripción voluntaria a la desintoxicación (eFigure 8 en el Suplemento 1 ).Desintoxicación del uso de las redes sociales

La intervención de desintoxicación de redes sociales de 1 semana fue completada por 295 participantes (79,1%). Durante el período de intervención, el tiempo medio (DE) diario frente a las pantallas de redes sociales disminuyó a 0,5 (0,8) horas, una reducción significativa con respecto al uso inicial de 1,9 (1,4) horas ( P  < ,001). La mayoría de los participantes (265 de los participantes [89,8%]) redujeron su tiempo frente a las pantallas durante la desintoxicación, con una reducción total media (DE) de 9,2 (9,2) horas por participante ( Figura ). Las tasas de incumplimiento variaron según la plataforma, y ​​Instagram (200 de 295 participantes [67,8%]) y Snapchat (144 participantes [48,8%]) mostraron las tasas más altas de uso continuo durante el período de desintoxicación (eFigura 9 en el Suplemento 1 ). Los participantes mostraron mayor probabilidad de reducir el uso de TikTok (188 participantes [63,7%]) que de Instagram (95 participantes [32,2%]) o Snapchat (151 participantes [51,2%]). X y Facebook registraron las tasas de adherencia más altas, con 243 (82,4%) y 216 (73,2%) participantes, respectivamente, que redujeron su tiempo frente a la pantalla.Figura. Cambio a nivel de participante en el tiempo medio diario frente a las pantallas en redes sociales durante la desintoxicación.

Uso de las redes sociales y salud mental

En general, se observaron pequeñas correlaciones positivas entre el uso objetivo de las redes sociales y el uso problemático autoinformado de las redes sociales, con coeficientes de correlación que oscilaron entre r  = 0,14 y r  = 0,32 (eTabla 2 en el Suplemento 1 ). El uso problemático autoinformado de las redes sociales mostró correlaciones más fuertes con las características de salud mental que el uso objetivo de las redes sociales (eTabla 3 en el Suplemento 1 ). Se observaron asociaciones significativas entre el uso problemático (PUSNS) y PHQ-9 ( r  = 0,48; P  < ,001), PUSNS y GAD-7 ( r  = 0,41; P  < ,001), NSMCS y UCLA-LS ( r  = 0,49; P  < ,001), y el uso adictivo (BSMAS) e ISI ( r  = 0,35; P  < ,001). Por el contrario, el uso objetivo de las redes sociales mostró solo correlaciones débiles con los resultados iniciales de salud mental, incluido el tiempo total diario frente a la pantalla y el ISI ( r  = 0,15; P  = 0,02), y las notificaciones de Instagram con el ISI ( r  = 0,15; P  = 0,03) y el PHQ-9 ( r  = 0,15; P  = 0,03).

Dadas las asociaciones observadas en los análisis bivariados, se construyeron modelos de regresión lineal multivariable para cada resultado clínico a fin de evaluar dichas asociaciones, ajustando las covariables basales ( Tabla 2 ). En todos los modelos ajustados, la autopercepción de PSMU se asoció consistentemente con una mayor gravedad de los síntomas de salud mental. En particular, las puntuaciones más altas en la BSMAS se asociaron con mayores síntomas depresivos (β = 0,29; IC del 95 %, 0,15 a 0,43; P  < 0,001), las puntuaciones más altas en la NSMCS con mayor ansiedad (β = 0,20; IC del 95 %, 0,11 a 0,29; P  < 0,001), las puntuaciones más altas en la PUSNS con mayor soledad (β = 0,21; IC del 95 %, 0,04 a 0,37; P  = 0,01) y las puntuaciones más altas en la NSMCS con mayores síntomas de insomnio (β = 0,20; IC del 95 %, 0,04 a 0,37; P  = 0,02). Por el contrario, el uso objetivo de las redes sociales, incluido el tiempo frente a la pantalla, las recogidas, las notificaciones y los días abiertos, no se asoció significativamente con los resultados clínicos, aparte de unas pocas asociaciones inversas pequeñas, como entre el tiempo frente a la pantalla y la ansiedad (β = −0,01; IC del 95 %, −0,02 a –0,01; P  < 0,001).

Efectos de la desintoxicación en el cambio de comportamiento

Para evaluar los resultados de la intervención de desintoxicación de 1 semana en el comportamiento, examinamos los cambios en el fenotipado digital y las características de EMA ( Tabla 4 ). Se observaron cambios estadísticamente significativos en los dominios de uso de pantallas y movilidad. Específicamente, la duración diaria de la pantalla (redes sociales y redes no sociales) aumentó un 4,5% (15,4; IC del 95%, 4,86-25,90 segundos; P  = 0,04), mientras que el tiempo en casa aumentó un 6,3% (42,78; IC del 95%, 24,31-61,23 minutos; P  < 0,001) durante la desintoxicación en comparación con el valor inicial. Sin embargo, estos resultados fueron modestos en relación con la gran variabilidad diaria observada, con una DE residual dentro del participante para el tiempo en casa de 347,6 minutos y 198,0 segundos para la duración de la pantalla. En los análisis de sensibilidad para considerar posibles factores de confusión espaciales, las estimaciones del efecto desintoxicante se mantuvieron prácticamente sin cambios (Tabla electrónica 4 del Suplemento 1 ), y gran parte de la variabilidad intraparticipante no se explicó por la agrupación geográfica. Ningún otro cambio fue estadísticamente significativo en las medidas de interacción con la pantalla, entropía de movilidad, comunicación o basadas en EMA.

Tabla 4. Resultados del modelo de efectos aleatorios para los resultados antes y después de la intervención de desintoxicación de redes sociales

Resultado aPeriodo de intervención de desintoxicación de redes sociales, media (DE)β (IC del 95%)Desviación estándar residualCambiar, %PAGvalor b
AntesDespués
Uso de la pantalla
La pantalla se activa207.0 (137.4)206 (134.8)−0,40 (−6,74 a 5,95)119.55.3.92
Desbloqueo de pantalla103,7 (73,0)106.0 (73.2)2,32 (−0,91 a 5,55)60.93.6.36
Duración del desbloqueo de pantalla, s332.1 (204.6)329.1 (212.2)−2,85 (−12,47 a 6,77)181.2−0,1.73
Duración de la pantalla, s445,9 (233,2)462,1 (238,0)15,37 (4,86 a 25,90198.04.5.04
Movilidad
Tiempo en casa, min860.0 (374.5)903,5 (354,4)42,78 (24,31 a 61,23)347.66.3<.001
Entropía0,5 (0,4)0,5 (0,4)−0,01 (−0,03 a 0,01)0,371.7.70
Conteo de pasos6484.0 (4751.9)6590.8 (4925.9)121,64 (−103,55 a 346,82)4240.05.2.49
Texto
Textos entrantes, No.107,9 (117,0)112,3 (122,5)4,66 (−0,88 a 10,21)104.412.5.34
Textos salientes, No.80,6 (97,7)84,4 (103,3)3,94 (−0,76 a 8,64)88.418.2.34
Grado de texto46,4 (41,4)47,6 (42,5)1,35 (−0,56 a 3,27)36.17.2.36
Llamar
Llamadas entrantes, No.2.8 (2.9)2.9 (2.9)0,08 (−0,06 a 0,23)2.89.3.49
Llamadas salientes, No.3.0 (3.7)3.0 (3.9)0,03 (−0,16 a 0,22)3.610.5.49
Grado de llamada3.0 (2.4)3.0 (2.6)0,01 (−0,12 a 0,13)2.44.0.92
Duración de la llamada, s24.0 (56.2)22,5 (37,9)−0,90 (−3,47 a 1,67)48.115.6.70
EMA
Ánimo3.0 (1.8)2.9 (1.8)−0,11 (−0,19 a −0,02)1.6−2.3.06
Ansiedad2.7 (2.4)2.8 (2.4)0,07 (−0,03 a 0,18)3.912.4.36
Dificultad para funcionar0,9 (0,9)0,90 (0,90)0,01 (−0,03 a 0,04)0.72.5.86

Discusión

Al aprovechar los datos objetivos sobre el uso de las redes sociales, nuestro estudio de cohorte corrobora hallazgos previos de que las métricas del uso de las redes sociales tienen poca o ninguna asociación con los resultados de salud mental en los jóvenes. 5 , 8 Nuestros hallazgos también sugieren que los usos problemáticos de las redes sociales, en particular los que implican una comparación social negativa, se asocian de manera más consistente con una mayor gravedad de los síntomas de depresión, ansiedad e insomnio. Además, nuestros hallazgos contribuyen al creciente cuerpo de evidencia que sugiere que las intervenciones breves de desintoxicación digital pueden ofrecer beneficios significativos para la salud mental, 38 en particular entre individuos con una mayor gravedad de los síntomas iniciales. Al integrar el fenotipado digital basado en teléfonos inteligentes y las EMA, este estudio ofrece nuevas perspectivas sobre los posibles comportamientos asociados con la reducción del uso de las redes sociales durante la desintoxicación, una dimensión de uso rara vez capturada en investigaciones anteriores.

Los hallazgos sobre la asociación entre el uso de las redes sociales y los resultados de salud mental han sido mixtos durante mucho tiempo. 1 – 5 Nuestros resultados se alinean con los pocos estudios que han utilizado datos objetivos sobre el uso de las redes sociales, mostrando poca evidencia de una asociación sólida entre el uso general y los resultados de salud mental. 13 En nuestra muestra, las medidas objetivas como el tiempo frente a la pantalla, las notificaciones y las recogidas tuvieron pequeñas asociaciones con síntomas de depresión, ansiedad, soledad e insomnio. Por el contrario, observamos asociaciones positivas entre el uso problemático o adictivo autoreportado de las redes sociales y los resultados de salud mental. Estos hallazgos sugieren que el impacto de las redes sociales en la salud mental de los adultos jóvenes puede depender menos de la cantidad de uso y más del estado emocional y psicológico en el que se produce el uso.

La intervención de desintoxicación de redes sociales de una semana condujo a reducciones significativas en los síntomas de depresión, ansiedad e insomnio. Cabe destacar que estas mejoras fueron más pronunciadas entre los participantes con mayor gravedad de los síntomas iniciales. Los participantes con depresión moderadamente grave experimentaron las mayores reducciones en múltiples dominios de síntomas, lo que sugiere que las personas con una mayor carga de síntomas pueden obtener el mayor beneficio de las reducciones estructuradas en el uso de redes sociales. 39 Por el contrario, los síntomas de soledad no mejoraron significativamente, lo que puede reflejar el rol inherentemente social de ciertas plataformas, donde la participación reducida podría paradójicamente disminuir los sentimientos de conexión social y comunidad. Especulamos que las mejoras observadas durante la desintoxicación se asociaron más con una reducción en las oportunidades de participación problemática, como la comparación social negativa y el uso adictivo, 40-42 en lugar de reducciones en el tiempo total de pantalla, en consonancia con nuestros hallazgos que muestran menores asociaciones entre el tiempo objetivo de pantalla y los resultados de salud mental.

Aunque los participantes redujeron su uso de redes sociales, en promedio, pasaron más tiempo frente a la pantalla y en casa durante el período de desintoxicación, en comparación con el período inicial de dos semanas. Sin embargo, estos hallazgos se produjeron en un contexto de variabilidad sustancial en el comportamiento intrapersonal, como lo indican los residuos del modelo de efectos mixtos. Para mitigar las fluctuaciones en estas estimaciones de características pasivas, es posible que estudios futuros se beneficien de incluir un período de prueba o aclimatación antes del período inicial para que los participantes se adapten a los procedimientos del estudio. 43 Además, dado que nuestros hallazgos sugieren que el uso problemático de las redes sociales se asocia más con resultados adversos para la salud mental que la cantidad de uso, las intervenciones podrían ser más efectivas si se centran en reducir la interacción problemática en lugar de centrarse exclusivamente en la reducción general del uso.

Fortalezas y limitaciones

Nuestro estudio presenta varias fortalezas notables.

En primer lugar, el uso de medidas objetivas del uso de redes sociales proporcionó una estimación más precisa de la participación de los jóvenes y su asociación con el uso problemático y los resultados de salud mental.

En segundo lugar, empleamos un enfoque multifacético que integró datos de fenotipado digital, EMA y medidas clínicas validadas para capturar exhaustivamente los cambios en estados momentáneos, comportamiento y salud mental.

Este estudio presenta varias limitaciones.

En primer lugar, la muestra fue preclínica y predominantemente femenina, universitaria, usuaria de iOS y con un alto nivel educativo.

En segundo lugar, nuestras medidas basadas en encuestas y las EMA se basaron en autoinformes y podrían estar influenciadas por sesgos de recuerdo o de deseabilidad social. Si bien las estadísticas de uso de aplicaciones registradas por los dispositivos no pueden ser alteradas por los participantes, podrían restablecerse o eludirse mediante el uso de dispositivos alternativos, y las diferencias sistemáticas entre plataformas (iOS vs. Android) podrían introducir variabilidad en las estimaciones del tiempo de pantalla.

En tercer lugar, el comportamiento de los participantes podría haber estado influenciado por la reactividad a la monitorización, y la autoselección para el grupo de desintoxicación podría reflejar diferencias subyacentes en la motivación o la gravedad de los síntomas que limitan la inferencia causal.

En cuarto lugar, aunque abordamos los datos faltantes utilizando MICE tras evaluar la plausibilidad del supuesto de datos faltantes aleatorios con la prueba de Hawkins, este supuesto podría no ser plenamente válido en la práctica, ya que los datos de los sensores pueden faltar debido a comportamientos vinculados a estados no observados (p. ej., dejar de usar el dispositivo durante cambios de humor), así como a factores aleatorios como fallos de hardware, agotamiento de la batería o problemas de conectividad.

En quinto lugar, el estudio no tuvo un período de seguimiento, lo que impide extraer conclusiones sobre la durabilidad a largo plazo de los efectos, y la ausencia de un grupo de control aleatorizado implica que las mejoras en los resultados de salud mental no pueden atribuirse definitivamente a la intervención. Además, la desintoxicación podría ser susceptible a efectos de demanda, ya que los participantes recibieron una compensación y podrían haber sido conscientes del resultado esperado

Conclusiones

En este estudio de cohorte, una desintoxicación de redes sociales de una semana condujo a reducciones significativas en los síntomas de depresión, ansiedad e insomnio, especialmente en personas con mayor gravedad de síntomas iniciales. Estos hallazgos sugieren que las intervenciones de cambio de comportamiento digital pueden mejorar la salud mental; sin embargo, la durabilidad de estos resultados y su impacto en el comportamiento justifican estudios adicionales, especialmente en una población más diversa

gestión de las operaciones hospitalarias


	

Guía de la OMS sobre terapias GLP-1 para la obesidad en adultos

Dra. Francesca Celletti, PhD1Jeremy Farrar, MD, PhD2Luz De Regil, PhD3

JAMA: 1 de diciembre  de 2025 doi: 10.1001/jama.2025.24288

Abstract

Importancia:   La obesidad es una enfermedad crónica y recurrente que afecta a más de mil millones de personas en todo el mundo y genera una morbilidad, mortalidad y una carga económica considerables. Las terapias con péptido similar al glucagón-1 (terapias GLP-1) proporcionan una pérdida de peso clínicamente significativa y amplios beneficios metabólicos. En respuesta a las solicitudes de los Estados Miembros, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado directrices para adultos con obesidad.

Observaciones   Las directrices reconocen la obesidad como una enfermedad crónica y recurrente que requiere atención de por vida y enfatizan el diagnóstico temprano y los enfoques integrados y centrados en la persona que combinan intervenciones conductuales, médicas, quirúrgicas y de otro tipo junto con la prevención y el manejo de las comorbilidades. La OMS recomienda terapias GLP-1 a largo plazo combinadas con terapia conductual intensiva para maximizar y mantener los beneficios. Ambas recomendaciones se calificaron como condicionales , lo que refleja que las terapias GLP-1, con o sin terapia conductual, son efectivas, pero los datos limitados a largo plazo, el costo, la preparación del sistema, la equidad, la variabilidad en las prioridades de los pacientes y la viabilidad específica del contexto siguen siendo consideraciones. La implementación de estas directrices depende del acceso equitativo a terapias asequibles, la preparación del sistema de salud y, lo más importante, la garantía de que la atención esté centrada en la persona, no sea discriminatoria y sea universalmente accesible. Dado el tiempo requerido para implementar estas medidas, una prioridad es un marco transparente, equitativo y basado en la evidencia para identificar a los más necesitados, al tiempo que se permite una expansión gradual de la elegibilidad a medida que evolucionan el acceso, la capacidad y la preparación; este será el próximo enfoque de la directriz de la OMS.

Conclusiones y relevancia:   La medicación por sí sola no puede resolver la carga mundial de obesidad. La disponibilidad de terapias con GLP-1 debería impulsar a la comunidad global a construir un ecosistema de obesidad justo, integrado y sostenible. Los países deben garantizar el acceso equitativo no solo al manejo integral de la enfermedad, sino también a políticas e intervenciones de promoción y prevención de la salud dirigidas a la población general y a las personas en alto riesgo.Introducción

La obesidad, como problema de salud pública mundial, es un problema relativamente reciente, pero creciente en todos los países. La obesidad surge de un conjunto de interacciones complejas en los individuos, que incluyen la genética, la neurobiología y los hábitos alimentarios, así como de entornos obesógenos resultantes de cambios en la dieta, la actividad y el estilo de vida, junto con la globalización y la industrialización de la producción y comercialización de alimentos.

Definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad crónica y recurrente, la obesidad es un desafío creciente para la salud pública, con más de mil millones de personas afectadas y casos en aumento en casi todos los países del mundo. 1 En 2024, hubo 3,7 millones de muertes relacionadas con la obesidad por enfermedades no transmisibles, lo que representa el 12 % de todas las muertes por enfermedades no transmisibles en todo el mundo. 2 , 3 Se pronostica que los costos globales serán de US $3 billones por año para 2030 y, en un país con tasas de prevalencia de obesidad del 30 %, la enfermedad podría absorber hasta el 18 % del gasto nacional en salud. 4

Inicialmente desarrolladas para el tratamiento de personas con diabetes, las terapias con péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) y otros medicamentos relacionados han emergido como una innovación importante para abordar el desafío global de la obesidad, ofreciendo beneficios que van más allá de los resultados clínicos individuales. Al actuar sobre los mecanismos que reducen el apetito y mejoran la saciedad, junto con otros efectos fisiológicos, estos agentes proporcionan un tratamiento complementario importante a las intervenciones conductuales tradicionales para el manejo de la obesidad. La aparición de estos medicamentos representa un punto de inflexión en el tratamiento de la obesidad, sus complicaciones y comorbilidades relacionadas . 5-7

Tras la aprobación de varias autoridades reguladoras y en respuesta a las solicitudes de los Estados Miembros, la OMS publica hoy una guía basada en la evidencia sobre el uso de terapias con GLP-1 en el tratamiento de la obesidad en adultos. 8 Esta guía establece una base estratégica para ayudar a los países a acelerar su respuesta a la crisis de obesidad en adultos no gestantes. Reúne la evidencia actual, detalla el proceso de desarrollo y sintetiza las implicaciones para ampliar el acceso equitativo a estos medicamentos, a la vez que configura un ecosistema más integral para el manejo de la obesidad. Terapias GLP-1

Las terapias con GLP-1 fueron aprobadas inicialmente en 2005 por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para el tratamiento de la diabetes tipo 2, basándose en su capacidad para mejorar la secreción de insulina dependiente de la glucosa y suprimir el glucagón. 9 Para 2015, la creciente evidencia de sus efectos sobre el sistema nervioso central, particularmente en las vías hipotalámicas que regulan el apetito, promueven la saciedad y retrasan el vaciamiento gástrico, y la pérdida de peso relacionada con ella condujo a la aprobación de liraglutida 3,0 mg para el control del peso crónico. 5

Desde entonces, el potencial clínico de las terapias con GLP-1 se ha expandido. Estudios recientes, revisiones sistemáticas e investigación traslacional han demostrado beneficios terapéuticos para eventos cardiovasculares mayores, insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada, prevención de la diabetes, presión arterial sistólica y colesterol LDL, apnea obstructiva del sueño, enfermedad arterial periférica, enfermedades renales, esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica y enfermedades neurodegenerativas . 10-18

A partir de octubre de 2025, se han aprobado 12 terapias con GLP-1 para indicaciones en diabetes tipo 2 y/o obesidad, mientras que más de 40 agentes, incluidos agonistas multirreceptores, están en desarrollo activo en varias indicaciones y con diferentes formulaciones. 19 , 20Directriz de la OMS sobre el uso y las indicaciones de las terapias GLP-1 para el tratamiento de adultos con obesidad

Desde 2009, la OMS ha evolucionado continuamente su proceso de elaboración de directrices para mantener su rigor, transparencia y adaptación a diversos contextos. Mediante el enfoque GRADE, se evalúa la evidencia junto con los valores, las preferencias, la viabilidad y la equidad. Los grupos multidisciplinarios de elaboración de directrices (GDG) ponderan todos los elementos de la evaluación GRADE para elaborar recomendaciones inclusivas, aplicables en distintos entornos y sólidas. Cada directriz es revisada por el Comité de Revisión de Directrices y expertos externos, con la aportación de una consulta pública.

Esta guía de la OMS sobre el uso y las indicaciones de las terapias con GLP-1 para adultos con obesidad se basa en el reconocimiento de la obesidad como una enfermedad crónica y recurrente que requiere atención de por vida. Enfatiza la importancia del diagnóstico temprano y la necesidad de enfoques integrales y centrados en la persona que combinen intervenciones conductuales, médicas, quirúrgicas y de otro tipo, junto con la prevención y el manejo de las comorbilidades relacionadas con la obesidad.

En este marco, la OMS recomienda el uso a largo plazo de terapias con GLP-1 para adultos que viven con obesidad, donde «largo plazo» se refiere al tratamiento continuo durante 6 meses o más según la definición regulatoria actual 21 ( Recuadro ). Si bien se realizaron 3 revisiones sistemáticas individuales para liraglutida, semaglutida y tirzepatida, 10-12 el GDG optó por considerar las terapias con GLP-1 como una clase. En una segunda recomendación, la OMS también recomienda combinar la farmacoterapia con la terapia conductual intensiva (IBT), que incluye el establecimiento de objetivos estructurados para el ejercicio físico y la dieta, la restricción de la ingesta de energía, sesiones semanales de asesoramiento y evaluaciones rutinarias del progreso. La IBT representa un componente de un enfoque integral de atención multimodal y puede amplificar y mantener los beneficios terapéuticos de la medicación.Caja.

Directriz de la Organización Mundial de la Salud sobre el uso y las indicaciones de las terapias con péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) para el tratamiento de la obesidad en adultos

Declaración de buenas prácticas 1
  • La obesidad es una enfermedad crónica que requiere atención de por vida. Esta debe incluir la detección, el diagnóstico precoz y el manejo de las complicaciones y comorbilidades relacionadas con la obesidad, así como la consideración de tratamientos farmacológicos, quirúrgicos o de otro tipo para controlar la enfermedad y prevenir o tratar las comorbilidades.
Recomendación 1

En adultos que viven con obesidad, las terapias con GLP-1 pueden usarse como tratamiento a largo plazo para la obesidad. (recomendación condicional, evidencia de certeza moderada)

Declaración de buenas prácticas 2
  • Las personas con obesidad deben recibir asesoramiento adaptado al contexto sobre cambios de comportamiento y estilo de vida, incluyendo, entre otros, actividad física y hábitos alimentarios saludables, como primer paso hacia intervenciones conductuales más estructuradas. En el caso de las personas a las que se les prescriben agonistas del receptor de GLP-1 o agonistas duales de GLP-1/polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP), se debe brindar asesoramiento sobre cambios de comportamiento y estilo de vida como primer paso hacia una terapia conductual intensiva para potenciar y favorecer resultados óptimos de salud.
Recomendación 2

En adultos que viven con obesidad a quienes se les prescriben terapias con GLP-1, se puede brindar terapia conductual intensiva como parte de un algoritmo clínico multimodal integral. (recomendación condicional, evidencia de certeza baja)

Ambas recomendaciones se calificaron como condicionales, lo que indica que las consecuencias deseables no superan claramente a las indeseables desde las perspectivas del paciente, clínica y de salud pública. En esta guía, la eficacia de las terapias con GLP-1, con o sin IBT, para tratar la obesidad y mejorar los resultados metabólicos y de otro tipo fue evidente. En el caso de la primera, la escasez de datos sobre eficacia y seguridad a largo plazo, titulación, mantenimiento e interrupción, con ensayos aún en curso, junto con el elevado coste actual de las terapias con GLP-1, la insuficiente preparación del sistema sanitario y las posibles implicaciones para la equidad, redujeron la confianza del GDG en que los beneficios de esta intervención superan claramente sus atributos indeseables.

Para la segunda recomendación, la condicionalidad se atribuyó a la baja certeza de la evidencia de que la IBT mejora la eficacia de las terapias con GLP-1 con tirzepatida, semaglutida y liraglutida, así como a la variabilidad en las prioridades de resultados del peso del paciente, los posibles impactos en la equidad en la salud y la viabilidad y el costo específicos del contexto de brindar IBT.

Como se mencionó anteriormente, la OMS elaboró ​​esta guía con el asesoramiento de un GDG compuesto por expertos en las áreas de obesidad, epidemiología, gestión clínica, farmacología, economía de la salud, programas de salud pública y formulación de políticas. El GDG incluyó a personas cuyas experiencias con la obesidad aportaron perspectivas cruciales sobre la necesidad de claridad en cuanto a las indicaciones, los valores y las preferencias, así como al acceso equitativo. La elaboración de la guía siguió los estándares establecidos por la OMS, fundamentados en los principios de las recomendaciones basadas en la evidencia, utilizando la metodología GRADE para evaluar la calidad y la certeza de la evidencia, así como la solidez de las recomendaciones. Los sólidos procedimientos para gestionar posibles conflictos de intereses garantizaron la independencia y la credibilidad.

El proceso también incluyó un marco estructurado de evidencia a la toma de decisiones, que respaldó las deliberaciones del panel sobre beneficios y perjuicios, los valores y preferencias de los interesados, el uso de recursos y la rentabilidad, la equidad en salud, la aceptabilidad y la viabilidad. Este enfoque permitió la elaboración de recomendaciones con relevancia global, adaptadas al contexto y escalables, manteniendo al mismo tiempo el rigor científico y ético. 23

El GDG también consideró los principales desafíos de implementación, reconociendo que una atención eficaz a la obesidad crónica requiere sistemas de salud sólidos que dependen de una capacitación adecuada del personal, cadenas de suministro y sistemas de derivación. La cobertura financiera de la atención médica universal y los sistemas nacionales de seguro también se considera esencial para garantizar la asequibilidad y la equidad. Se acordaron las siguientes prioridades de investigación para fundamentar la evolución de la guía de vida: evaluar los efectos a largo plazo de las terapias con GLP-1 en la enfermedad renal, la cognición, las adicciones y la calidad de vida; evaluar la rentabilidad y los modelos de administración; identificar predictores de la respuesta individual al tratamiento; y, finalmente, comprender los impactos del inicio, la titulación, el mantenimiento y la interrupción de la terapia en la composición corporal y los resultados de salud.

También se evaluó el estado de la propiedad intelectual y el acceso global a las terapias GLP-1, con la aportación técnica del Fondo de Patentes de Medicamentos (que abarca el panorama de patentes, los precios actuales y la disponibilidad en países de ingresos bajos, medios y altos). Las deliberaciones del GDG y el borrador de recomendaciones fundamentaron la inclusión de las terapias GLP-1 en atención primaria en la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS, específicamente para un subgrupo de personas de alto riesgo con obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular o renal establecida. 24El desafío de garantizar que los medicamentos lleguen a quienes los necesitan

La carga de la obesidad afecta actualmente a más de mil millones de personas y se proyecta que aumentará a 2 mil millones para 2030. 2 – 4 El desafío de la necesidad insatisfecha y el imperativo de escala no se limitan a los países de ingresos altos o bajos únicamente, sino que son universales.

Una implementación inclusiva de esta directriz depende críticamente de tres factores clave: primero, el logro de un acceso más amplio y justo a terapias GLP-1 asequibles; segundo, la preparación de los sistemas de salud para brindar atención de la obesidad de alta calidad que integre estas terapias junto con la terapia conductual de manera efectiva; y tercero, y más importante, la garantía de que dicha atención esté centrada en la persona, no sea discriminatoria y esté orientada hacia el acceso universal, asegurando que se llegue a todas las personas necesitadas. 25

Este triple desafío —capacidad de producción, disponibilidad y asequibilidad, preparación del sistema de salud y acceso universal centrado en la persona— enfrenta a la comunidad sanitaria mundial no sólo como un problema técnico sino como un profundo dilema de equidad que se encuentra en el corazón mismo de la salud pública mundial y la búsqueda de la salud para todos.

Incluso en el escenario proyectado más alto actual, la producción de terapias con GLP-1 solo podría cubrir a alrededor de 100 millones de personas. 26 – 28 Si bien es significativo, este número representa menos del 10% de las personas que actualmente viven con obesidad. 2 – 4 Abordar esta escala de necesidad sin precedentes requiere enfoques nuevos y ambiciosos que permitan la acción mientras se construyen las bases para un ecosistema integrado de gestión global de la obesidad.

Los altos costos, la capacidad de producción limitada y las limitaciones en la cadena de suministro siguen siendo importantes obstáculos para el acceso universal a las terapias GLP-1. Tras su incorporación a la Lista Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS para las poblaciones de mayor riesgo, la OMS está considerando la precalificación para facilitar una mayor disponibilidad. Sin embargo, la creación de un ecosistema de acceso global requerirá la colaboración entre socios públicos y privados, incluidos los fabricantes de genéricos, especialmente dado que la patente de semaglutida expira en 2026. Estrategias como la habilitación de la producción de genéricos, la adquisición conjunta, la fijación de precios diferenciados, la concesión de licencias voluntarias y la fabricación local serán cruciales. Las formulaciones emergentes, incluidas las terapias orales GLP-1, pueden mejorar aún más la producción, la distribución y el acceso al simplificar la producción, la logística y el almacenamiento. 29

Una prestación eficaz e inclusiva también requiere la integración en plataformas de atención crónica basadas en la atención primaria. Los elementos clave incluyen la capacitación de profesionales de la salud, el establecimiento de registros de pacientes y vías de derivación, el fortalecimiento de los sistemas de adquisición y cadena de frío, y la implementación de marcos de monitoreo sólidos. Las herramientas digitales y la telesalud pueden impulsar la adherencia, el seguimiento y el empoderamiento del paciente, mientras que la participación de las personas con obesidad garantiza una atención culturalmente apropiada y centrada en el paciente. 25

Dado el tiempo necesario para implementar estas medidas, una prioridad urgente es un enfoque transparente, equitativo y basado en la evidencia para la priorización. Este marco debe guiar la identificación y selección de las personas con mayor necesidad, dentro de las limitaciones actuales de suministro y del sistema de salud, y permitir la expansión gradual de la elegibilidad para el tratamiento a medida que evolucionen el acceso, la capacidad y la preparación. Esta será la próxima área de enfoque de la guía de la OMS cuando el grupo GDG se reúna a principios de 2026. En ese momento, el grupo apoyará a la OMS en la definición del qué y el cómo de la priorización, estratificando a las personas con obesidad según el riesgo relacionado con la gravedad de la enfermedad y las comorbilidades (como diabetes, hipertensión, riesgo cardiovascular y otras afecciones metabólicas), y la eficacia esperada en los resultados de salud. Además, dado que la relación costo-efectividad de este tipo de medicamentos sobre la carga general de la obesidad para el individuo, los sistemas de salud y las sociedades aún no se ha demostrado en entornos globales, la OMS apoyará a los Estados Miembros en un análisis de costo-efectividad para la población mundial que actualmente vive con obesidad y para el subgrupo de alto riesgo que identificará la siguiente fase de las guías. El GDG también revisará la evidencia emergente para el manejo de la interrupción, titulación, mantenimiento o reemplazo de las terapias con GLP-1, así como sus implicaciones clínicas y programáticas. Finalmente, se considerará el área emergente de los componentes de algoritmos clínicos multimodales, además de la TCI, como la nutrición terapéutica, el uso de alimentos como medicamentos y la cirugía para mejorar la eficacia de este tipo de medicamentos.

Si bien la introducción de esta clase de agentes terapéuticos es crucial en esta etapa, el tratamiento selectivo y dirigido únicamente con medicamentos no puede resolver una crisis de esta magnitud. Se necesita una respuesta integral y sistémica que aborde la prevención, la atención y los determinantes subyacentes de la obesidad.Hacia un nuevo ecosistema de gestión de la obesidad

Las terapias con GLP-1 representan más que un avance científico. Representan un nuevo capítulo en el cambio conceptual gradual en la forma en que la sociedad aborda la obesidad: de una condición relacionada con el estilo de vida a una enfermedad crónica compleja, prevenible y tratable. Esta promesa de un tratamiento eficaz puede catalizar la transformación más amplia necesaria para construir un ecosistema integrado que redefina la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y la atención con un enfoque en la equidad.

El primer paso urgente es pasar del control de los factores de riesgo a una gestión integral de la enfermedad, utilizando la innovación terapéutica como catalizador para alterar la trayectoria epidemiológica de la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas mediante una atención crónica a gran escala.

Al actuar sobre las vías metabólicas, neuroendocrinas y conductuales, las terapias con GLP-1 abordan un amplio conjunto de morbilidades más allá de la obesidad y proporcionan una base farmacológica para un modelo de atención multidisciplinario. Los programas a gran escala y a largo plazo que integran el tratamiento de la obesidad con intervenciones de prevención y atención en las plataformas de servicios existentes, guiados por la atención primaria de salud y un enfoque a lo largo de la vida, podrían transformar la obesidad en una enfermedad crónica tratable, proteger a las personas del desarrollo de otras afecciones y enfermedades, y frenar el crecimiento de la diabetes y otras afecciones que amenazan la capacidad del sistema de salud.

Sin embargo, construir un ecosistema más amplio para la obesidad requiere más que terapias individuales o programas de atención crónica a gran escala. Los países deben garantizar el acceso equitativo no solo al manejo integral de la enfermedad, sino también a políticas e intervenciones de promoción y prevención de la salud dirigidas a la población general y a las personas en alto riesgo. Lograrlo requiere un marco integrado a largo plazo de intervenciones, vías de acción y compromisos a nivel sistémico, diseñado para que todos los componentes del ecosistema se refuercen y amplifiquen mutuamente. Si bien cada elemento de esta transformación es bien conocido por sí mismo, un cambio significativo solo ocurrirá cuando se implementen de manera conjunta, coordinada y mutuamente complementaria.

Partiendo del concepto de reparto de poder y responsabilidad colectiva, los elementos del ecosistema incluirán una mejor comprensión de las causas subyacentes de la obesidad, incluyendo los determinantes sociales, comerciales y ambientales, así como los factores genéticos, metabólicos y biológicos. Junto con enfoques equitativos y sostenibles impulsados ​​por los sistemas de salud, se deben incentivar soluciones que aborden los determinantes sociales de la obesidad, como los sistemas alimentarios, el diseño urbano y las desigualdades económicas, para lograr un cambio sistémico duradero.

Integrar la prevención y el tratamiento de la obesidad en los marcos de cobertura sanitaria universal, los paquetes de prestaciones de atención primaria, los planes nacionales de seguro y otros esquemas de cobertura financiera será esencial para garantizar un acceso equitativo en todas las poblaciones y entornos. Paralelamente, es necesario impulsar los mecanismos de distribución de medicamentos a gran escala para garantizar que las intervenciones lleguen de forma justa a todos los necesitados y crear una plataforma sólida para integrar las innovaciones a medida que se comercializan. Y lo que es más importante, la introducción programática de estas terapias e innovaciones emergentes requerirá un fuerte enfoque e inversión en las funciones esenciales de los sistemas de salud.

Para mantener el progreso, se requiere un panorama de investigación científica capacitado para desarrollar terapias de nueva generación y tratamientos combinados que no solo sean eficaces, sino también aceptables, viables y asequibles. El desarrollo de colaboraciones sólidas y ágiles entre personas con obesidad y comorbilidades, profesionales sanitarios, investigadores, la industria y los responsables políticos permitirá corregir el rumbo de las estrategias de innovación en tiempo real, garantizando que mantengan su impacto y respondan a las necesidades cambiantes. El ecosistema necesitará objetivos claros, integrados desde el diseño, y mecanismos de seguimiento transparentes, junto con plataformas interconectadas que faciliten el intercambio de datos y la difusión de las mejores prácticas para impulsar la mejora.

Las personas que viven con la enfermedad deben ser cocreadoras de sus propias trayectorias de salud, garantizando que los modelos de atención estén diseñados y centrados en la persona. Involucrar a las comunidades, los educadores, los medios de comunicación, los lugares de trabajo y la industria como socios igualmente responsables fomentará la responsabilidad colectiva y transformará las narrativas y los entornos sociales que sustentan la salud.

El progreso en todas estas áreas, coordinado para lograr un flujo circular de interconexión y amplificación mutua, requerirá un pensamiento político que reemplace la respuesta reactiva con una gobernanza ambiciosa, ágil y anticipatoria.

Si bien su contribución al establecimiento de las condiciones para el cambio es fundamental, la disponibilidad de terapias con GLP-1 también debe impulsar a la comunidad sanitaria mundial a construir el nuevo ecosistema necesario para ofrecer soluciones justas, integradas y sostenibles, adoptando la innovación farmacológica para lograr una transformación del sistema más amplia y holística.

La publicación de las directrices de la OMS marca un primer paso y, con ello, la OMS hace un llamamiento mundial a todos los Estados Miembros y otras partes interesadas para que unan sus fuerzas en un esfuerzo compartido para detener la trayectoria epidemiológica de la obesidad y las enfermedades no transmisibles asociadas y reiniciar el sistema.

Un sistema que, sobre todo, debe garantizar que los servicios para prevenir, tratar y controlar la enfermedad estén universalmente disponibles, accesibles, asequibles y sostenibles. El manejo eficaz y la reversión de la obesidad en todas las edades, con una intervención temprana y sostenida para reducir y posiblemente eliminar las comorbilidades relacionadas, es ahora una perspectiva realista. La forma en que las sociedades respondan a esta oportunidad determinará si este es realmente el comienzo de una nueva era más equitativa o una oportunidad perdida de registrar un éxito histórico en materia de salud mundial

Lecciones de Australia y Escocia: Eliminación del Cáncer Cervicouterino en Jóvenes mujeres.

Nota del blog:

La vacunación obligatoria en mujeres mayores de once años comenzó en Argentina en 2011, lo que asimilando la experiencia australiana, la incidencia tendría que disminuir a partir del 2028 en las mujeres por debajo de 25 años, para que desaparezca en ellas y año tras año sosteniendo la campaña de vacunación se tendría que ir viendo una mejora.

Pero la preocupación que expreso en términos académicos, y dentro del aula de gestión estratégica de sistemas de salud, es que de acuerdo a las estadísticas tanto de cumplimiento de la vacunación, como de incidencia de CA cuello uterino, tendrían que ser mejores, no en valores estables como los actuales. Integrando la lista importante de las oportunidades perdidas por nuestro sistema de salud. Que tiene la tendencia de no ir al terreno para evitar la continuidad en las infecciones prevenibles, por vacunación o por políticas de salud. Ahora esto dependerá pura y exclusivamente de las jurisdicciones provinciales. Lo que cristalizará las diferencias entre las jurisdicciones disminuyendo la posibilidad de convergencia entre CABA Y la PAMPA, con Formosa, Misiones y Chaco.

En el ámbito mundial, el CCU es el cuarto cáncer más frecuente en la mujer, con una incidencia estimada de 662.000 nuevos casos en 2022

En ese año, de las 348.000 muertes estimadas, más del 90% tuvieron lugar en los países de ingresos bajos y medianos. América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo con mayor incidencia y mortalidad después de África, donde la coinfección
con el VIH se traduce en un mayor riesgo poblacional que se suma a las deficiencias en el acceso a los servicios de salud (incidencia 15.1 y 26.4 por 100.000 y mortalidad 7,7 y 17,6 por 100.000, respectivamente). 1


A pesar de que podría prevenirse casi por completo con las tecnologías actualmente disponibles, en Argentina el CCU es el tercer tipo
de tumor más frecuente en mujeres, y el cuarto que más muertes
causa en esta población.

Se estima que cada año 4.500 nuevas mujeres son diagnosticadas y más de 2.100 fallecen a causa de esta
enfermedad. La tasa de mortalidad a nivel nacional en el año 2021 fue de7,4 defunciones por 100.000 mujeres.

La distribución de las tasas según provincia de residencia mostró importantes desigualdades.

Como se observa en el Gráfico, la mayor mortalidad se registró en Chaco (14,5/100.000 mujeres), seguida de la provincia de
Misiones (14,2/100.000) y Formosa (12,6/100.000). Por otro lado, las
jurisdicciones que presentaron las menores tasas ajustadas fueron
CABA (4,1/100.000 mujeres), Santa Cruz (4,6/100.000) y La Pampa
(4,9/100.000).

Tabla 1: Prevalencia de genotipos VPH en muestras de cáncer
cervicouterino en América Latina y el Caribe
Genotipo de VPH N° de pacientes % prevalencia IC 95%


En un estudio realizado posteriormente entre 2013 y 2018, se analizó la distribución de genotipos de VPH en mujeres latinoamericanas de 6 centros, uno de ellos situado en nuestro país. Se analizaron los tipos de virus infectantes según el tipo de lesión. El VPH 16 fue
el genotipo más frecuentemente encontrado en todos los grados
histológicos y aumentó con la gravedad de las lesiones, desde un
14.5% en NIC 1, 19.8% en NIC 2, 51.5% en NIC 3 hasta un 65.1% en CCU.
Los tipos de VPH de la vacuna nonavalente ocuparon los primeros
lugares en CCU, siendo los más dominantes el VPH 16 (65.1%) y el
VPH 45 (8.4%), seguidos de VP

En Argentina se observa una caída en la tasa de inmunizaciones de primer y segunda dosis en mujeres y hombres respectivamente de los valores observados antes de la pandemia.

Cobertura en 2024, como se observa la declinación es alarmante, que la posibilidad de erradicar este tumor, es ciertamente alejado, cada año que perdemos hay menos probabilidades que lo que se observa en Australia, lo podremos reflejar en Argentina.


Bianca Nogrady

Logotipo de Medscape Australia

5 de diciembre de 2025

Articulo.

Australia ha alcanzado un hito importante en la búsqueda de la eliminación del cáncer de cuello uterino, al registrar cero casos nuevos en personas menores de 25 años en 2021, un logro que se ha atribuido al programa nacional de vacunación contra el VPH.

El Informe de progreso sobre la eliminación del cáncer de cuello uterino de 2025 concluyó que la incidencia nacional de cáncer de cuello uterino en 2021 fue de 6,3 casos por cada 100.000 mujeres, una reducción respecto de los 6,6 casos por cada 100.000 de 2020, y un paso más hacia el objetivo de la Organización Mundial de la Salud para 2030 de menos de cuatro casos nuevos por cada 100.000 por año.

Sin embargo, las tasas de cáncer de cuello uterino fueron tres veces más altas entre las mujeres indígenas y dos veces más altas entre las mujeres que vivían en zonas remotas que entre la población general de mujeres.

Australia lanzó en 2007 un programa nacional de vacunación gratuita contra el virus del papiloma humano (VPH), que se estima causa alrededor del 99,7 % de todos los cánceres de cuello uterino a nivel mundial. Inicialmente, se dirigió a niñas de 12 a 17 años, pero posteriormente se amplió a mujeres de 27 años o menos. En 2013, los niños también pudieron vacunarse a través del programa de vacunación escolar.

El hecho de que hayamos tenido un año en el que ninguna mujer joven y su familia hayan tenido que pasar por eso es bastante notable.

Dra. Julia Brotherton, doctora en medicina

Si bien el cáncer de cuello uterino es relativamente raro en mujeres menores de 25 años, la médica de salud pública y epidemióloga Julia Brotherton, MD, PhD, de la Universidad de Melbourne, Melbourne, dijo que estaban en riesgo de contraer tipos de VPH particularmente agresivos que podrían convertirse rápidamente en cáncer.

Foto de Julia Brotherton
Dra. Julia Brotherton, doctora en medicina

Es realmente notable que hayamos tenido un año en el que ninguna joven ni su familia haya tenido que pasar por eso”, declaró Brotherton, quien participó en el informe, a Medscape News Australia . “Realmente hemos observado una caída drástica de la infección en jóvenes con esos tipos de VPH tan oncogénicos y tan dañinos, en particular el 16 y el 18”. Brotherton dijo que cuando se lanzó el programa de vacunación, alrededor del 20% de los jóvenes experimentaban infección con estos tipos altamente cancerígenos, mientras que ahora la incidencia es de alrededor del 1%.

«No tengo ninguna duda de que esto se debe a los notables efectos de la vacuna contra el VPH, y también es coherente con lo que han visto otros países que han tenido programas de alta adopción», dijo.

El programa nacional de vacunación de Australia utiliza una vacuna que protege contra nueve tipos de VPH, incluidos los tipos oncogénicos 16 y 18, responsables de alrededor del 70 % de todos los cánceres de cuello uterino. La prevalencia nacional de la infección por VPH 16 y 18 en mujeres y niñas de 25 a 74 años se redujo a tan solo el 1,4 % en 2024.

Pero no todo son buenas noticias. Si bien la tasa de vacunación entre las niñas menores de 15 años fue alta, con un 81,1 % en 2024, esa cifra es un 3,1 % inferior a la del año anterior y refleja un descenso continuo desde 2020. La tasa de vacunación también es menor entre las niñas indígenas y en zonas remotas.

“La mala noticia es que nuestra cobertura de vacunación está disminuyendo, lo cual es increíblemente decepcionante, pero probablemente se deba a múltiples factores”, dijo Brotherton, sugiriendo que la disminución se debe a una combinación de menor asistencia escolar, interrupciones en los programas durante la pandemia y la priorización de otras exigencias de la vida. “No todo se debe a la reticencia a vacunarse”, concluyó.

Australia también cuenta con un programa nacional de detección del cáncer de cuello uterino, que comenzó en 1991 con citologías vaginales y en 2017 se trasladó a la prueba quinquenal del VPH, incluyendo la opción de autodiagnóstico. Casi tres cuartas partes de las mujeres informaron estar al día con sus pruebas de detección en 2024, aunque esa cifra fue mucho menor en las mujeres de 25 a 29 años (50%), de 30 a 34 años (68%) y en las que viven en zonas desfavorecidas.

La mala noticia es que nuestra cobertura de vacunación está disminuyendo, lo cual es increíblemente decepcionante.

Brotherton

La microbióloga clínica y médica especialista en salud sexual Suzanne Garland, MD, directora del Centro de Enfermedades Infecciosas de la Mujer en el Royal Women’s Hospital de Melbourne, dijo que había estado esperando con gran expectación que se publicaran estos datos y que marcaban un hito «maravilloso».

Fotografía de Suzanne Garland
Dra. Suzanne Garland

“Una de las cosas notables de este informe es que, si se reduce la cantidad de virus infecciosos que circulan en la comunidad, claramente se reduce la enfermedad, incluso aunque esta tarde mucho tiempo en manifestarse”, dijo Garland, quien también participa en la investigación del cáncer de cuello uterino, a Medscape News Australia .

Si bien Australia cuenta con una vigilancia y una vinculación de datos bastante completas para el cáncer de cuello uterino, la detección del VPH y la vacunación, los datos sobre la incidencia del cáncer de cuello uterino tardaron algunos años en estar disponibles. «Estamos un poco lentos en recopilar todos los datos», afirmó Garland. «Sería bueno tenerlos al menos hasta 2024/2025, porque entonces podríamos ver un mayor impacto».

Si bien los hallazgos fueron bien recibidos, Garland afirmó que es importante estar alerta y recordar a la población que estas vacunas son seguras y eficaces. «Esperamos ser el primer país en lograr la eliminación, es decir, convertirla en una enfermedad rara con menos de cuatro casos por cada 100.000 habitantes», afirmó.

El estudio fue financiado por el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica de Australia. Garland declaró haber recibido financiación de dicho Consejo.

Dado que el VPH causa más del 99% de los cánceres de cuello uterino, la vacunación contra el VPH tiene el poder de eliminar el cáncer de cuello uterino. En 2007, Australia fue el primer país en introducir un programa nacional de vacunación contra el VPH que ofrecía vacunas gratuitas a niñas y mujeres de 12 a 26 años. En los primeros cinco años después de que comenzó el programa, ¡hubo una disminución del 77% en el número de mujeres de 18 a 24 años con infecciones por VPH!  Las lesiones cervicales precancerosas, que son células anormales que si no se tratan se convertirán en cáncer, disminuyeron en un 50% en mujeres jóvenes de 20 a 24 años en Australia entre 2006 (antes de la vacuna contra el VPH) y junio de 2017 (después de la vacuna contra el VPH). En 2013, el programa de vacunación contra el VPH se amplió para incluir a los niños . Gracias a este programa de vacunación, los datos muestran que Australia está en camino de eliminar el cáncer de cuello uterino para 2035. 

No hay casos de cáncer de cuello uterino en Escocia

Australia no es el único país que está experimentando el drástico impacto de la vacunación generalizada contra el VPH. En 2008, Escocia implementó un programa nacional de vacunación escolar que ofrecía la vacuna gratuitamente a niñas de 12 a 18 años. Este programa se amplió para incluir a niños en 2019. Desde 2008, no se han detectado casos de cáncer de cuello uterino en mujeres completamente vacunadas que recibieron la vacuna contra el VPH entre los 12 y los 13 años. Esto demuestra claramente el poder de la vacuna contra el VPH para prevenir el cáncer de cuello uterino.  

Repasando las recomendaciones de volumen mínimo de casos para cirugía compleja en la práctica contemporánea

Akash Kartik, MBBS1Zhi Ven Fong, MD, MPH, DrPH1Chee-Chee Stucky, MD et al

    JAMA 2025; 334; (21):1945-1948. doi:10.1001/jama.2025.17274

    La relación volumen-resultado informa las políticas que guían la cirugía oncológica compleja; históricamente, volúmenes de casos más altos se asociaron con una mejor mortalidad postoperatoria. 1 En consecuencia, varias organizaciones han respaldado recomendaciones de volumen mínimo de casos (MCVR) para procedimientos específicos. 2 Sin embargo, la mortalidad postoperatoria ha disminuido en las últimas dos décadas. 3 Esta tendencia pudo haber alterado la asociación volumen-resultado, cuestionando la relevancia de la MCVR en la práctica contemporánea.

    Métodos

    La Base de Datos Nacional del Cáncer, que recoge más del 70% de los cánceres incidentes en Estados Unidos, se utilizó para identificar pacientes sometidos a un procedimiento quirúrgico para cáncer localizado de esófago, gástrico, páncreas, hígado, pulmón o recto en estadios I a III en un hospital acreditado por la Comisión del Cáncer desde 2005 hasta 2019. 4 Excluimos la enfermedad en estadio IV y los centros sin informes continuos. Los hospitales se clasificaron en 2 grupos: cumpliendo o por debajo de los umbrales anuales recomendados de volumen de casos (≥20 para esófago, páncreas y gástrico; ≥40 para pulmón e hígado; y ≥16 rectal) según recomendó el grupo Leapfrog. La mortalidad de referencia a 30 días se definió como el valor del intersección de la tasa ajustada de mortalidad a 30 días para hospitales al volumen mínimo anual recomendado de casos para ese tipo de cáncer, incluyendo a todos los pacientes de 2005 a 2019. La regresión logística de efectos mixtos modeló la mortalidad a 30 días frente al volumen hospitalario, ajustada por edad, raza, comorbilidad, estado de seguro, estadio del cáncer, procedimiento quirúrgico y tipo de centro, con intercepciones aleatorias para tener en cuenta el efecto de agrupamiento. Se compararon los cambios temporales en las curvas volumen-resultado entre pacientes de 2005 a 2009 y de 2015 a 2019 evaluando el cambio en el volumen de casos necesario para cumplir con la mortalidad de referencia. Las tendencias en la mortalidad a 30 días entre hospitales inferiores y que cumplieron con MCVR se evaluaron utilizando un término de interacción entre volumen, grupo y año (Suplemento 1). Un P de 2 caras < 0,05 se consideró significativo. Los datos faltantes se excluyeron de los modelos. Seguimos la guía STROBE (Fortalecimiento de la Notificación de Estudios Observacionales en Epidemiología). Todos los análisis estadísticos se realizaron utilizando la versión 9.4 de SAS (Instituto SAS) y la versión 4.3.1 de R (Fundación R para Computación Estadística). Este estudio estuvo exento de la revisión por parte del comité de revisión institucional debido a datos des identificados.

    Resultados

    En total se incluyeron 840.292 pacientes. El porcentaje de hospitales que cumplieron MCVR osciló entre el 6,9% (esofágico) y el 26,9% (pulmón). Las tasas de mortalidad de referencia a 30 días en hospitales que cumplían con MCVR exacto fueron del 1,2% para rectal, 2,2% para esofágico y gástrico, 2,4% para hígado y pulmón, y 2,9% para cirugía pancreática. El volumen de casos hospitalarios que se cruza con la mortalidad de referencia a 30 días disminuyó significativamente en el grupo de 2015 a 2019 frente a 2005 a 2009: esófago, de 36 a 16; gástrico, 61 a 12; hígado, 99 a 29; páncreas, 39 a 12; y recto, 21 a 10. Esto fue impulsado por un desplazamiento hacia la izquierda en las curvas volumen-resultado, lo que indica una mayor mortalidad en volúmenes hospitalarios más bajos (Figura 1). Estas mejoras fueron mayores para los hospitales por debajo del umbral de MCVR en comparación con aquellos que cumplían con el umbral de MCVR, aunque estos últimos continuaron teniendo mejores resultados (Figura 2).

    Figura 1. Curvas volumen-resultado que representan la mortalidad ajustada a 30 días

    La línea azul representa la mortalidad a 30 días según las recomendaciones de volumen mínimo de casos (MCVR) para la cohorte de 2005 a 2019 y las líneas punteadas representan el cambio en el volumen de casos necesario para cumplir este estándar para el grupo 2005-2009 frente a 2015-2019.

    Figura 2. Mortalidad postoperatoria ajustada a 30 días

    Estratificado por hospitales por debajo del volumen anual recomendado de casos y los hospitales que se reúnen con los volúmenes anuales recomendados, con una comparación de tendencias a lo largo del tiempo usando un término de interacción para el grupo de volumen y el año para comparar las pendientes de las dos curvas.

    Discusión

    Los estándares actuales de volumen mínimo de casos para procedimientos quirúrgicos complejos, basados en estudios de resultados de volumen antiguo, no se alinean con la práctica contemporánea. Estos hallazgos demuestran que las curvas volumen-resultado han cambiado, necesitando menos casos para cumplir con el estándar de mortalidad a 30 días a lo largo del tiempo. Estos cambios son más pronunciados en hospitales por debajo de los umbrales de volumen, probablemente debido a la difusión de mejores prácticas como la adopción de protocolos de recuperación mejorados, técnicas mínimamente invasivas, iniciativas de mejora de la calidad y el énfasis en una cultura de seguridad del paciente. Aunque los hospitales de alto volumen siguen mostrando mejores resultados, las diferencias entre los hospitales por encima y por debajo del MCVR se han reducido. Estos hallazgos sugieren que, aunque el volumen sigue correlacionándose con mejores resultados, esta asociación ha evolucionado en la práctica contemporánea debido al desplazamiento hacia la izquierda en las curvas volumen-resultado. Es necesaria una reevaluación de la MCVR para alinearse con la práctica quirúrgica contemporánea. 5 El énfasis continuo en la regionalización,6 que propone trasladar toda la cirugía compleja a hospitales que cumplan con MCVR, no está respaldado por nuestros datos. Esta política no solo corre el riesgo de agravar las disparidades en el acceso, sino que tampoco aborda cuestiones como la fragmentación de la atención y la elección del paciente. La actualización del MCVR podría permitir que más hospitales alcancen los umbrales de volumen y promuevan un acceso equitativo a la atención manteniendo resultados quirúrgicos de alta calidad. Las limitaciones incluyen que los datos utilizados para eran retrospectivos y demuestran asociaciones, no causalidad, y no fue posible evaluar los cambios en el MCVR específico del cirujano dadas las limitaciones de la Base de Datos Nacional de Cáncer

    Trayectorias del uso de redes sociales y rendimiento cognitivo en adolescentes

    Jason MNagata, MD, MSc; Zain Memon; Oliver Huang; Megan A. Moreno, MD, MSEd, MPH

    Nagata JM, Wong JH, Kim KE, et al. Social Media Use Trajectories and Cognitive Performance in Adolescents. JAMA. 2025;334(21):1948–1950. doi:10.1001/jama.2025.16613

    Las redes sociales son un aspecto cada vez más importante en la adolescencia temprana, y las trayectorias de uso se han correlacionado con resultados psicosociales negativos. 1,2 Los estudios sobre la relación entre el tiempo total frente a la pantalla y el rendimiento cognitivo en personas de 9 a 11 años según el estudio Adolescent Brain Cognitive Development (ABCD) han mostrado resultados dispares. 3,4 Sin embargo, a diferencia del tiempo pasivo frente a pantalla, el uso de redes sociales suele implicar actividades interactivas, personalizadas y cognitivamente exigentes, aunque hay escasez de estudios que hayan analizado las asociaciones entre patrones longitudinales distintos de uso de redes sociales y múltiples dominios del funcionamiento cognitivo.

    Este estudio examinó la relación entre los patrones longitudinales de uso de redes sociales y el rendimiento cognitivo dos años después en una muestra nacional diversa de adolescentes tempranos. La hipótesis del estudio era que un mayor uso de redes sociales estaría asociado con un menor rendimiento cognitivo.

    Métodos

    Los datos recogidos prospectivamente del estudio ABCD se analizaron en 3 puntos temporales: línea base (2016-2018, edades 9-10 años), año 1 (2017-2019) y año 2 (2018-2020). La aprobación del comité de revisión institucional se obtuvo de la Universidad de California, San Diego, y de cada centro de estudio. Se obtuvo consentimiento informado por escrito y consentimiento de los tutores y de los niños, respectivamente.

    Las trayectorias del tiempo en redes sociales (horas por día) desde la línea base hasta el segundo año se determinaron utilizando modelado de trayectorias basado en grupos (eMethods en el Suplemento 1). Este modelado caracterizó patrones distintos de uso de redes sociales a lo largo del tiempo. El rendimiento cognitivo se determinó utilizando la batería de cognición de la caja de herramientas de los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Múltiples análisis de regresión lineal con errores estándar robustos estimaron la asociación entre las trayectorias de las redes sociales y las puntuaciones de rendimiento cognitivo del segundo año (5 subpruebas y compuesto). Los modelos ajustaron por variables basales como edad, sexo, raza y etnia, ingresos familiares, educación de los padres, síntomas de déficit de atención/hiperactividad, síntomas de depresión, puntuación cognitiva basal respectiva, otros tiempos frente a pantalla y lugar del estudio. Los análisis se ponderaron para aproximar la Encuesta de la Comunidad Americana según el Censo de EE. UU.

    Resultados

    En la muestra analítica de 6554 adolescentes, el 51,1% eran hombres y el 48,9% mujeres. Surgieron tres grupos de trayectoria entre los 9 y 13 años: nulo o muy bajo uso de redes sociales (57,6%, +0,3 h/d a los 13 años), bajo aumento del uso de redes sociales (36,6%, +1,3 h/d) y alto aumento del uso de redes sociales (5,8%, +3,0 h/d) (Figura). Los siguientes hallazgos son comparaciones con el grupo de referencia, uso nulo o muy bajo de redes sociales. El bajo uso creciente de redes sociales se asoció con puntuaciones de rendimiento más bajas (diferencias negativas en la media) en el Oral Reading Recognition Test (ORRT) (−1,39 [IC 95%, −2,10 a −0,68]), Picture Sequence Memory Test (PSMT) (−2,03 [IC 95%, −2,91 a −1,15]), Picture Vocabulary Test (PVT) (−2,09 [IC 95%, −2,78 a −1,41]) y puntuación compuesta total (−0,85 [IC 95%, −1,30 a −0,40]) (Tabla). El alto aumento del uso de redes sociales se asoció con un peor rendimiento en el ORRT (−1,68 [IC 95%, −3,08 a −0,28]), PSMT (−4,51 [IC 95%, −6,48 a −2,54]), PVT (−3,85 [IC 95%, −5,34 a −2,37]) y puntuación compuesta total (−1,76 [IC 95%, −2,72 a −0,81]).

    Figura. Trayectorias del tiempo en redes sociales por

    Mesa. Puntuaciones de funcionamiento cognitivo a lo largo de las trayectorias de redes sociales (edades de 9 a 13 años) en el Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente (N = 6554)a

    Trayectoria del tiempo en redes sociales
    Uso nulo o muy bajo, media no ajustada (SD)Media baja y creciente (DS)Media alta y creciente (DS) no ajustada
    Prueba de flanqueador97.6 (14.2)95.4 (14.0)94.3 (14.6)
    Reconocimiento oral de lectura103.5 (16.9)99.4 (15.9)96.7 (14.1)
    Memoria de secuencias de imágenes108.2 (16.2)104.7 (16.5)100.3 (16.1)
    Velocidad de procesamiento por comparación de patrones108.3 (20.8)107.8 (20.7)106.9 (21.3)
    Vocabulario de las imágenes106.3 (15.6)99.6 (14.6)94.8 (14.4)
    Puntuación total combinada104.8 (10.6)101.4 (10.4)98.6 (10.4)
    Media ajustada (IC 95%)Media ajustada (IC 95%)Media ajustada (IC 95%)
    Prueba de flanqueador96,9 (96,4 a 97,4)96.2 (95.7 a 96.8)96.0 (94.3 a 97.7)
    Reconocimiento oral de lectura102.2 (101.8 a 102.7)100.8 (100.3 a 101.3)100.5 (99.3 a 101.8)
    Memoria de secuencias de imágenes107.5 (106.9 a 108.0)105.4 (104.8 a 106.1)103.0 (101.1 a 104.8)
    Velocidad de procesamiento por comparación de patrones107.7 (107.0 a 108.4)108.4 (107.5 a 109.2)109.3 (107.1 a 111.6)
    Vocabulario de las imágenes104.2 (103.8 a 104.6)102.1 (101.6 a 102.6)100.3 (98.9 a 101.7)
    Puntuación total combinada103.6 (103.3 a 103.9)102.8 (102.4 a 103.1)101.8 (de 101.0 a 102.7)
    Diferencia en la media (IC 95%)Diferencia en la media (IC 95%)Valor PDiferencia en la media (IC 95%)Valor P
    Prueba de flanqueador[Referencia]−0,67 (−1,45 a 0,11).09−0,90 (−2,72 a 0,92).33
    Reconocimiento oral de lectura[Referencia]−1,39 (−2,10 a −0,68)<.001−1,68 (−3,08 a −0,28).02
    Memoria de secuencias de imágenes[Referencia]−2,03 (−2,91 a −1,15)<.001−4,51 (−6,48 a −2,54)<.001
    Velocidad de procesamiento por comparación de patrones[Referencia]0,65 (−0,48 a 1,78).261,61 (−0,75 a 3,98).18
    Vocabulario de las imágenes[Referencia]−2,09 (−2,78 a −1,41)<.001−3,85 (−5,34 a −2,37)<.001
    Puntuación total combinada[Referencia]−0,85 (−1,30 a −0,40)<.001−1,76 (−2,72 a −0,81)<.001

    Discusión

    Este análisis encontró que tanto el bajo como el alto aumento en el uso de redes sociales durante la adolescencia temprana se asociaron significativamente con un menor rendimiento en aspectos específicos de la función cognitiva, lo que respalda un hallazgo previo de que un mayor tiempo frente a la pantalla se asociaba negativa, aunque débilmente, con el rendimiento cognitivo adolescente. 5 En general, las diferencias en las puntuaciones medias fueron pequeñas en comparación con la desviación estándar del NIH Toolbox de 15. La literatura previa ha planteado la hipótesis de que el uso de redes sociales sustituyendo más actividades educativas o tareas escolares podría explicar la asociación entre el uso de redes sociales y un menor rendimiento cognitivo. 6 Las asociaciones específicas entre el aumento del uso de redes sociales y el peor rendimiento en el ORRT y el PVT, que evalúa el conocimiento almacenado del lenguaje, apoyan esta hipótesis. El hallazgo de que incluso niveles bajos de exposición temprana a las redes sociales en la adolescencia se relacionaban con un menor rendimiento cognitivo puede sugerir un apoyo a restricciones de edad más estrictas. Las limitaciones de este estudio incluyen datos autoinformados de redes sociales, posibles confusión residual y un diseño observacional que impide inferir que las trayectorias de las redes sociales causan un peor rendimiento cognitivo.

    Futuros estudios deberían examinar cómo se relacionan plataformas y contenidos específicos de redes sociales con los resultados cognitivos.

    Gestión y Economía de la Salud

    Producir información, conocimiento y discusión sobre gestión sanitaria y economía de la salud

    Saltar al contenido ↓